espiando

Ella podia sentir sus labios en su suave cuello, y sus manos en su cintura. El podia sentir su corazon acelerado y la temperatura de su mano en el pecho.
Sin ropas, rodaban por las sabanas danzando al son de sus respiraciones. La noche se hacia tarde.
Sus pezones se hinchaban ante cada embate de sus cuerpos, rosados y erectos, pedian estar dentro de su boca. Con sus manos recorria toda la curvatura de su cuerpo, que al reflejo se imponia como montañas en un paisaje. Todo era tocado. Besado. Mordido. Sus pies se mezclaban como queriendo ser uno, y bailaban enamorados o atraidos, por la piel que empujaba. Podia verle su pene, erecto, que entraba en ella sin resistencia, y ante cada movimiento, un gemido de sus bocas quebraba el silencio de la noche. Habia furia, romance, quietud, gritos, todo en un instante donde chocaban dos cuerpos. Ellos estaban solos, pero juntos, y nada mas importaba, perdon, nadie mas importaba, porque todo lo demas si importaba. Ellos, entre ellos se importaban.
El besaba su boca como agua en el desierto, sus lenguas se multiplicaban, era imposible distinguirlas. Ella lo buscaba, con sus piernas, sus caderas, lo querian cerca, dentro. Fue magico verlos, podia ver la pasion entre ellos, un tercero que se enredaba en la escena , como un fantasma silencioso, entrometido, envidioso.
Sonaba la musica mas linda, la de ellos y sus cuerpos. Su pene se hundia cada vez mas profundo dentro de ella, de espaldas, con sus brazos entrelazados, ella dejaba que el haga y el hacia.
Me envolví en su magia. En realidad en la mia. En la de llos no podia ni en sueños entrar. Ellos estaban entregados a sus instintos y al otro. Se abria la carne dejando que la llenen.
Suaves lineas de rosa intenso, eran las marcas que dejaba el con sus dedos, en sus caderas, en sus nalgas redondas, al tomarla con fuerza, la empujaba, la guiaba en sus movimientos, buscando el punto exacto, el lugar correcto, sintiendo el roce humedo de sus partes...los dos lo estaban encontrando.
Y decidieron llegar juntos, gimiendo, gritando. Yo decidi dejar de verlos, dejarlos aunque sea ese momento para ellos solos. Podia escuchar sus latidos, el golpeteo acelerado, la respiracion entrecortada, mil veces la palabra "dios" habia sido usada esa noche. Por lo menos por esa noche, habian encontrado el suyo.

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