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Llega el capítulo 18
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Capítulo 18
No podía creer lo que acababa de escuchar. Sus palabras flotaban en el aire, pero yo sentía que no encajaban en ninguna realidad posible. ¿Alina? ¿Diciendo eso? Era como si el sol, de pronto, negara su propia luz.
La miré, buscando en sus ojos algún signo de broma, de ironía, de juego. Nada. Solo firmeza y una certeza que me desarmaba más que sus silencios. En ese instante, me sentí como Gregor Samsa en La metamorfosis: despierto en un mundo absurdo, donde lo que era seguro se había convertido en un extraño sinsentido.
La razón me gritaba que era imposible, pero el temblor en mi pecho sabía que era la verdad.
Yo había decidido que no me iba a afectar más nada pero ¿Completamente desnuda?
¿Qué le pasaba?
YO: Jaja ¿estás loca, vos?
ALI: ¿Por?.- Me preguntó sosteniendo la sábana en sus pechos.
Parecía que aún no se daba cuenta de que estaba así desde hace rato conmigo.
Era claro que la excitación la dominaba al igual que a mí…
YO: ¿Por? Jaja
ALI: Recién me sacaste una así…
YO: Sí, lo sé… Créeme…
Se mordió, tentada y algo ruborizada.
ALI: Jaja ¡tarado! ¡dale! Antes de que me arrepienta.
La observé…
En su mirada había mucho convencimiento. Pero no sé hasta que punto cargaba con un poco de engaño inocente.
Verla completamente desnuda era algo extremo y por lo que veía, no lucía demasiado consciente de ello.
YO: Pero, Ali… A ver… No es que no me guste…- Me detuve a causa de la vergüenza que me causaba mencionarlo.
ALI: ¿Qué?
YO: ¿Estás segura de que te vea… Toda? Jaja
Suspiró.
Luego miró un segundo el suelo.
Creo que por primera vez, se detenía un momento a pensarlo.
ALI: Ja… ¿Sí, no?
YO: Sé que esto, también, puede ser un poco caliente o morboso… Te soy sincero… ¿Pero estás segura de que queres que te vea en pelotas?
La expresión en sus ojos fue letal.
Me parece que se estaba dando cuenta.
ALI: ¡Dios! Jaja… Es cierto…
YO: No es que no me guste, eh… Jaja…- Le dije sincero y gracioso. Al fin y al cabo era cierto…
ALI: Ahora que lo decís jaja
YO: Viste…
ALI: ¿Qué te pasa a vos con esto?
YO: ¿En qué sentido?
ALI: No sé, digo… Es cualquiera ¿no?
YO: No, no sé… Estamos juntos en esta… Pero creo que hay cosas que se pueden evitar… O pensar un poco jaja
ALI: Me siento una chancha ahora jaja
YO: Naaa jaja
Me reí.
Se puso muy roja.
ALI: Ay, mal ¡Boludo!
YO: No, posta…
ALI: Re que sí… Estoy en bolas… Mirame…
Parecía que se reía, de todas maneras.
No la notaba contrariada.
YO: ¿Y yo?
ALI: ¿Vos qué?
YO: Estoy con el amigo así desde hace cuánto…
Abrió sus ojos grandes.
ALI: Ah… Seguís así, encima jaja
YO: No seas hija de mil…
ALI: Chancho… Chanchos, somos jaja
YO: Pero con verdes en la cuenta…
Sonrió de costado, cómplice.
ALI: Es verdad, también…
YO: Sí…
ALI: ¿Y qué te pasa cuando me ves? ¿Qué sentís?
Tragué saliva.
Creo que era un buen momento para expresarme. Y no lo digo porque la verga me doliera bajo la ropa…
YO: Jaja
ALI: Dale, goma… Decime…
YO: No sé… ¿Culpa? Jaja
ALI: ¿Culpa?.- Preguntó asombrada.
YO: Sí, qué sé yo… Sos mi hermana… Y encima tenemos que hacer esto… No sé…
Se quedó viéndome a los ojos un instante.
Creo que podía leer en su mirada una cierta camaradería, por decirlo de alguna manera.
Complicidad, es la palabra…
ALI: No te sientas así…
YO: Jaja bueno… Es fácil decirlo…
ALI: Yo también siento un poco de culpa jaja
¿Cómo?
YO: ¿Vos? ¿Por qué?
ALI: Porque no me gusta exponerte a cosas que te incomodan… Y sé que no te gusta mucho esta situación…-
Me dio mucha ternura.
Más aún, por su tono de voz al decirlo.
YO: Pero, Ali… La que está expuesta sos vos…
ALI: Sí, pero vos estás haciendo algo que no queres… ¿O no?
Miré al suelo.
ALI: ¿Ves?
YO: No me incomoda hacer esto con vos… Lo que no me gusta es que seas vos la que se expone con su cuerpo… Eso solo…
ALI: ¿De verdad?
YO: Sí ¿por qué preguntas? Jaja
ALI: Yo creí que te incomodaba verme en tetas, digamos… Además de lo otro, claro jaja
Uff…
Solo mencionándolo…
YO: Jaja lo que no me gusta es eso que te dije… Es más… Disfruto mucho de estos momentos…
ALI: ¿Ah, sí?.- Exclamó con una sonrisa enorme.
YO: Y sí, jaja…
ALI: Yo también jaja.- Respondió tirándose el pelo hacia atrás y subiendo el tono rojizo de su cara.
YO: Jeje… Pero bueno… Tampoco quiero que hagas cosas producto de la vorágine y que después te quieras matar…
ALI: Es verdad eso… Vengo muy cebada… Pero los resultados me vuelven loca jaja
YO: Sí, lo sé… Pero al final del día sos mi familia y hoy te vi las gomas… Yo no sé si mañana te levantas, arrepentida y no me queres mirar más a la cara…-
Me miró, tragando saliva.
ALI: Sí, es cierto…
YO: Por eso…
ALI: Tenes razón jaja…
Sus ojos azules me encandilaban.
Era cómo si me sumergiera en un mar de luz tan profundo cómo el océano.
ALI: Pero…- Dijo y se detuvo.
YO: ¿Qué?
ALI: No sé… No siento que me moleste eso… ¿Está mal? Jaja
Casi que se me cae la baba.
¿De verdad pensaba así?
Quería tirarme sobre ella y abrazarla con toda mi fuerza.
