You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Me reencontré con una milf reputa (3)

Tercera parte del relato. Recomiendo para entender la secuencia leer las entregas anteriores que encontrarán aquí:

http://www.poringa.net/posts/relatos/6149967/Me-reencontre-con-una-milf-reputa-1.html

http://www.poringa.net/posts/relatos/6150043/Me-reencontre-con-una-milf-reputa-2.html


Importante: Este relato es completamente real. El único límite es cuántos detalles recuerdo después de tantos años.

Porfa compártanlo, no pido puntos, lo que me coparía es que lo pueda leer mucha gente!


Fase 3: la vuelta en moto y...

Tenía una hora y media para pasar a buscarla en mi moto. Me duché y me puse a punto. Me ponía un toque de perfume cuando entró el esperado whatsapp con la esquina por donde pasarla a buscar. Vivíamos a unas 15 cuadras.

Cuando la vi casi se me para y no la moto. Tenía un pantalón de jean onda gastado y una musculosa con brillitos. Esta foto en su momento me la choreé de su instagram, es de otro día pero tenía el mismo outfit

Me reencontré con una milf reputa (3)

-¿Lista para la vuelta en moto? –le pregunté dándole el casco.
-Dale antes de que me arrepienta.

Subió a la moto y arrancamos. Yo tenía en vista un telo bastante cerca al que iba con una casada que sacrificaba la hora del almuerzo para comerse en cambio unos vergazos, pero esa es otra historia que nada que ver.

Conduje despacito porque posta era cagona para andar en moto, y no hacía falta generar tensión alguna.

Llegamos al telo, se abrió el portón automático y dejamos la moto. En la recepción pedí una habitación “cristal” (dato que va a ser importante luego). Telo copado, moderno, pasillito, puerta, llave magnética... ¡y adentro!

Dejamos los cascos en una mesa y nos miramos cagándonos de risa. ¡Estábamos adentro de un telo y ni siquiera nos habíamos dado un beso en la boca!

-Vení para acá –le dije agarrándola de la mano.

La empecé a chapar despacito. En mi experiencia, las más agrandadas pueden ser muy tímidas de entrada, son como un buen asado, nunca hay que cagarla arrebatándolas.

La agarré con una mano de la nuca y con la otra empecé a acariciarle el brazo, un hombro, toda la piel que quedaba afuera de su musculosa. El sol la había dejado calentita. Despacito la fui pegando más a mí, y pude gozar ese tremendo par de tetas contra mi pecho. Era menudita en serio, y un poco más baja que yo. Con la mano que tenía en su nuca empecé a usar los dedos para rozarle atrás de la oreja, el cuello, y empecé a apretarla cada vez más contra mí.

Hasta que llegó el momento del clic. Cuando a una mina podés sentir que se le va la tensión del cuerpo y se afloja. Momento en que pasé a besarle el cuello y a acariciar por el costado de la musculosa, esas benditas tetas que me tenían loco. Unos gemiditos casi imperceptibles me dieron luz verde para apenas desabotonarle el jean y meter un poquito por atrás los dedos y rozarle ese culo chiquito pero bien redondo que tenía. Toda la piel estaba caliente por el sol todavía.

A todo esto ella no tenía ni idea de qué iba a encontrarse en mi bóxer, porque por la diferencia de altura no me la había ni apoyado. El jean chupín me tenía muy contenido, y decidí jugar con su ansiedad.

-Me parece que es hora de ponerte más cómoda –le dije separándome un poco para empezar a sacarle la ropa.

Na, na, na, ¡el conjunto que había clavado! Full rojo. El corpiño de esos de tela babita, transparente, le tocabas las tetas y es como si no tuviera nada. La tanga igual. Se traslucía que no tenía ni un pelito (cosa que me había anticipado en la charla en la plaza). Rubia, bronceada y de rojo, ¡era un fuego!

