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Veronica (1)

Cuando ocurrió lo que a continuación les voy a contar yo tenia 21 años. Siendo de Córdoba conseguí convencer a mis padres para que me enviaran a Sevilla a estudiar en la universidad, me costo mi trabajo pero mereció la pena, los tres años que llevaba en Sevilla viviendo mi vida los había pasado muy bien. Los dos primeros en una residencia mixta donde, aunque no era virgen cuando llegue allí, si que algunas amigas me hicieron descubrir lo bueno que podía ser el sexo y las cosas que se podían hacer para gozar más del propio cuerpo y del cuerpo de otras personas. El tercer año sin embargo un par de amigos y yo nos buscamos la vida para irnos a compartir un piso. El cambio fue a mejor, quizás perdimos el contacto diario con la gente de la residencia, aunque no del todo y menos con algunas amigas "especiales" que tenia allí, pero la independencia que ganamos mereció la pena. Fue un año fantástico, pero como todo lo bueno se acabó. Uno de mis amigos, Carlos, con el que compartía piso estaba más pendiente de sus parrandas y de las amigas que de los estudios. La verdad es que no me importaba demasiado, gracias a Carlos el otro compañero del piso, Luis, y yo tuvimos la oportunidad de participar en juegos donde las ganas de divertirnos, el alcohol y las hormonas eran lo único que importaban. Luis quizás era el más tímido de los tres, y sin duda Carlos el más lanzado que no se avergonzaba ni un pelo a la hora de proponer locuras con las amigas que se traía, por que lo de tener novia le molestaba solo de pensarlo. Ya digo que fue un año genial y quizás otro día me siente a contarles las cosas que hicimos en el, pero hoy no, hoy vengo a contarles lo que me paso en el cuarto año de universidad, de cómo cambio todo para mi aquel año y como una persona puede perder la cabeza por querer tomar a otra.

Como decía el cuarto año todo cambio, Carlos, el pachaguero, iba solo regular en sus estudios, pero con el desmadre que supuso el irnos a un piso lo de regular paso a fatal y sus padres cortaron el grifo y lo regresaron a casa. Al quedarnos Luis y yo nos vimos en la necesidad de ocupar el cuarto que había dejado Carlos, que era el que colindaba con el mío en la casa, lo que era muy de agradecer puesto que en las ocasiones en que Carlos estaba acompañado y yo no, dejando su chica que solo se la follara él, mi buen amigo bien que se preocupaba de hacer que la chica hiciera el suficiente ruido para que yo me hiciera una paja a gusto pensando en lo que estaban haciendo y en lo que me contaría o me enseñaría después sobre lo que había pasado en las cuatro paredes de su dormitorio. Como ya dije Carlos no se avergonzaba por nada.

El caso es que teníamos un dormitorio libre, un alquiler que pagar y la necesidad de encontrar a alguien para ocuparlo. Para eso habíamos puesto carteles por todas las distintas facultades y comedores, así como por nuestra residencia y alguna más. Sin embargo, mi madre, que sabia lo de Carlos, nos dijo que la hija de su hermana venia a Sevilla a estudiar como nosotros al haber acabado su bachillerato con sus 18 años recién cumplidos, y que ya que teníamos el cuarto libre pues que se lo quedara ella, que así su madre se quedaría más tranquila que si se iba a otra casa o a una residencia sin conocer a nadie.

