Te cuento 3 - (bisex)

Algunos han leído mis otros relatos, y se los agradezco. Para los que no, acá está:

http://poringa.net/posts/relatos/1327822/Te-cuento---1-%28gay%29.html
http://poringa.net/posts/relatos/1329370/Te-cuento---2-%28bisex%29.html

Todo lo que cuento es real y fue hecho de manera segura, es decir con condones. No arriesguen su vida: usen forro!


Eran tiempos de aventuras, y por supuesto ninguno de mis amigos sabía que yo tenía una buena parte mi diversión con amantes ocasionales de mi mismo sexo. Uno de mis mejores amigos de aquella época era Esteban (nombre ficticio que uso para este relato). Con él salíamos de joda bastante, a los bares que había en Libertador, zona de Olivos. Veíamos videos, tomábamos buenos tragos, y con un poco de suerte también levantábamos algunas minas. De vez en cuando encontrábamos una pareja copada de mujeres, y en esos casos repetíamos salida con ellas. Normalmente eran amigas íntimas que estaban noviando formalmente y que nos usaban para una escapada secreta.

Entre esas chicas estaban Alicia y Fabiana (otra vez invento los nombres), amigas de toda la vida. Las dos eran muy copadas, nos divertíamos mucho los cuatro cuando salíamos. Esteban se había levantado a la primera de ellas en una ocasión que no relato para no estirar demasiado la cosa, y al pedirle que venga con una amiga apareció en escena Fabiana. Salimos muchas veces, pero resulta ser que Alicia tenía frecuentes ataques de culpa porque estaba de novia, y en esas noches Esteban se volvía a su casa con todas las ganas guardadas en sus testículos… situación que jamás me ocurría con Fabiana, la cual era manifiestamente más liberal y viciosa que su amiga.

Una noche salimos los cuatro; todo fue muy relajado y con la mejor onda. Como no teníamos plata para telo, ni tampoco un lugar para ir, estacionábamos el auto en Palermo y nos tunábamos: primero bajamos Fabiana a fumar y caminar por ahí, y al regresar nos dejaban a nosotros y ellos se iban por un rato. Obviamente no había tanto quilombo de inseguridad, pero de todos modos era bastante arriesgado.

Yo no tenía novias en esa época, una de las más tormentosas de mi vida. Fabiana era ideal para pasar un buen rato bien, ya en el auto a la ida íbamos jodiendo y nos tocábamos como sin querer delante de los otros dos. No era raro que si manejaba Esteban, ella me bajara el cierre y me empezar a pajear suavemente como si nada, sin dejar de charlar con los que iban adelante… hasta que su amiga la descubría o Esteban me veía la cara de gozo por el espejo y nos retaban un poco por calentones y zarpados. Mucho más divertido era en invierno, cuando pasaba de todo por debajo de las camperas que teníamos sobre las piernas. Algunas veces yo ya había tenido un orgasmo antes de llegar a Palermo, y le había provocado uno a mi compañera también, tocándola bastante metiendo los dedos por el costado de su bombachita.

Recuerdo una noche en especial, en la que estuvimos super-calientes, tuvimos al menos un polvo antes de llegar al bar, nos seguimos matando en uno de los boxes mientras la música a todo volumen en la pantalla gigante nos excitaba, y por supuesto a la salida fuimos derecho a Palermo y cerramos con tremenda cogida. Pero incluso a la vuelta seguimos: empezamos a hacer chistes entre los cuatro sobre lo que nos atreveríamos a hacer, y como resultado de una apuesta espontánea Fabiana me la chupó en el viaje durante un buen rato para que ganemos la misma.

La noche había sido genial, pero al parecer solamente para mí, ya que Esteban estaba de mal humor. Dejamos a las chicas y le hice algunas preguntas camino a mi casa. Como i amigo vivía a unas pocas cuadras, detuvo el auto en la puerta de mi domicilio y me empezó a contar que Alicia había estado intocable, que no se prendió en nada porque tenía mucha culpa por traicionar a su novio. Así, mi amigo tenía dos calenturas: la de no poder coger y la de haber pasado una noche que no fue lo que planeó por culpa de Alicia. Le hice un par de comentarios comunes sobre la histeria femenina, y le dije que al otro día podríamos salir con algunas otras para desquitarnos. Pero claro, era Domingo y los dos nos levantábamos temprano, así que mi discurso de contención no sirvió de mucho por poco creíble.

Mi amigo estaba realmente fastidiado, y era un gran tipo al que nunca había mirado como un amante. Sin embargo sentía el impulso de aliviar su calentura (no la sexual, la otra) pero no veía como. No paraba de comparar a Alicia con Fabiana, y me decía que yo había tenido suerte, porque la pasaba muy bien al no estar con una estrecha loca como lo tocaba a él. Yo le empecé a contar lo que habíamos hecho con Fabiana, lo cual era normal ya que siempre fumábamos algo antes de cerrar la noche y nos relatábamos lo sucedido. Yo entré en detalles, demasiado entusiasmado, y en un momento dado alcancé a notar que el miembro de Esteban estaba bien duro a lo largo de su pierna por debajo del pantalón. No lo disimuló, al contrario me lo hizo notar al tiempo que le echaba la culpa a “la loca esa que me arruinó la noche”. Yo le contesté que no se hiciera más problema mientras me reía, y por absoluto accidente le puse la mano en la pierna justo donde estaba su miembro.

