Tengo pareja desde hace 5 años, la verdad que todo bien, cogemos y todo lo que conlleva una relación, pero desde que estaba en la preparatoria le tenía ganas a una compañera gordibuena del salón.
Pasaron unos años desde que salí del colegio, y volví a encontrar el perfil de la chica en FB, así que le mandé mensaje. Al principio eran platicas tranquilas, normales, nada fuera de lo común, pero las cosas fueron subiendo de tono poco a poco.
Dias pasaron y seguíamos hablando, en secreto obviamente, y nuestras pláticas empezaron a tratar un poco sobre sexo, de cómo nos gustaba, fetiches y cosas así, hasta que le propuse encontrarnos para coger. La chica aceptó y quedamos de ir a un motel lejos de la casa de ambos para que nadie nos reconociera.
Llegó el día, la morra se presentó con una falda negra lisa, unas medias de red que Luciana deliciosas y una blusa de manga larga, ocultando lo que más tarde me iba a comer.
Ya en la habitación empezó el juego previo, besos, agarrones y demás. La morra pronto se bajo a comerme el pene, sabía hacerlo de maravilla, hasta que me acosté en la cama y me levanto las piernas para comerme huevos y el culo.
Que delicia de mujer que era, que no esperaba a obtener lo que quería sino que iba a por ello.
Rapido le quite la ropa, dejando ver esos grandes y deliciosos melones que tenía por tetas, le quite la falda, viendo que se había preparado con una tanga de perlas, para llegar caliente.
Se la hice a un lado y comencé a bombearla de perrito hasta hacerla gemir de placer, jalando le el pelo y dandole nalgadas en esas tremendas nalgas que rebotaban con cada embestida que le daba.
Ella terminó primero, soltando ese chorro tan característico que se presenta al llegar al clímax.
Segundo round, ahora ella me montó, no sin antes sentarse en mi cara para humedecer esa dulce vagina esponjosa.
Se sentó sobre mi verga, se la acomodó sola y empezó a cabalgar como una vaquera profesional.
Diez minutos pasaron de éxtasis puro hasta que estaba por llegar al orgasmo, acto seguido, ella se arrodilló y me pidió que le terminara en la cara, lo cual hice. Obra maestra ver su cara completamente llena de mi leche mientras ella gemía de placer.
Delicia de orgasmo que tuve en esa ocasión
Pasaron unos años desde que salí del colegio, y volví a encontrar el perfil de la chica en FB, así que le mandé mensaje. Al principio eran platicas tranquilas, normales, nada fuera de lo común, pero las cosas fueron subiendo de tono poco a poco.
Dias pasaron y seguíamos hablando, en secreto obviamente, y nuestras pláticas empezaron a tratar un poco sobre sexo, de cómo nos gustaba, fetiches y cosas así, hasta que le propuse encontrarnos para coger. La chica aceptó y quedamos de ir a un motel lejos de la casa de ambos para que nadie nos reconociera.
Llegó el día, la morra se presentó con una falda negra lisa, unas medias de red que Luciana deliciosas y una blusa de manga larga, ocultando lo que más tarde me iba a comer.
Ya en la habitación empezó el juego previo, besos, agarrones y demás. La morra pronto se bajo a comerme el pene, sabía hacerlo de maravilla, hasta que me acosté en la cama y me levanto las piernas para comerme huevos y el culo.
Que delicia de mujer que era, que no esperaba a obtener lo que quería sino que iba a por ello.
Rapido le quite la ropa, dejando ver esos grandes y deliciosos melones que tenía por tetas, le quite la falda, viendo que se había preparado con una tanga de perlas, para llegar caliente.
Se la hice a un lado y comencé a bombearla de perrito hasta hacerla gemir de placer, jalando le el pelo y dandole nalgadas en esas tremendas nalgas que rebotaban con cada embestida que le daba.
Ella terminó primero, soltando ese chorro tan característico que se presenta al llegar al clímax.
Segundo round, ahora ella me montó, no sin antes sentarse en mi cara para humedecer esa dulce vagina esponjosa.
Se sentó sobre mi verga, se la acomodó sola y empezó a cabalgar como una vaquera profesional.
Diez minutos pasaron de éxtasis puro hasta que estaba por llegar al orgasmo, acto seguido, ella se arrodilló y me pidió que le terminara en la cara, lo cual hice. Obra maestra ver su cara completamente llena de mi leche mientras ella gemía de placer.
Delicia de orgasmo que tuve en esa ocasión
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