Si hubieran cogido un jarrón de agua fría, congelada incluso, y me lo echaran encima creo que no me hubiera parecido tal mal como el verano que pase con las expectativas que tenia. No me malinterpreten, con Luis me llevaba, y me llevo aun, genial pero no era un tipo que se dijera era el alma de la fiesta. Siempre nos acompañaba pero cuando se desmadraban un poco las cosas y chocaban con su moralidad pues se iba a su cuarto (seguro que a hacerse una paja severa jajajaja) y se acababa la historia, y desde luego nunca salió de su boca hacer algún desmadre como coger delante de mi con su chica. A él le iba más el tema de tener novia y entregarse solo a ellas, aunque de alguna de sus novias bien que podría decir tres o cuatro cosas sobre lo fieles que le eran. Por otra parte, a mi prima la conocía poco, de alguna reunión familiar y alguna vez en verano. Por motivos de trabajo mi tía vivía en Ronda (Málaga) así que no nos conocíamos mucho. Se podía decir que estaba rica, era alta, normal tirando un poco a delgada, morena y con una cara graciosa. De ella sabia que era muy formal, buena en los estudios, buena con sus padres, con su novio del pueblo de toda la vida y sin grandes excesos que me hubiera dicho mi madre, la cual estaba encantada de meter a mi prima en la casa en vez de otro que pudiera ser como Carlos, y eso que no sabia ni la mitad de la historia que habíamos realizado. Así pues, aunque ahora aquel cambio me parezca un bendición en aquel momento me parecía que me iba a cambiar la vida para hacerla más aburrida y con muchas menos locuras. Que poco sabía que la locura se desataría poco a poco dentro de mí.

El curso empezó. Tal y como esperaba las cosas en la casa cambiaron drásticamente. Vaya que si cambiaron si me pongo a pensar en como fue la fiesta de inicio de curso que organizamos el año anterior. Y no lo digo tanto por cosas que me parecían tonterías como tener que llamar a la puerta del baño cuando estaba cerrada porque no tenia seguro y no era cuestión de molestar a nadie entrando en un momento inadecuado, sino más bien faltaba ese picante que tenia Carlos donde cada día sabia que podía acabar de la forma más insospechada y a veces comprometida. Ahora todo era "normal", no era malo, pero era normal. Luis parecía en su salsa y yo intentaba que Verónica no notara mi malestar con ella, tampoco era justo.

La chiquilla, que de cuerpo no era tan chiquilla y las miradas que le echaba Luis de vez en cuando dan fe de eso, la verdad es que se esforzaba en portarse bien conmigo, incluso más que con Luis, supongo que por los lazos de sangre, aunque sin temor a equivocarme puedo decir que para mi era casi tan desconocida como para él.

Mentiría si dijera que en aquellos primeros meses de convivencia deje de apresurar mis fiestas, de salir y entrar y de llevarme a amigas a la casa, incluso de aprovecharme de alguna que venia a la casa y no precisamente conmigo. Como mi cuarto pegaba al de Verónica, cuando sabía que estaba ella normalmente, y si no estaba muy pedo, le decía a las chicas con las que follaba que se cortaran un poco a la hora de hacer ruido, aunque sabia, gracias a Carlos, que por mucho que se cortaran como no fueran mudas se iba a escuchar. Otras veces me daba un poco igual o incluso, por aquel entonces, me hacia gracia el terminarla a pensar de como se lo tomaría mi prima cuando la chica con la que estaba hacia más ruido.

Luis por su parte tenía una novia, como ya se habrán podido imaginar, y estaba con ella bastante por la casa, aunque alternaban la casa de ella y la nuestra para sus juegos, también buscando las ocasiones que podían estar solos. Por su parte, mi prima, o más concretamente el novio de mi prima que estudiaba en Málaga, pues alguna vez se dejaba caer por la casa, sobre todo fines de semana y cosas así. Pero debido a que era muy reservada la verdad es que pocas fueron las veces que les oí hacerlo en el cuarto, y lo más que se escuchaba era algún gemido, pero muchos más sssshhhhh que otra cosa. Supongo que buscaban estar solos para desfogarse, eso o que eran muy mojigatos en la cama, la verdad es que en aquel momento no sabia por cual de las dos opciones me inclinaba más. Ahora pensándolo solo puedo reírme de aquellos pensamientos. Que poco sabia de lo que me quedaba por descubrir.

Respecto a las veces que los escuchaba cuando follaban no he dicho nada pero lo cierto es que echaba mano de mi verga y mi buen meneo no me lo quitaba nadie. Aquello era difícil de explicar. Creo que era más por la inercia que tenia el morbo de cuando Carlos se tiraba a alguna y hacia lo propio para que los escuchara, caray si teníamos hasta una señal para que me avisara las veces que era posible que me uniera a la fiesta de su dormitorio. Prometo que algún día contare más de esto porque me pongo cachondo tan solo de pensar en ello. Pero retomando el tema, cuando mi prima follaba con su novio, hacían lo que fuera, pues me los imaginaba en el tema y me entretenía con mi verga durante el tiempo que los escuchaba. Realmente durante aquel tiempo no es que pensara mucho en mi prima, estaba buen y era buena chica conmigo, pero estaba bien servido por entonces y además era mi prima de sangre. Lo de pajearme quizás no cuadra con ese pero soy de carne y quien diga que sabiendo que en el cuarto de al lado esta follando una chica buena y no se ponga caliente …. Pues eso.

