La Doble Polla en el Coño: La Destrucción Total de Ana
Ana yacía exhausta sobre el pecho ancho y sudoroso de Marcus, su coño y su culo aún contrayéndose en espasmos post-orgásmicos, chorreando un río espeso de semen caliente que formaba un charco pegajoso debajo de su culo. Su ano estaba rojo e hinchado, abierto como una flor carnosa después de la follada brutal de Tyrone, y su coño palpitaba alrededor del monstruo de 28 cm de Marcus, que aún seguía semiduro dentro de ella, manteniéndola obscenamente dilatada.
Pero los tres negros no estaban ni de lejos satisfechos. Sus pollas negras, brillantes por los jugos de Ana y su propio semen, volvían a endurecerse rápidamente al ver a esa putita blanca de 18 años convertida en un desastre sexual: el maquillaje corrido por lágrimas y saliva, las tetas marcadas con mordiscos, los muslos temblando y cubiertos de corridas.
Marcus agarró con fuerza sus caderas, clavando los dedos en su carne suave. "Levántate un poco, zorra. Tu coño aún no ha probado lo que es de verdad ser reventado", ordenó con voz ronca y dominante.
Tyrone se colocó detrás de ella de inmediato, su vergón de 22 cm por 6 de grueso ya latiendo como una barra de acero. Escupió un chorro grueso directamente en la entrada del coño de Ana, donde la polla de Marcus aún ocupaba todo el espacio. Mezcló la saliva con el semen que rebosaba, untando todo con los dedos, metiéndolos junto a la base gruesa de Marcus para lubricar más. "Vamos a meterte las dos pollas aquí dentro, en ese coñito blanco apretado. Te vamos a partir en dos hasta que no puedas ni caminar".
Ana gimió como una perra en celo, el miedo y el deseo mezclándose en un calor insoportable entre sus piernas. "¿Dos pollas... en mi coño al mismo tiempo? Me vais a romper del todo...", susurró, pero sus caderas ya se alzaban solas, ofreciéndose.
Jamal no perdió tiempo: se arrodilló frente a su cara, agarrándole el pelo con fuerza y metiéndole su verga de 17 cm hasta el fondo de la garganta de un solo empujón. "Cállate y chupa, puta. Vas a estar llena por los tres lados todo el rato".
Marcus se quedó quieto en el fondo, su pollón de 28 cm por 8 de grueso abriendo al máximo las paredes vaginales de Ana, tocando su útero con la punta hinchada. Tyrone presionó la cabeza bulbosa de su polla contra la entrada ya imposiblemente estirada, justo al lado de la raíz venosa de Marcus. Empujó con fuerza, sin piedad. Ana aulló alrededor de la polla de Jamal cuando sintió cómo su coño se desgarraba lentamente: la cabeza de Tyrone forzando la entrada, estirando la carne rosada hasta el límite, rozando directamente contra la polla de Marcus.
"¡Joder, no cabe! ¡Me estáis destrozando el coño!", gritó con la boca llena, saliva y lágrimas cayendo por su barbilla. Pero su coño traicionero se contraía de placer, chorreando más jugos para facilitar la invasión.
Tyrone gruñó y empujó más fuerte, centímetro a centímetro, hasta que la mitad de su vergón estuvo dentro, apretado contra el monstruo de Marcus. Las dos pollas negras se rozaban dentro de ella, separadas solo por una delgada pared de carne palpitante, masajeando cada nervio, cada pliegue de su coño virgen convertido en túnel de puta.
Entonces empezaron a follarla de verdad.
Marcus desde abajo, embistiendo hacia arriba con toda su fuerza muscular, haciendo que sus bolas enormes golpearan el culo de Ana con cada subida. Tyrone desde atrás, agarrándola por las tetas y machacando hacia adelante como un animal, sus caderas chocando contra su culo con palmadas sonoras. Se coordinaron perfectamente: cuando uno entraba hasta el fondo, el otro salía un poco, y viceversa, creando una fricción constante entre sus dos vergas dentro de su coño destrozado.
El sonido era puro porno obsceno: chapoteos húmedos y viscosos, semen viejo salpicando con cada embestida, los gemidos guturales de los tres hombres mezclados con los chillidos ahogados de Ana. Su coño hacía ruidos de succión cada vez que una polla salía, como si no quisiera soltarlas.
