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La Vasectomía de Papá

LA VASECTOMÍA DE PAPÁ
Nota del autor
¡Espero que se encuentren muy bien!
Soy JJQUILMES —aunque muchos me conocerán por mis otros alias: José, JJQuilmes, Sexcritor o Exxxcritor. Durante los últimos 18 años he publicado bajo distintos nombres, y hoy quiero comenzar una nueva etapa junto a ustedes y con el apoyo de la comunidad de Poringa.
Me encantaría que me agreguen en Facebook, que me escriban, me cuenten qué les gusta, qué no, y también qué les gustaría leer en el futuro.
Mi intención es seguir publicando de forma gratuita, pero también ofrecer contenido especial a bajo costo, como historietas en formato de pasta blanda.
Por ahora, estaré retomando muchos de mis relatos clásicos, dándoles nuevas versiones y una mirada más actual.




La Vasectomía de Papá




La bella Naty se encontrabaacomodando el súper en la cocina cuando su padre Ernesto llegó del trabajo. Elrencor aún le ardía en las venas cada vez que recordaba a su madre—esa mujerque había destrozado su familia por acostarse con otro hombre. “Ojalápudiera hacerla sufrir como nos hizo sufrir a nosotros,” pensaba,mientras observaba a su padre, ese hombre bueno y vulnerable que merecía algomejor. “Pobre papá... tan digno, tan solo. Si al menos pudieradevolverle la felicidad.”
—¿Qué dices si te preparo algorico de comer? —preguntó Naty, tratando de animar a su padre, quien para eseentonces ni se había percatado de lo sexy que lucía ella en short y blusaescotada.
—Vengo enseguida… necesito haceralgo antes —su padre subió al segundo piso y fue inmediatamente al baño.
Naty quedó a la espera, y cuandovio que pasaban más de diez minutos, decidió ir a ver si se encontraba bien.
—¿Estás bien, papi?
—Me lastimé un poco, pero noentres…
— ¿Por qué? ¿Qué estás haciendo?
—Nada… solo me rasuro… como meindicó el médico...
Nuevamente un “¡Auuuuhh!” llamóla atención de Naty, quien decidió entrar tras llamar la puerta y no obtenerrespuesta...
La cara de su padre al verla fuede sorpresa mayúscula. Al entrar, Naty lo había pillado con la verga en unamano y la rasuradora en la otra. Naty quedó boquiabierta… jamás imaginó ver esaescena.
—Puedo explicarlo, hija —su padrese cubrió cerrando su bata de baño— Fui al doctor hoy y… bueno…
—¿Sucede algo malo, papá?
—Sí… bueno, quiero decir no… Loque pasa es que me quiero hacer la vasectomía. Tú sabes… el psicólogo me hapropuesto que siga con mi vida, que vuelva a tener citas, y no quiero tenerproblemas con embarazos repentinos…
Naty sintió un puñal de celosclavándosele en el pecho al escuchar eso de las “citas” y lo miró pensativa.
—Simplemente no quiero máscomplicaciones, hija… al estar saliendo, pueden adjudicarme un hijo y…
—Está bien, papá… lo entiendoperfectamente.
—Bueno, mañana iré al doctor denuevo, así que debo rasurarme ahí abajo… nunca antes lo he hecho y se me estádificultando un poco.
—Deja ver cómo puedo ayudarte,papi —dijo Naty sin pensar realmente en las consecuencias.
—No lo creo, hija… no me sentiríaa gusto. —En ese momento, sus ojos se posaron en el escote de Naty y unaerección involuntaria empujó la bata de baño, formando una tienda evidente.Naty lo notó, pero fingió no hacerlo.
—Déjate de boberías, papi…seguido me rasuro las piernas… no debe ser difícil si alguien más te ayuda…Anda, abre la bata y deja ver lo que hay que hacer.
Sin pensarlo más, Ernesto abriósu bata. Lo que quedó a la luz fue una verga larga y gruesa colgandopesadamente entre sus piernas, escoltada por un par de testículos de muy buentamaño.
