¿Alguien ha oídohistorias de chicas quedara en estado y desaparecieron del barrio o de laescuela? Pues si existen. Recuerdo una chica quedó embarazada en una fiesta porsu enamorado. Pero el muy cabrón lo desconoció y la dejo con los chicotescruzados. Al enterarse la familia; ya se imaginan lo sucedido dentro de sucasa. Ella no regreso más a la escuela. En otra ocasión, otro cabrón leincrepaba a su compañera de colegio que si ella tiene al bebe es cosa suya sino aborta. ¿Pueden creer abortar en un pueblito lejano? Como pueden imaginar,por su indecisión, su panza comenzó a manifestarse y se armó el despelote en sucasa. La puedo ver ocasionalmente andando sola o con una amiga con su panza enla escuela. Prácticamente hay 4 chicas que se reúnen en los recreos y conversan,no importa que grado de educación estén. El club de las embarazadas escolaresva de las categorías de incesto y hetero según el chisme. “Pueblo chicoinfierno grande” según el dicho popular. Aunque las familias comprometidas conel asunto, concuerdan y casan a sus hijos para seguir llevándose bien. Esopropiciado como solución por el pastor del lugar. Caso hasta los casos dehermanos con hermanas.
En mi caso, que lahijastra del pastor evangélico quedara preñada de su padrastro violador. Esa nolo vieron venir, ¿No?
Pueees, sí. Soy unaadolescente de 15 años. Mis amigas del colegio dicen que soy alta y muydesarrollada para mi edad; igual era con las amigas de mi madre. Tanto, quebromeaban con mi mamá si ya tenía enamorado o cuantos con risas. Mi madre metuvo a los 18 años y quedamos solas cuando ella tenía 31 años. Mi padre yabuelo murieron por un accidente en la carretera y se reunió con el pastor asus 33 años, y meses más o menos. No culpare a mi madre por su decisión, perocomo dicen “Que sea lo que Dios quiera”. ¿Pero es que escasean los hombres?Aquí no lo sé. Mi madre todavía se conserva bien en comparación de algunas desus amigas. Bueno, bueno, bueno siguiendo con el relato.
¿Tal vez no me hayadado cuenta de mi desarrollo físico? -Me preguntaba en mi cuarto. Yo solo tengo1.60 m con 65 Kg. Me preocupa más mi peso; tal vez sea por los bultos que teniade senos y trasero. Mirando por mi espejo desnuda, se notan bien turgentes. Sí,creo que los tengo más grande que el resto de mis amigas. Estos datos creo quefueron el detonante para lo sucedido conmigo.
El barrigón ese, ya meestaba olisqueando con los ojos mi escote y trasero desde hace mucho. Y yoestaba en la pubertad y con ganas de explorar mi sexualidad. Pero no lo incitea que me arrojara sobre la cama matrimonial y me desvirgara con dolor. Fuejusto cuando salía de ducharme, con solo una toalla encima camino a mi cuarto.Me arranco la prenda y me jalo dentro del dormitorio. Grite del susto y actoseguido grite del dolor por mi vagina profanada. Este maldito embarazado que nopodía, creo, ni verse el pito me atino como Robin Hood a la diana en laprimera. Mis gemidos primerizos, él me los arranco de mi boca como una loca. Tratede zafarme de su agarre y de nuestra conexión genital en vano. Tenía un dolorque me partía la vagina y sin importarle siguió bombeándome. El dolor inicial desaparecióde varias embestidas para luego sentirme en un tobogán de placer; que mi cuerpono alcanzaba reprimir, ni mi mente comprender.
