En la Isla

Cultores de los placeres, Sofi y Pedro eran también amantes del culto a Febo. Después de desayunar con Lupe y Sami, Sofi y Pedro siguieron tomando unos mates y al rato enfilaron para el fondo del jardín de la casa de la isla. El lote estaba cercado por una libustrina que llegaba a casi 2 metros de altura y de un espesor lo suficiente como para no poder ver nada a través de él. Así estaba también encerrado un "ambiente" especialmente preparado de unos 10 x 10 metros, al que se accedía por una puerta con corredera y desde el único lugar que podía -o al menos eso era lo que creían ellos- verse algo de lo que sucedía ahí adentro.
Antes de llegar al recinto, ambos ya se habían quitado su ropa. Al ingresar colocaron cada uno una colchoneta en el piso y se recostaron boca arriba. Tomaron sol una media hora, hasta las 10 y media mientras conversaban, y a esa hora quedaron ambos dormidos. Alrededor de las 11 de la mañana no supieron si por un ruido o por el calor del sol, ambos despertaron. Sus cuerpos estaban sudados, y el pene de Pedro estaba con mayor volumen, seguramente por el calor. Al verlo, Sofi comenzó a acariciarlo hasta lograr enseguida su erección.
Mientras tanto, fuera de ese lugar íntimo, Samy, Lupe, y dos amigas, Julieta y Sole se habían acercado y estaban mirando lo que sucedía ahí adentro. Samy había encontrado hacía 2 semanas, que un sector de las libustrinas estaba menos espeso, y desde allí podía verse todo lo que sucedía adentro. Al ver como Sofi tomaba el pene de Pedro, las dos amigas suspiraron al verlo húmedo y tan grande. Sus labios empezaron a ablandarse y su exitación avanzaba a pasos agigantados, tanto que empezaron a tocarse. Samy y Lupe ya lo habían conocido e incluso probado con sus bocas, pero las amigas solo lo conocían por cuentos. Era el momento de verlo con sus propios ojos. Y quien se imaginaría que conociera el destino, no solo con sus ojos.
Mientras Pedro y Sofi se besaban, ella masajeaba el pene, y el palpaba entre sus piernas sus labios rosados. De pronto, Sofía se levantó, y apuntando su cola hacia la cabeza de Pedro, se subió sobre él y comenzó a chuparle el miembro. Pedro por su parte pasaba su lengua por el clítoris y llegaba hasta arriba, rodeando el ano y metiéndole la punta, mojándolo.
Pasados unos minutos, con la verga ya bien enchida, Sofía volvió a voltearse, abrió sus piernas alrededor de Pedro y se sentó sobre el penacho, introduciéndolo de una sola vez dentro de su conchita.
Sole y Juli se tocaban, al igual que Samy y Lupe, pero aquellas con mayor exitación por la novedad.
En eso, entre tanto subir y bajar, entre ocultamiento y demostración del pene de Pedro, Sofi lo sacó, y abriéndole Pedro los glúteos, le apoyó la punta de la verga en el anito. Con su mano comenzó a rodearle el ojete y de pronto lo introdujo como una estocada. Sofía se irguió como una gacela que intuye la llegada de un león, soltó un gemido de placer, gemido que fue acompañado por el de Julieta y Sole desde su escondite.
Empezaron con un movimiento rítmico que hacía hinchar y poner más colorado cada vez el pene de Pedro, hasta que al cabo de unos minutos, Pedro comenzó a moverse con velocidad y fuerza, mientras su pija se hinchaba y erguía más, descargando su semen dentro del culito de Sofi.
En ese momento Sole sintió como si esa pija estuviera adentro de ella, y con dos de sus dedos dentro de su ano y otro rozando su clítoris, sintió como todo su cuerpo se estremecía y llegaba al orgasmo. Igual que lo que le sucedía en ese exacto momento a Sofi. Pero ella tenía la pija de Pedro adentro.
Un minuto más tarde, Sofi se levantó y dio como un paso atrás, dejando al descubierto su cola, rosada y mojada por el trabajo gozado. Se agachó y comenzó a chupar el pito de Pedro hasta que se vovlió a endurecer.
De pronto, comenzó a sonar un celular y Sofi rápidamente corrió a atender. Era su jefe, y la citaba para esa misma noche a un cóctel en el centro, para intentar la firma de un importante contrato.
Pedro pudo entender que la firma de ese contrato le reportaría a Sofi una muy buena comisión y un posible ascenso, así que luego de besarla con pasión en la boca, y tomarle fuertemente los glúteos, le deseó suerte. Sofi salió del recinto sin darse cuenta de la presencia de las chicas, armó su bolso, volvió a darle otro beso a Pedro y tomó la siguiente lancha colectiva.
Para ese momento, Samy y Lupe se habían ido, sin poderse llevar a Sole y a Julieta, que seguían admirando a Pedro desnudo.
Unos minutos más tarde y aún estando las 4 chicas admirando la desnudez de Pedro, pero ocultas a la vista de todos, Sofi volvió, con su mano rodeó el pito de Pedro, se agachó y lo besó para luego besar a Pedro en su boca, mientras él la tomaba de su pelo y le acariciaba la nuca. Al instante sonó la bocina de lancha colectiva, y Sofí salió corriendo a buscarla.
Habiendo escuchado la aceleración de la lancha, las chicas comenzaron a cuchichear, y ahí fue cuando Pedro reconoció que habían despertado por el ruido, no por el sol, y que todo lo que había hecho con Sofi había sido a la vista de alguien, pero no sabía de quién.
