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Aniversario

Con mi novio actual cumplimos un año este mes. Todavía nos estamos conociendo, jaja. Últimamente está como obsesionado con mi pasado. Quiere saber todo de mis anteriores parejas y no deja de hacer preguntas que se le ocurren cuando no estamos juntos. Quiere saber quiénes me cogieron, cómo, dónde, cuándo, etc. Está muy denso con ese tema y estamos yendo mucho al telo a cumplir sus morbos. Mientras me compre alfajores, yo feliz, jaja. Ahre barata era, jaja.
Anoche fuimos de nuevo, y quería saber por un par de chicos en particular. Mientras él me lamía toda, yo le contaba entre gemidos de una vez que me estaba reconciliando. Veníamos del boliche, y pasamos por una de las orillas del río. La arena era blanquita, y de noche no hacía falta más que la luz de la luna. Él se sentó en una piedra, de cara a unas viviendas que había en la otra orilla, y me hizo arrodillar sobre su campera frente a él y chuparle la pija mientras me metía los dedos en el culo. Yo estaba de espalda a las casas, con el pantalón a la mitad de los muslos, y escuchaba ruidos del otro lado, cuchicheos y silencios forzados. Pensaba que nos estaban viendo. Y se me hacía que escuchaba el ruido del celular cuando saca fotos. Pero no podía ver porque él me seguía metiendo dedos y bajando la cabeza. Así me tuvo hasta que acabamos los dos casi al mismo tiempo, yo en mis muslos y él en mi boca. En otra ocasión pasamos de nuevo por ahí y tampoco había nadie. Y era raro porque en ese lugar siempre había chicos tomando, en motos con las luces prendidas. De nuevo bajamos hasta "nuestro lugar" y me bajé el jean y me arrodillé a chupársela, pero después me hizo sentarme encima suyo. Aunque esta vez no me aguantó y se acabó enseguida. Yo no me bajé hasta que la pija se le achicó, y me empezó a chorrear su leche hasta formar un charquito entre sus huevos y mi cola.
De vuelta en el telo, mi novio actual ya me estaba culeando de cucharita cuando de la nada me dijo:
_"Ahora lo entiendo! Vos sos una puta del monte! Por eso siempre te cojen en los yuyos...!".
Y me acordé de mi primera vez, que también fue en un lugar bastante inadecuado, con una persona que no era nada mío. Yo apenas era un femboy (?), con mucho estrógeno en el cuerpo, que se negaba a seguir un tratamiento hormonal para ser un machito. Y le sacaba la ropa a mi hermana; me ponía sus zapatillas, sus jeans de tiro bajo, sus remeras viejas, de corte justo para mis incipientes tetitas, y obviamente sus bombachas, sus perfumes, sus joyitas... Me gustaba el porno para mujeres, aunque no sabía que eso se llamaba así; escenas soft donde un macho grandote le hacía el amor suavemente a una mujer, con música tranquila de fondo y tomas de novela. Me sacaba selfies frente al espejo admirando a la mujercita que veía, y vestida con mi uniforme de colegiala me pajeaba sin animarme a agarrármela con el puño, como hacían los demás, porque lo veía impropio de una mujer, no podía tocarme de esa forma. Asi que me subía a una pila de almohadas y almohadones y frotaba mi entrepierna imaginando que estaba dormida, y un hombre, un maduro con experiencia, me encontraba justo así: soñando, indefensa, servida para él, y me despertaba metiéndomela suavemente. Lo único que había entrado en mi culito hasta ese momento eran voligomas, porque no sabía que existían los consoladores y lubricantes. Escuchaba callad@ lo que hablaban mis amigos y mis primos, y tenía encuentros con algunos de ellos en los que no lograba más que chuparles sus pijitas. Hasta que un chico muy malo, muy lindo pero malo, me encontró en un lugar que era una boca de lobo: una cancha de noche, con muchos árboles y barrancos alrededor. Espantó con una navaja a los chicos que estaban conmigo y me llevó al lugar más oscuro, donde me obligó a arrodillarme y chupársela. Me cacheteó, me insultó, me pasó la navaja por el cuerpo y se burló de mí. Y después me puso contra un árbol y me la metió con fuerza y bronca, tirándome del pelo y babeándome la cara. Yo lo admiraba de alguna forma porque era mucho más grande, un macho armado y rebelde, de esos que andan en caballo o en moto. No grité ni salí corriendo; le hice frente a mi destino de putit@ y me apoyé contra el árbol, me bajé la bombachita que le había sacado a mi hermana y paré el culito como él me ordenó, y dejé que me desvirge con su pija de diecinueve años. Lloré todo lo que duró, pensando que así se la bancaban las mujeres. Y me fui a casa secándome las lágrimas, con la cola rota y la bombacha toda sucia de semen, sangre, y demás. 
Años después, Nico también me llevó al monte, en su auto, y me cogió sobre el capó calentito, aunque yo ya tenía dieciséis y esta vez era consentido. Supongo que mi novio tiene razón, soy una putita salvaje, una burrita montaraz...

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