La Puta de Karmen 2

Hombres, todavía no se vengan, que falta la parte divertida, disfruten como sigue follando como puta.

A la mañana siguiente, nos despertamos entre risillas, viendo como habíamos dejado la cama durante la noche, absolutamente nada estaba en su lugar, nuestra ropa había volado a los rincones más recónditos de la recamara, incluso habíamos movido la cama unos 20 centímetros de donde estaba; los dos estábamos bañados en los jugos sexuales del otro y en el sudor de ambos, completamente desarreglados.
Me puse la ropa de la noche anterior, aun manchada de los jugos del coño de Karmen, y salí a la cocina por algo de desayunar, en donde encontré una nota de mi padre. “Les dejé un poco de desayuno en el comedor, arréglense y cuídense, vuelvo a las 10 de la noche. P.D., dicen los vecinos que hacen bastante ruido, solo limpien bien cuando terminen.”
Divertido por la nota, la dejé en la mesa, y llevé a mi cuarto los dos platos con pan tostado que dejó mi padre. Cuando llegue, tuve que reaccionar rápido para no tirar los platos de la grata sorpresa que me lleve; Karmen estaba arreglando mi cama, dentro de lo posible, vistiendo una de mis camisas, y unas diminutas tangas completamente escondidas por sus pompas; aunque no me había visto entrar, meneaba la cola al ritmo de una melodía que tarareaba como si realmente estuviera follando. Tan sigiloso como pude, dejé los platos en un tocador, y me acerqué a ella, abrazándola por la espalda por sorpresa, mientras que agarraba sus dos pechos firmemente y le hundía la cara en el cuello.
Su reacción inmediata fue un pequeño grito de sorpresa, mientras su cuerpo se sacudió un poco, acto seguido por un gemido de placer. – No pierdes nada de tiempo, ¿verdad? – me dijo mientras me volteó a ver, y una de sus manos viajó hasta mi entrepierna, sujetando mi erección.
No pasó mucho tiempo para que nuestra ropa quedara en el suelo una vez más, y ella cabalgándome con energía perfectamente renovada, mientras que mis labios succionaban ferozmente sus pechos, mis manos entraban con fuerza en su ano, y ella solo gritaba de placer, hasta que terminamos eyaculando 3 veces cada uno; luego, fui por los platos que había traído, los puse en la cama y empezamos a desayunar, justo cuando “incidentalmente”, Karmen dejó caer un poco de mermelada sobre sus pechos, yo reí ligeramente, y dejé mi desayuno al lado, mientras me disponía a lamber la mermelada caída, mientras que con una mano pellizqué un poco sus pezones, los cuales estaba ya chupando y mordiendo instantes después.
Mientras estaba ocupado “limpiando”, sentí como un poco de mermelada caía en la cabeza de mi pene en ascenso, yo me aparté un poco para dejar paso a sus manos que me agarraron por los huevos, y su boca se dispuso de inmediato a tomar mi miembro entero, llegando sin problemas hasta su garganta, cosa que me hizo soltar un pequeño gemido; acto seguido, sentí como empezaba a mover su cabeza atrás y adelante, mientras que con su lengua jugueteó constantemente con la cabeza de mi miembro, y sus manos a su vez apretaban un poco mis bolas por simple diversión.
-¿Quieres terminar adentro? – le pregunté cuando sentí que mi verga se ponía más dura.
-Anoche te dije que quería mas, y no me lo diste- dijo mientras me masturbaba con ambas manos – dame todo lo que tengas.
Y mientras lo volvía a meter entero en su boca, se sacudió fuertemente a forma de hacerme venir una vez más. Cuando estuve a punto de terminar, sujeté su cabeza con mis dos manos, para evitar que se fuera a mover, y metí mi verga todo lo que pude hasta su garganta, donde eyaculé. Cuando la solté, me dejó salir un poco, pero aun mantenía la mitad superior de mí verga en su boca, donde seguía captando los fluidos que dejara salir. Cuando me soltó, se sentó en la cama junto a mí, exponiendo sus maravillosos pechos, mientras tomaba lo que le quedaba de desayuno, y soltaba todo el semen que traía en la boca en su pan.