Después se dio unapausa y se deshizo de su ropa. Vi un hombre con piernas gruesas abiertas, comosi fuera a un duelo del viejo oeste, alto de 1.85 m creo, corpulento, gruesocon bellos que iba de sus hombros, pecho, pubis, piernas y remataba con unvástago en medio de ellas. Él se acercó balanceando un pene oscuro ya erguido,de una palma de largo que él afirmaba me llevaría al cielo. Froto su grosor contrami raja y penetro ocasionándome un gemido predecesor de muchos que llenarían miboca. En plena cabalgata decía estupideces; como, romper mi virginidad era unaofrenda; que yo era un sacrificio, por el bien de un servidor del Señor y cosasque Dios te lo pagaraa…; pero, ¡co… con sarcasmo!, ¡¿Se rio acaso?¡
Que mierda me decía. Atontadade forma física, psicológica; estaba aprisionada por su peso mientras seguíapenetrando mi interior. Yo no razonaba por los continuos orgasmos que mearrancaba. Riendo, dijo que soy multiorgásmica, y que mi vagina apresaba variasveces su falo en mi interior. Paro y se colocó encima de mis pechos solo para quese lo lamiera. Me quede en silencio ante la verga que me cacheteaba lasmejillas para que reaccionara. Lo tenía a 10 cm de mi rostro; un pene oscuro, húmedo,largo y grueso; con protuberancias que parecían venas y un glande rosado deltamaño de una pepa de palta. Lagrimeando saque tímidamente mi lengua y lamí.Jajajajaja se rio de mi intento. Me jalo por mis cabellos y me arrodillo sobrela cama. Lámelo bien, me ordeno. Yo volví sacar mi tímida lengua y la embadurnécon mis pasadas. Volvió a reírse de mi esfuerzo. Así que me lo introdujo hastaque tosí. Saca bien la lengua y chúpalo como un helado –me increpo con suspalabras hasta que se lo lamí según sus deseos. Se lo mame, que me faltababoca. Su glande era el problema para mí. Es grande y me faltaba práctica.Riendo, levanto mis ancas y copulo con ellas al aire en tanto me apoyaba conmis manos como si fuera una carretilla. Luego cambio, me ladeo sobre la cama conuna pierna al aire, cuando lo abrazaba sin sacar su herramienta; todoacompañado por un coro de jadeos y gemidos. Se impulsaba con fuerza que medestrozaba con los orgasmos que me propinaba. No sé, pero sentía mi cabellera,vientre, senos, cara, espalda; todo mi cuerpo mojado sudorosa como mi interior,húmeda. Me recordó el curso de educación física de la escuela. Solo había queagregar el gemir fuerte; mientras mi cerebro cortocircuitaba por endorfinas yoxitocinas. Quería mas, Dios quería más; deje que la lujuria me invadiera entanto mi cuerpo seguía teniendo espasmos de los orgasmos que me provocaba esefalo oscuro. Pero de súbito se detuvo, lo saco violentamente; pareció como sime hubieran quitado algo que me urgía ó necesitara. Lo froto y de su pene escupióalgo que llego a mi cara, pechos y vientre. Un aullido de placer salió. Aaaah, aaahsii si Oooh, Ooh. Luego golpeo su glandecontra mi clítoris que provoco un espasmo de la mano con un gemido. Se sonriócomo si un trabajo estuviera hecho. Boca arriba con los brazos extendidos comopidiendo auxilio, mi respiración era agitada y no tenía fuerzas, como si lahubieran drenado. Si algo me tocara me correría al instante. Mi padrastro meoteo complacido; mientras sacaba brillo a su falo húmedo y venoso. Siguió frotandohasta que de nuevo lleno mi interior con su hombría. Balanceo sus caderasdespacio, esta vez sin llegar a mi cérvix; en tanto me veía a mí, ignorante,que había caído en mi cara. Con su mano derecha froto mis pezones erectos,untándome, esparciendo la lefa derramada sobre mis pechos y vientre. ¿Te gusto?-Pregunto aun acariciando mi bajo vientre y sin dejar de balancear sus caderas;en tanto su glande entraba y salía de mi entrada vaginal. Era un glande indeciso.Mis labios se abrían y cerraban, abría y cerraba…. Cada ocasión que salía, mislabios húmedos lo acariciaban; como los brazos de una amada que se negaba asoltar a su amado. Esos dos, su pene y mis labios vaginales; con su jueguito deentrar y salir, emitían ligeros sonidos acuosos en la habitación silenciosa. Si,estaba tan silenciosa que lo único que se oía eran mis gemidos suaves casisuplicantes con el jueguito de su pene con mis labios. El solo se divertía porese efecto sonoro. Sonreía viéndome como abría ligeramente mis labios como sifuera un pez tratando de respirar. Además de ver, como mis hormonas jugabanconmigo.