Aquello continuo más o menos así hasta el mes de marzo si no me equivoco. Luis corto con la que venia siendo su novia, Sandra, afortunadamente sin enterarse de nada de lo que había pasado entre ella y yo evitándome así una situación que hubiera sido muy comprometida entre los dos y que no se como hubiera acabado. Pero quien sí se enteró de lo que había era Verónica. Hablamos sobre el tema y ella me dijo que en mis cosas no se metía y menos si tenían que ver con Luis, así que me podía quedar tranquilo que ella no diría nada a nadie. Aquello me dejo muy aliviado y pensaba que ya todo podía seguir igual, de hecho Luis se busco otra novia al poco tiempo.

Pero la verdad es que desde que Verónica y yo hablamos ya nada volvió a ser igual, primero fueron cambios sutiles y poco a poco fue a más hasta que al final paso lo que durante mucho tiempo era mi única obsesión. Pero vayamos por partes.

Me costo mucho trabajo armarme para hablar con mi prima sobre lo que sabia de lo mío con Sandra pero necesitaba hacerlo para saber en que problemas me podía meter. Así un día que estábamos los dos solos llame a su puerta y le pregunte si podía entrar. Ella, como normalmente iba por la casa, llevaba un pantaloncito y un de sus camisetas de andar por casa de lo más normal. Creo que habitualmente prefería no llevar sujetador, sobre todo por que había días en que se le notaban más sus pezones sobre la camiseta. Bueno reconozco que quizás si me fijaba más en mi prima de lo que hasta ahora he dicho pero insisto en que estaba buena y no soy de piedra.

Aunque no me había percatado en aquel momento, al entrar en su cuarto me di cuenta de que Verónica evitaba mirarme a la cara. En aquel momento pensé que era por que se avergonzaba. Pero eso no fue el único cambio que había ocurrido en mi prima como pude comprobar después. Estuvimos hablando durante un buen rato. Le pregunte sobre que es lo que sabia, como se había enterado y que es lo que pensaba ella de todo. Sin apenas levantar la vista me iba respondiendo poco a poco. Estaba roja como un tomate mientras que lo hacia, con la manos entrelazadas y se le notaba muy agitada. Seria la vergüenza, pero aunque no le di importancia había algo que me descuadraba. Al principio de la conversación se le empezaron a insinuar los pezones sobre la camiseta que llevaba, y juro que no era de las más provocativas que tenia puesto que con otras prendas que solía usar los comentarios de Luis sobre sus tetas eran mucho más numerosos. Pero es que conforme ella fue respondiéndome lo que era una insinuación se convirtió en una perfecta silueta de los pezones. Se le habían puesto totalmente duros.

No me excité apenas de pensar en ello por que en ese momento tenía problemas más inmediatos en la cabeza, pero tiempo después Verónica en otras conversaciones si que me llamó la atención sobre sus pezones aquella tarde, y sobre más cosas, pero no nos adelantemos. Lo importante entonces para mí fue que al final de la conversación pude respirar tranquilo puesto que mi prima me prometió no contar nada a Luis de lo sucedido. Para agradecérselo le di un abrazo diciéndole que era realmente buena conmigo y agradeciéndole mucho que fuera tan discreta. Entonces antes de salir de su cuarto le fui a dar un beso en la mejilla por lo agradecido que me sentía. Ella movió su cabeza de tal forma que pose mis labios en la comisura de los suyos. Aquello si que me confundió un poco, incluso más que el contacto que sentía de sus pechos contra mi cuerpo. Sin embargo, cuando termine de darle el beso ella echo su cabeza sobre mi pecho y no la podía ver no le di mayor importancia. No se que hubiera pensado si llego a saber en ese momento que se puso así solo para que no viera como se mordía el labio después del beso.