Por dios parece la verga deun gigante… —pensó Naty, quien hasta ese entonces solo había tenido laexperiencia de dos ex novios que no le llegaban ni a la mitad del tamaño a supadre... se quedó inmóvil, contemplándola en todo su esplendor...
—¿Estás bien, hija? —preguntóErnesto, orgulloso de su hombría. Sabía detectar la mirada lasciva de una mujery, aunque se trataba de su hija, siempre le había llenado de orgullo que lasmujeres se sorprendieran con su pene y su hija la miraba tal y como las otraslo hacían...
—¿Dónde está la crema pararasurar? —preguntó Naty, tratando de distraer su mente de aquel pene que leimpresionaba a más no poder.
—Supongo que en la cajonera… aúnno había usado… estaba con jabón tipo pastilla.
Naty la sacó y se dispuso aayudar a su padre.
—¿Estás segura de esto, Naty?
—Sí, papi… no es para tanto —sepuso crema en la mano y, sin mediar más palabras, comenzó a pasear su mano porlos alrededores del pene de su padre, mojando el vello púbico— Debes suavizarloasí antes de cortarlo… pondré un poco sobre tus testículos —diciendo esto,levantó el pesado pene de su padre con su mano y comenzó a llenar de crema elsaco de testículos mientras tragaba saliva.
Lo tiene enorme… y sustestículos son muy pesados… con razón quiere hacerse la vasectomía... aquí debeguardar un galón de semen... ¿me pregunto por qué mamá lo habrá dejado? —pensabaal tiempo que recordaba lo mucho que le gustaban las vergas grandes y gruesas— Siemprehe pedido una así... —murmuró para sí— y, mientras le llenaba de cremalos huevos, sintió como el pene de su padre palpitaba con fuerza y, por sifuera posible, a crecer más.
El pene de Ernesto se erguíahasta quedar apuntando hacia la bella cara de Naty, quien, llena de asombro, sedetuvo y, sin querer queriendo, quedó con una mano agarrándole la verga y conla otra acariciándole los huevos…
Ernesto no podía creerlo. Sentíademasiada vergüenza, pero a la vez estaba súper excitado viendo cómo aquellacolegiala de cara bonita y cuerpo de campeonato le sobaba los huevos y lesujetaba la verga mientras, hincada frente a él, lo miraba perpleja con esosbellos ojos color miel.
—Bueno… creo que ya no habránecesidad de hacerlo a un lado —dijo tímidamente mientras soltaba el pene yvolvía a llenarle los huevos de crema— No puedo creer que pienses hacerte lavasectomía papi...
Haciendo un enorme esfuerzo porresponder, Ernesto le siguió la broma:
—Hija... si encontrara una mujertan hermosa y tierna como tú... créeme que te daría muchos hermanitos traviesospero es muy difícil encontrar una mujer que valga la pena... no pienso correrriesgos, a tú madre la embaracé la primera semana de matrimonio, tengo muybuenos espermas, rápidos y hábiles y, sin duda alguna, buscan un hoyito dondecrecer; por eso hay que detenerlos.
Ambos reían nerviosos.
¿Cuánta crema había vertido ya enlos testículos de su padre? Natalia ya ni siquiera se acordaba de empezar arasurar, solo la masajeaba y estaba encantada con su grosor, largo y peso, ¿Esque acaso aún no estaba listo para ser rasurado?
Finalmente se acordó y tomó larasuradora y comenzó a rasurar los testículos con sumo cuidado.
—Será mejor que lo agarrenuevamente o se puede mover —le dijo y volvió a sujetar el pene que ahora,aparte de duro, estaba tan caliente que parecía estallar— Tienes un pene muygrande papi... que digo grande, está enorme… mi mano no tapa ni la mitad de sutronco…
—su padre se carcajeó orgulloso ysolo contestó—: No me quejo hija... algo bueno he de tener, ¿no lo crees?
En eso Natalia se quedó pensativay se dijo: Me pregunto qué se sentirá que te metan algo tan grande ygrueso… debe ser increíble que te llene una verga así...