¿Te gusto? –repitió lapregunta el pervertido. Pero yo estaba mas hipnotizada de sensaciones paracomprender. Ese jueguito me puso expectante. Para que reaccionara me empaloentero para luego retroceder lentamente. Si…me gusto –le respondí, creo, y élme introdujo un poco más su pene. Y un atisbo de orgasmo me parecía venir aelectrizar mi cuerpo que conteste con un fuerte SI. Estaba embrujada, poseída.Siii, siiii, siii. Y me agredió con suvirilidad un poco más y reventaba yo diciendo si, si, si, si, si, si. Hasta elfondo -dije que me electrocuto con una lluvia de orgasmos. Esta vez, yo entrabacon iniciativa; moviendo mis caderas, ladeándolas, contrayendo como sea misparedes internas; con tal de exprimir ese pedazo de carne que invadía miinterior. Era una danza del vientre, pero acostada. Quería que mis paredesvaginales aprisionaran ese pene dentro mío hasta quedarnos como dos perrosabotonados. Compriman, aprisionen, estrujen -me decía a mí misma a las fuerzasque me oyeran para que me llenara de placer. Dios santo, estoy loca –meimagine.
Mi cuerpo reaccionoagitándose, arqueando mi columna al cielo y arrojando pichi, creo. Es undemonio. Me convirtió en su puta perra y supongo igual con mi madre. Domo unajuvenil oveja del Señor en una súcuba hambrienta de lujuria. Ya no me importosu panza velluda; ahora brincaba como posesa en mis sentones abrazando esapanza y descansando sobre ella sudorosa. Hasta mis senos frotaban esa panza.
¡Ja ja ja ja ja ja! -él reía mientras yo abrazaba y besaba esa velluda y sudorosa panza sin asco.Los pensamientos que tenía sobre esta persona; que se supone es un pastor deuna comunidad, alguien libre de polvo y paja, que en la calle iba bien con susaco y corbata, que atendía a su feligresía, entonaba y cantaba alabanzas en laiglesia en coro con tantos parroquianos. Un lobo con piel de oveja. Es enrealidad un Demonio a puertas cerradas.
Dios es grande hija mía–decía mientras reía- goza lo que Dios te ofrece en la vida... sumisa como Evaante Adán.
Y seguía y seguía con su rollo; mientras mepenetraba tendida boca abajo en tanto amasaba mis glúteos o los sujetaba comoáguila sobre su presa.
Sabes ya no tienes queconvencerme -le dije mientras mi cuerpo y senos se balanceaban- solo culeame,fornícame, viólame, préñame, llévame al cielo, solo hazlo. Le dije mientras retraíami trasero para sentir su falo perforarme más adentro de mi vagina. El sonidode dos cuerpos chocando se oían fuera del cuarto; donde un par de ojos y oídosestaba atentos al desarrollo, allí dentro.
No sabía qué hacer. Seme invirtió la moneda en el cerebro, ya está demás seguir con la verborrea. Estuvecogida por mis caderas y seguía bombeándome de perrito. ¿Cuándo se detendrá?, esperoque nunca. Por primera vez me sentía libre y llena. Mi cuerpo a flor abiertasin taras.
Como una muñeca quetomaba algunas poses que verías solo en el Kamasutra; nunca había imaginado nien sueños como seria tomado mi cuerpo. El cómo, sobaba las venas de su falo lasparedes de mi vagina, me hizo multiorgásmica. El lamerle sin asco con toda milengua su pene, el juguetear con los bordes de su glande, de los huevos hastala punta, me confirme como su puta. Bese su pecho velludo de macho dominante sobre mí, mime sus labios con los míos, entregue mi vagina virgen y salípremiada. Adoro sentir mis senos bailar el sube y baja o balancearse como locasante el ímpetu viril de este mi macho ahora. Libres. Tus lecciones no terminannena -dijo, mientras me subía una pierna y penetraba por enésima vez en trancemi concha. Ambos sudados, pero él, la gota gorda; como si estuviera jugandobajo el sol. De misionero, sentía su sudor como me embadurnaba mi vientre y senosparados; que no ignoraba en succionar y besarme.