Ana estaba perdida en un éxtasis brutal. Se corría una y otra vez, squirts violentos saliendo a chorros alrededor de las dos pollas, empapando el vientre y el pecho de Marcus. "¡Sí, reventadme el coño! ¡Folladme como una puta barata!", suplicaba entre arcadas mientras Jamal le follaba la garganta sin compasión, metiéndosela hasta las bolas y cortándole la respiración.
Jamal fue el primero en correrse otra vez: agarró su cabeza y descargó directamente en su garganta, obligándola a tragar cada chorro espeso mientras ella se ahogaba en placer.
Marcus aceleró, sus embestidas volviéndose salvajes. "¡Toma mi leche, zorra!", rugió, explotando dentro de su coño ya saturado. Chorros calientes y abundantes llenaron cada espacio, empujando hacia fuera alrededor de las dos pollas, creando una crema blanca que chorreaba como una fuente.
Tyrone sintió la lubricación extra y perdió el control: clavó los dedos en sus caderas, dejando marcas rojas, y machacó con furia hasta correrse con un bramido animal, añadiendo su semen caliente al caos, inundando su útero hasta que rebosaba por todos lados.
Cuando ambos se retiraron lentamente, con un sonido húmedo y obsceno, un torrente blanco y viscoso brotó de golpe del coño destruido de Ana: gruesos hilos de semen mezclado cayendo sobre la cama, su entrada roja e hinchada quedando abierta como un túnel, incapaz de cerrarse, palpitando al aire.
Ana colapsó boca abajo, temblando violentamente, con el cuerpo cubierto de sudor, mordiscos, semen y sus propios squirts. No podía cerrar las piernas; su coño y su culo seguían contrayéndose en espasmos, goteando sin parar.
Laura se acercó, acariciándole el pelo empapado. "Mírate, amiga... tu coñito ya no volverá a ser el mismo. Ahora es un agujero hecho para pollas grandes, para dobles, para todo lo que queramos meterte".
Ana solo pudo gemir débilmente, una sonrisa lasciva en los labios. Sabía que volvería esa misma semana. Quería más. Quería que la destrozaran aún más fuerte, que la llenaran hasta que no cupiera ni una gota más. Su cuerpo ya era adicto a ser usada como una puta de tres agujeros, especialmente a sentir dos (o más) pollas negras reventándole el coño al mismo tiempo.
Ana yacía exhausta sobre el pecho ancho y sudoroso de Marcus, su coño y su culo aún contrayéndose en espasmos post-orgásmicos, chorreando un río espeso de semen caliente que formaba un charco pegajoso debajo de su culo. Su ano estaba rojo e hinchado, abierto como una flor carnosa después de la follada brutal de Tyrone, y su coño palpitaba alrededor del monstruo de 28 cm de Marcus, que aún seguía semiduro dentro de ella, manteniéndola obscenamente dilatada.
Pero los tres negros no estaban ni de lejos satisfechos. Sus pollas negras, brillantes por los jugos de Ana y su propio semen, volvían a endurecerse rápidamente al ver a esa putita blanca de 18 años convertida en un desastre sexual: el maquillaje corrido por lágrimas y saliva, las tetas marcadas con mordiscos, los muslos temblando y cubiertos de corridas.
Marcus agarró con fuerza sus caderas, clavando los dedos en su carne suave. "Levántate un poco, zorra. Tu coño aún no ha probado lo que es de verdad ser reventado", ordenó con voz ronca y dominante.
Tyrone se colocó detrás de ella de inmediato, su vergón de 22 cm por 6 de grueso ya latiendo como una barra de acero. Escupió un chorro grueso directamente en la entrada del coño de Ana, donde la polla de Marcus aún ocupaba todo el espacio. Mezcló la saliva con el semen que rebosaba, untando todo con los dedos, metiéndolos junto a la base gruesa de Marcus para lubricar más. "Vamos a meterte las dos pollas aquí dentro, en ese coñito blanco apretado. Te vamos a partir en dos hasta que no puedas ni caminar".
Ana gimió como una perra en celo, el miedo y el deseo mezclándose en un calor insoportable entre sus piernas. "¿Dos pollas... en mi coño al mismo tiempo? Me vais a romper del todo...", susurró, pero sus caderas ya se alzaban solas, ofreciéndose.
Jamal no perdió tiempo: se arrodilló frente a su cara, agarrándole el pelo con fuerza y metiéndole su verga de 17 cm hasta el fondo de la garganta de un solo empujón. "Cállate y chupa, puta. Vas a estar llena por los tres lados todo el rato".