¿Tan tierna? Je…
YO: ¿Posta? Jaja
ALI: Lo veo divertido jaja
YO: Qué bueno jaja… No lo puedo creer, je…
ALI: Sí… ¿No te pasa a vos?
YO: Te dije que me gusta… La paso bien…
ALI: Incluso se te para el pitote jaja.- Expresó para darme una puntada tremenda.
Dios mío…
Ya veía su confianza hacia mí.
ALI: Y esas caras que haces jaja… Me hacen el día…
YO: Exacto…
ALI: Bueno… Entonces, está bien ¿no? Como te dije muchas veces… No me molesta que te pase eso con tu amiguin jaja
YO: Ok…
ALI: Eso quiere decir que te gusta lo que ves… Y si te gusta lo que ves… Significa que va a haber dinero jaja.-
Ja…
¿Cómo explicarle, no?
Más allá de cualquier suma de dinero que pudiéramos percibir, siempre me iba a poner loco este tipo de situaciones con ella.
Era obvio…
YO: Jaja ponele… Algo así…
ALI: Entonces, dale…- Exclamó levantando de manera chistosa sus cejas.
YO: ¿Dale, qué? Jaja
ALI: Hagamos esa foto… Así ya la tengo… Y aprovechando que mamá aún no vino…- Y puso cara de pervertida, en broma.
Era imposible que no me calentara…
Todo era muy cachondo. Demasiado…
YO: Bueno pero…
ALI: ¿Antes me viste las gomas, no?
YO: Emm… No mucho…
ALI: ¿No?
YO: Apenas de costado…
ALI: ¿Y qué pensaste?
Sentí una caída al vacío tremenda.
Su líbido estaba por las nubes pero… El mío también.
YO: No me hagas decirlo jaja
ALI: Te gustaron jaja
Uff…
Si le dijera lo exacto…
YO: Ya sabes la respuesta… Pero verte de frente, completa, es distinto…
ALI: Pero no tenes que verme, tonto…
YO: Jaja
ALI: ¿Cómo podemos hacer?
YO: Jmmm…
ALI: Esto es muy divertido también… Planear jaja
YO: Ya veo…
ALI: Siiiiii jaja
YO: Dios mío…
ALI: Y sos vos… Sabes que si hay una persona en el mundo en quien confío, esa sos vos…
YO: ¿Ah, sí? ¿En nadie más?
ALI: Así como confío en vos, no… Nadie…
Me reí, colorado.
No lo pude evitar.
ALI: Ay, se pone rojo él… Mi cuida…- Me tocó la cara con su brazo.
YO: Jaja salí… Te vas a quedar en gomas…
ALI: Siiii… En breve para la foto…
Suspiré.
Lo que sentía en mi cuerpo en momentos cómo este, era sobrenatural. Pero de verdad.
Y estaba comenzando a percibir cierta adicción a esos estímulos.
YO: Ok… Ya sé cómo…
ALI: ¿Cómo?
YO: Te paras ahí… Donde te saqué antes…
ALI: Sí…
YO: Y bueno… Te tapas sus partes… Ambas… Te digo cómo… Y después para la foto no te miro… ¿Está bien?
ALI: Oki… Cómo vos digas…
YO: ¿Sí?
ALI: Sí… Me gusta esa idea…
YO: Ok, dale… Vamos a hacerla ahora que ya debe estar por llegar mamá…
ALI: ¡Dale!
Me levanté enseguida para colocar la cámara en el trípode.
Ya sabía cómo iba a ser la foto.
Es más, la tenía grabada en la mente, como un cuadro del Renacimiento en el Museo Nacional de Prado.
Lo más chistoso fue que cuando terminé de hacerlo, Alina ya estaba parada junto a la pared, completamente en pelotas y sólo tapando sus vicisitudes, tal cuál le había dicho.
Mis ojos casi se salen para afuera…
Si antes estaba rojo, ahora estaba azul cómo el Corazón del Mar.
ALI: Vos me dijiste que me ponga así jaja
La manera en que sus gomas se apretaban con su brazo o cómo moría su mano en esa delicada entrepierna, era demasiada excitante.
No iba a poder con ello…
Para colmo, veía esa cintura demencial y sabía que toda esa carne de exportación, podía ser pasible de mi mirada asesina en cualquier instante.
Encima sonrió, con clara complicidad por reacción e hizo todo peor.
¿Por qué sonreía así?
Jamás imaginé que un momento pudiera detener el mundo. Pero allí estaba ella: Alina, como una visión que desafiaba toda razón, desarmando el tiempo y el pensamiento con la sola presencia de su cuerpo, que parecía esculpido en el mármol mismo de los sueños.
Su piel, apenas cubierta por sus extremidades, era un poema que no necesitaba palabras. Un tal Lawrence dijo una vez: "El cuerpo de la mujer es un país que nunca se termina de explorar". Y yo, en ese instante, era un explorador absorto, desarmado, ante un territorio prohibido y divino.
Su figura era la definición misma de la belleza sublime, esa que Kant describía como un placer doloroso, porque duele saber que nada será suficiente para poseer por completo aquello que deslumbra.
Las curvas de Alina parecían trazadas por la naturaleza en su instante más inspirado: un equilibrio entre poder y delicadeza, entre fuerza y fragilidad. Era la diosa de Botticelli caminando fuera del lienzo, era la Eva de Milton, concebida en un instante de perfección y condena.
ALI: ¿Bajo así, no? Para los costados…- Exclamó para sacarme un instante del trance.
Con la vista nublada, solo asentí con la cabeza.
ALI: Oki… Vos decime cuándo… Tranqui…
Volví al estado de enajenación…
El brillo de su piel era como el dorado crepúsculo de un atardecer eterno, y el aroma que la envolvía, imperceptible y embriagador, despertaba los instintos más primarios, como si el mundo entero fuera solo un preludio para ese encuentro.
Recordé a Baudelaire, quien en Las flores del mal escribió que "la mujer es la promesa de felicidad", y en ese momento comprendí que la promesa se había convertido en carne y presencia ante mí.
Además, éramos solo nosotros dos contra el mundo. ¿Qué podía ser más sincero y genuino que eso?
Podía percibir la energía corriendo por mi sangre.
