Cuando entré a Poringa, ya hace cuatro años, comencé a postear historias, obviamente todas verídicas.
Esta zaga la escribió una querida amiga que si estuviera conmigo ahora, seguramente sería poringuera.
Sus relatos son de una tensión sexual muy interesante ya que son totalmente verídicas como dije antes.
Todas fueron publicadas hace muchos años algunas revistas para hombres.
Por casualidad todo quedó en un harddisc de mi posesión y decidí que era hora de hacerlas conocer.
Hace mas de 11 años que no la veo, pero si lo lee, que me lo haga saber. (debe andar por los 53 años en la actualidad)
Después de tanta explicación, va el relato tal cuál ella lo escribió
Tenía la cabeza hecha un quilombo. Lo que había pasado me hacía replantear muchas cosas en mi vida. No tenía con quién conversar sobre el tema, estaba sola para tomar desiciones.
Mi única salida era de nuevo mi amiga Liliana a la que llamé desde un locutorio y estuvimos charlando como una hora.
Ella seguía con la idea de que blanqueara de alguna forma mi situación, pero yo no sabía como.
Roberto era un buen tipo, yo lo quería y lo que pasaba conmigo no corría por el lado del amor. Yo lo había tomado como un jueguito y no sentía que le estuviera faltando, no ponía cariño en estas relaciones, solo calentura.
En la semana llamé a Juan y me invitó a almorzar en el departamento, a mí se me hacía agua la boca por como cocinaba y por como cogía.
Acepté sin dudar, los chicos estaban con los abuelos y no tenía problemas.
Llegué temprano y me recibió con un chupón profundo. Mario estaba trabajando y él me propuso hacer algo muy loco, hacía calor y me dijo si no quería que almorzaramos desnudos.
La idea me pareció realmente loca pero interesante.
Se me ocurrió para darle un poco mas de joda a la cosa, poner música y que cada uno hiciera un strip tease.
Puso una música suave para el caso y me invitó a empezar. Se recostó en el sillón y yo me subí a la mesa ratona. Me hizo acordar a una peli que ahora no se como se llamaba. Yo tenía puesto un vestido mini y sandalias negras de taco.
Empecé mostrando la tanga celeste y el culo al aire, lo fui bajando despacito haciendo distintos movimientos, hasta que lo saqué y se la tiré al piso. El corpiño y la tanga eran de color celeste y estaba muy bronceada, me gusta tomar sol.
Fui moviendo la cadera para que se cayera, con la punta del pie se lo patié.
Yo veía como el bulto de Juan iba creciendo con mis movimientos. Me desabroché el corpiño y me puse de espaldas a él. Lo saqué y lo tiré para atrás, me tapé las lolas con los brazos y me dí vuelta haciendo movimientos sensuales con las caderas.
Tenía los pezones re duros, los sentía con los brazos. Despacito fui sacando los brazos hasta dejarle ver las tetas que empecé a mover al compás de la música. A pesar de los tres chicos, todavía estaban paradas y en plenitud. Los ejercicios las mantenían en forma.
Le llegó el turno a la tanga que a esta altura estaba empapada. La fui deslizando despacio por las piernas hasta que cayó sobre la mesita.
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Y ahí quedé, bailando en pelotas en un “show” privado, cosa que jamás había hecho con nadie.
Pensé que podía darle un toque de lujuria y mientras bailaba me empecé a acariciar. Estaba muy caliente, la situación me parecía totalmente lujuriosa. Me toqué las tetas, los pezones, la panza, la cola y la entrepierna. Con la palma de la mano cada tanto me daba golpecitos en el clítoris, eso me excita mucho.
Se acabó la música, bajé de la mesita sin sacarme las sandalias. Los tacos estilizan mucho la figura, levantan la cola y estilizan las piernas.
Era el turno de Juan. Ahora me senté yo en el sillón y él empezó su parte.
Se fue desabrochando la camisa hasta que la sacó. Hacía movimientos con la pelvis muy sensuales, parecía un strepper.