Después de aquello todo volvió a la normalidad. Luis tardó poco en quitarse la pena de haber cortado con su novia puesto que empezó una nueva relación con otra chica, Martha, quien al igual que Sandra si bien su cuerpo no era espectacular sus pechos si que lo eran. Tenía buen gusto el amigo Luis y una cierta inclinación por los pechos grandes. En cuanto a mi relación con Verónica, solo tras un par de días volvía a estar normal conmigo, de hecho hubo un cambio entre ella y yo y fue que se había creado como un lazo que nos permitía estar más cómodos el uno con el otro. Empezó a haber muy buen rollo entre los dos, bromeábamos más el uno con el otro, nos dedicábamos a tener alguna que otra charla intrascendente por el gusto de tenerla e incluso nos contábamos alguna que otra confidencia, aunque aquí era yo el que contaba más ya que ella de su relación con su novio contaba poco. Me empezó a gustar aquello y como me iba encariñando con mí prima.

Quizás un cambio más significativo vino con la llegada de Martha. También pasaba cierto tiempo en la casa, y lo que si hacia era quedarse a dormir más noches en la casa. Eso por si solo no tendría demasiada importancia si no fuera por que a diferencia de Sandra los modelitos que elegía Marta para andar por la casa eran bastante sugerentes, unas veces por lo transparente de la tela y otras por lo escasa de la misma. Era toda una delicia verla y como a ella no parecía importarle demasiado no me paraba mucho a la hora de mirarla y de fijarme en su cuerpo, es sus pezones con esa enorme aureola deliciosa para comérsela, en su culito respingón y en la insinuación de su coño que se veía muchas veces a través de las transparencia de sus tangas. Tampoco me detenia por que estuviera Verónica delante. Mira lo mismo que cuando no estaba y cuando Martha salía de la estancia donde estuviéramos mi prima con una sonrisa se reía de mí diciéndome que era incorregible.

Un día, en una de esas ocasiones mientras Verónica y yo hablábamos en la cocina entró Martha con una camisa de Luis a medio abrochar. Como era mi costumbre no le quite ojo de encima para deleitarme con su cuerpo mientras Martha de vez en cuando me miraba picarona. Como era de esperar por como iba vestida mis ojos se dieron un festín aquel día con su cuerpo. Martha estaba muy picante y parecía con ganas de provocarnos. Se fue al refrigerador e inclinándose hacia delante se puso a buscar algo en él. Claramente nos estaba enseñando su precioso culo y el fino hilo de la tanga de color azul que tenia puesta. Inmediatamente mi verga se hincho dentro de mis pantalones como respuesta a tal espectáculo. Solo pensaba en ese momento en separar las dos nalgas de Martha y lamerme todo coño justo antes de tomarla. Pero la cosa no acabo ahí. No solo me detenía contemplando su culazo, mientras que se movía Martha pude ver uno de sus pechos dentro de la camisa. Grande, redondo, de lo más apetecible para llevárselo a la boca y atraparlo en ella sin soltarlo. La postura no era la más idónea para verlos en todo su esplendor pero si que fue suficiente para sentir que mi verga me iba a reventar dentro del pantalón por lo excitado que me tenia la picarona de Martha.

Entonces Martha debió de pensar que ya nos había ofrecido suficiente por aquel momento, se incorporo llevándose algo del refrigerador al cuarto de Luis. Justo cuando salió de la cocina mire a mi prima para ver que cara me ponía, pero en vez de encontrarme con un gesto de reprobación me miro fijamente a los ojos y me dijo muy seria que si tan cachondo me ponía ver a una chica así. No le conteste por que me quede un poco perplejo. Solo le dije que tampoco era para tanto, a lo que ella me respondió que mis pantalones no decían eso mientras que su cara se ruborizaba por completo. Ahora si que no sabia que contestarle, bajando la mirada a mi pantalón por un instante no me quedo otra que hacerle un gesto afirmativo con la cabeza. No se si me quede mas perplejo por el desparpajo de mi prima o por tener una erección así delante de ella. Ella se quedo callada, momento que aproveche para observarla detenidamente. Sus ojos, al contrario que hace un momento, me evitaban, pero en su cara su podía ver la turbación que recorría su cuerpo por dentro. Bajando para ir recorriendo su cuerpo con la mirada sus pezones nuevamente delataban su estado. Que magníficos aliados había encontrado en sus pechos para saber el estado de Verónica. No podía evitar pensar en sus pechos, evidentemente más chicos que los de Marta pero con una forma y una firmeza dignas de el mejor cirujano, pero claro esta, naturales, jóvenes y tersos. La curiosidad por conocer más de ellos empezaba a crecer, lo que al contrario de dejar que mi verga se pusiera por lo menos "algo triste" hacia que se mantuviera bien firme.

