Entregando a mi esposa al placer (Parte I)

Estábamos en busca con mi esposa de nuevas experiencias eróticas y sexuales, pensábamos entre los dos, que podríamos hacer para pasar una noche súper excitante, caliente, donde el placer y el deseo lleguen hasta el límite de lo imaginable, donde las fantasías se terminen resumiendo en una hermosa realidad, y toda la libido pueda desarrollarse en su plenitud.

Se me había ocurrido una hermosa puesta en escena, pero necesitaba de toda la ayuda de mi esposa. Pues ella, y solo ella, podría desarrollar el papel protagónico que había imaginado.
Ese mismo día le conté que ya tenía la fantasía a cumplir lista, pero necesitaba saber si ella, estaba dispuesta a seguir al pie de la letra mis reglas.
Intrigada por mi comentario, obviamente me pregunto cuales eran las condiciones a seguir.

A continuación pasé a detallarle diversas consideraciones que debía aceptar. La primera fue que debía confiar plenamente en mí, porque esa sería la manera de poder llevar adelante lo que vendría. La segunda fue que todo lo que iba a suceder esa noche estaba bastante planificado para que su placer y el mío sean disfrutables en extremos y la tercera consideración fue que todo debía hacerse como yo lo había ideado, con la salvedad de ciertos límites que ella tenía la opción de poner.

Mucha fue la intriga que le generó lo que le conté, pero sin pensarlo demasiado acepto ponerse en mis manos para pasar una noche hermosa, llena de erotismo y lujuria.

Me preguntó finalmente cuales eran esos límites que ella podía poner, y a continuación le hice algunas preguntas donde sus respuestas marcaban esas líneas que no debían cruzarse.

Lo primero que averigüé es si estaba dispuesta a quedarse con semen en la boca y en el cuerpo. Su respuesta después de unos segundos, fue que sí, que no tenía problemas en hacerlo. Luego le pregunté si sería capaz de aceptar, en caso que alguno quisiera, sexo anal sin preservativo y con acabadas dentro de su ano. Su respuesta nuevamente fue positiva, explicándome que eso era algo que le generaba extremas fantasías. Por último le pregunte si ella quería poner algún límite a una noche que seguramente sería desenfrenada y ardiente. Solo me contestó que confiaba en mí para todo lo que se iba a hacer, y que se ponía enteramente a mi disposición.

Ante esta situación, me encargue de buscar entre mis amigos y personas conocidas, a cinco de ellos. Cinco personas que yo sabía que mi esposa no tendría ningún problema en cogerse ni en ser cogida por ellos.
Una vez resuelta esa situación, y confirmada la presencia de los cinco invitados para el sábado a la noche, compré todo lo que creía necesario para llevar a cabo la situación imaginada, ahora solo restaba esperar que llegara el día.

Le comenté a mi esposa que la fantasía comenzaría el sábado cerca de la medianoche, por lo que teníamos tiempo de descansar, y luego cenar, preferiblemente temprano, así lo hicimos, luego de cenar tomamos un baño, y luego se dedicó a maquillarse, perfumarse y estar lista para la hora establecida, yo mientras tanto, luego del baño, comencé a preparar algunos tragos.

Luego de arreglarse, y viendo que no había mayores preparativos para la jornada, ni sucedía nada anormal que motivara todas mis preguntas y mis observaciones, intrigada me pregunto si debía cambiarse.

Le dije que esperara un momento, y luego de terminar los tragos, me acerque hasta la habitación, donde ella estaba, y le pedí que me siguiera hasta el comedor, que ahí tenía todo preparado para la ocasión.

Totalmente intrigada, caminó completamente desnuda junto a mí.

En el living comedor, se sorprendió al ver todo lo que había preparado para la fantasía que comenzaría en poco más de media hora. Los sillones estaban puestos de tal manera que todos observaban hacia la mesa, las sillas ya no estaban y en cambio allí había unas banquetas donde estaban distintas bebidas alcohólicas listas para servirse en los respectivos vasos, una bandeja pequeña plateada llena de diversos preservativos y otra, de similares características, llena de guantes de latex y al lado de ella un frasco de boca ancha lleno de gel íntimo.

Pude ver en su cara un gesto de extrañeza y excitación, y no me prive de disfrutarlo. Luego le entregue una caja para que abriera y le dije que debía vestirse con lo que había adentro.

Lo abrió y descubrió un conjunto de ropa interior con portaligas y medias muy sensuales, todo en color negro. En pocos minutos estaba completamente vestida, y debo confesar, muy hermosa y sensual.

Viendo que la hora se acercaba, le di la última caja para abrir, y acomode entre la mesa y los sillones, una silla que la ubique mirando a estos últimos. Mientras yo terminaba de hacer esto, ella sacaba de la caja una cinta negra de raso, de casi un metro veinte de largo por quince centímetros de ancho y una soga cortada en varias partes.

Sorprendida por la situación, y con su excitación en aumento, le di un beso en su boca, y mis manos acariciaron todo su cuerpo, y le dije…. Es la última vez que nos vamos a ver… solo cuando termine esta noche y la fantasía, volveremos a vernos.

Acto seguido, vendé sus ojos con la cinta de raso, le pedí que se sentara cómodamente en la silla y luego con la soga le até las manos y las piernas a la misma, de tal manera que sus piernas quedaran abiertas y sus manos en la espalda.

Una vez terminado este momento, me fije la hora y le avisé que ya era el tiempo en que empezaría la fantasía.

Me comentó, que estaba totalmente excitada, mojada, ansiosa y caliente. Me dijo que era lo más sensual, perverso y lujurioso que había podido imaginar. Por último me comentó que si bien no tenía ni idea de lo que sucedería en unos minutos, estaba dispuesta a no desaprovechar la oportunidad de disfrutar al máximo lo que vendría.

Sus palabras se vieron interrumpidas por un mensaje de texto que sonó en mi celular, donde mis cinco invitados me avisaban que estaban llegando a la puerta de casa, y al momento de terminar de leerlo, sentimos que el timbre sonaba.

Le dije a mi esposa, la fantasía acaba de comenzar….

Me contestó… “me encanta, gracias por lo que me vas a regalar, te amo…”

En la segunda parte de la historia, les cuento lo que sucedió a continuación…

2 comentarios - Entregando a mi esposa al placer (Parte I)

campodonico33
muy bueno capo , espero la segunda parte