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Cuando entré a Poringa, ya hace cuatro años, comencé a postear historias, obviamente todas verídicas.

Esta zaga la escribió una querida amiga que si estuviera conmigo ahora, seguramente sería poringuera.

Sus relatos son de una tensión sexual muy interesante ya que son totalmente verídicas como dije antes.

Todas fueron publicadas hace muchos años algunas revistas para hombres.

Por casualidad todo quedó en un harddisc de mi posesión y decidí que era hora de hacerlas conocer.

Hace mas de 11 años que no la veo, pero si lo lee, que me lo haga saber. (debe andar por los 53 años en la actualidad)

Después de tanta explicación, va el relato tal cuál ella lo escribió



El departamento había quedado hermoso. El lunes Roberto se fue temprano a trabajar y yo me quedé con los chicos.
Al mediodía me fui a la casa de mis padres. Los abuelos encantados con los nietos y yo me puse a la tarea.
Me fui al cuarto de arriba y llamé a Mario. No estaba en la casa asi que lo llamé al taller. Me preguntó por que no había vuelto a llamar, que Juan le había contado.
Le expliqué que quería dejar el departamento listo.
Estuvimos charlando un rato largo y me invitó a cenar. Yo no podía zafar tan fácilmente, pero de alguna forma me las iba a ingeniar.
De todas formas me había quedado dando vueltas en la cabeza los consejos de Lili. Tenía que ver como encaraba todo.
Llamé a Roberto a la oficina y le dije que iba a cenar con una amiga que hacía mucho que no veía.
Dijo que no había problemas, él se encargaba de los chicos.
Me fui sola para el depto, quería estar bien preparada y dispuesta. Me tiré un rato pensando como iba a ser el encuentro, que me iba a poner y donde me llevaría.
Me dí una ducha y empecé con el vestuario. Todos saben lo difíciles que somos las mujeres con esto.
Finalmente elegí. Mini tanga cola less, sin corpiño, sandalias de taco alto y un vestido muy mini livianito, estaba perfecto para una noche de Noviembre.



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Nos encontramos en el mismo bar. Mario estaba muy elegante con atuendo sport.
Fuimos a cenar a Olivos, lejos del área de influencia. Charlamos un poco de todo y a eso de las diez y media Mario pagó la cuenta y fuimos para el auto. Hasta ese momento ni siquiera nos habíamos tocado las manos.
Subimos al auto y ahí empezó verdaderamente la fiesta.



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Nos besamos como si fuera la primera vez. Nos pasabamos la lengua por el cuello, por la oreja. Me mordía despacito el lóbulo y después con la puntita de la lengua me hacía cosquillas adentro.
Yo no me quedé atrás, le hacía lo mismo y le mordía el labio.
Las manos se pusieron en acción y la de él empezaba a recorrerme los muslos desde la rodilla e iba subiendo. Ya había empezado a mojarme mal.
Con el brazo derecho me abrazaba y con la mano izquierda iba explorando. La sensación que tenía era totalmente distinta a cuando me lo hacía Roberto.
Los pezones ya se traslucían a través del vestido.


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La mano de Mario empezó a subir y a levantar lo poco que tapaba el vestido.
No me quedé atrás y empecé a franelearle la pija por sobre el pantalón. La tenía re dura a punto de explotar.
Seguimos un rato así hasta que el dedo de él llegó a la tanga, la corrió y empezó a tocarme el clítoris con la yema del dedo. Yo sentía que estaba chorreando.
Me dejé hacer un rato hasta que le pedí que fueramos a otro lugar, estabamos estacionados junto a la vereda y a pesar que no pasaba mucha gente siempre alguien nos podía ver.
Arrancó el auto y agarró Libertador para el centro.
Mientras manejaba tiraba cambios a lo loco y de paso me tocaba las piernas. Yo lo había abrazado y le hacía rosquillitas en la oreja y la nuca.
En cada semáforo nos besabamos y no dejaba de mirarme las piernas, la falda del vestido estaba todavía levantada y se me veía la tanga.