Se desabrochó el cinturón, bajó el cierre del pantalón y lo dejó caer. El slip no alcanzaba a tapar todo, tenía una enorme erección. Se sacó los zapatos y el pantalón y siguió con el slip.
Ya estabamos los dos en bolas y le dije que tenía que seguir hasta que la música terminara, me calentaba mucho verlo así desnudo.
Entonces él también empezó a acariciarse. Yo puse la mano en la entrepierna y empecé a pajearme. Un dedo, dos, los tres, los iba poniendo y sacando frotándome el clítoris. Juan también hacía movimientos de paja con la mano.
Sentí que acababa, que me bajaba la leche. Tiré la cabeza para atrás, me abrí totalmente de gambas y me metí toda la mano adentro de la concha. Se me escapó un grito agudo cuando alcancé el climax.
En ese momento ví que Juan se acercaba con la pija apuntándome justo a la cara- Me imaginé lo que se venía por que el tenía una sonrisa pícara en la cara.
Cuando estuvo enfrente siguió pajeándose hasta que empezaron a salir chorros de leche. Cerré los ojos y abrí la boca. La leche me corría y chorreaba por toda la cara. Por el pelo, la frente, los ojos y también adentro de la boca. Cuando terminó me limpió con su camisa. Nos abrazamos, nos besamos y empezamos a reirnos como dos chicos, nuestra danza sexual había sido un éxito.
La mesa ya estaba puesta por lo que Juan trajo la comida y almorzamos totalmente en bolas, era una mesa redonda de tapa de vidrio y entre los individuales nos podíamos mirar uno al otro.
Yo no me lo creía. Jamás había hecho esto con Roberto, pero me parecía muy divertido.
De postre había frutillas con crema, pero Juan me dijo que él quería postre especial. Limpió la mesa y me ayudó a subir. Me acostó de espaldas sobre el vidrio y empezó a desparramar crema y frutillas por el pecho, panza y entrepierna. Normalmente en verano uso trajes de baño bastante chicos razón por la cual siempre estoy totalmente depilada.
Cuando terminó de desparramar todo, empezó a comer las frutillas que agarraba con la boca y con la lengua chupaba la crema. Era pionera de una moda que apareció hace poco.
La sensación que yo tenía era de erotismo total. No intervenían las manos, solo boca y lengua y cada tanto me traía él en la boca algo para mí. Esto incluía el traspaso de la frutilla, la crema y beso de lengua.
Me chupó por todos lados hasta que llegó a la concha. Ahí se dedicó a chupar con mas énfasis presionando con la punta de la lengua el clítoris. Yo abrí las piernas para favorecer los movimientos. Su lengua entraba y salía con movimientos rápidos.
Hasta que no pude mas y exploté, convulsiones de la cadera, estertores en la panza y leche que empezaba a salir. Juan siguió chupando hasta que le pedí que parara. Se irguió, se puso atrás mío, me llevó la cabeza hasta el borde de la mesa haciéndome deslizar por el vidrio y cuando estuve con la cabeza para atrás, me puso la pija en la boca.
Nunca antes había hecho esa posición. No era demasiado cómoda pero parecía interesante. Empecé a jugar con la lengua en la cabeza mientras él entraba y la sacaba.
En un momento sentí que empezaba a vibrar y los chorritos de leche empezaron a pegarme en el paladar. Me la tragué toda y con la lengua le repasé la cabeza y la punta para sacarle las gotas que habían quedado.
Había sido todo un almuerzo gourmet.
Tuve que ducharme en el departamento, yo era un asco de enchastre de crema, frutilla y leche.
Tomamos un café, me sequé el pelo (no sabía que los hombres solos, tenían secador de pelo) me vestí y me fui a buscar a los chicos.
Lo había pasado bestial. Realmente este tipo tenía imaginación.
Besos
Esta zaga la escribió una querida amiga que si estuviera conmigo ahora, seguramente sería poringuera.