Hasta que sucedió. Elcerdo me lleno. Sentí su lefa caliente depositarse dentro de mi mientras sufalo palpitaba con cada descarga. Mi vagina lo apresaba y ayude contrayendo mismúsculos pélvicos hasta que depositara cada gota de vida en mi interior. Yo ya sabíade qué la tierra es redonda. Me puse en guardia cuando cayó a lado mío despuésde llenarme. Mientras el sentía su gloria yo abrí las piernas y pude ver algoblanco saliendo de mi vagina. Quería increparle por las consecuencias que se mearremolinaban en mi cabeza. Pero, me sentía feliz de ser una hembra satisfechade ser beneficiada. ¿Me seguirá violando? -Pensé, mientras acariciaba mi vaginade la cual emanaba su leche y lo pasaba por toda mi concha y senos.
Después de ver que nose movía, intente salir del cuarto. No podía dejar que mi madre nos encontrarao me viera así. Pero mi cuerpo no respondía bien. Claro, después de copularcomo hembra de león marino; no me sorprendió que estuviera cansada y desecha,solo podía dormir a lado de ese león. Su leche blanca y espesa salía lentamientras mi vagina se reacomodaba ante la ausencia de su falo. Curiosa como unagata, llevé mis dedos y recogí un poco de su saliente lefa espesa y lamí misdedos. ¿Que estoy haciendo? -me preguntaba saboreando su leche y tratando dediluir su espesor con la lengua. Seguí escarbando mi vagina hasta que la sequésin saber que me estaba alimentando. No le tenía repulsa y me parecía un poco másde dulce que salado.
Ya era hora de salir-pensé, abandonando el lecho para dirigirme a la ducha; mientras buscaba latoalla, que no encontraba. Camino a mi dormitorio la encontré sobre mi cama.Cosa que me inquieto, a menos que penaran en la casa, solo había una respuesta.Ya empezaba ver el futuro que sucedería. Me abofeteo, me increpo, me asocio acierto pecado, estuvo a punto de seguir pegándome hasta que le increpe que ellasabía lo que ocurría y no hizo nada. Allí se congelo y se puso a llorarabriendo más los ojos. Ella sabía, y solo estuvo de mirona. Perdió elequilibrio y tomo asiento sobre el sofá, llevándose las manos a la cara. Seincrepaba contra si misma; su falta de valor y su hipocresía de culparme por losucedido sin echar al barrigón en la culpa. Ella y yo estábamos en la mismacanoa –pensé; en tanto la miraba temerosa si me acerco o no. No quería otroarrebato violento de parte de mi madre ante nuestra circunstancia. Así que laabrace fuertemente poniéndonos a llorar y ambas nos correspondimos con otroabrazo consolador. Ella me pidió perdón por como actuó y me consoló por lo quepase con el pastor. Pensábamos que sería de nosotras solas, cuando ambas en unfrente unido lo echáramos de la casa.
¿A sí que, Como loharíamos? Este gordo es muy respetado, tiene peso económico en este pueblito.Nosotras solo tenemos una casa y dos hectáreas de café. Lo común en todas lasfamilias del lugar. Este gordo bien podría ser un alcalde. Prácticamenteestábamos evaluando el costo beneficio. Así que comente a mi madre, quecompartiéramos ambas el mismo hombre. Le comenté que era posible que me hubierapreñado. Ella se llevó la mano a la boca por lo ocurrido. Eso suponía unproblema más si estuviéramos solas. Una madre soltera no era capital para unsoltero, pensamos ambas. Yo tenía culpa por no medirme durante el éxtasis. Ellame abrazo consolándome y que me apoyaría, si se confirmara que yo estaríaesperando un bebe. Mija -dijo poniendo sus manos en mis mejillas- entre lasmujeres tenemos que apoyarnos. Dos días después cuadramos a mi padrastro y élsin más, acepto. Claro que le convenía. Ahora era semental de dos hembras. Solole pedimos que dejara de predicar cuando estuviéramos en intimidad.