La empujé sobre la cama juguetonamente y me saqué el jean y las zapatillas (no tenía tiempo para más) para empezar a saborearla. Otro chape, manos acariciando esas tetas preciosas y empezar a bajar con besos por ese cuerpito que, ahora en bolas, veía cuán chiquito era en comparación con el mío.

La hice rogar cada nuevo paso. No me había equivocado, era super ansiosa. Alternando besos suaves en los hombros y apretones fuertes en el culo, chupada de tetas (voló el corpiño) con caricias por los muslos, finalmente llegué hasta el momento de correrle la tanga y averiguar qué sabor tenía.

Una lamida de abajo arriba con la lengua plana para terminar apenas rozándole el clítoris con la punta de la lengua le hizo lanzar una puteada. Beso labios con labios, más lengua, estimularla bien de a poco hasta que la concha se le abrió solita. Antes de chuparla en serio me saqué la remera para darle más ansiedad.

Y ahí comenzó la chupada de concha en serio. Succión de clítoris, recorrerle los labios con la yema del dedo pulgar, apartarme y soplársela para que se le enfríe y después meterme toda su concha en la boca para devolverle el calor. Sacudía las piernas y se retorcía.

-¡Pará, quiero pija! –me dijo en un momento.

Yo estaba re al palo de tanto comerme esa concha hermosa y acariciar esos dos globos de carne. Me paré y me saqué el bóxer en un rápido movimiento. Ella se sentó en la cama para quedar más a mano.

-¡Hijo de puta!

No rompo récords pero vengo bien. Cuando me la quiso agarrar su pulgar no llegaba a tocar sus otros dedos, le quedaba ancha en la manito.

-¿Por qué no arrancaste diciéndome que tenías todo esto?
-¿Por qué no arrancás dándole unos besos, putita?
-¿Así? -le daba apenas chupaditas haciéndome desear.
-Así pero agarrándote esas tetas de trola que tenés que se te cae la baba al piso, golosa!

rubia

La entró a chupar como una criatura que no quiere que se le derrita un cucurucho al sol del verano. Tenía una técnica esmerada, sabía alternar poniendo los labios blanditos y duros, acariciándotela y apretándotela en cada bajada. Ahí había un posgrado en putez obtenido tras chupar no una, ni diez sino centenares de porongas muy probablemente.

Yo le acariciaba la cabeza en agradecimiento mientras sentía que la pija me latía y se me ponía todavía más dura. Hasta que decidí que era el momento de la verdad. La agarré de la carita para apartarla y le pedí un segundo para ponerme un forro.

Ya enfundado, me acosté boca arriba. Gauchita (y putita) se me vino encima lamiéndome el pecho hasta acomodarse justo arriba. Dispuesta a laburar, pero le tenía otra sorpresa.

Con un brazo la sujeté por la espalda, mientras que con la otra mano apuntaba la pija a esa vulva golosa. La pincelé varias veces mientras le mordisqueaba las clavículas, haciéndola desear. Finalmente metí la puntita y muy lento la dejé entrar toda, sintiendo cómo se le abrían las paredes de la concha.

-Aaaaah, ¡qué hijo de puta!
-Shhh, quietita que te tengo que coger –le susurré al oído.

Cuando la terminé de meter la rempujé un poco más para adentro así le rozaba el clítoris con mi pubis depilado. Sin sacarla casi nada, empecé a moverla adentro de ella haciéndola rozar, sujetándola completamente inmóvil sobre mí, exprimiendo esas tetas preciosas sobre el pecho mío.

-¡Me estás abriendo toda!
-A ver cuántos pendejitos te saben hacer esto.

Totalmente ensartada, empecé a hacer palanca con la verga sin sacarla casi, para rozar su punto G además de su clítoris. La chupada la había dejado a punto, y un creciente temblor me dio la pauta de que se acercaba a acabar.

-Aaah… aaah… ¡hijo de puta! ¡HIJO DE PUTA!

Ahí empecé un metesaca corto, apenitas, para golpetearle el clítoris sobreestimulado sin dejar de palanquearle el punto G.

-¡Me voy! ¡Me voooy! ¡ME VOOOYYY!