Pero lo más devastador no era su cuerpo, sino la explosión que provocaba. Era un incendio lento que comenzaba en lo más profundo de la conciencia, arrasando toda certeza y dejando solo el deseo. El deseo puro, insaciable, primitivo. El mismo que hizo que Humbert Humbert, en Lolita, se rindiera ante la fascinación de lo inalcanzable. El mismo que empujó a Jay Gatsby, en El gran Gatsby, a perseguir una luz imposible.
Mis manos, que estaban sobre la cámara, ardían sin moverse, prisioneras de la distancia, mientras su mirada, ¡uf, la mirada!, me convertía en esclavo de sus ademanes e insinuaciones.
No sé si fue un instante o una eternidad. Sé que fue el momento más erótico de mi vida, y sé que ninguna palabra, ni siquiera éstas, podrán jamás explicarlo. Porque hay cosas que solo se sienten... Y se queman dentro para siempre.
Completamente envuelto en sudor y fuego, le ordené:
YO: Bajá los brazos cuando quieras… Y avisame cuando estés lista…
Sin más, cerré los ojos.
No sé si era lo que ella esperaba. Tal vez, no tenía ningún reparo en que la viese.
Sin embargo, mi mente me dijo que era lo correcto. Al menos, esta vez.
ALI: Estoy…
YO: Tratá de no moverte…
ALI: Oki…
YO: Ahí voy…
“clic” se oyó.
A través de mis párpados vi un destello de luz que iluminó la habitación cómo un faro en la noche.
ALI: ¿Habrá enfocado bien?
YO: Sí, le puse el tempo…
ALI: Oki…
Percibí en el suelo, cómo caminó hacia la cama.
También, cuando tomó la sábana en sus manos.
ALI: Ya me tapé… Mostrame cómo quedó…
Abrí los ojos.
Casi que se me habían pegado por la fuerza que generé para mantenerlos cerrados.
Al verla, noté que también estaba algo ruborizada.
YO: Fijate, tomá…
Saqué la cámara del trípode y se la pasé.
Ella ya se había sentado cómo antes. Aunque eso no era óbice para que le viese de costado toda la pierna y cadera…
Tragué baba. Mucha…
No miré el aparato, pero la reacción que tuvo al comprobar mi obra, me hizo saber que todo estaba correcto.
Abrió sus ojos de tal forma que parecía que un muerto deambulaba por la habitación.
Sonrió de costado.
YO: ¿Quedó, no? Jaja
ALI: Mal…- Expresó, atónita.
YO: Joya… Pasatelá…
ALI: Dale…
Blanca estaba.
Ya había desaparecido el rubor de su rostro.
¿Cómo habrá quedado? Pensé.
Me moría por verla, aunque sabía que no era lo correcto, lo ideal. Pero de solo pensar en que esa pequeña parte de pezón rosado que pude ver antes, se mostraría entera en la foto, me agitaba de solo contemplar la posibilidad de observarla.
¿Cómo tendría las aureolas?
¿Serían grandes?
No me parecía que así fueran…
Dios…
Mi cabeza volaba.
ALI: Listo…- Expresó para hacerme bajar a la Tierra.
Me pasó la cámara.
Luego se rió.
Tomé el aparato en mi mano.
YO: ¿Qué? Jaja
ALI: Y eso que no me viste…- Exclamó irónica, pero tentada.
Fue ahí que me di cuenta de la realidad.
Estaba sentado a su lado con una gran carpa entre las piernas.
YO: Jaja bueno… No lo hago a propósito…
ALI: Deben trabajar muchos empleados en ese circo…- Expresó y explotó de risa.
Naa…
Ésta me estaba jodiendo…
YO: ¿Estás contenta con la foto? ¿Me puedo ir ya?
ALI: Jaja sí, estoy contenta…
YO: No la regales… Tenela de reserva para algún momento…
ALI: Sí, lo sé…
Me iba a levantar, pero me di cuenta que se iba a notar más mi bulto.
YO: Jaja
ALI: ¿Qué?
YO: Nada jaja
ALI: ¿Está complicado? Jaja
YO: Mal jaja
Se mordió.
ALI: Ay, boludo… Qué loco… Estás…- Se tapó la cara.
YO: No me la compliques más, por favor…
ALI: Pero, explicame… ¿Cómo es que…?.- Preguntó y se detuvo de golpe.
Ambos nos miramos.
Eran pasos en el pasillo.
“¡Mamá!” dijimos.
Yo salté de la cama cómo un resorte bajo una tonelada de presión.
Alina se tapó entera con la sábana.
YO: ¿Qué hago?
Me vio la entrepierna y abrió sus ojos como platos, entre risas.
YO: ¿Qué?
Miré hacia abajo y vi lo terrible que me quedaba la carpa.
Faa…
Sin darme cuenta, me metí la mano dentro de la ropa para acomodarla.
Alina tragó saliva al verme hacer eso y miró a otro lado con un gesto indescriptible.
YO: Perdón, pero no me puede ver así…
ALI: Tranqui… Pasame la ropa… La remera aunque sea…
Rápido cómo una liebre le tiré toda la ropa.
YO: Te agarro la compu…
Sonó la puerta.
“Toc toc”
Alina me miró, con un gesto de pánico, acompañado de ansiedad y gracia.
ALI: ¿Sí?
“¿Puedo entrar? ¿O estás ocupada?”
Uff…
El corazón se me aceleró.
Me di vuelta para que al menos se llegue a poner la remera y con la compu en la mano, me fui hasta la venta.
ALI: Sí, sí… Pasá, mah…- Le contestó.
No sé si llegó a bajarla del todo, pero al menos escondió debajo de la sábana toda su ropa, incluida la interior…
Yo me senté contra el marco de la ventana con su notebook en mi mano.
MAM: Permiso… Ahh… Están los dos acá…
ALI: Em… Sí, yo…- Expresó dubitativa.
Debajo de esa tela, estaba en concha en la cama…
YO: Sí… Me tiene de servicio técnico…- Exclamé en tono gracioso.
No sé cómo me salió, pero salió así.
MAM: Jaja ¿cuándo, no?
ALI: Jaja que sirva para algo…- Arremetió con cierto grado de satisfacción.
YO: Encima que se la arreglo… ¿Viste cómo es?
Mi vieja se rió.
ALI: ¿Estás mejor del dolor de cabeza?
MAM: Sí, hoy me siento un poco mejor… Quería saber qué quieren de cenar… Pensé que no estabas, Joaquín…
YO: Llegué hace un ratito…
Miró el trípode.
ALI: Estaba haciendo un video de instagram…- Dijo rápidamente.