Envalentonándome, para romper ese silencio y aprovechar el momento, no se si como un juego o ya con intención de hacer que se calentara ella como lo estaba yo, le pregunte que si a ella no había cosas que le ponían caliente. Sin mirarme directamente me contesto con un "Vamos a ver …" dejando la frase inacabada pero en la expresión de sus ojos pude ver como los abría mucho por un instante ante lo inesperado de la pregunta. Acto seguido en su boca se podía ver una lucha por no dejar salir esa sonrisa que se le empezaba a dibujar y que me respondía un SI alto y claro a mi pregunta. No deje pasar la oportunidad e insistí. "Entonces …?" Desapareció la sonrisa de su boca y desafiante mi miro. "Pues claro que si". Ahora era yo el que sonreía. "Y cuales son esas cosas", fue la inevitable contestación que le dí. Por un momento creí que me las iba a decir pero en vez de eso riéndose de mi me dijo solo que "cosas". Viendo que entraba al juego decidí no pararme y seguir para ver hasta donde estaba dispuesta a llegar. "Así que cosas, Eh? Y cuando piensas esas cosas y no esta tu novio que haces." Aquello la volvió a agitar de nuevo y eso me hacia disfrutar aun más , no veía el momento de echar mano de mi verga y darme una buena satisfacción puesto que, aparte de mi interés por sus pechos, en aquel momento ni se me pasaba por la cabeza hacer nada con Verónica. A ella le costaba trabajo contestarme y no lo hacia con la seguridad que hace un instante.

Veronica-Mira … No te voy a contestar a eso.

Yo- Acaso es que te da vergüenza. No crees que ya somos mayores. Los dos sabemos que del tema ya conocemos algo … aunque tu de mi sabes más que yo de ti.

En su cara podía ver como no daba crédito a lo que estaba escuchando. Sus pezones duros y la sonrojez de su cara eran tan intensos como la erección que estaba teniendo y que tanto me hacia gozar de la situación.

V-Si – Me contesto- Pero eso no tiene nada que ver con que yo te cuente nada. Además tu que sabes de lo que hago o dejo de hacer.

Y- Algo se, como ya te dije tu sabes más porque suelo ser más ruidoso pero a ti también te he escuchado cuando estás en tu cuarto haciendo nada.

Si mi prima hubiera podido en ese momento hacer algún truco de magia y desaparecer de buena gana lo hubiera hecho por que no sabia donde meterse ni como salir de aquella situación en que nos habíamos metido.

V- Que me has escuchado mientras que …………… en mi cuarto.

Aunque me hubiera gustado seguir metiéndome un poco más con ella tal y como la veía pensé que ya no era cuestión de seguir hablando con ella. Además podría irme a mi cuarto a relajarme un rato mientras me hacia unas buenas pajas pensando en los pechos de Verónica y sobre todo en Martha y su delicioso culo. Así que con toda la hinchazón de mi entrepierna me levante para irme. Cual no seria mi sorpresa al ver que Verónica miraba mi verga como yo había mirado a Martha cuando entro en mi cuarto.

Y-Bueno prima, vamos a dejarlo por hoy, que tampoco quiero que te molestes conmigo por nada. Y además tengo cosas que hacer hoy.

