Relatos con Famosas : Ximena Capristo

Relatos con Famosas : Ximena Capristo


Esto que relato sucedió, realmente, en febrero pasado, cuando quedé, dos semanas, a cargo de la vivienda y las mascotas porque el resto de la familia estaba de vacaciones fuera del País.

Dos días a la semana todo el año, por la mañana, viene a casa Ximena para las tareas “pesadas” de limpieza. En febrero también, por lo que, lunes y viernes yo concurrí al trabajo, sólo por las tardes para no dejar a la mucama sola.

Antes de continuar debo decir que Ximena (lo sé con certeza porque vi su documento de identidad para inscribirla, como corresponde) muy bien llevados, es una mujer con inteligencia limitada, pero con un físico, superior a la media bien dotado aquí y allí. De cara apenas califica pero el resto compensa y el conjunto da una hembra muy deseable para hombres de toda edad, ni que decir para mí que comencé a transitar la segunda mitad de los 50. Es casada y separada con 2 hijos pequeños.

Durante el fin de semana, previo al primer lunes, al pensar cómo organizar mi vida en la quincena, caí en la cuenta que estaría a solas con ella. ¿Por qué no tantear si, a la limpieza le intercalaba algún paréntesis sexual? Decidir intentarlo sin dilaciones.

Al promediar la mañana de ese primer lunes, fui a servirme un vaso de agua fría a la cocina. Allí Alicia me dio pié para la primer movida:

- Que calor que está haciendo ¿Nooo? – comentó pasándose la mano por la frente a modo de secarse el sudor.

- Realmente sí. Tengo una idea: ¿Por qué no te ponés más cómoda para trabajar? Quedate en bombacha y corpiño, total estamos los dos solos. Vas a ver que es mucho más fresco. –

Puso cara de no haber entendido, tal vez realmente tardó en darse cuenta como venía la mano (ya dije que no es de muchas luces). Al rato rechazó, tímidamente, la sugerencia:

- ¿Cómo voy a andar en calzones? ….También tengo que limpiar el jardín del frente y vereda..-

- Bueno, hoy no limpies ni el jardín ni la vereda. Mirá, creo que está pronosticada lluvia para esta noche así que ni vale la pena –

- Está bien, no lo limpio si usted lo dice, pero….no me saco la ropa –

- Pensalo, nadie te va a ver ni saber. Solo yo y vos….y te podes ganar unos pesos extras… – le susurré mientras me iba, con el vaso de agua fría, a mi escritorio y a mi notebook. No oí lo que murmuró en réplica pero no se escandalizó ni levantó la voz en son de protesta.

Media hora escasa, después, pasó por la puerta del cuarto-estudio en que me encontraba, con sus accesorios de limpieza para asear el dormitorio.

Le di no más de 5 minutos de ventaja y le seguí los pasos. Me puse cerca, detrás de ella y le apoyé una mano en su espalda:

- Tenés la blusa toda transpirada. –

- Si, hace un calor que “mata”. –

- Ves que te conviene ponerte más liviana de ropa, como te dije. –

- No puedo…-

- ¿No podes sola? Dejame que te ayudo –

Ahí la dí vuelta y comencé a desabotonarle la blusa.

- ¿Qué hace….no…no quiero..no..-

- Yo creo que si que queres,….no te animás,…tranquila que vas a estar bien -

Perdió la blusa y enseguida el pantalón sin interponer más que unos débiles “noo”. La tomé de las nalgas y la atraje contra mí. Le acaricié las tetas primero, acto seguido, bajé a la concha. La sentí húmeda a pesar del calzón que se interponía. El olor que se desprendía de su cuerpo, no era desagradable, a despecho de la transpiración. De todos modos le propuse (mejor dicho le impuse):

- Nena, estás sudada, necesitás un baño…¿sabes que? Yo también lo necesito. Vení vamos a ducharnos– la llevé de la mano a la ducha del toilette del mismo dormitorio.

No opuso resistencia alguna a que la despojara de las dos prendas íntimas que le quedaban. Estuvo más bien pasiva en esa primera higienización compartida. Eso sí quedó “limpita” no creo haber dejado mucha de su piel sin jabonar y enjuagar con mis manos.

Mientras nos secábamos averigüe si podía cogerla sin protección. Para mi sorpresa, agradable, dio por descontado que ese, sería sólo el primero de varios días de trampa conmigo. No, no tomaba pastillas anticonceptivas:

- El viernes puede ser, el lunes que viene seguro – murmuró sin mirarme

- ¿Cómo sabes eso? –

- Mañana me viene el período y a mí me dura dos o tres días. Y cinco días después se puede – seguía concentrada en el secado de su cuerpo.