Llegando él de lacalle, nos encontró juntas en la cocina pelando y limpiando las papas; nos cogióde las nalgas contento y nos besó en la cabeza. Yo ya andaba de 3 meses y mimadre de 1 mes de embarazo. Deje de ir al colegio y junto a mi madre noscentramos en atender la casa y apoyar a nuestro esposo con la feligresía. Y aunen nuestro estado seguimos disfrutándonos casi todos los días.
PD: Por favor, comenta me ayudarías a mejorar.
En mi caso, que lahijastra del pastor evangélico quedara preñada de su padrastro violador. Esa nolo vieron venir, ¿No?
Pueees, sí. Soy unaadolescente de 15 años. Mis amigas del colegio dicen que soy alta y muydesarrollada para mi edad; igual era con las amigas de mi madre. Tanto, quebromeaban con mi mamá si ya tenía enamorado o cuantos con risas. Mi madre metuvo a los 18 años y quedamos solas cuando ella tenía 31 años. Mi padre yabuelo murieron por un accidente en la carretera y se reunió con el pastor asus 33 años, y meses más o menos. No culpare a mi madre por su decisión, perocomo dicen “Que sea lo que Dios quiera”. ¿Pero es que escasean los hombres?Aquí no lo sé. Mi madre todavía se conserva bien en comparación de algunas desus amigas. Bueno, bueno, bueno siguiendo con el relato.
¿Tal vez no me hayadado cuenta de mi desarrollo físico? -Me preguntaba en mi cuarto. Yo solo tengo1.60 m con 65 Kg. Me preocupa más mi peso; tal vez sea por los bultos que teniade senos y trasero. Mirando por mi espejo desnuda, se notan bien turgentes. Sí,creo que los tengo más grande que el resto de mis amigas. Estos datos creo quefueron el detonante para lo sucedido conmigo.
El barrigón ese, ya meestaba olisqueando con los ojos mi escote y trasero desde hace mucho. Y yoestaba en la pubertad y con ganas de explorar mi sexualidad. Pero no lo incitea que me arrojara sobre la cama matrimonial y me desvirgara con dolor. Fuejusto cuando salía de ducharme, con solo una toalla encima camino a mi cuarto.Me arranco la prenda y me jalo dentro del dormitorio. Grite del susto y actoseguido grite del dolor por mi vagina profanada. Este maldito embarazado que nopodía, creo, ni verse el pito me atino como Robin Hood a la diana en laprimera. Mis gemidos primerizos, él me los arranco de mi boca como una loca. Tratede zafarme de su agarre y de nuestra conexión genital en vano. Tenía un dolorque me partía la vagina y sin importarle siguió bombeándome. El dolor inicial desaparecióde varias embestidas para luego sentirme en un tobogán de placer; que mi cuerpono alcanzaba reprimir, ni mi mente comprender.