Me di la vuelta y mientras que me giraba la escuche decir. "Se nota que tienes cosas que hacer." Nos miramos a los ojos, nos sonreímos pícaramente y me fui a mi cuarto con la alegría de pensar que no se había molestado conmigo por lo que le dije. Mucho más contento me puse cuando me corrí varias veces pensando en el cuerpo de Martha, pero, para mi sorpresa, también en mi prima. No era como cuando la escuchaba a través de las paredes con su novio, ni tampoco pensaba en cogerla como lo hice con Martha. Me imaginaba como serian sus pezones, en como se le marcaban más o menos dependiendo de la camiseta que llevara puesta y en lo mucho que deseaba robarle un descuido que me dejara ver sus pechos desnudos. No podía evitar pensar en como se lo montaría con su novio, en su cuerpo desnudo moviéndose y sudando. Su tacto, su sabor, su olor. Me sentía raro por pensar así en ella pero no me parecía mal, al fin y al cabo esto solo era entre mis pensamientos, mi mano y me verga, no podía ser malo ni imaginaba que fuera a mayores.

Con el paso de los días la primavera se metió de lleno en la ciudad. Yo seguía con mis historias, Luis encantado de la vida con Martha y ella encantando a quien estuviere en la casa con sus modelitos. Verónica estaba más o menos igual conmigo, de lo que me alegraba sin duda. Seguíamos con nuestras conversaciones intranscendentes y nuestras bromas, aunque ahora ya se atrevía más a bromear conmigo sobre las amigas que traía a casa y también sobre Martha y sus modelitos. Pero este no fue el único cambio que note en ella. Empezó a vestir para estar en casa de una forma más sexy de la que nos tenía acostumbrados. Seguía con su sana costumbre de no ponerse sujetador y empezó a ponerse camisetas con tirantes que se ajustaran a la forma de sus senos, otras que eran mas ajustadas a su cuerpo para que no dependiera de la postura que tomara el que se marcara su silueta y, en general, todos ellos de una tela más fina y moldeable para marcar sus pezones con poco resquicio para la imaginación. También empezó a ponerse shorts más ajustados a sus piernas y su culito y alguna que otra vez se dejaba ver con braguitas, pero esto era algo fugaz y no solía andar así por la casa. Lo que desde luego no hacia era andar por la casa con ropa transparente ni con tangas, ropa que gracias a la colada sabía que tenía y que había incrementado en número. Su novio tenia que estar bien contento con eso, al igual que lo estaba Luis y también yo.

La alegría del novio lo pude comprobar la primera vez que volvió a la casa un mes después de la conversación que tuvimos Verónica y yo en la cocina. Se habían visto antes pero fue ella quien iba a visitarlo a él. Ese fin de semana no tenía ningún plan en especial así que el sábado lo pase en la casa haciendo quehaceres variados, jugando a la consola y viendo el futbol. Verónica mientras que estaba con su novio por la casa se vestía más recatada, como antes de la conversación, lo cual entendí que era para que su novio no se molestara con ella por ir tan provocativa, aunque él, como todo buen hijo de vecino a Martha si que le dio un buen repaso a la primera ocasión que tuvo sin que se diera cuenta mi prima. Como siempre que venia aprovecharon el día, que era soleado, para darse una vuelta por ahí, volviendo únicamente para cenar y coger fuerzas para salir un rato por la noche.

No se puede decir que volvieran muy tarde así que me atraparon justo cuando salía del baño para irme a la cama. Les desee buenas noches y ellos a mi, pero en la mirada de mi prima vi un brillo que no supe interpretar bien, me dije que estaba algo achispada sin darle mayor historia. Como se podran imaginar, ante la coyuntura de tener a mi prima contenta en el cuarto de al lado y sabiendo que todavía no habían intimado fue automático tumbarme en la cama y que mi verga me pidiera algo de guerra. La parejita no me defraudo y nada más cerrar la puerta se escuchaban los besuqueos que se daban y el sonido de la ropa al caer al suelo. Estaba encantado, sobre todo teniendo en cuenta que estaban siendo menos cuidadosos que otras veces y se les podía escuchar más.