- Unos días antes, también se puede –

- ¡Nooooo!! Mi prima Olga quedó por hacerlo un día antes – ahí si me miró con expresión de total convicción de lo que decía.

No tuve más remedio que echar mano a un preservativo, de paso para la cama. En ésta, si bien no puedo decir que fue una “leona” distó de ser pasiva. Con un sonoro gemido me recibió cuando, después de unas, más bien someras, caricias previas, le entré sin muchos miramientos. En el mete y saca posterior respondió con muy buenos movimientos de pelvis, gemidos, suspiros y algunas quejas. No puedo asegurar si alcanzó o simuló el clímax en ese primer polvo. Yo, por supuesto que sí y ampliamente satisfecho por el favor recibido.

Ni bien la solté, bajándome de encima de ella, se incorporó y fue al baño para recuperar sus prendas íntimas. Escuché zumbido de agua corriendo, estimo que era la del bidé para el aseo sus partes pudendas. Reapareció y amagó completar su vestidura:

- No seas tonta, quédate con la bombachita y el corpiño que sigue haciendo calor – le dije aun “tirado” en el colchón.

- Bueno….pero tengo que terminar de ordenar aquí – respondió mirándome con sus ojos, poco o nada, expresivos. Quería que dejara la cama para seguir con su tarea. Así lo hice yéndome, primero al baño para ducharme y luego volviendo a mi trabajo en la notebook, vestido sólo con el slip.

Ximena de nuevo pasó, ahora en sentido contrario al anterior, por la puerta del cuarto-estudio, de calzón y sostén, camino a la planta alta. Me aguanté un cuarto de hora, más o menos, Cuando la alcancé, munido de un nuevo condón, en el dormitorio matrimonial de mi hija, había retirado las sábanas para lavarlas. Sin mediar palabras, ni mías ni suyas, la abracé y la derrumbé conmigo en el colchón desnudo. Enseguida también nosotros quedamos desnudos y cogiendo. En este segundo polvo, Ximena, se soltó un poco más, sus exteriorizaciones de placer fueron más ampulosas y estridentes y acabó con un largo gemido y mojándose con desparpajo. En el colchón, una vez que son levantamos, apareció una mancha delatora donde, hasta minutos antes, había estado apoyado el culito de mi empleada.

Ella preguntó que hacía. “Limpiá la mancha y no hagás la cama, dejala que se seque hasta el viernes” le indiqué. El viernes, por las dudas, lo di vuelta para que la parte que había recibido fluidos femeninos, quedara abajo.
A la hora de retirarse, hice honor a lo que le había insinuado al principio de la “opereta” para cogerla “..y te podes ganar unos pesos extras… “. Los embolsó, como habitual, sin comentarios y salió a la calle.

El viernes siguiente suena el teléfono bien temprano por la mañana:

- Soy Ximena Le quería decir que sigo con algo de regla ¿No quiere que vaya mañana sábado? –
No era de lo más refinado lo suyo, está claro, pero había disfrutado del extra-tarea y no disimulaba que iba a repetirlo. Tal vez el plus económico tuvo algo que ver con su afán de asegurarse no perder ninguno de los capítulos posibles.

Yo tenía ya organizado el fin de semana y el sábado venía Cesar mi hijo menor para hacer unas compras con mi asesoramiento.

- No, mejor venite igual y vemos que hacemos – mientras pensaba que su ojete no era un bocado menor, en caso de “fuerza mayor”.

- Bueno, está bien voy para allá –

Para no extenderme en demasía diré que ese día Ximena :

• Hizo la limpieza de la casa en calzón y corpiño.
• Le dio unas buenas repasadas a mi ganso y gemelos con su lengua y boca.
• Me peteo infinidad de veces con varias acabadas
• Me puso los dos grandes patys que tenia y me turqueo de una forma mortal
• Me obsequió su culo que, suplió muy decorosamente, a la cachucha.

Los dos días que quedaban, antes del regreso de la familia, fueron de tareas de limpieza en bombacha y corpiño, y de doble cogida, convencional como manda la madre naturaleza: básicamente misionero, algo de cucharita y cabalgata de ella. Eso sí con Xime no alcanzamos un entendimiento sexual pleno, por su simpleza, pobreza de ingenio y escasas luces. Tiene un muy buen físico y se entrega sin rebusques, pero no da para amante a tiempo completo. Si para unas vacaciones divertidas.

En las vacaciones 2013, si no ocurre ningún imprevisto, se va a repetir el escenario de febrero 2012. Debo reconocer que la idea de quedar, otra vez, solo con ella, sin alucinarme, me genera una agradable expectativa.


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