Sin quererlo, Naty comenzó amenear la verga de su padre de adelante hacia atrás como si estuvieramasturbándolo, y Ernesto no pudo evitar ahogar un enorme gemido.
—Hmmmmm… —gimió y cerró los ojosmientras su hija, nerviosa, continuaba la labor hasta sacarle brillo a loshuevos y dejarlos relucientes y depilados. Luego continuó con la base del peney finalmente con los alrededores.
Quizás fueron diez o quinceminutos, pero Naty pronto se volvió hábil, y no fue sino hasta que secercioraba de que no había un solo vello más, que se percató de que en la puntadel pene de su padre corría una gota de líquido preseminal.
La lujuria estaba más quepresente. Ernesto había cedido y se dedicaba a disfrutar de la masturbacióninconsciente que las bellas manos de su hija le propinaban, y Naty estaba másque encantada con la verga de su padre…
En su mente, un dilema moral sedesarrollaba a toda velocidad: “Esto está mal, es mi padre... peronadie me ha hecho sentir así, nadie me ha provocado este calor entre laspiernas... y mamá lo perdió por estúpida.” La lujuria venció. Con voztemblorosa, casi infantil, se atrevió a pedir:
—Papi... si te pido algo,¿prometes decirme que sí?
Su padre miró en los ojos de suhija la excitación y la lujuria, reconociéndola, solo contestó: —Pídeme lo quequieras, hija...
—Me dejas... no sé cómodecirlo... —tartamudeó, jugando con sus manos— ¿Me dejas... probarla? Es que...nunca he visto una tan... perfecta. Quiero saber si sabe tan rico como se ve...
Ernesto la miró, más excitado quenunca. Por un segundo, la moral intentó alzar la voz: “Es tu hija,bastardo.” Pero entonces recordó la traición de su esposa, la soledadde su cama, y aquella boca joven y ansiosa... —Desde que tu madre abandonó estacasa, tú eres dueña de todo lo que hay dentro, hija... incluido esto. Aquí estápara que hagas con ella lo que te plazca...
Naty, con los ojos brillando derabia y deseo, murmuró: —“Esto pasa por abandonar tu lugar, zorra...”—Enseguida se engulló lo más que pudo, pero el grosor era tal que apenas pudotragar el glande y unos centímetros, ahogándose con el tamaño.
Ernesto bufó de placer y,acomodándola, se la dio a tragar más, guiándola con sus manos para que traguemás y más verga cada vez...
—¡Oooohhhh, Naty…!
Naty no pudo más. Quince minutoso más aguantándose las ganas de tragarse ese pene habían sido demasiado, yahora, el sabor del semen de papá le había fascinado tanto que se dejó perderen lo prohibido y comenzó a chuparle la verga con ímpetu.
—Naty… si no paras, me vendré…Hmmmm, oooohhhh…
—¿En serio quieres venirte en miboca? No crees que sería mucho desperdicio? ¿No prefieres…?
En el acto, se puso de pie ycomenzó a desvestirse ante la mirada atónita de su padre, quien veía porprimera vez el cuerpo desnudo de su preciosa hija.
—Qué maravilla… —pensó—. ¡Estábuenísima! —¿Qué estás haciendo, hija?
Un hombre con cordura deberíahaber detenido las cosas, pero Ernesto estaba sumergido en deseo… y no pensabacon claridad.
Ernesto jaló un banco y,sentándose encima, tomó de la mano a su hija y la acomodó para que quedara apunto de cabalgarlo.
Sus rostros quedaron juntitos…Ernesto no pudo más y la besó en los labios lleno de pasión mientras acomodabasu verga en la entrada vaginal de Naty, quien sentía que el corazón se le salíade la emoción.
Estaba a punto de ser follada portremendo pollón, y no era de nadie menos que de su padre.
—¡Aaahhh, te amo, papi…! —le dijoal sentir cómo el glande de su padre se comenzaba a abrir paso. Poco a poco,fue clavándosela, bajando centímetro a centímetro hasta quedar sentada porcompleto en sus huevos, sintiendo cómo la llenaba por completo.