- Sabes – le dije, mientras comía alegremente su desayuno con mi leche – creo que deberíamos irnos a bañar.
-¿Tanta prisa tienes?- me preguntó, limpiando un poco de semen que tenía en los dedos- ¿No puedo tomar un vaso de leche antes, por favor?
-¿Quieres un vaso o la tomarás así? – le pregunté un poco sarcástico, mientras con mis dedos la masturbaba.
-Vamos por un vaso – me dijo, mientras ella misma me empezó a masturbar, solo para garantizarse una erección. Justo entonces, cuando estaba cerca de eyacular una vez más se levantó de la cama riendo, mientras que iba exponiéndome su magnífico trasero, meneándolo hasta llegar a la cocina.
La seguí, tranquilo, pero ciertamente excitado; cuando llegué a la cocina la vi de puntillas, tratando de alcanzar una de las repisas superiores (donde estaban guardados los vasos); estaba exponiendo su cuerpo, completamente desnudo, mientras que su posición resaltaba otro poco sus pechos y su trasero, perfectamente redondos. Me coloqué detrás de ella, asegurándome que supiera que estaba allí, mientras que alargaba un brazo para tomar un vaso sin problemas, mientras mi miembro, bastante grande y a punto de explotar, entraba de lleno en su coño desde atrás.
Karmen gimió sin intención alguna de ocultarlo, mientras que con una mano guiaba una de mis manos a sus pechos, con la otra mano ponía el vaso justo debajo de su coño, que ya goteaba un poco de lo que había adentro. Su coño ciertamente ya no estaba tan apretado como antes, pero aun así se encerraba alrededor de mí verga fuertemente, como si no la quisiera dejar salir, tal como mis manos hacían con sus pechos, que una vez más empezaban a gotear un poco de leche.
Justo cuando estuve por terminar, una de mis manos, mojada de su leche, fue a su boca pervertidamente, mientras que con la otra empecé a pellizcar de a poco su clítoris; y justo cuando estaba en eso, Karmen eyaculó fuertemente, chorreando bastantes de sus jugos en el vaso. Una vez que terminó, saque mi verga de su coño, sin darme cuenta que yo mismo también eyaculé dentro de ella, y mi semen ahora estaba cayendo de lleno en el vaso. Sin moverme de donde estaba, la empecé a masturbar, para sacar bien todo el semen que hubiera adentro y dejar que cayera en el vaso. Una vez que me di por terminado me fui a sentar a la sala, a pesar de que sabía que la ventana daba una buena vista a la calle y que cualquiera podría verme, pero no me importó mucho, para estas alturas todos en la cuadra sabrían que estábamos haciendo.
-Cielo – me dijo Karmen, mientras se acercaba con el vaso en la mano -, el vaso no está lleno. Incorporé un poco la cabeza para ver hasta donde se lleno el vaso; el vaso era de unos 250 ml, y yo había eyaculado lo que imagino que eran 10 o 15 ml.
-Dudo mucho poder llenar siquiera la mitad del vaso- le dije, mientras dejaba caer los brazos a mis lados.
-Anoche viniste cerca de 15 veces, suficiente para llenar dos vasos de estos, puedo asegurarte que con solo eso –dijo mientras apretaba sus pechos- puedo lograr que eyacules para llenar el vaso a la mitad.
Sin que le contestara siquiera, dejó el vaso en el suelo, junto al sillón donde estaba, mientras se hincaba frente a mí, y enterraba mi verga entre sus pechos. A pesar de haberlos masajeado y probado tantas veces hasta ahora, no me había dado cuenta de lo deliciosamente suaves que eran, moldeándose perfectamente alrededor de mi verga, a la vez que su calidez me hacía excitarme todavía más. Mientras que sus pechos me enloquecían de a poco, mi erección creció lo suficiente para que la cabeza de mi miembro sobresaltara un poco de sus pechos; cosa que ella misma notó, y al cabo de unos segundos tenía en su boca. No pasó mucho tiempo antes de que volviera a eyacular, esta vez en su boca; una vez que terminó de vaciarlo en el vaso, prosiguió con el mismo método, moviéndose más rápido que la vez anterior, aunque su boca no me tocó esta vez.
