Qué hago con mi sobrina? (Fantasía incestuosa)

Hola poringueros y poringueras. Como cualquier hombre heterosexual que se precie me gustan las minas. Y, consecuente con eso, a mi mujer le he sido infiel con cuanta mina anduvo a mi alcance. Por ejemplo Adriana, la maestra de primer grado del nene, después de una reunión de padres fuimos a una sala vacía y dimos rienda suelta a la lujuria. O también Susana, nuestra vecina, una mujer que le gustaba que le acabe entre sus tetas para luego desparramarse el semen por todo el cuerpo. Silvia, mi compañera de la oficina también le di su merecido (que buena cola tiene esa mujer!!!!), pese a que su marido es mi compañero de tenis. Creía no tener complejos, incluso en alguna fiesta me le insinué a alguna de las mujeres de mis cuñados, madres de los novios que tuvo mi hija, etc. Pero, si tenía como límite las relaciones incestuosas, mi hija era el fruto prohibido. Era la única incapaz de ver como mujer, por más que ella desde muy chica desarrolló un excelente físico y tener un bonito rostro.
Ahora, lo que me pasó (y me pasa) fue que en marzo de este año vino mi sobrina Alejandra de San Luis después de 6 años que no la veíamos. Mi cuñado nos pidió si podíamos albergarla hasta que consiga trabajo y se pueda asentarse en un lugar para estudiar medicina.
Ella, con 19 años recién cumplidos, no podía estar mejor; pelo lacio castaño claro largo, casi hasta la cintura, un culo muy llamativo y excitante y pechos pequeños. Cuando bajo del micro estaba con un vestidito corto y sandalias, estaba para el crimen. Con el tiempo ella compartía con mi hija las salidas a shoppings y boliches y la cabeza me caminaba a mil. Verla a mi sobrina con botas largas con tacos y mini me taladraba el cerebro. Con el correr del tiempo me encerraba en el baño y me mataba a pajas pensando en ella. Me la imaginaba quitándole su ajustado vestido, separarme unos centímetros para poder observar ese hermoso cuerpo solo cubierto con un hilo dental. Ella, con falsa inocencia, mirándome se entrega disfrutando de un amante maduro que sabe lo que hace. Con mis gruesos dedos separo su hilo dental y acaricio su vagina húmeda; ella juega al personaje de nena fatal mientras gime de placer. Se agacha arquendo su espalda para que mi lengua pruebe sus jugos mientras me tira frases como "Que me hacés, tío?", "Ay, me gusta eso, tío"; sus gritos me aturden en mi imaginación y me excitan.
Ella se arrodilla para empezar a degustar mi pene grueso y erecto, casi a punto de explotar, lo hace con maestría y sapiencia. Su lengua y su boca juegan con el a placer, se lo traga hasta el fondo, lo lame con entusiasmo, le da pequeños besos a mis testículos. "Tío, mandala toda" me dijo esperándome con sus piernas abiertas, sin darle tiempo a nada mi pene entra con facilidad. Tenía que hacer mucho esfuerzo para no acabar de inmediato, el goce que sentía no lo experimenté con nadie. Al cabo de un rato la paro y la agacho para que, gracias a los tacos de las botas, su cola quede a mi merced. Penetro su vagina por detrás con firmeza mientras con mis dedos juego con su ano metiéndolo lentamente. Ya no podía más, saco bruscamente mi pene y le largo todo el semen en su espalda manchándole incluso su largo pelo que colgaba de sus hombros. Aun sobre excitado aprovecho el ano estimulado de mi sobrina y, con mi pene aun firme, la penetro con lentitud en medio de gritos de dolor. A ella le arde pero la invade una sensación de placer nunca experimentado, no sabe si pedirme que se la saque o que permanezca así.
Pese a no moverme mi pene no dejaba de estar vigoroso, sentir el contacto con el interior de ella lo mantenía estimulado. Poco a poco me empecé a mover, con suavidad primero y luego con más ritmo en medio de gritos y jadeos fuertes, ella cabalgaba con mi pene dentro de su ano sacudiendo su cabeza con su cabellera lacia descontrolada. Un chorro de semen inundó su ano hasta saturarlo, de el chorraba el fruto del sexo, de los jugos de su tío. Para cuando volví a la realidad, mis piernas temblaban y la pileta del baño estaba sucia con el producto de mi masturbación.
Con el tiempo mis fantasías fueron varias, y hasta mi mujer se benefició cada vez que le hacía el amor ya que lo empecé a hacer con más frecuencia e intensidad pensando en mi sobrina.
Luego de unos meses ella se mudó a un departamento pequeño y algo deteriorado pero al alcance de su economía y cada tanto me llama para que le cambie algún cuerito o repare alguna instalación eléctrica. Me invitaba unos ricos mates y por momentos me daba la impresión de que se me insinuaba. Hasta ahora, después de algunos meses, me mantengo firme pero no resisto más; mi sobrina está para el crimen.
Ayer, sin ir más lejos, vino a casa para festejar el cumpleaños de mi mujer y vino en forma criminal; jeans ajustados, camisa blanca que le traslucía su brassier también blanco y zuecos que la estilizaban aún más.
Hoy escribo esto muerto de sueño y con unas ojeras terribles de las pajas que me hice anoche en el baño. YA NO SE QUE HACER! 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤 🤤