Después se dio unapausa y se deshizo de su ropa. Vi un hombre con piernas gruesas abiertas, comosi fuera a un duelo del viejo oeste, alto de 1.85 m creo, corpulento, gruesocon bellos que iba de sus hombros, pecho, pubis, piernas y remataba con unvástago en medio de ellas. Él se acercó balanceando un pene oscuro ya erguido,de una palma de largo que él afirmaba me llevaría al cielo. Froto su grosor contrami raja y penetro ocasionándome un gemido predecesor de muchos que llenarían miboca. En plena cabalgata decía estupideces; como, romper mi virginidad era unaofrenda; que yo era un sacrificio, por el bien de un servidor del Señor y cosasque Dios te lo pagaraa…; pero, ¡co… con sarcasmo!, ¡¿Se rio acaso?¡
Que mierda me decía. Atontadade forma física, psicológica; estaba aprisionada por su peso mientras seguíapenetrando mi interior. Yo no razonaba por los continuos orgasmos que mearrancaba. Riendo, dijo que soy multiorgásmica, y que mi vagina apresaba variasveces su falo en mi interior. Paro y se colocó encima de mis pechos solo para quese lo lamiera. Me quede en silencio ante la verga que me cacheteaba lasmejillas para que reaccionara. Lo tenía a 10 cm de mi rostro; un pene oscuro, húmedo,largo y grueso; con protuberancias que parecían venas y un glande rosado deltamaño de una pepa de palta. Lagrimeando saque tímidamente mi lengua y lamí.Jajajajaja se rio de mi intento. Me jalo por mis cabellos y me arrodillo sobrela cama. Lámelo bien, me ordeno. Yo volví sacar mi tímida lengua y la embadurnécon mis pasadas. Volvió a reírse de mi esfuerzo. Así que me lo introdujo hastaque tosí. Saca bien la lengua y chúpalo como un helado –me increpo con suspalabras hasta que se lo lamí según sus deseos. Se lo mame, que me faltababoca. Su glande era el problema para mí. Es grande y me faltaba práctica.Riendo, levanto mis ancas y copulo con ellas al aire en tanto me apoyaba conmis manos como si fuera una carretilla. Luego cambio, me ladeo sobre la cama conuna pierna al aire, cuando lo abrazaba sin sacar su herramienta; todoacompañado por un coro de jadeos y gemidos. Se impulsaba con fuerza que medestrozaba con los orgasmos que me propinaba. No sé, pero sentía mi cabellera,vientre, senos, cara, espalda; todo mi cuerpo mojado sudorosa como mi interior,húmeda. Me recordó el curso de educación física de la escuela. Solo había queagregar el gemir fuerte; mientras mi cerebro cortocircuitaba por endorfinas yoxitocinas. Quería mas, Dios quería más; deje que la lujuria me invadiera entanto mi cuerpo seguía teniendo espasmos de los orgasmos que me provocaba esefalo oscuro. Pero de súbito se detuvo, lo saco violentamente; pareció como sime hubieran quitado algo que me urgía ó necesitara. Lo froto y de su pene escupióalgo que llego a mi cara, pechos y vientre. Un aullido de placer salió. Aaaah, aaahsii si Oooh, Ooh. Luego golpeo su glandecontra mi clítoris que provoco un espasmo de la mano con un gemido. Se sonriócomo si un trabajo estuviera hecho. Boca arriba con los brazos extendidos comopidiendo auxilio, mi respiración era agitada y no tenía fuerzas, como si lahubieran drenado. Si algo me tocara me correría al instante. Mi padrastro meoteo complacido; mientras sacaba brillo a su falo húmedo y venoso. Siguió frotandohasta que de nuevo lleno mi interior con su hombría. Balanceo sus caderasdespacio, esta vez sin llegar a mi cérvix; en tanto me veía a mí, ignorante,que había caído en mi cara. Con su mano derecha froto mis pezones erectos,untándome, esparciendo la lefa derramada sobre mis pechos y vientre. ¿Te gusto?-Pregunto aun acariciando mi bajo vientre y sin dejar de balancear sus caderas;en tanto su glande entraba y salía de mi entrada vaginal. Era un glande indeciso.Mis labios se abrían y cerraban, abría y cerraba…. Cada ocasión que salía, mislabios húmedos lo acariciaban; como los brazos de una amada que se negaba asoltar a su amado. Esos dos, su pene y mis labios vaginales; con su jueguito deentrar y salir, emitían ligeros sonidos acuosos en la habitación silenciosa. Si,estaba tan silenciosa que lo único que se oía eran mis gemidos suaves casisuplicantes con el jueguito de su pene con mis labios. El solo se divertía porese efecto sonoro. Sonreía viéndome como abría ligeramente mis labios como sifuera un pez tratando de respirar. Además de ver, como mis hormonas jugabanconmigo.