Mientras mi mano subía y bajaba lentamente recorriendo toda la verga me reía pensando en como le afectaba el alcohol a mi prima y como le hacia volverse más descuidada, si hasta me parecía escuchar como el le estaba chupando alguna zona sensible del cuerpo, que yo inmediatamente adjudique a esos pechos que tantas veces tenia en mi cabeza. Y digo que era su novio el que chupaba por que de la boca de Verónica claramente salía un "uuuuhhhhmmmm cariño" de vez en cuando. Esos juegos terminaron pronto y tras algún que otro ruido sin sentido escuche la voz de Verónica decir "Esta vez déjame a mi encima". Vaya subidon me dio, por un momento sentí que me iba a correr, pero deje de tocarme al momento, el corazón me latía a mil por hora y ya no podía quitarme los pechos de mi prima de la cabeza moviéndose al ritmo de su cuerpo mientras satisfacía a su novio. Tenia que verlos, tenia que tocarlos, quería chuparlos y sobre todo comérmelos enteros los dos.

Mis manos volvieron a la cabeza de mi verga, solo jugaba con ella, me recreaba en tocarla tanto como en mi cabeza lo hacia con mi prima. Además empezaron los gemidos. Primero suave pero a cada instante más y más fuertes. El mundo empezaba a desvanecerse para mi, ya no estaba en mi cuarto, ni Verónica era mi prima, no había tiempo ni nada tenía importancia. Solo estaba su voz, esos gemidos, la imagen de su cuerpo en mi mente, la veía totalmente desnuda para mi, no podía darle una imagen concreta porque era como una diosa encarnando el deseo para mi solo, y para mi diosa tenia a mi verga a punto de explotar. Movía mis manos con el ritmo de sus gemidos, solo sentía que era yo el que la penetraba, que era mi verga la que estaba dentro de ella llenándola mientras subía y bajaba una y otra vez, cada vez más rápido, más intenso. No me pude aguantar más y tuve una corrida enorme. Que placer más grande sentía en ese momento. A los pocos segundos la escuche a ella cambiar sus gemidos por un grito y entonces se acabo todo, ella había llegado al orgasmo y se pararon. Eso me hizo volver a estar a mil por hora y esta vez me hice una paja rápida buscando satisfacer el animal que mi prima había despertado.

Después de aquello no me podía dormir y no quería estar en el dormitorio junto a ellos, así que me fui un rato a la cocina para intentar calmarme y reflexionar sobre lo que me acababa de pasar en el dormitorio. Maldita sea, era mi prima, la hija de la hermana de mi madre y no iba a ninguna parte por el camino que se acababa de abrir ante mi. No se cuanto tiempo pude estar así pensando sobretodo aquello. Un ruido fue lo que me saco del ensimismamiento en el que me encontraba. Era una puerta abriéndose, diría que del cuarto de Verónica.

Enseguida pude comprobar que tenia razón, era mi prima que había salido de su cuarto para ir al baño. Después de salir del baño vino a la cocina para tomar algo de la nevera. Como estaba a oscuras al encender la luz ella se sorprendió de verme allí, sentado en la mesa, solo. Nos cruzamos un hola y no nos dijimos nada más. Estaba salvaje como nunca antes la había visto con los pelos revueltos y en la cara una expresión de satisfacción por lo que acababa de suceder en su dormitorio. Llevaba puesto un pequeño batín de seda con estampados que supongo habría comprado para estas ocasiones. Lo tenia cruzado en su cintura con el lazo que traía. Era definitivamente corto y se ajustaba a su cuerpo como una segunda piel. Verla así solo hacia que no pudiera dejar de mirar.

Por un momento pensé que me iba a decir algo, pero en vez de eso se acerco a la nevera, la abrió y se quedo mirándola por un momento. Yo seguía recorriéndola y aunque ella lo supiera me miro para cerciorarse de que me comía su cuerpo con los ojos. Cualquier duda que pudiera tener, cualquier sospecha de cordura que quedara en mi desaparecieron aquella noche. Verónica consiguió volverme loco, desearla de tal forma que no pude detenerme hasta que no lo hiciera mía. Soñar despierto con ella y solo saberme satisfecho cuando ella era quien estaba en mis pensamientos, fuera de quien fuese el cuerpo que tuviera a mi lado.