Ninguno de los dos nos espantamos con el roce, y al retirar la mano de ahí le hice un comentario sobre la muy buena masturbación que se haría al llegar a su casa. Esteban me sorprendió mucho contestando que eso no sería suficiente por como tenía dura la pija, y acto seguido se abrió el jean de cierre a botones y la sacó afuera. Mientras la sostenía con bronca me preguntaba si a mi parecía que semejante erección podía solucionarse con una miserable paja… Esteban detestaba la masturbación, y los dos lo sabíamos, por eso resultó graciosa la situación y nos reímos de nuevo como dos locos a carcajadas. Si bien nos habíamos visto muchas veces desnudos y haciendo el amor con alguna mina, nunca nos tocamos ni se nos ocurrió siquiera tener sexo entre nosotros.

La risa fue disminuyendo, y yo intenté mantenerla con un chiste adicional que dije sin pensar bien: “y qué esperás, que algún amigo te preste una mano para poder bajarte un polvo y poder dormir tranquilo?” Lo raro es que me contestó que no era mala idea, considerando que a esa altura de la madrugada no daba para irse a la cama sin alguna satisfacción. Volvimos a reír, y supongo que por el alcohol y la fumada yo seguí la joda y le dije “bueno, acá tenés un buen amigo que te banca en las malas, pero no te mal a costumbres eh?” y entre carcajadas renovadas le puse mi mano derecha en el miembro durísimo y lo empecé a recorrer hacia arriba y abajo. Esteban se acomodó en el asiento y yo me aboqué a aliviar su calentura con unas buenas caricias. Su pija estaba rojo oscuro y se distinguían en la penumbra unas venas hinchadas y latientes. Con un disco de Whitesnake de fondo y la luz del alumbrado entrando por los vidrios polarizados, Esteban cerraba los ojos y yo lo masturbaba.

Pasaron varios minutos y empecé a percibir el claro olor de líquido pre-seminal que lubricaba generosamente la vara de mi amigo. Le dije que tenía mucho sueño, y deslicé la cabeza muy cerca del borde del asiento porque sentía que pesaba una tonelada. Ninguno de los dos hablaba, ni reía. Era una situación cómoda, aunque totalmente insólita. Imprevistamente me puso la mano en la nuca y me presionó en dirección a su miembro, yo no me resistí en absoluto y recorría los escasos centímetros que separaban mis labios de su glande. Enseguida me la metí hasta el fondo de la garganta, la calentura de Esteban no daba para juegos sutiles y respondió levantando sus caderas del asiento para enfundar completamente en mi boca.

Me di cuenta que las cosas estaban descontroladas, pero me sentía de nuevo bien caliente, así que le mientras mi amigo me cogía por la boca enérgicamente yo me abrí mis pantalones y comencé a tocarme. Esteban se dio cuenta, y sin decir palabra me la saco de boca, me levantó la cabeza, y tomándome de la cintura me hizo girar de espaldas. Yo nunca hubiera pensado que mi amigo, que detestaba a los homosexuales, fuera capaz de algo así… ni yo tampoco con él. Me bajé el jean hasta las rodillas, y antes de terminar esa tarea ya sentía su miembro tibio entre mis nalgas. Así con la ropa aún puesta, en el incómodo asiento de delante de un Renault 18 y en la puerta de mi casa, Esteban me metió el glande usando solamente la lubricación acumulada durante mi felación. No me dolió en absoluto, yo estaba totalmente relajado, y en unas pocas embestidas el cuerpo de mi amigo se tensó y su pija alcanzó la dureza máxima que solamente un gran orgasmo le puede dar. Gimió suavemente, y soltó todo su semen dentro de mí.

Fumamos de nuevo, mientras volvíamos a hacer algunos chistes y reírnos. Yo le dije que tenía que ir adentro, era tarde. Nos saludamos como siempre, como si nada nuevo o raro hubiera pasado, Esteban esperó que yo entre a casa y luego escuché su auto acelerando para irse a casa.

Todavía recuerdo el último chiste que me hizo “ahora, cada vez que salgamos con una mina que me deje caliente te voy a pedir una manito…!” Volvimos a salir, es cierto, y alguna vez tuve que ayudar a mi amigo en apuros, la pasamos muy bien hasta que la vida nos llevó por senderos que se bifurcaron. Pero aún hoy recuerdo con una sonrisa (y una erección) aquellos viejos buenos tiempos.

3 comentarios - Te cuento 3 - (bisex)

Teseo79
Me gustó tu historia... Yo sacaría esa primer frase con la que comenzás "todo lo que cuento es real y fue hecho de manera segura... es decir con condones" La prevención es noble, pero se contradice con la historia en si
kano69
Tremendo muy buenoooooo! Gran amigo aparte jejej
dantraloco
Supongo que esta fue una excepción por la calentura y la confianza.............
¿Y en los nuevos encuentros con tu amigo siempre fuiste pasivo? ¿no se animó al menos a tocartela?