Hasta un minuto después, cuando Julieta se levantó y caminó hacia la entrada del lugar, abrió la puerta y se acercándose a Pedro lo saludó con un beso en la mejilla. Él, como si no pasara nada siguió tomando sol, boca arriba, con el pito semi erecto, y colorado por el roce que había tenido hacía apenas unos minutos. Julieta comenzó a desvestirse y sin preguntar nada se agachó ya desnuda entre las piernas de Pedro, quedando a la vista de sus amigas su chochita mojada y su culito ya rosadito y advirtiéndose ya una relajación en su agujerito.
Pedro levantó un poco sus piernas y las abrió para dejar entrar a Julieta, que tomando el pito se lo puso en la boca y empezó a chuparlo. Nunca había tenido algo tan grande dentro de su boca, y menos aún después de haber entrado en el interior de otra mujer. Julieta empezó a pensar en ese mismo momento el placer que podría gozar en un trío con otra chica. Pero su pensamiento fue fugaz porque enseguida siguió disfrutando de esa verga. Mientras tanto Pedro se incorporaba y bajaba su mano por la espalda de Julieta, hasta llegar a la endidura entre sus nalgas. Llegó al anito y comenzó a rodearlo, mientras con un poco de saliva lo humedecía. Bajó un poco más hasta llegar a los labios, e introduciéndole dos dedos, se los mojó un poco más para luego volver al ano y volver a mojarlo y relajarlo.
Pedro había conocido a Julieta unos días antes en la casa de Sofi pero nunca había imaginado llegar a esa situación. Volvió a escuchar ruidos en el cerco y se dio cuenta que quienes estarían allí atrás seguramente eran Samy y Lupe, lo que le produjo una erección aún mayor. No sabía que las chicas lo estaban filmando, ni que también Sole estaba allí, pero quiso darles un espectáculo similar al que les había dado esa misma mañana con su hermana. Entonces, ya con la verga bien dura se levantó, se puso detrás de Julieta, le dijo algo al oído a lo que ella soltó entre un suspiro y una risita histérica, bajó sus codos y abrió sus nalgas. Julieta volvió a besar la pija de Pedro y enseguida él volvió detrás de ella y comenzó a pincelarle los labios y el ano. Después de unos segundos, Julieta empezó a balancearse para atrás pidiéndole por favor que la penetrara. Entonces, sin agarrar su pene lo colocó sobre los labios de Julieta y empezó a meterlo despacito. Enseguida Julieta dio como un corcovaso para atrás y lo metió de un solo golpe y empezó a moverse con exitación dando gritos de placer. Tan rápido y fuertes fueron sus movimientos que en un momento la pija salió de entre sus labios. Ella lo buscó con sus manos y al encontrarlo lo notó todo mojado, duro y fuerte como un toro y empezó a masajearlo. Cuando intentó meterlo otra vez entra sus labios, Pedro lo tomó y lo dirigió directo a su ano, y con un movimiento circular masajeó todo el anillo que lo rodea. Se agachó un poco y empezó a acariciar los pechos de Julieta mientras le mordió la oreja. Estaba esperando que ella se lo pidiera, y así fue. Mientras le besaba con fuerza los carnosos labios -más carnosos para ese momento- apoyó su cabeza sobre el ojetito virgen y empezó a introducirlo despacio, notando como todo el canal se iba relajando de a poco y aceptando su penetración. Cuando ya lo tuvo todo adentro hizo un movimiento púbico, hinchándolo más aún y sintiendo como el canal estaba ya todo mojado y caliente. Con su mano se acercó a los labios de Julieta y metiéndole el pulgar empezó a masajearle la vagina sobre el pubis, hasta encontrar el punto G. y empezó con el sacar
y meter adentro del culito de Julieta. Ella estaba en otro mundo, gozando como nunca en su vida, esperando que ese momento nunca acabara, porque ya estaba acabando. Era un orgasmo continuo, sin final, y cada vez más fuerte. Era una sensación tan extraña, tan nueva, tan excitante como nunca antes en su vida había sentido. Y esperaba sentirla así desde ahí en más.
Siguieron así unos minutos, hasta que de pronto Pedro empezó a moverse con mayor velocidad, agarrando a Juleita de sus nalgas, mientras ella daba gritos ya de placer y dando vuelta su cabeza lo miraba mientras él se mordía los labios. Sintió como el caliente semen de Pedro se chorreaba en su interior y sintió el orgasmo más fuerte de su vida hasta ese momento. El cuerpo de Julieta se puso rígido y una sensación de placer lo recorrió desde los pies hasta la cabeza, y durante más de un minuto mientras Pedro descargaba hasta su última gota adentro suyo, Julieta pensó que estaba en el paraíso, porque solo sentía esa pija adentro suyo, un murmullo de pájaros y una agradable calor en su cuerpo. Ya acabado Pedro la dejó adentro mientras ambos se recostaban de costado y él acariciaba el pelo y los pechos de Julieta. Quedaron así unos minutos hasta que escucharon a una de las chicas toser. Entonces Julieta se levantó, se agachó para besar a Pedro en sus labios y se agachó un poco más para meter todo el pito en su boca, esperando recibir alguna gota perdida en su boca.
y la historia continua...

1 comentario - En la Isla

cao3008
Un relato plagado de erotismo. Excelente. Todavía estoy al palenque. 😉 😉 😉