¿Te gusto? –repitió lapregunta el pervertido. Pero yo estaba mas hipnotizada de sensaciones paracomprender. Ese jueguito me puso expectante. Para que reaccionara me empaloentero para luego retroceder lentamente. Si…me gusto –le respondí, creo, y élme introdujo un poco más su pene. Y un atisbo de orgasmo me parecía venir aelectrizar mi cuerpo que conteste con un fuerte SI. Estaba embrujada, poseída.Siii, siiii, siii. Y me agredió con suvirilidad un poco más y reventaba yo diciendo si, si, si, si, si, si. Hasta elfondo -dije que me electrocuto con una lluvia de orgasmos. Esta vez, yo entrabacon iniciativa; moviendo mis caderas, ladeándolas, contrayendo como sea misparedes internas; con tal de exprimir ese pedazo de carne que invadía miinterior. Era una danza del vientre, pero acostada. Quería que mis paredesvaginales aprisionaran ese pene dentro mío hasta quedarnos como dos perrosabotonados. Compriman, aprisionen, estrujen -me decía a mí misma a las fuerzasque me oyeran para que me llenara de placer. Dios santo, estoy loca –meimagine.
Mi cuerpo reaccionoagitándose, arqueando mi columna al cielo y arrojando pichi, creo. Es undemonio. Me convirtió en su puta perra y supongo igual con mi madre. Domo unajuvenil oveja del Señor en una súcuba hambrienta de lujuria. Ya no me importosu panza velluda; ahora brincaba como posesa en mis sentones abrazando esapanza y descansando sobre ella sudorosa. Hasta mis senos frotaban esa panza.
¡Ja ja ja ja ja ja! -él reía mientras yo abrazaba y besaba esa velluda y sudorosa panza sin asco.Los pensamientos que tenía sobre esta persona; que se supone es un pastor deuna comunidad, alguien libre de polvo y paja, que en la calle iba bien con susaco y corbata, que atendía a su feligresía, entonaba y cantaba alabanzas en laiglesia en coro con tantos parroquianos. Un lobo con piel de oveja. Es enrealidad un Demonio a puertas cerradas.
Dios es grande hija mía–decía mientras reía- goza lo que Dios te ofrece en la vida... sumisa como Evaante Adán.
Y seguía y seguía con su rollo; mientras mepenetraba tendida boca abajo en tanto amasaba mis glúteos o los sujetaba comoáguila sobre su presa.
Sabes ya no tienes queconvencerme -le dije mientras mi cuerpo y senos se balanceaban- solo culeame,fornícame, viólame, préñame, llévame al cielo, solo hazlo. Le dije mientras retraíami trasero para sentir su falo perforarme más adentro de mi vagina. El sonidode dos cuerpos chocando se oían fuera del cuarto; donde un par de ojos y oídosestaba atentos al desarrollo, allí dentro.
No sabía qué hacer. Seme invirtió la moneda en el cerebro, ya está demás seguir con la verborrea. Estuvecogida por mis caderas y seguía bombeándome de perrito. ¿Cuándo se detendrá?, esperoque nunca. Por primera vez me sentía libre y llena. Mi cuerpo a flor abiertasin taras.
Como una muñeca quetomaba algunas poses que verías solo en el Kamasutra; nunca había imaginado nien sueños como seria tomado mi cuerpo. El cómo, sobaba las venas de su falo lasparedes de mi vagina, me hizo multiorgásmica. El lamerle sin asco con toda milengua su pene, el juguetear con los bordes de su glande, de los huevos hastala punta, me confirme como su puta. Bese su pecho velludo de macho dominante sobre mí, mime sus labios con los míos, entregue mi vagina virgen y salípremiada. Adoro sentir mis senos bailar el sube y baja o balancearse como locasante el ímpetu viril de este mi macho ahora. Libres. Tus lecciones no terminannena -dijo, mientras me subía una pierna y penetraba por enésima vez en trancemi concha. Ambos sudados, pero él, la gota gorda; como si estuviera jugandobajo el sol. De misionero, sentía su sudor como me embadurnaba mi vientre y senosparados; que no ignoraba en succionar y besarme.