¿Para qué? Ja
MAM: Ah… Bueno…
YO: Nosotros nos encargamos de la cena… No te preocupes…
MAM: ¿Sí?
ALI: Sí, obvio…
MAM: Bueno, jeje… Así descanso un rato… Gracias…
YO: Dale… En un rato cocinamos… Cuando termine esto…- Expresé ya más tranquilo.
Era raro que mi vieja no quisiera cocinar.
O más bien, que no insistiera. Pero con tal de zafar de esa situación, je.
MAM: Bueno… Me voy a mirar netflix mientras mis hijos me agasajan…- Exclamó sonriendo.
ALI: ¡Obvio!
MAM: Y gracias… Otra vez…
YO: ¿Por?
MAM: Por lo que hacen… No puedo creer que ustedes hayan salido de… De… Eso… No parece…
ALI: Jeje… ¡Somos los más!
MAM: Sí, claro que sí…
Todos nos reímos.
Por suerte, mi erección había bajado ya.
MAM: Bueno, terminen sus cosas tranquilos…
Se dio vuelta para irse.
Con Alina respiramos aliviados.
Pero antes de salir, se volteó una vez más.
La miró a Alina con gesto de sospecha.
Me quedé quietito, solo observando.
¿Y ahora?
¿Qué estaba pensando?
No creo que…
MAM: ¿Hija? ¿Té puedo preguntar algo?
ALI: Sí, mah…- Me miró
El terror se había presentado ante ella.
Uff…
Que no se regale, pensé…
MAM: Por casualidad, vos sos ¿cómo se dice? ¿influyente?.- Preguntó para descolocar.
¿Eh?
¿Qué cosa?
ALI: ¿Cómo?
MAM: Sí, eso… Que hablan, suben videos, hablan de todo… ¿Sos influyente?
Con Alina nos miramos y empezamos a morirnos de risa.
No lo pudimos aguantar.
MAM: ¿Qué? ¿De qué se ríen?
ALI: ¿Influyente? Jaja
MAM: ¿Qué dije?.- Se rió.
ALI: ¡Influencer!
MAM: ¡Sí, exacto! ¡Eso! ¿Qué dije yo?.- Se reía.
YO: Mortal… Fue mortal… Anotala esa, Ali… Influyente…
ALI: Técnicamente, es eso jaja
Me reí.
Se pasó…
YO: Es verdad…
ALI: Influencer… No, mah… No soy influencer… Pero bueno… Como soy hermosa… Puedo publicitar algún producto y obtener dinero extra jaja
Mi vieja sonrió.
MAM: Ah, claro, claro… Por eso la cámara… Bueno… Sí, no me cabe duda lo preciosa que sos…-
Alina se hacía la linda, con gestos.
Yo me reía.
Cómo habíamos zafado…
Mi madre salió de la habitación, dejando la puerta abierta.
No sé si llegó a pensar en la posibilidad de que Alina no tuviese ropa en la parte inferior de su cuerpo.
Quizá ni cuenta se dio…
Lo único real de todo eso, fue la risa cómplice que ella puso en su rostro en ese momento. Como si pensara “¡por poco!”.
Pero a decir verdad, ninguno de los dos podía negar la satisfacción que nos provocaba esa mirada de nuestra vieja.
Admiración, tranquilidad, orgullo…
¿Cómo fallarle?
No, imposible…
Caminé hacia la cama para devolverle la notebook.
Ella se reía, tentada y toda colorada.
YO: Sin palabras jaja
ALI: Boludo… Jaja…
YO: Zafamos…
ALI: Ahora bajo a ayudarte con la comida… Sos el mejor…
Le pasé la computadora e hice el gesto de irme pero ella me tomó del brazo.
La miré, algo sorprendido.
ALI: Lo sos… Posta…- Exclamó con sus ojos azules a flor de piel y rompiendo cada fibra de mi voluntad.
Encima de todo, era tan dulce…
YO: Vos también…
Ya cuando me estaba yendo, me volvió a mirar.
ALI: Shhh…- Hizo por lo bajo, llevándose el dedo a la boca, para apoyarlo en sus labios.
¿Nuestro secreto?
Ja…
Por supuesto que sí…
Le guiñé el ojo y salí de la habitación.
Una vez afuera, respiré aliviado, como si descargara un gran peso adherido a mí.
No había sido un día más…
No…
Tuvo de todo. Una mezcla de sensaciones tremenda.
Y esa noche, la cocina se convirtió en el corazón palpitante de nuestro hogar. Entre risas y charlas, improvisamos una cena con lo que encontramos. Un poco de esto, algo de aquello…
Y como suele pasar con lo inesperado, el resultado fue mágico. El aroma de la comida casera llenaba el ambiente, cálido, real. Como si cada bocado tuviera el sabor de esos momentos que quedan grabados en el alma.
Mi madre, con esa sonrisa que solo aparece cuando se siente plena, saboreaba cada instante más que el plato frente a ella. Mi hermana y yo la acompañábamos, compartiendo miradas cómplices, cargadas de un secreto que era solo nuestro.
Ese secreto… Nuestro pacto silencioso, era la fuerza que empujaba sus días y la luz que le devolvía el brillo a los ojos.
¿Y qué podía ser mejor que eso? Nada. Porque ver a mamá feliz, sentir su risa sincera y ser parte de esa pequeña burbuja de amor y sencillez, era la verdadera recompensa.
Sí, también estaba el hecho del goce que me generaba compartir esos momentos indescriptibles con Alina. El placer…
Sin embargo, observar el panorama completo, hacía que no hubiese nada más que pedir…
Ya a última hora, me hallaba en mi habitación.
Pensaba…
Estaba acostado en mi cama, mirando el techo mientras el sonido lejano de la ciudad llegaba amortiguado por la ventana entreabierta.
Los últimos días habían sido una sucesión de momentos desconcertantes, como si todo lo que conocía se hubiese trastocado, como si hubiera cruzado una frontera invisible donde las reglas eran distintas.
Sin embargo, en medio de la incertidumbre y el caos cada vez más adictivo, algo dentro de él permanecía firme: la meta estaba al alcance.
Los eventos, tan atípicos e impredecibles, parecían tejer una suerte de destino que nos llevaba, paso a paso, hacia los 10 mil dólares. Nadie lo sabía, pero yo sentía que cada decisión, cada acción, nos acercaba un poco más al objetivo.
