Cojedóres "cogídos", el précio de mi siléncio.

El tio Sergio en vez de enojarse, se sintió curióso y atraído por mi reláto detalládo de lo que había visto de cada úno de ellos...incluído mi viéjo.








Al cábo de un ráto largo de mi cuento, podía ver la cara de mi tio con una muéca divertída y cómplice...
-Y entónces? , Que précio tiene tu secréto?...-, preguntó el tio entre víctima y negociador...
- Quiéro esta ahí... , Nó escondído...-, atiné a decirle decir tratándo de sonar firme a pesar de mis nérvios...-.

- Bué... Si nó hay mas remédio... - respondió el típo resignádo miéntras le hechaba una miráda cómplice a mi tio Cacho para hacerlo parte "del pácto" y que se relajára.
- Al fin y al cábo... algún dia " el pibíto" va a saber como són las cósas y méjor si aprénde "a cómo son las mínas" con nosótros "cacházo"...- le dijo a su hermáno animándolo a seguir "como si nada".





- Y de todo lo que hás vísto?, que mas te há gustá'o changuito?...- Me interrogaba mi tio medio borrachín y suelto por la cervéza... Quería que le hablára de la mejor "estratégia" era elogiarlo; cósa que no costába mucho porque el tipéjo de 27 años era un sementál mestízo saltéño con una verga que hacía honor a su apódo " El Mácho"