El ruido de su humedad le ponía una banda de sonido al momento. Mis huevos ya mojados de su flujo y la pija apretada por su concha fruncida en un orgasmo. Se relajó completamente encima de mí, haciéndome disfrutar aún más sus tetas adheridas a mi pecho.

-¡Qué poronga que tenés, hijo de puta!
-Y eso que recién se están conociendo, jaja.

Ahí empecé un vaivén lento pero más normal, metiendo y sacando casi toda la verga. Ella seguía sobre mí, y yo la tenía sujeta con el brazo, inmovilizada.

-Cuando te tiraste boca arriba pensé que me ibas a hacer laburar a mí.
-No, putita, te dije que te iba a coger yo a vos, ¿no?
-¡Me encanta tu pija!

Cuando calculé que ya se le había pasado la sensibilidad post clímax, empecé a cogerla en serio. Alternaba un metesaca frenético con pijazos largos, profundos, donde su clítoris volviera a rozarme el pubis. Cuando se la metía entera sentía ese culito hermoso contra los huevos, para después volver a darle rapidito.

En una de esas aceleradas me empezó a gemir en el oído de vuelta.

-¡Ay, ay, sí, sí! Seguí así, no cambies.
-No, no, tomá putita, ¿te gusta rapidito?
-¡Sí, sí, sí, aaaaaah!

Me estaba acabando de vuelta.

-¡Aaaah! ¡Aaaaaaaah! ¡Qué hijo de puta que sos!

Tras este segundo orgasmo fue como si se derritiera encima de mí. Yo le empecé a acariciar el culo con la misma mano que se lo había apretado durante el polvo.

-Mirá que yo soy multiorgásmica, pero dos tan seguidos no son algo tan común –me dijo suspirando.
-No te me vayas a quedar dormida, ¿eh? A ver si al final eras flojita.

Se ve que eso le acicateó su ego, porque se enderezó como para cabalgarme. Bendita habitación “cristal”! Mirara adonde mirara podía ver esas tetas divinas bamboleándose mientras ella, lentamente, subía y bajaba su concha a lo largo de mi verga.

-¡Ahora te voy a coger yo hijo de puta!

Me entró a pegar sentones que me hacían ver las estrellas. Tenía un dominio de su concha exquisito. Me apretaba la pija justo donde más me gusta, en el medio del tronco.

-¿Me vas a acabar vos hijo de puta?
-¿Querés leche, putita?
-¡Toda la leche quiero!
-Mirate en el espejo. Mirate lo putita que sos que le estás saltando en la pija a un tipo al que hoy recién viste por segunda vez.
-¡Aaaay sí!
-¿Sos puta?
-¡Re puta!
-¡No te oigo!
-¡RE PUTAAA! ¡LA MÁS PUTAAA!

Ahí distraída la sujeté de las caderas para dejarle toda la pija adentro y cambiar el ritmo. La empecé a hamacar de atrás hacia adelante sin despegarnos pubis con pubis. El cambio la agarró por sorpresa y los ojos se le abrieron de par en par.

-¿Qué me hacés?
-Te cojo bien cogida, putita.
-¡Ay, no! ¡No! ¿Qué me hacés?

Con ese nuevo roce se le empezó a fruncir la concha de nuevo.

-¡Hijo de puta! ¡Hijo de puta! ¡Me vas a hacer acabar de nuevo!
-Acabame putita, ¡acabame!
-¡Me voy, me voy!
-¡Chorreame los huevos de flujo!
-¡Sí!

Y se fue el tercero nomás.

Se volvió a tirar encima de mí y rodó para el costado sacándose la pija.

-Necesito una pausa. ¿Fumamos un puchito?
-Dale.


La segunta parte del turno la cuento en otro post así no se hace tan largo

Ya tienen la cuarta parte (con el cierre del garche en el telo) publicada acá

http://www.poringa.net/posts/relatos/6151202/Me-reencontre-con-una-milf-reputa-4.html

0 comentarios - Me reencontré con una milf reputa (3)