Aunque la situación era peligrosa y las piezas del rompecabezas se movían con rapidez, algo en mi interior me decía que ya no había marcha atrás. La noche seguía su curso por fuera del cristal empañado, ajena a mi mundo, a mis pensamientos.
Una ligera sonrisa se asomó a mis labios mientras efectuaba algunos cálculos. La distancia entre nuestra vida cotidiana y la meta ya no parecía tan vasta, y por primera vez en mucho tiempo, la certeza me invadió. Estábamos a punto de lograrlo…
Suspiré profundamente mirando hacia afuera.
Fue entonces que ella se presentó ante mí como el destino inesperado.
La Luna llena se exhibía hermosa en el cielo y yo era un espectador de lujo, otra vez.
“Le tengo que sacar una foto a esa belleza…” pensé.
Encima, está ahí, brillando en lo alto, como una señal marítima en la oscuridad de la noche. No puedo dejar de mirarla, tan perfecta, tan enorme.
Decidí que voy a levantarme para capturarla.
Paso a paso, me deslizo de la cama, mis pies rozan el frío suelo, y el aire de la habitación tiene esa calma inquietante que se siente justo antes de que algo importante suceda.
Tomo mi cámara con cuidado, como si fuera un objeto sagrado. Bueno, últimamente lo viene siendo…
Al encenderla, espero que el lente capte la majestuosidad del cielo, que le haga justicia a ese tan necesitado satélite.
Pero lo que aparece en la pantalla no es lo que esperaba.
Algo… Algo no está bien.
Mi pulso se acelera mientras observo la última foto que aparece en el dispositivo.
La imagen está distorsionada, probablemente en mi mente y en ella, entre sombras, se distingue una figura borrosa que jamás había visto.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, y antes de que pueda procesar lo que está sucediendo, comienzo a convulsionar, como si la cámara misma me hubiera devuelto una imagen que no debería existir. ¿Qué es esto? me repito a mi mismo conforme intento de recobrar el sentido.
¿Quién es?
Es Alina…
Y está…
Está totalmente desnuda.
Siento un frío en todo mi cuerpo, como si me encontrara en el más crudo invierno, deambulando.
¿Cómo?
No entiendo…
Observo la fotografía. Soy yo el autor, claro.
Mientras mi corazón se acelera, no puedo quitar mis ojos de ahí…
Dios…
No puede ser…
Ella, de frente, muestra sus hermosas tetas a la cámara. A mí…
Apenas las junta con sus brazos.
Me relamo…
Estoy viendo en alta definición, la conformación de sus pezones. Rosados, divinos…
Segrego saliva cómo nunca al mismo tiempo que mi miembro crece y crece debajo de bóxer.
Ahora sí, sé cómo son sus tetas. Sus hermosas tetas…
No lo puedo creer. En verdad, no.
¿Nunca borró la foto?
¿Por qué?
¿Le pedí que lo hiciera?
No lo recuerdo…
Pero no todo termina ahí…
Mis ojos convertidos ya en secuaces, continúan bajando en la imagen.
Siento una punzada tremenda en el estómago y me agarro la cabeza.
Mis cabellos son testigos de primera mano del descontrol que poseen mis extremidades superiores.
¿Eso es su…?
Ufff…
Una pequeña mata de vellos cubre la zona más baja de su entrepierna, de su intimidad.
¿Estoy soñando?
No…
No lo creo…
Todo mi cuerpo vibra.
Es su vagina…
¿Cómo puede ser que la esté viendo?
La cabeza de mi verga me hace sentir dolor ya. Está apretada, doblada dentro de mi ropa interior. Quiere salir al mundo y ser…
Respiro profundo.
Finalmente, estoy viendo desnuda completamente a Alina.
Pero no es solo el hecho de verle las gomas o la concha lo que me rompe la cabeza. No…
Esa mirada que tiene…
Esa sonrisa pícara…
Estoy completamente fuera de eje, como si algo dentro de mí se hubiera tambaleado. Alina me mira, y no sé cómo describirlo, pero esa sonrisa que se dibuja en su rostro es algo… Único…
Es una sonrisa ratonera, pero hay algo más en ella, algo que me electrifica por completo. Una chispa excitante que no puedo ignorar, como si ella supiera que la estoy observando... Cada curva de su boca parece susurrarme secretos, mientras sus ojos brillan con una complicidad que me atraviesa. Es como si el tiempo se detuviera por un segundo, y yo, completamente consciente de lo que está ocurriendo, me doy cuenta de que esta imagen, esta expresión, es algo que jamás voy a poder olvidar.
Algo en su forma de mostrarse, tan desafiante y tan atrevida, me deja sin palabras. Es como si, en ese instante, todo lo que soy y todo lo que quiero se redujera a esa sonrisa, tan descarada como seductora. Y lo sé, lo tengo claro. Recordaré este momento, este rostro y este cuerpo, por siempre.
Importante
Importante
Llega el capítulo 18
Es el último que voy a subir acá.
Ya está disponible el libro completo.
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Capítulo 18
No podía creer lo que acababa de escuchar. Sus palabras flotaban en el aire, pero yo sentía que no encajaban en ninguna realidad posible. ¿Alina? ¿Diciendo eso? Era como si el sol, de pronto, negara su propia luz.
La miré, buscando en sus ojos algún signo de broma, de ironía, de juego. Nada. Solo firmeza y una certeza que me desarmaba más que sus silencios. En ese instante, me sentí como Gregor Samsa en La metamorfosis: despierto en un mundo absurdo, donde lo que era seguro se había convertido en un extraño sinsentido.
La razón me gritaba que era imposible, pero el temblor en mi pecho sabía que era la verdad.
Yo había decidido que no me iba a afectar más nada pero ¿Completamente desnuda?
¿Qué le pasaba?
YO: Jaja ¿estás loca, vos?
ALI: ¿Por?.- Me preguntó sosteniendo la sábana en sus pechos.
Parecía que aún no se daba cuenta de que estaba así desde hace rato conmigo.
Era claro que la excitación la dominaba al igual que a mí…
YO: ¿Por? Jaja
ALI: Recién me sacaste una así…
YO: Sí, lo sé… Créeme…
Se mordió, tentada y algo ruborizada.
ALI: Jaja ¡tarado! ¡dale! Antes de que me arrepienta.
La observé…
En su mirada había mucho convencimiento. Pero no sé hasta que punto cargaba con un poco de engaño inocente.