Hasta que sucedió. Elcerdo me lleno. Sentí su lefa caliente depositarse dentro de mi mientras sufalo palpitaba con cada descarga. Mi vagina lo apresaba y ayude contrayendo mismúsculos pélvicos hasta que depositara cada gota de vida en mi interior. Yo ya sabíade qué la tierra es redonda. Me puse en guardia cuando cayó a lado mío despuésde llenarme. Mientras el sentía su gloria yo abrí las piernas y pude ver algoblanco saliendo de mi vagina. Quería increparle por las consecuencias que se mearremolinaban en mi cabeza. Pero, me sentía feliz de ser una hembra satisfechade ser beneficiada. ¿Me seguirá violando? -Pensé, mientras acariciaba mi vaginade la cual emanaba su leche y lo pasaba por toda mi concha y senos.
Después de ver que nose movía, intente salir del cuarto. No podía dejar que mi madre nos encontrarao me viera así. Pero mi cuerpo no respondía bien. Claro, después de copularcomo hembra de león marino; no me sorprendió que estuviera cansada y desecha,solo podía dormir a lado de ese león. Su leche blanca y espesa salía lentamientras mi vagina se reacomodaba ante la ausencia de su falo. Curiosa como unagata, llevé mis dedos y recogí un poco de su saliente lefa espesa y lamí misdedos. ¿Que estoy haciendo? -me preguntaba saboreando su leche y tratando dediluir su espesor con la lengua. Seguí escarbando mi vagina hasta que la sequésin saber que me estaba alimentando. No le tenía repulsa y me parecía un poco másde dulce que salado.
Ya era hora de salir-pensé, abandonando el lecho para dirigirme a la ducha; mientras buscaba latoalla, que no encontraba. Camino a mi dormitorio la encontré sobre mi cama.Cosa que me inquieto, a menos que penaran en la casa, solo había una respuesta.Ya empezaba ver el futuro que sucedería. Me abofeteo, me increpo, me asocio acierto pecado, estuvo a punto de seguir pegándome hasta que le increpe que ellasabía lo que ocurría y no hizo nada. Allí se congelo y se puso a llorarabriendo más los ojos. Ella sabía, y solo estuvo de mirona. Perdió elequilibrio y tomo asiento sobre el sofá, llevándose las manos a la cara. Seincrepaba contra si misma; su falta de valor y su hipocresía de culparme por losucedido sin echar al barrigón en la culpa. Ella y yo estábamos en la mismacanoa –pensé; en tanto la miraba temerosa si me acerco o no. No quería otroarrebato violento de parte de mi madre ante nuestra circunstancia. Así que laabrace fuertemente poniéndonos a llorar y ambas nos correspondimos con otroabrazo consolador. Ella me pidió perdón por como actuó y me consoló por lo quepase con el pastor. Pensábamos que sería de nosotras solas, cuando ambas en unfrente unido lo echáramos de la casa.
¿A sí que, Como loharíamos? Este gordo es muy respetado, tiene peso económico en este pueblito.Nosotras solo tenemos una casa y dos hectáreas de café. Lo común en todas lasfamilias del lugar. Este gordo bien podría ser un alcalde. Prácticamenteestábamos evaluando el costo beneficio. Así que comente a mi madre, quecompartiéramos ambas el mismo hombre. Le comenté que era posible que me hubierapreñado. Ella se llevó la mano a la boca por lo ocurrido. Eso suponía unproblema más si estuviéramos solas. Una madre soltera no era capital para unsoltero, pensamos ambas. Yo tenía culpa por no medirme durante el éxtasis. Ellame abrazo consolándome y que me apoyaría, si se confirmara que yo estaríaesperando un bebe. Mija -dijo poniendo sus manos en mis mejillas- entre lasmujeres tenemos que apoyarnos. Dos días después cuadramos a mi padrastro y élsin más, acepto. Claro que le convenía. Ahora era semental de dos hembras. Solole pedimos que dejara de predicar cuando estuviéramos en intimidad.
Llegando él de lacalle, nos encontró juntas en la cocina pelando y limpiando las papas; nos cogióde las nalgas contento y nos besó en la cabeza. Yo ya andaba de 3 meses y mimadre de 1 mes de embarazo. Deje de ir al colegio y junto a mi madre noscentramos en atender la casa y apoyar a nuestro esposo con la feligresía. Y aunen nuestro estado seguimos disfrutándonos casi todos los días.
PD: Por favor, comenta me ayudarías a mejorar.
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