-Dame más- me dijo, mientras me volteó a ver desde abajo –quiero más leche para tomar –y sus manos apretaron todavía más sus pechos contra mí, mientras que me sentí cerca de eyacular otra vez, aunque ya me cansaba un poco. Al poco tiempo de su insistencia, volví a eyacular, pero aunque fue bastante semen, ciertamente le tomó bastante tiempo en salir.
-Está muy denso - dijo Karmen, mientras exprimía mi verga con sus manos todo lo posible en el vaso –creo que ya han sido bastantes rondas, ¿verdad?
-Nunca había eyaculado más de 3 veces en un plazo de 24 horas, y creo que llevo cerca de 20 en 11 horas. Creo que si me haces eyacular una vez más me quedaré sin una gota de semen en el cuerpo.
Instantes después de que dije la última oración, me di cuenta del grave error que cometí al decirlo, yo sabía que Karmen tenía dos características muy fuertes; por un lado, es extremadamente curiosa, y por otro lado, muy orgullosa, y el peor error que puedes cometer con ella es retarla a algo. Y parece ser que me tomó a reto lo que le dije.
Antes de que me diera tiempo de siquiera acomodarme en el sillón, se me montó de inmediato, tragándome completo en un beso, mientras que su coño empapado se restregaba felizmente contra mi verga, y sus dos manos asfixiaban la cabeza de mi pene, y sus pechos se embarraban en mi pecho, de forma que sus pezones bailaban con los míos. No paso mucho tiempo para que mi verga comenzara a palpitar, como diciendo que ya faltara poco, cosa de lo que ella se dio cuenta; se zafó de nuestro beso y de casi toda la escena, exceptuando que una de sus manos aun me tenía firmemente agarrado, mientras que con la otra alcanzaba el vaso, que ya tenía una cantidad considerable de semen. Mientras con una mano sujetaba el vaso de forma que captara todo lo que eyaculara, con la otra me masturbaba fervientemente, hasta que eyaculé una vez más.
-Ahora – dijo maliciosamente, mientras lambia uno de los bordes del vaso, manchado de semen -, vamos a ver cuanto queda – dijo mientras que agarraba mi verga una vez más, ya roja de tanto trabajo. Aunque estaba algo flácida, la metió completa en su coño, esta vez dándome la espalda, recargándose en sus propias rodillas. A pesar de que estaba algo cansado, aproveché la posición en la que estaba sentada para agarrarle las tetas, cosa que de inmediato agradeció abiertamente, acostándose sobre mi y moviéndose más rápido.
-Creo que estoy seco – le dije, un tanto entre jadeos, al cabo de un rato en que me estuvo cabalgando.
-¿Necesitas algo que te excite más? – preguntó, mientras su mano jugaba un poco con mi verga, aun dentro de ella.
-Es posible, más me da curiosidad de que tienes en mente.
Me sonrió, mientras que se levantó de mi regazo y se encaminó a la cocina. Al cabo de unos momentos, regresó vestida con solamente un delantal, y cargando unas cuantas cosas en las manos. Cuando se acercó, tomó primero un plato con trozos de chocolate y un bote de jarabe de chocolate, embarrando un poco del jarabe sobre mi pecho. Una vez que se dio por terminada, se sentó encima de mí, y empezó a restregar el jarabe con una fresa que había traído entre sus pechos, justo mientras sentía que algo más, cálido, se embarraba en mi verga. Cuando se incorporó, aun sin permitirme indagar que había en mi propio miembro, me di cuenta que ponía los pedazos de chocolate sobre sus pechos, que terminó coronando con un poco de crema batida y una fresa.
-¿Quieres comer antes el pastel? ¿O prefieres que yo coma un poco antes?