Marcus se quedó quieto en el fondo, su pollón de 28 cm por 8 de grueso abriendo al máximo las paredes vaginales de Ana, tocando su útero con la punta hinchada. Tyrone presionó la cabeza bulbosa de su polla contra la entrada ya imposiblemente estirada, justo al lado de la raíz venosa de Marcus. Empujó con fuerza, sin piedad. Ana aulló alrededor de la polla de Jamal cuando sintió cómo su coño se desgarraba lentamente: la cabeza de Tyrone forzando la entrada, estirando la carne rosada hasta el límite, rozando directamente contra la polla de Marcus.
"¡Joder, no cabe! ¡Me estáis destrozando el coño!", gritó con la boca llena, saliva y lágrimas cayendo por su barbilla. Pero su coño traicionero se contraía de placer, chorreando más jugos para facilitar la invasión.
Tyrone gruñó y empujó más fuerte, centímetro a centímetro, hasta que la mitad de su vergón estuvo dentro, apretado contra el monstruo de Marcus. Las dos pollas negras se rozaban dentro de ella, separadas solo por una delgada pared de carne palpitante, masajeando cada nervio, cada pliegue de su coño virgen convertido en túnel de puta.
Entonces empezaron a follarla de verdad.
Marcus desde abajo, embistiendo hacia arriba con toda su fuerza muscular, haciendo que sus bolas enormes golpearan el culo de Ana con cada subida. Tyrone desde atrás, agarrándola por las tetas y machacando hacia adelante como un animal, sus caderas chocando contra su culo con palmadas sonoras. Se coordinaron perfectamente: cuando uno entraba hasta el fondo, el otro salía un poco, y viceversa, creando una fricción constante entre sus dos vergas dentro de su coño destrozado.
El sonido era puro porno obsceno: chapoteos húmedos y viscosos, semen viejo salpicando con cada embestida, los gemidos guturales de los tres hombres mezclados con los chillidos ahogados de Ana. Su coño hacía ruidos de succión cada vez que una polla salía, como si no quisiera soltarlas.
Ana estaba perdida en un éxtasis brutal. Se corría una y otra vez, squirts violentos saliendo a chorros alrededor de las dos pollas, empapando el vientre y el pecho de Marcus. "¡Sí, reventadme el coño! ¡Folladme como una puta barata!", suplicaba entre arcadas mientras Jamal le follaba la garganta sin compasión, metiéndosela hasta las bolas y cortándole la respiración.
Jamal fue el primero en correrse otra vez: agarró su cabeza y descargó directamente en su garganta, obligándola a tragar cada chorro espeso mientras ella se ahogaba en placer.
Marcus aceleró, sus embestidas volviéndose salvajes. "¡Toma mi leche, zorra!", rugió, explotando dentro de su coño ya saturado. Chorros calientes y abundantes llenaron cada espacio, empujando hacia fuera alrededor de las dos pollas, creando una crema blanca que chorreaba como una fuente.
Tyrone sintió la lubricación extra y perdió el control: clavó los dedos en sus caderas, dejando marcas rojas, y machacó con furia hasta correrse con un bramido animal, añadiendo su semen caliente al caos, inundando su útero hasta que rebosaba por todos lados.
Cuando ambos se retiraron lentamente, con un sonido húmedo y obsceno, un torrente blanco y viscoso brotó de golpe del coño destruido de Ana: gruesos hilos de semen mezclado cayendo sobre la cama, su entrada roja e hinchada quedando abierta como un túnel, incapaz de cerrarse, palpitando al aire.
Ana colapsó boca abajo, temblando violentamente, con el cuerpo cubierto de sudor, mordiscos, semen y sus propios squirts. No podía cerrar las piernas; su coño y su culo seguían contrayéndose en espasmos, goteando sin parar.
Laura se acercó, acariciándole el pelo empapado. "Mírate, amiga... tu coñito ya no volverá a ser el mismo. Ahora es un agujero hecho para pollas grandes, para dobles, para todo lo que queramos meterte".
Ana solo pudo gemir débilmente, una sonrisa lasciva en los labios. Sabía que volvería esa misma semana. Quería más. Quería que la destrozaran aún más fuerte, que la llenaran hasta que no cupiera ni una gota más. Su cuerpo ya era adicto a ser usada como una puta de tres agujeros, especialmente a sentir dos (o más) pollas negras reventándole el coño al mismo tiempo.
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