Verla completamente desnuda era algo extremo y por lo que veía, no lucía demasiado consciente de ello.
YO: Pero, Ali… A ver… No es que no me guste…- Me detuve a causa de la vergüenza que me causaba mencionarlo.
ALI: ¿Qué?
YO: ¿Estás segura de que te vea… Toda? Jaja
Suspiró.
Luego miró un segundo el suelo.
Creo que por primera vez, se detenía un momento a pensarlo.
ALI: Ja… ¿Sí, no?
YO: Sé que esto, también, puede ser un poco caliente o morboso… Te soy sincero… ¿Pero estás segura de que queres que te vea en pelotas?
La expresión en sus ojos fue letal.
Me parece que se estaba dando cuenta.
ALI: ¡Dios! Jaja… Es cierto…
YO: No es que no me guste, eh… Jaja…- Le dije sincero y gracioso. Al fin y al cabo era cierto…
ALI: Ahora que lo decís jaja
YO: Viste…
ALI: ¿Qué te pasa a vos con esto?
YO: ¿En qué sentido?
ALI: No sé, digo… Es cualquiera ¿no?
YO: No, no sé… Estamos juntos en esta… Pero creo que hay cosas que se pueden evitar… O pensar un poco jaja
ALI: Me siento una chancha ahora jaja
YO: Naaa jaja
Me reí.
Se puso muy roja.
ALI: Ay, mal ¡Boludo!
YO: No, posta…
ALI: Re que sí… Estoy en bolas… Mirame…
Parecía que se reía, de todas maneras.
No la notaba contrariada.
YO: ¿Y yo?
ALI: ¿Vos qué?
YO: Estoy con el amigo así desde hace cuánto…
Abrió sus ojos grandes.
ALI: Ah… Seguís así, encima jaja
YO: No seas hija de mil…
ALI: Chancho… Chanchos, somos jaja
YO: Pero con verdes en la cuenta…
Sonrió de costado, cómplice.
ALI: Es verdad, también…
YO: Sí…
ALI: ¿Y qué te pasa cuando me ves? ¿Qué sentís?
Tragué saliva.
Creo que era un buen momento para expresarme. Y no lo digo porque la verga me doliera bajo la ropa…
YO: Jaja
ALI: Dale, goma… Decime…
YO: No sé… ¿Culpa? Jaja
ALI: ¿Culpa?.- Preguntó asombrada.
YO: Sí, qué sé yo… Sos mi hermana… Y encima tenemos que hacer esto… No sé…
Se quedó viéndome a los ojos un instante.
Creo que podía leer en su mirada una cierta camaradería, por decirlo de alguna manera.
Complicidad, es la palabra…
ALI: No te sientas así…
YO: Jaja bueno… Es fácil decirlo…
ALI: Yo también siento un poco de culpa jaja
¿Cómo?
YO: ¿Vos? ¿Por qué?
ALI: Porque no me gusta exponerte a cosas que te incomodan… Y sé que no te gusta mucho esta situación…-
Me dio mucha ternura.
Más aún, por su tono de voz al decirlo.
YO: Pero, Ali… La que está expuesta sos vos…
ALI: Sí, pero vos estás haciendo algo que no queres… ¿O no?
Miré al suelo.
ALI: ¿Ves?
YO: No me incomoda hacer esto con vos… Lo que no me gusta es que seas vos la que se expone con su cuerpo… Eso solo…
ALI: ¿De verdad?
YO: Sí ¿por qué preguntas? Jaja
ALI: Yo creí que te incomodaba verme en tetas, digamos… Además de lo otro, claro jaja
Uff…
Solo mencionándolo…
YO: Jaja lo que no me gusta es eso que te dije… Es más… Disfruto mucho de estos momentos…
ALI: ¿Ah, sí?.- Exclamó con una sonrisa enorme.
YO: Y sí, jaja…
ALI: Yo también jaja.- Respondió tirándose el pelo hacia atrás y subiendo el tono rojizo de su cara.
YO: Jeje… Pero bueno… Tampoco quiero que hagas cosas producto de la vorágine y que después te quieras matar…
ALI: Es verdad eso… Vengo muy cebada… Pero los resultados me vuelven loca jaja
YO: Sí, lo sé… Pero al final del día sos mi familia y hoy te vi las gomas… Yo no sé si mañana te levantas, arrepentida y no me queres mirar más a la cara…-
Me miró, tragando saliva.
ALI: Sí, es cierto…
YO: Por eso…
ALI: Tenes razón jaja…
Sus ojos azules me encandilaban.
Era cómo si me sumergiera en un mar de luz tan profundo cómo el océano.
ALI: Pero…- Dijo y se detuvo.
YO: ¿Qué?
ALI: No sé… No siento que me moleste eso… ¿Está mal? Jaja
Casi que se me cae la baba.
¿De verdad pensaba así?
Quería tirarme sobre ella y abrazarla con toda mi fuerza.
¿Tan tierna? Je…
YO: ¿Posta? Jaja
ALI: Lo veo divertido jaja
YO: Qué bueno jaja… No lo puedo creer, je…
ALI: Sí… ¿No te pasa a vos?
YO: Te dije que me gusta… La paso bien…
ALI: Incluso se te para el pitote jaja.- Expresó para darme una puntada tremenda.
Dios mío…
Ya veía su confianza hacia mí.
ALI: Y esas caras que haces jaja… Me hacen el día…
YO: Exacto…
ALI: Bueno… Entonces, está bien ¿no? Como te dije muchas veces… No me molesta que te pase eso con tu amiguin jaja
YO: Ok…
ALI: Eso quiere decir que te gusta lo que ves… Y si te gusta lo que ves… Significa que va a haber dinero jaja.-
Ja…
¿Cómo explicarle, no?
Más allá de cualquier suma de dinero que pudiéramos percibir, siempre me iba a poner loco este tipo de situaciones con ella.
Era obvio…
YO: Jaja ponele… Algo así…
ALI: Entonces, dale…- Exclamó levantando de manera chistosa sus cejas.
YO: ¿Dale, qué? Jaja
ALI: Hagamos esa foto… Así ya la tengo… Y aprovechando que mamá aún no vino…- Y puso cara de pervertida, en broma.
Era imposible que no me calentara…
Todo era muy cachondo. Demasiado…
YO: Bueno pero…
ALI: ¿Antes me viste las gomas, no?