Sus relatos son de una tensión sexual muy interesante ya que son totalmente verídicas como dije antes.
Todas fueron publicadas hace muchos años algunas revistas para hombres.
Por casualidad todo quedó en un harddisc de mi posesión y decidí que era hora de hacerlas conocer.
Hace mas de 11 años que no la veo, pero si lo lee, que me lo haga saber. (debe andar por los 53 años en la actualidad)
Después de tanta explicación, va el relato tal cuál ella lo escribió
Tenía la cabeza hecha un quilombo. Lo que había pasado me hacía replantear muchas cosas en mi vida. No tenía con quién conversar sobre el tema, estaba sola para tomar desiciones.
Mi única salida era de nuevo mi amiga Liliana a la que llamé desde un locutorio y estuvimos charlando como una hora.
Ella seguía con la idea de que blanqueara de alguna forma mi situación, pero yo no sabía como.
Roberto era un buen tipo, yo lo quería y lo que pasaba conmigo no corría por el lado del amor. Yo lo había tomado como un jueguito y no sentía que le estuviera faltando, no ponía cariño en estas relaciones, solo calentura.
En la semana llamé a Juan y me invitó a almorzar en el departamento, a mí se me hacía agua la boca por como cocinaba y por como cogía.
Acepté sin dudar, los chicos estaban con los abuelos y no tenía problemas.
Llegué temprano y me recibió con un chupón profundo. Mario estaba trabajando y él me propuso hacer algo muy loco, hacía calor y me dijo si no quería que almorzaramos desnudos.
La idea me pareció realmente loca pero interesante.
Se me ocurrió para darle un poco mas de joda a la cosa, poner música y que cada uno hiciera un strip tease.
Puso una música suave para el caso y me invitó a empezar. Se recostó en el sillón y yo me subí a la mesa ratona. Me hizo acordar a una peli que ahora no se como se llamaba. Yo tenía puesto un vestido mini y sandalias negras de taco.
Empecé mostrando la tanga celeste y el culo al aire, lo fui bajando despacito haciendo distintos movimientos, hasta que lo saqué y se la tiré al piso. El corpiño y la tanga eran de color celeste y estaba muy bronceada, me gusta tomar sol.
Fui moviendo la cadera para que se cayera, con la punta del pie se lo patié.
Yo veía como el bulto de Juan iba creciendo con mis movimientos. Me desabroché el corpiño y me puse de espaldas a él. Lo saqué y lo tiré para atrás, me tapé las lolas con los brazos y me dí vuelta haciendo movimientos sensuales con las caderas.
Tenía los pezones re duros, los sentía con los brazos. Despacito fui sacando los brazos hasta dejarle ver las tetas que empecé a mover al compás de la música. A pesar de los tres chicos, todavía estaban paradas y en plenitud. Los ejercicios las mantenían en forma.
Le llegó el turno a la tanga que a esta altura estaba empapada. La fui deslizando despacio por las piernas hasta que cayó sobre la mesita.
Y ahí quedé, bailando en pelotas en un “show” privado, cosa que jamás había hecho con nadie.
Pensé que podía darle un toque de lujuria y mientras bailaba me empecé a acariciar. Estaba muy caliente, la situación me parecía totalmente lujuriosa. Me toqué las tetas, los pezones, la panza, la cola y la entrepierna. Con la palma de la mano cada tanto me daba golpecitos en el clítoris, eso me excita mucho.
Se acabó la música, bajé de la mesita sin sacarme las sandalias. Los tacos estilizan mucho la figura, levantan la cola y estilizan las piernas.
Era el turno de Juan. Ahora me senté yo en el sillón y él empezó su parte.
Se fue desabrochando la camisa hasta que la sacó. Hacía movimientos con la pelvis muy sensuales, parecía un strepper.
Se desabrochó el cinturón, bajó el cierre del pantalón y lo dejó caer. El slip no alcanzaba a tapar todo, tenía una enorme erección. Se sacó los zapatos y el pantalón y siguió con el slip.
