Tu fascinación era mi erótico duelo.

Los muchos tic tac del reloj, eran pocos para los adultos.
Pocos años, muchos sentimientos ocultos.
Y yo cerraba mis ojos ante los volúmenes de mi pecho juvenil.
Que parecían de mujer adulta en mente de niña.
Cuerpo adulto en sensaciones inmaduras.

Voy a tu casa para seguir escondida, voy a mostrar lo que no muestro a nadie.
Me acerco a tus ganas para destapar los pechos grandes.
Y espero a ver que pasa. Entonces te cautivas, a extremos que me desbordan.
Miras, tocas, aprietas, chupas, y vuelves a mirar sin claudicar en el asombro.

Me siento acalorada en medio de estos eventos, ponía el límite de mi entrepierna.
Y te conformabas sin peros concentrándote en mis pechos.
Yo con un “espera” y luego venía pronto el “continúa”
Otra vez un desespero en el “espera”, descuida, ya no demora el “continúa”

Miras, te devoras la imagen voluptuosa de formas blancas y pezones rosados.
Tocas, sintiendo la lívida suavidad perfumada, adorada.
Aprietas, no alcanzan tus manos a tomar en su totalidad mis formas.
Chupas, quieres beber todo el sabor de lo que nunca más podrás tener.
Miras otra vez. Un día ya no sería más tuyo lo que te di, sin pretender quitarte lo que ya fue de ti.

Siento arder mis emociones adolecentes.
Pero entre el calor erótico, luego desciendo a los abismos de un infierno materno y paterno.
Un poco religioso y ético, que me obligan a cubrir de nuevo mis pechos.
Me pongo de nuevo las prendas que ocultan,
Salgo de tu casa y lloro, lloro, y me enfermo.