—¡Ooohhh, nena…! Eresexcepcionalmente bella… ¿cómo es que nunca antes me había percatado de estecuerpo tan rico que tienes?
—Quizás porque estabas tanentretenido pensando en la tonta de mi madre… Igual yo, si hubiera sabido quetenías el pene así de rico, te hubiera invitado a mi cuarto desde hace mucho—le dijo, sonriendo con picardía.
El pene fue abriéndose paso conextrema facilidad y, para sorpresa de Ernesto, Naty lo recibió gustosa yexcitadísima.
—¡Ooohhh, papiii! ¡Se sienteriquísimo tu pene!
—No puedo creerlo… Hmmmm… Tumadre odiaba el tamaño de mi pene… decía que siempre le dolía…
—¡Debe estar loca! ¡¡Porque a míme encanta!! Hmmmmmm.
Enseguida, Ernesto afianzó susmanos sobre las bellas nalgas de Naty y así, mientras le chupaba las tetas quese bamboleaban frente a su cara, Naty comenzó una espectacular cabalgada que lehizo enloquecer como nunca antes en su vida.
—¡Ooohhh, papiii! ¡Te juro que sipudiera meterme tus huevos también me los metería! ¡Hmmmmm, se sientedeliciosooooo!
Ernesto la besaba y Naty lerespondía con pasión.
Cuando Ernesto no pudo aguantarmás y sintió que los huevos le hervían dispuestos a soltar la leche, le anuncióa Naty:
—Hija… estoy a punto de venirme…será mejor que lo saques.
Naty lo besó en los labios y ledijo:
—Más te vale llenarme de lechetodo el coño, papito… porque si no lo haces, te juro que te corto los huevos.
—Hmmmm, ¿pero qué hay de misemen...? aún es riesgoso... ¿Recuerdas lo que te dije? Esos espermas movedizospodrían convertirse en hijitos… ¿estás segura que así lo quieres?
Naty movía tan rico el culo queErnesto no podía aguantar un segundo más.
—¿Te queda alguna duda, papi?Hmmm… ¿es que acaso debo hacer algo más para que me sueltes todo ese semen enmi conchita? Quiero que vacíes todo ese semen dentro de mí ahora... Hmmm,¡hazlo, papito! Hmmm, ¡hazlooooo! —Imaginarse embarazada de su padre, con suvientre hinchado llevando dentro al hijo del hombre que más amaba, laenloquecía de placer. “Que mamá lo sepa, que se pudra de envidia...”
Extasiado, asombrado ymaravillado, Ernesto comenzó a vaciar tanta leche que pensó que su orgasmojamás terminaría.
—Hmmmm, oohhhhhhh.
Ambos gimieron de placer mientrasNaty recibía gustosa a los aún fértiles espermas de su padre.
El orgasmo de Naty le habíadejado sin aliento… nunca antes había finalizado una sesión de sexo con esegrado de excitación.
Apenas lograron recuperarse, semetieron a bañar y luego se fueron a la habitación de Ernesto a follarnuevamente.
—Quiero disfrutar de tu verga denuevo papi —le dijo Naty, y vaya que lo hizo, pues a la mañana siguiente,Ernesto canceló su cita médica...
—He decidido no hacerme lavasectomía…
—¿Pero y si me dejas embarazadapapi?
—He encontrado a la mujeradecuada, a la mujer que quiero que cargue con mis hijos… El psicólogo merecomendó seguir con mi vida, y qué mejor manera de hacerlo que con una joven yhermosa esposa y un futuro hijo, ¿no crees?
—Te amo tanto, papi… y sí, meencantará ser tu mujer y la madre de tus hijos… Ahora vamos a la habitación yméteme ese pene tan rico que tienes… ponme un hijo en mi matriz...


Y así, entre sábanas manchadas deinocencia perdida, comenzó el embarazo más pecaminoso del pueblo. Nueve mesesdespués, Naty daría a luz a un niño con los ojos de su abuelo... mientrasErnesto le susurraba al oído: “Nuestro hijo tendrá un hermano pronto, amor. Lasmejores familias se construyen desde adentro.”

 

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