Embarazo Infernal, Alice de Fellatrix

ALICE: EMBARAZO INFERNAL


Alice lo había pensado mucho: Era el momento de cambiar.
Durante su estancia en el Hotel-Burdel de los Conejitos, hizo un montón de amigos y tuvo experiencias que jamás olvidaría. Pero recientemente, de todas formas, había empezado a desear algo más de la vida, y tras largas discusiones con amigos infernales, este deseo se convirtió en la esperanza de convertirse en madre.
Durante el último mes, Alice empezó a ofrecerles a sus clientes más habituales un contrato. La complicada terminología del contrato se unía a el desorden y el tamaño enano de la letra, pero ella lo resumía para aquellos que podían estar interesados: Fóllame lo suficientemente duro para preñarme con tu semilla, y si lo consigues, seré tuya.
Durante la noche de reproducción de Alice, seleccionó a tres hombres de más de una docena que se habían ofrecido. Todos ellos tenían su aprovación en cuanto a físico, salud y mentalidad, ya que quien ganara sería su compañero por toda la eternidad. Dos de ellos, que eran demonios, se habían presentado a tiempo, incluso tomaron su verdadera forma. El tercero, un humano, llegó tarde a la cita, tanto que, aunque finalmente pudo participar en "El día del cambio de vida", fue a un gran precio, ya que los demonios se habían irritado con su comportamiento. Una vez los tres estuvieron presentes, ya podían empezar a preñar a Alice.
Embarazo Infernal, Alice de Fellatrix

Antes de que alguno de aquellos bestias pudiera follársela, Alice tuvo que prepararlos para la noche. Se agachó, y empezó a ponerles a cada uno unos anillos de origen misterioso rodeando sus enormes pollas. Esto les prevendría de correrse en cualquier lugar que no fuera su coño apretado que daba un placer inhumano, así podrían descargar toneladas de semen directamente en su matriz.
Tras asegurar los anillos en las pollas de los diablos, esos dos toros diabólicos la cogieron de las piernas y los pies rápidamente y la arrojaron directamente a la cama de su habitación. Después, dándole suficiente tiempo para recolocarse, el que tenía la polla más larga la colocó sobre su coño, la empezó a meter entera hasta que solo quedaron los huevos fuera, el gran glande de su polla llenaba toda su cavidad uterina. El otro demonio, que no se quiso quedar atrás, colocó su miembro, igualmente inmenso, bajo el brazo de Alice, y empezó a moverse, deslizando su pollón por su sobaco, y empezando a dejar empapada de líquido preseminal toda la zona.
Tras un tiempo acostumbrándose al ritmo brutal de aquellos dos, Alice estuvo preparada para atender el último en llegar. Con su mano aseguró de nuevo el anillo al principio de su polla. Después de tener el anillo firmemente sujeto, un olor curioso empezó a violar sus sentidos. Moviendo hacia atrás la piel que cubría el glande de aquel pollón, Alice pudo ver que bajo aquél prepucio se escondía una gran cantidad de semen rancio que llevaba ahí meses. Aguantándose las arcadas, dijo: "Esta basura no irá a ningún lado, menos a mi coño, ¡No hasta que lo limpie!".
Cogiéndole la polla con las dos manos, Alice empezó a limpiarla el queso que rodeaba aquella polla con su larga y diestra lengua. Durante la larga tarea de limpieza, Alice fijó sus ojos con un ceño penetrante y enfadado ante la desagradable mezcla que tenía el sabor de la piel que envolvía la punta de la polla. El sonido de la boca y lengua de Alice chupando y limpiando sin parar aquella polla, solo hacía que sus otros dos diablos la follaran mucho más duro, con el sonido cada vez más brutal del "SLAPPP" que producían el choque de las caderas de los diablos empotrándola. Tras un buen rato de limpieza con base de saliva, hasta el último resto de semen rancio de aquella polla había desaparecido. Sin perder ni un segundo, Alice cogió la polla turgente de aquel hombre y se la fue metiendo cada vez más y más adentro, tan dentro de su garganta como larga se estaba haciendo la noche.
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Pasaron un montón de horas, todas ellas llenas de folladas a aquella pequeña diabla. Con un último empuje que la llenó entera, el único mortal de aquellos tres empotradores descargó un montón de semen extremadamente vívido en el coño de Alice. Con sus pelotas totalmente ordeñadas, sacó su polla ya flácida, y tras ella surgió un hilo de semen enganchado,
Alice, tirada en el suelo sobre su espalda con un trance orgásmico, abrió del todo sus piernas, apartando sus nalgas y dejando a la vista un plug anal profundamente metido en su culo. Aquel plug, llamado el Bulbo de Ishtar, fue introducido mucho antes aquel día, para incrementar en el doble la fertilidad y las posibilidades de concevir. Después de reproducir un echizo originario de Babilonia, de su coñito reventado empezó a salir un torrente de semen que bajaba por su abdomen, empapándola mientras sonaba eróticamente al salir de su orificio.
El viscoso líquido que caía de las pollas flácidas de aquellos empotradores, era solo el vestigio del trabajo de toda una noche, había muchísimo más líquido dentro de ese coño apretado que se habían dedicado a follar sin parar, tanto la habían llenado de sus semillas que su barriga parecía inchada. La ingente salsa de bebés que había dentro de aquella diabla empezó a funcionar sin parar, fecundando sus óvulos y haciendo que rápidamente se reprodujeran todas las células, esto creó un montón de sensaciones dentro de ella, haciendo que se desmayara y cayera rendida. La mezcla genética que se produjo tras las últimas 5 horas de sexo era inevitable. Tras un repentino silencio, sus ovarios estallaron.
Alice en seguida se dio cuenta, la violenta penetración que la había llenado sin parar de semen había expuesto sobremanera sus óvulos. Con un último gemido orgásmico, sus ojos se cerraron, y su larga lengua cayó por su mejilla con la boca abierta en una imagen muy erótica. Su maternidad estaba ya garantizada.
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La vida de Alice cambió bastante en los siguientes meses después de ser follada. Mientras los clientes y visitantes del Hotel-Burdel de los Conejitos veían con pena su barriga creciente, la noticia de su embarazo fue acogida con alegría entre sus compañeros de trabajo. Con una gran y redonda barriga, Alice cruzó la puerta de aquel burdel por última vez en su vida, empezaba del todo su nueva vida.
En la nueva casa de Alice, un apartamento espacioso en la zona más rica de la ciudad, los días pasaban entre lujos. A medida que avanzaba su embarazo, ella fue totalmente atendida, tanto sexual como económicamente por cada uno de sus tres exitosos empotradores de hacer bebés. Lo que ponía en aquel confuso contrato era que Alice tendría total acceso al tiempo y el dinero de aquellos seres, en cualquier momento que deseara, así que Alice siempre estuvo más que atendida.
Mientras visitaba a sus amigos eventualmente en el hotel burdel donde trabajó, Alice disfrutaba siendo adorada por aquel trío en su estado actual. Con el dinero y el semen de sus niños, ella podía practicar su oficio tanto como quería mientras gozaba de la vida. Un nuevo amanecer se levantaba para Alice, y estaba preparada para disfrutar de su calidez.
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¡Espero que disfrutéis mucho de esta historia!

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