YO: Emm… No mucho…
ALI: ¿No?
YO: Apenas de costado…
ALI: ¿Y qué pensaste?
Sentí una caída al vacío tremenda.
Su líbido estaba por las nubes pero… El mío también.
YO: No me hagas decirlo jaja
ALI: Te gustaron jaja
Uff…
Si le dijera lo exacto…
YO: Ya sabes la respuesta… Pero verte de frente, completa, es distinto…
ALI: Pero no tenes que verme, tonto…
YO: Jaja
ALI: ¿Cómo podemos hacer?
YO: Jmmm…
ALI: Esto es muy divertido también… Planear jaja
YO: Ya veo…
ALI: Siiiiii jaja
YO: Dios mío…
ALI: Y sos vos… Sabes que si hay una persona en el mundo en quien confío, esa sos vos…
YO: ¿Ah, sí? ¿En nadie más?
ALI: Así como confío en vos, no… Nadie…
Me reí, colorado.
No lo pude evitar.
ALI: Ay, se pone rojo él… Mi cuida…- Me tocó la cara con su brazo.
YO: Jaja salí… Te vas a quedar en gomas…
ALI: Siiii… En breve para la foto…
Suspiré.
Lo que sentía en mi cuerpo en momentos cómo este, era sobrenatural. Pero de verdad.
Y estaba comenzando a percibir cierta adicción a esos estímulos.
YO: Ok… Ya sé cómo…
ALI: ¿Cómo?
YO: Te paras ahí… Donde te saqué antes…
ALI: Sí…
YO: Y bueno… Te tapas sus partes… Ambas… Te digo cómo… Y después para la foto no te miro… ¿Está bien?
ALI: Oki… Cómo vos digas…
YO: ¿Sí?
ALI: Sí… Me gusta esa idea…
YO: Ok, dale… Vamos a hacerla ahora que ya debe estar por llegar mamá…
ALI: ¡Dale!
Me levanté enseguida para colocar la cámara en el trípode.
Ya sabía cómo iba a ser la foto.
Es más, la tenía grabada en la mente, como un cuadro del Renacimiento en el Museo Nacional de Prado.
Lo más chistoso fue que cuando terminé de hacerlo, Alina ya estaba parada junto a la pared, completamente en pelotas y sólo tapando sus vicisitudes, tal cuál le había dicho.
Mis ojos casi se salen para afuera…
Si antes estaba rojo, ahora estaba azul cómo el Corazón del Mar.
ALI: Vos me dijiste que me ponga así jaja
La manera en que sus gomas se apretaban con su brazo o cómo moría su mano en esa delicada entrepierna, era demasiada excitante.
No iba a poder con ello…
Para colmo, veía esa cintura demencial y sabía que toda esa carne de exportación, podía ser pasible de mi mirada asesina en cualquier instante.
Encima sonrió, con clara complicidad por reacción e hizo todo peor.
¿Por qué sonreía así?
Jamás imaginé que un momento pudiera detener el mundo. Pero allí estaba ella: Alina, como una visión que desafiaba toda razón, desarmando el tiempo y el pensamiento con la sola presencia de su cuerpo, que parecía esculpido en el mármol mismo de los sueños.
Su piel, apenas cubierta por sus extremidades, era un poema que no necesitaba palabras. Un tal Lawrence dijo una vez: "El cuerpo de la mujer es un país que nunca se termina de explorar". Y yo, en ese instante, era un explorador absorto, desarmado, ante un territorio prohibido y divino.
Su figura era la definición misma de la belleza sublime, esa que Kant describía como un placer doloroso, porque duele saber que nada será suficiente para poseer por completo aquello que deslumbra.
Las curvas de Alina parecían trazadas por la naturaleza en su instante más inspirado: un equilibrio entre poder y delicadeza, entre fuerza y fragilidad. Era la diosa de Botticelli caminando fuera del lienzo, era la Eva de Milton, concebida en un instante de perfección y condena.
ALI: ¿Bajo así, no? Para los costados…- Exclamó para sacarme un instante del trance.
Con la vista nublada, solo asentí con la cabeza.
ALI: Oki… Vos decime cuándo… Tranqui…
Volví al estado de enajenación…
El brillo de su piel era como el dorado crepúsculo de un atardecer eterno, y el aroma que la envolvía, imperceptible y embriagador, despertaba los instintos más primarios, como si el mundo entero fuera solo un preludio para ese encuentro.
Recordé a Baudelaire, quien en Las flores del mal escribió que "la mujer es la promesa de felicidad", y en ese momento comprendí que la promesa se había convertido en carne y presencia ante mí.
Además, éramos solo nosotros dos contra el mundo. ¿Qué podía ser más sincero y genuino que eso?
Podía percibir la energía corriendo por mi sangre.
Pero lo más devastador no era su cuerpo, sino la explosión que provocaba. Era un incendio lento que comenzaba en lo más profundo de la conciencia, arrasando toda certeza y dejando solo el deseo. El deseo puro, insaciable, primitivo. El mismo que hizo que Humbert Humbert, en Lolita, se rindiera ante la fascinación de lo inalcanzable. El mismo que empujó a Jay Gatsby, en El gran Gatsby, a perseguir una luz imposible.
Mis manos, que estaban sobre la cámara, ardían sin moverse, prisioneras de la distancia, mientras su mirada, ¡uf, la mirada!, me convertía en esclavo de sus ademanes e insinuaciones.
No sé si fue un instante o una eternidad. Sé que fue el momento más erótico de mi vida, y sé que ninguna palabra, ni siquiera éstas, podrán jamás explicarlo. Porque hay cosas que solo se sienten... Y se queman dentro para siempre.
Completamente envuelto en sudor y fuego, le ordené:
YO: Bajá los brazos cuando quieras… Y avisame cuando estés lista…
Sin más, cerré los ojos.
No sé si era lo que ella esperaba. Tal vez, no tenía ningún reparo en que la viese.
Sin embargo, mi mente me dijo que era lo correcto. Al menos, esta vez.
ALI: Estoy…
YO: Tratá de no moverte…
ALI: Oki…
YO: Ahí voy…
“clic” se oyó.
A través de mis párpados vi un destello de luz que iluminó la habitación cómo un faro en la noche.
ALI: ¿Habrá enfocado bien?
YO: Sí, le puse el tempo…
ALI: Oki…
Percibí en el suelo, cómo caminó hacia la cama.