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Entramos a un famoso hotel cerca de Libertador, en Capital. Me cagué de risa cuando el portero le preguntó que habitación quería, Mario le dijo: ... cualquiera loco…….
Estabamos recalientes.
Entramos, me sentó en la cama y me puso la pija delante de la cara. Le desabroché el cinturón, bajé el cierre del pantalón y lo bajé también. Lo empecé a mordisquear por encima del slip, mientras él me manoseaba las tetas. Me bajó los breteles del vestido y empezó a acariciarme los pezones y a pellizcarlos.
Le bajé el slip y le agarré la pija con las dos manos, se la besé, le pasé la lengua por la cabeza y empecé a mamarsela.





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Estuve un rato chupando hasta que me acostó y se tiró al lado mío, me sacó el vestido y la tanga y me dijo que él también quería chupar. Me puse encima e hicimos un 69 de terror. Me chupaba el clítoris como un artista, primero con los labios y después con los dientes, muy suave y tironeaba. Yo chorreaba por todos lados. Yo también hacía lo mío, le enroscaba la lengua en la pija y hacía el tirabuzón, estando yo arriba controlaba la cantidad de carne que quería adentro de la boca.
Ya conté que soy multiorgásmica, por lo que yo seguía disfrutando a lo loco, pero él estaba a punto de acabar y no quería que fuera así.
Me incorporé, me acosté yo en la cama y le pedí que subiera. Por fin había llegado el momento.



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Me la fue poniendo despacito, sentía como iba entrando la cabeza, sin ningún problema, lubricación era lo que sobraba.
Cuando la tuvo toda adentro empezó a bombear, primero despacio y fue acelerando el ritmo. Me besaba, me acariciaba, me lamía las tetas y me hablaba. Decía que era lo mejor que le había pasado, encontrarse conmigo.
Yo sentía como los huevos me golpeaban en la entrada del culo, que placer.



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Levanté las piernas y las puse encima de sus hombros para que pudiera entrar mejor.
De repente me agarró del pelo y sentí que la estaba sacando. Que hacés dije. Voy a acabar y no se si te cuidas.
Lo agarré fuerte de la cintura lo traje hacia mí y le dije que me acabara adentro. No quería perder la sensación de sentir la leche calentita.
Y acabó, y como acabó. No terminaba de golpear la leche en mi vagina, eran chorros fuertes y largos, nunca había sentido eso, se veía que venía cargado.
Cuando terminó salió de adentro mío y se tiró en la cama sin dejar de acariciarme. Yo me incorporé y me metí la pija en la boca, quería disfrutar del sabor de su leche mezclada con la mía.



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Había pasado una hora y media desde que llegamos, era tarde y yo tenía que volver.
Me levanté de la cama para ir al baño y sentí como la leche de los dos salía de la concha y me bajaba por los muslos, una verdadera catarata.
Nos vestimos y me dejó en el mismo bar de siempre sobre Rivadavia.
Cuando llegué a casa como a la una Roberto y los chicos estaban dormidos.
Me desvestí y me acosté sin tocarlo, quería seguir gozando del recuerdo de esa noche con Mario.
Besos

10 comentarios - 5 de 15

TheKlown07
TANTO DETALLE QUE LOGRAS IMAGINARTE TODO...

EXCELENTE

(ENTRE EN CALOR) 😉
angieyruben
Como siempre un relato de esos que te dejan con ganas de bomba, bomba y bomba !!!!

Gracias por compartir.
Besos y Lamiditas !!!

sexo
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
AussieAG
Se empieza a calentar el ambiente.

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Caco_cali
Volvere!! me gusto!! gracias por compartir!!
mikerstone
Que recalentones estan estos relatos juma,gracias 😉

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esteb71
Muy buen relato ...seguí así