-Tienes cara de que quieres comer – respondí. Justo después de eso, se incorporó de mí, hincándose a mi lado y tomando mi verga. Justo antes de que la metiera en su boca, pude apreciar cómo había un poco de licor de café derramada en la punta. Mientras Karmen ocupaba su boca con mi miembro, se las arregló para hacer que me acostara en el sillón, primero no pareció que hubiera mucha razón, hasta que se acostó sobre mí, enseñándome su coño y su trasero, perfectamente abiertos, y en su coño, ligeramente atorada una fresa, de la cual solo se alcanzaba a ver la coronilla. Tomé el tallo de la fresa con la punta de mis dedos, y en lugar de sacarla para sustituirla con mi propia lengua, la empecé a meter y sacar rápidamente, mientras que dos dedos de mi otra mano iban directo al fondo de su ano. Karmen jugaba con mi verga dentro de su boca, bailándola con su lengua, dándole pequeños mordiscos y masturbándola con sus labios y sus manos, mientras que yo la seguía penetrando con mis dedos y una fresa, la cual no tarde en sustituir con mi lengua; y justo mientras estaba en eso, sentí como mi verga entraba de lleno en algo más, algo frio, pero Karmen me obligó a mantener todo el interés posible en su coño.
Al cabo de unos instantes, sentí como Karmen se empezaba a levantar, aunque la misma sensación fría seguía en mi miembro, ahora moviéndose. Una vez que Karmen quedo a un lado del sillón pude apreciar un tubo alrededor de mi verga, la cual masturbaba Karmen con cierto énfasis. Lo que sea que fuera el tubo, era un tanto frío, pero suave por dentro, con algunos pequeños bultos que me excitaban todavía más, casi como el interior de su vagina. Mientras que me masturbaba, se soltó el delantal de arriba, exhibiendo sus pechos, derramados del chocolate y la crema batida un tanto revueltos, también embarrados en mí estomago.
-¿Te gusta mi juguete?-preguntó mientras me seguía follando con su tubo – me lo regalo una amiga, dijo que te gustaría.
-La verdad si - le respondí, acomodándome en el sillón – aunque me gustas más tu.
Riendo, y casi como si se lo hubiera pedido, sacó mi verga del dichoso “juguete”, y se montó sobre mí, mientras me acercaba sus pechos a mi cara. Sin preguntar ni esperar, comencé a comer del pastel que me ofrecía, mientras ella metía mi miembro en su coño, bastante jugoso para el momento. Bastante más excitado y renovado, empecé a penetrar con fuerza Karmen, mientras me ocupaba bastante en jugar y comer sus pechos, mientras que ella hacía todo por movernos aun más. Conforme pasaron unos minutos, cuando estaba cerca de terminar dentro, ella se empezó a mover todavía más rápido, hasta el punto en que ambos terminamos debajo del sillón, ella debajo de mi, cosa que aproveché para embestirla con todo lo que tenía, hasta el punto en que eyaculé adentro de ella mucho más de lo que había eyaculado hasta entonces.
Una vez que salí de su coño, aun eyaculando, su primera reacción fue alargar el brazo para tomar el vaso, en el cual me dejé vaciar, y donde luego le ayude a vaciar todo el semen que chorreaba de su coño.
-Listo entonces, a desayunar – le dije, ofreciéndole el vaso casi lleno con mi semen. Casi sin decir nada, de inmediato me quitó el vaso de las manos, y con una mirada tremendamente seductora, sentándose junto a mí, comenzó a tomar vigorosamente de mi semen (mezclado con sus jugos y saliva), exponiéndome sus espectaculares pechos. Sin esperar siquiera a que terminara, comencé a pellizcar un poco sus pezones, mientras que ella me masturbaba con una mano.
Poco antes de que terminara su bebida, decidí levantarme, -Ya es tarde, y hace falta bañarnos – le dije, mientras me dirigí a mi cuarto por mis cosas, así como al poco tiempo la escuché llegar. Unos momentos más tarde, ya estábamos los dos en la regadera, con mi verga tan dura como toda la noche entre sus pechos, mientras ella me miraba desde abajo, todavía sucia de semen en los labios.
-Sigues muy duro – me dijo – y es inconcebible que te deje así, así que no salimos de esta regadera hasta que hayas vaciado todo tu semen en mi vagina, ¿entendiste?
-Muy claro - le dije, mientras que la veía sacudir sus pechos hacia abajo y arriba, incitándome a eyacular en menos de lo que les cuento. Cuando terminé de eyacular, Karmen se levantó, con mi semen chorreándole de los pechos, mezclándose con el agua que caía, mientras me ponía una pierna alrededor de la cadera, mientras que yo, con mis manos agarrando firmemente sus enormes pompas, la jalaba más cerca de mí, metiéndole hasta el fondo de su vientre mi verga, y planchándola contra una pared.
