anuncie que me casaba

fuente: sergio


Mi nombre es Sergio y soy de Argentina. Durante años mi vida sexual fue normal, salía con chicas y lograba lo que deseaba. Creo ser un chico apuesto y atractivo para las chicas.

Un día llego al trabajo una hora más temprano, para realizar algunas tareas atrasadas y ganarme un aumento, pues con mi novia habíamos puesto fecha de casamiento y lo necesitábamos. Ya todos en el trabajo lo sabían.

Mi sorpresa fue llegar y ver a una empleada en sala de espera, antes de las oficinas a las 7 de la mañana, esperando al Gerente de Personal, que habitualmente no llega hasta las 8 de la mañana. El supervisor de su área de trabajo la autorizó a estar en la oficina por lo mal que estaba, pero debía esperar al Gerente para que la autorizara a irse. Entro para saludarla y la veo con cara muy triste, se nota que había llorado mucho.
Me acerco y le preguntó como estaba, me dice que no muy bien y se hizo un pequeño silencio. Le dije, vamos, no somos lo que se dice buenos amigos, pero sabes que podés contar conmigo. Se ve que no podía aguantar más, porque de inmediato comenzó a contarme una historia muy larga que nos llevó toda la hora de charla y llanto. Su marido resultó ser un adicto al alcohol y las drogas, por más que ella lo intentó no pudo apartarlo de los vicios y su vida se había tornado un suplicio. Él llegaba tarde, la engañaba, le pegaba y mucho, gastaba todo el dinero de la casa.

Esa noche había decidido echarlo de su casa y la escena fue terrible pues él no se fue rápidamente, sino que discutieron toda la noche violentamente hasta que por fin terminó yéndose. Ella estaba demacrada, signo de que no durmió en toda la noche y que la pasó llorando. En su relato noté mucho desprecio para él, claro está, pero también hacia ella misma, pensaba que era muy tonta al estar con una persona así, que tenía mala suerte, que estaba condenada a la infelicidad, ahora que tenía una hija como iba a hacer para explicarle que el papá ya no vivía más allí. Mucha tristeza veía en su futuro.

No pude otra cosa que darle aliento, me salió del alma y empecé a hablarle de lo buena persona que era, de que no se sienta mal por el mal ajeno, que tenía una hija y que por ella valía la pena vivir y enfrentar la vida, y comencé a hablarle, ya más en broma y tratando de sacarle una sonrisa, que este tiempo de angustia tenía su lado positivo, ella había adelgazado un poco y le sentaba de maravillas. Realmente era hermosa.

Pelo negro lacio, piel blanca, pechos grandes, calculo 95 ó 100, un culo precioso, en general muy bien proporcionada. Lo que terminaba de hacerla hermosa eran sus ojos marrón claro y sus pequitas en toda su piel.

Ese día pidió permiso y se fue temprano por lo que no pude verla. Pero al otro día volví a entrar temprano y la llamé a mi oficina, primero pregunté como estaba y ella contestó que bien y agradeció mucho mis palabras de aliento de ayer.

La charla transcurrió unos minutos y como para despedirme me salió darle un abrazo dándole fuerzas, cuando intento soltarme, veo que ella continuó abrazándome y me apretó más fuerte, unos segundos después se separa de mí, pero sin soltarnos y me mira sin saber que decir.

Yo no sabía que hacer o decirle, noté su mirada maravillada, entonces dije algo cursi como “siempre podés contar conmigo” y ella respondió a sí, sí… hizo una pausa y me preguntó, en serio me ves linda, pero si contesté, estás muy linda y comencé a halagarla, medio en broma, medio enserio.

Ella se sonrojaba, pero en ningún momento me detenía, hasta le pedí que se parara para verla bien y la verdad era una delicia. Entonces ella se paró le di una vuelta sobre sí y le dije, vamos, que sos muy linda ya vas a encontrar alguien que te merezca. Ella contestó que si y otra vez se quedó mirándome fijo, me dio otro abrazo fuerte y cuando se separó un poco quedaron nuestras caras juntas, ella me miraba fijo y no puede aguantar más y la besé.

Fue un beso que empezó muy suave, pero lentamente se volvió intenso. Se notaba que hacía tiempo que no la besaban y que necesitaba afecto y sexo. Cuando nos separamos le dije, tenemos que hablar, pero no aquí y quedamos que a la tarde nos veríamos en la playa para hablar tranquilos.

La encontré en la playa, subió al auto y fuimos a un mirador bastante oscuro donde siempre están las parejas en sus autos con los vidrios empañados. Comenzamos a hablar y le dije que me encantó el beso, pero que no podía darle mucho más pues estaba por casarme…

Ella me detuvo y me preguntó, ¿te atraigo?, obvio contesté, entonces no hables más, yo no quiero casarme solo quiero esto… y me agarró de la cabeza y me besó intensamente, no pude detener mis manos y comencé a tocarla por encima de la ropa. Fui directo a sus tetas, las amasaba y apretaba. Ella comenzó a excitarse más y se animó a tocarme.

Después de un rato así le dije, es hora de inclinar los asientos y ella sonrió.

Una vez inclinados me dijo, ahora vas a ver lo que más deseabas y comenzó a desabrochar su camisa y me dejó ver sus tetas envueltas en un corpiño con encaje negro. Le dije, te viniste preparada zorrita, y me abalancé sobre sus tetas. Corrí su corpiño y las besé, las pellizqué, las apreté, son una delicia. Ella se excitó tanto que tuvo su primer orgasmo solo por eso.

Rápidamente, bajé mi mano y moví su vestido hasta llegar a su tanga, la moví y comencé a masturbar su clítoris alternando con introducciones primero de uno y luego de dos o tres dedos.

Estaba mojada, empapada. Tomé mi herramienta y la dirigí a su vagina y empecé a cogerla con un ritmo desenfrenado. Perdí la cuenta de la cantidad de orgasmos que tuvo.

Todos los vidrios del auto estaban empañados y el auto se sacudía a nuestro ritmo. Era imposible que los que pasaran por allí no se dieran cuenta de que estábamos cogiendo, pero no nos importó nada.

No aguantaba más y la miré desesperado pues quería terminar y no tenía preservativo, ella entendió y me dijo: terminá tranquilo.

Y así fue, que terminamos, ella lo hizo mirándome a los ojos, dedicándome un orgasmo tremendo, totalmente transpirada, su corazón a mil, sus venas hinchadas, fue toda una explosión orgásmica.

Ante tal espectáculo derramé toda mi leche en su vagina con gran placer. Fue grandioso e inolvidable. Seguíamos viéndonos en el trabajo y nos excitaba el hecho de que nadie supiera de nuestros encuentros sexuales, con un guiño entendíamos que el otro deseaba tener sexo y ya sabíamos donde encontrarnos. Ella puedo superar la separación gracias a nuestros encuentros.

Descubrí que cuando estaba con su marido había practicado sexo de las maneras más osadas y me las enseñó todas, así fue que pude practicarle sexo anal por primera vez para mí, en fin era una excelente puta y gratis. La relación era tan buena que hasta me contaba sus experiencias con otros hombres y también compartíamos y realizábamos nuestras fantasías sexuales más locas.

Este fue el primer hecho que me sucedió una vez que anuncié mi casamiento. Nunca pensé que me sucedería esto, pero pude comprobar como les excita a las mujeres la persona casada o a punto de hacerlo.

Autor: Sergio relatosprono.com

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