Quizás los parezca desproporcionado, y no espero comprensión, pero ya dije que soy débil y el imán que usaba ella conmigo era demasiado poderoso. Lo que me hizo perder mi cabeza y el sueño hasta que la pudiera hacer mía fue lo que paso en la cocina, estando yo sentado a la mesa y ella de pie frente a mi junto al refrigerador. Como acabo de decir, la estaba devorando con los ojos y ella era plenamente consciente de ello. Sin que se lo pidiera, sin entender porque lo hacia, sin poder creer que aquello era cierto y no un simple sueño. Ella dejo de mirarme, subió las manos por sus caderas hasta las puntas de su lazo y aflojo el nudo de forma en que no se deshizo pero si que permitió a los pliegues de su batín separarse lo justo para no enseñarme sus pezones pero si gran parte del interior de sus pechos. Su silueta era deliciosa, tersos como me imaginaba, redondos como una fruta madura lista para ser comida. Así permaneció el tiempo que creyó necesario para que la memorizara por completo y entonces, exactamente igual que Martha se agacho de espaldas a mi para mirar dentro del refrigerador y sobre todo enseñarme su culo desnudo, sin ninguna prenda por pequeña que fuera que lo tapara lo más mínimo. Pero aquello duro poco, se dio la vuelta poniendose enfrente de mí, acercándose lo suficiente como darme un beso en la mejilla. Quizás el mas dulce de mi vida. Se incorporo y al hacerlo un pecho quedo al descubierto. Todo lo que había dicho antes es poco. Era perfecto, su aureola era mil veces mejor que cualquiera que hubiera podido imaginar, se ajustaba al tamaño del pecho como un guante a una mano y el pezón desafiante solo pedía a gritos que lo chuparan una y otra vez. Ella no hizo ningún gesto brusco para robarme aquella visión pero entendí que se fuera, al fin y al cabo su chico la esperaba en el dormitorio.

Después de aquello tarde bastante en volver al dormitorio pasando la noche en vela de lo turbado que me dejó mi prima, repasando incesantemente los acontecimientos que acababan de suceder y dejando que mis manos me dieran una satisfacción que en lo hondo de mi ser empezaba a ansiar encontrar en mi prima.

Recuerdo que me dormí ya con las primeras luces del día, quedándome dormido hasta entrada la tarde, por lo que no me despedí del novio de mi prima cuando se fue.

La semana siguiente pasó como un suspiro para mí. No se si era la excitación que tenia cada vez que veía a mi prima o por la vergüenza que pasaba cada vez que estábamos en la misma estancia a solas, pero para alejar ambos pensamientos no pare de hacer trabajos que tenia atrasados de la facultad pasando tanto tiempo en la biblioteca como pude, casi más que en la época de exámenes o cuando conocí a Leticia en mi primer año de carrera, quien desde entonces se convirtió en mi amante ocasional.

Sin embargo, yo que no creo en el destino, en aquella ocasión parece que los astros estaban conjurados para que Verónica y yo tuviéramos que estar solos dejando que la locura nos consumiera por completo. Como digo todo se conjuró para que nos quedáramos solos en la casa todo el fin de semana. Ella en principio se iba a ir con el novio, pero a él le surgió no se que cosa y pospusieron la visita, cuantas más no se pospondrían después a causa de lo que paso en este fin de semana. Por su parte, Luis y Martha tenían planeada una escapada asi que se fueron sin más. Y por mi parte estaba tan metido en los estudios que ni me molesté en quedar o preparar algo.

Así, de esta forma, llego el sábado por la noche. Eran ya cosa de las nueve y yo estaba en mi cuarto tumbado en la cama leyendo no se que cosa cuando Verónica llamó a mi puerta. Al decirle que pasara abrió la puerta quedándose a la entrada dejándome verla tan maravillosa como venía. Tenía puesta una camiseta interior blanca de tirantes sin nada debajo que convertía en una mancha más oscura sus dos lindos pezones. Como complemento llevaba un culote verde de algodón perfectamente adaptado su figura para marcar el contorno de su vientre y de sus labios vaginales. Sacándome del hechizo en el que había caído al verla me pregunto que si me apetecía cenar con ella, a lo que le respondí que si, siendo lo más natural al estar los dos solos.










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