La comencé a sacudir contra la pared, así como la tenía, mientras que mordía frenéticamente sus pechos, y ella a su vez aullaba como perra de placer, arañándome una vez más la espalda. Con ese ritmo, no solo mi verga creció (según lo que ella gritó) casi la mitad de su tamaño, si no que eyacule bestialmente dentro de ella, y aún así, con la experiencia ganada durante la noche, seguí embistiéndola contra la pared. Logre que eyaculara muy fuertemente, salpicando la regadera completa, cuando le metí dos dedos en la vagina, además de mi verga, y al seguir bombeando, ella siguió eyaculando con cada golpe que yo daba; pasaron al menos 15 minutos y ella no dejaba de chorrear sus propios líquidos, hasta que yo volví a eyacular. Casi sin fuerzas, deje de moverme, y estuve a punto de salir, cuando Karmen me abrazó con las dos piernas, y sin darme tiempo casi de reaccionar, termino montándome en el piso, aun chorreando como loca de su vagina, siguió bombeándome, mi verga me ardía terriblemente, y ahora tampoco yo deje de chorrear, cosa que la impulso a moverse aún más rápido, y a obligarme a masajear sus pechos salvajemente. Cuando me lo permitió, después de haber eyaculado al menos 2 minutos seguidos, solté uno de sus pechos, para buscar un zacate (de mango duro y largo, con pequeñas bolitas a lo largo para que no se resbalara), cuyo mango le metí en el ano, con lo que la hice eyacular todavía más, y la hice gritar aún más fuerte.
Casi como era de esperar, ya había sido demasiado para ella, pero a mí ya no me importaba. Había dejado de eyacular, y aunque mi verga seguía dura como granito en su coño, ya no me ardía ni dolía, o solo había olvidado el dolor.la voltee en el suelo de la regadera, y comencé con todas mis fuerzas a embestirla, mientras que también la violaba por detrás con el zacate. Aunque estaba casi desmayada y me pedía que parara, eso me excitaba todavía más; me puse a morder y chupar sus pezones, que estaban empezando a chorrear semen de todo lo que le había metido. Al cabo de un rato de penetrarla así (después de que sus suplicas de que parara se convirtieron en gritos para que siguiera) la hice eyacular una vez más, aunque esta vez su orgasmo fue tal que sus convulsiones me hicieron otra vez eyacular, y después salir de su vientre. Cuando le saqué el palo del trasero, me di cuenta que se había desmayado allí mismo. Por morbo nada más, me bañé y quede bien, pero me masturbé sobre ella tantas veces como me fue posible, para que despertara bañada por completo en el semen que se había tragado tantas veces.
Después de eso, tardamos hasta la noche para volver a follar una o dos veces, hasta que llegó mi papá, y no hicimos nada hasta llegar a mi cuarto, donde volvimos a follar hasta el cansancio y nos quedamos dormidos otra vez. Y así fue nuestra rutina durante la semana en que se quedó en mi casa, luego de eso, aprovechamos cada que nos veíamos -si nos quedábamos solos- para coger todo lo que nos fuera posible, aunque a la larga, por un espanto que nos dio después, tomamos el hábito de usar el condón, aunque menos sensibilidad más seguro. Y por los siguientes 3 años que estuvimos juntos cogíamos al menos 4 veces por semana; llegamos a coger en todos lados, primero en casa, en la cocina, el garaje, el comedor, el lavadero, incluso cuando había gente en cuartos contiguos, pero después empezamos a coger en la escuela, el parque, en estacionamientos, centros comerciales, en baños de lugares, en las discotecas, en la librería, en salones, en el gimnasio, varias veces aprovechamos los elevadores, incluso, cuando me fue posible, alquilé una limosina en la que follamos recorriendo la ciudad, así hasta que terminamos. Hace poco hable con ella, según me contó, su nuevo novio no es ni la mitad que yo, con una polla que parece crayola y que no aguanta follar ni 2 veces al día. Después de esa plática nos hicimos folla amigos, incluso hemos hecho muchas veces trió con mi novia, y más de una de esas historias vale la pena de contar, pero será para la próxima vez.

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