Ya estabamos los dos en bolas y le dije que tenía que seguir hasta que la música terminara, me calentaba mucho verlo así desnudo.
Entonces él también empezó a acariciarse. Yo puse la mano en la entrepierna y empecé a pajearme. Un dedo, dos, los tres, los iba poniendo y sacando frotándome el clítoris. Juan también hacía movimientos de paja con la mano.
Sentí que acababa, que me bajaba la leche. Tiré la cabeza para atrás, me abrí totalmente de gambas y me metí toda la mano adentro de la concha. Se me escapó un grito agudo cuando alcancé el climax.
En ese momento ví que Juan se acercaba con la pija apuntándome justo a la cara- Me imaginé lo que se venía por que el tenía una sonrisa pícara en la cara.
Cuando estuvo enfrente siguió pajeándose hasta que empezaron a salir chorros de leche. Cerré los ojos y abrí la boca. La leche me corría y chorreaba por toda la cara. Por el pelo, la frente, los ojos y también adentro de la boca. Cuando terminó me limpió con su camisa. Nos abrazamos, nos besamos y empezamos a reirnos como dos chicos, nuestra danza sexual había sido un éxito.
La mesa ya estaba puesta por lo que Juan trajo la comida y almorzamos totalmente en bolas, era una mesa redonda de tapa de vidrio y entre los individuales nos podíamos mirar uno al otro.
Yo no me lo creía. Jamás había hecho esto con Roberto, pero me parecía muy divertido.
De postre había frutillas con crema, pero Juan me dijo que él quería postre especial. Limpió la mesa y me ayudó a subir. Me acostó de espaldas sobre el vidrio y empezó a desparramar crema y frutillas por el pecho, panza y entrepierna. Normalmente en verano uso trajes de baño bastante chicos razón por la cual siempre estoy totalmente depilada.
Cuando terminó de desparramar todo, empezó a comer las frutillas que agarraba con la boca y con la lengua chupaba la crema. Era pionera de una moda que apareció hace poco.
La sensación que yo tenía era de erotismo total. No intervenían las manos, solo boca y lengua y cada tanto me traía él en la boca algo para mí. Esto incluía el traspaso de la frutilla, la crema y beso de lengua.
Me chupó por todos lados hasta que llegó a la concha. Ahí se dedicó a chupar con mas énfasis presionando con la punta de la lengua el clítoris. Yo abrí las piernas para favorecer los movimientos. Su lengua entraba y salía con movimientos rápidos.
Hasta que no pude mas y exploté, convulsiones de la cadera, estertores en la panza y leche que empezaba a salir. Juan siguió chupando hasta que le pedí que parara. Se irguió, se puso atrás mío, me llevó la cabeza hasta el borde de la mesa haciéndome deslizar por el vidrio y cuando estuve con la cabeza para atrás, me puso la pija en la boca.
Nunca antes había hecho esa posición. No era demasiado cómoda pero parecía interesante. Empecé a jugar con la lengua en la cabeza mientras él entraba y la sacaba.
En un momento sentí que empezaba a vibrar y los chorritos de leche empezaron a pegarme en el paladar. Me la tragué toda y con la lengua le repasé la cabeza y la punta para sacarle las gotas que habían quedado.
Había sido todo un almuerzo gourmet.
Tuve que ducharme en el departamento, yo era un asco de enchastre de crema, frutilla y leche.
Tomamos un café, me sequé el pelo (no sabía que los hombres solos, tenían secador de pelo) me vestí y me fui a buscar a los chicos.
Lo había pasado bestial. Realmente este tipo tenía imaginación.
Besos
9 comentarios - 8 de 15
Porque ya debe andar por los 56 y dudo que quiera serlo ahora, pero en aquella época seguramente lo hubiera sido.
De todas formas hace años que no la veo, ya como 11 o mas ...
Que relato amigo !
Gracias por compartir.
Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
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