También, cuando tomó la sábana en sus manos.
ALI: Ya me tapé… Mostrame cómo quedó…
Abrí los ojos.
Casi que se me habían pegado por la fuerza que generé para mantenerlos cerrados.
Al verla, noté que también estaba algo ruborizada.
YO: Fijate, tomá…
Saqué la cámara del trípode y se la pasé.
Ella ya se había sentado cómo antes. Aunque eso no era óbice para que le viese de costado toda la pierna y cadera…
Tragué baba. Mucha…
No miré el aparato, pero la reacción que tuvo al comprobar mi obra, me hizo saber que todo estaba correcto.
Abrió sus ojos de tal forma que parecía que un muerto deambulaba por la habitación.
Sonrió de costado.
YO: ¿Quedó, no? Jaja
ALI: Mal…- Expresó, atónita.
YO: Joya… Pasatelá…
ALI: Dale…
Blanca estaba.
Ya había desaparecido el rubor de su rostro.
¿Cómo habrá quedado? Pensé.
Me moría por verla, aunque sabía que no era lo correcto, lo ideal. Pero de solo pensar en que esa pequeña parte de pezón rosado que pude ver antes, se mostraría entera en la foto, me agitaba de solo contemplar la posibilidad de observarla.
¿Cómo tendría las aureolas?
¿Serían grandes?
No me parecía que así fueran…
Dios…
Mi cabeza volaba.
ALI: Listo…- Expresó para hacerme bajar a la Tierra.
Me pasó la cámara.
Luego se rió.
Tomé el aparato en mi mano.
YO: ¿Qué? Jaja
ALI: Y eso que no me viste…- Exclamó irónica, pero tentada.
Fue ahí que me di cuenta de la realidad.
Estaba sentado a su lado con una gran carpa entre las piernas.
YO: Jaja bueno… No lo hago a propósito…
ALI: Deben trabajar muchos empleados en ese circo…- Expresó y explotó de risa.
Naa…
Ésta me estaba jodiendo…
YO: ¿Estás contenta con la foto? ¿Me puedo ir ya?
ALI: Jaja sí, estoy contenta…
YO: No la regales… Tenela de reserva para algún momento…
ALI: Sí, lo sé…
Me iba a levantar, pero me di cuenta que se iba a notar más mi bulto.
YO: Jaja
ALI: ¿Qué?
YO: Nada jaja
ALI: ¿Está complicado? Jaja
YO: Mal jaja
Se mordió.
ALI: Ay, boludo… Qué loco… Estás…- Se tapó la cara.
YO: No me la compliques más, por favor…
ALI: Pero, explicame… ¿Cómo es que…?.- Preguntó y se detuvo de golpe.
Ambos nos miramos.
Eran pasos en el pasillo.
“¡Mamá!” dijimos.
Yo salté de la cama cómo un resorte bajo una tonelada de presión.
Alina se tapó entera con la sábana.
YO: ¿Qué hago?
Me vio la entrepierna y abrió sus ojos como platos, entre risas.
YO: ¿Qué?
Miré hacia abajo y vi lo terrible que me quedaba la carpa.
Faa…
Sin darme cuenta, me metí la mano dentro de la ropa para acomodarla.
Alina tragó saliva al verme hacer eso y miró a otro lado con un gesto indescriptible.
YO: Perdón, pero no me puede ver así…
ALI: Tranqui… Pasame la ropa… La remera aunque sea…
Rápido cómo una liebre le tiré toda la ropa.
YO: Te agarro la compu…
Sonó la puerta.
“Toc toc”
Alina me miró, con un gesto de pánico, acompañado de ansiedad y gracia.
ALI: ¿Sí?
“¿Puedo entrar? ¿O estás ocupada?”
Uff…
El corazón se me aceleró.
Me di vuelta para que al menos se llegue a poner la remera y con la compu en la mano, me fui hasta la venta.
ALI: Sí, sí… Pasá, mah…- Le contestó.
No sé si llegó a bajarla del todo, pero al menos escondió debajo de la sábana toda su ropa, incluida la interior…
Yo me senté contra el marco de la ventana con su notebook en mi mano.
MAM: Permiso… Ahh… Están los dos acá…
ALI: Em… Sí, yo…- Expresó dubitativa.
Debajo de esa tela, estaba en concha en la cama…
YO: Sí… Me tiene de servicio técnico…- Exclamé en tono gracioso.
No sé cómo me salió, pero salió así.
MAM: Jaja ¿cuándo, no?
ALI: Jaja que sirva para algo…- Arremetió con cierto grado de satisfacción.
YO: Encima que se la arreglo… ¿Viste cómo es?
Mi vieja se rió.
ALI: ¿Estás mejor del dolor de cabeza?
MAM: Sí, hoy me siento un poco mejor… Quería saber qué quieren de cenar… Pensé que no estabas, Joaquín…
YO: Llegué hace un ratito…
Miró el trípode.
ALI: Estaba haciendo un video de instagram…- Dijo rápidamente.
¿Para qué? Ja
MAM: Ah… Bueno…
YO: Nosotros nos encargamos de la cena… No te preocupes…
MAM: ¿Sí?
ALI: Sí, obvio…
MAM: Bueno, jeje… Así descanso un rato… Gracias…
YO: Dale… En un rato cocinamos… Cuando termine esto…- Expresé ya más tranquilo.
Era raro que mi vieja no quisiera cocinar.
O más bien, que no insistiera. Pero con tal de zafar de esa situación, je.
MAM: Bueno… Me voy a mirar netflix mientras mis hijos me agasajan…- Exclamó sonriendo.
ALI: ¡Obvio!
MAM: Y gracias… Otra vez…
YO: ¿Por?
MAM: Por lo que hacen… No puedo creer que ustedes hayan salido de… De… Eso… No parece…
ALI: Jeje… ¡Somos los más!
MAM: Sí, claro que sí…
Todos nos reímos.
Por suerte, mi erección había bajado ya.
MAM: Bueno, terminen sus cosas tranquilos…
Se dio vuelta para irse.
Con Alina respiramos aliviados.
Pero antes de salir, se volteó una vez más.
La miró a Alina con gesto de sospecha.
Me quedé quietito, solo observando.
¿Y ahora?
¿Qué estaba pensando?
No creo que…
MAM: ¿Hija? ¿Té puedo preguntar algo?
ALI: Sí, mah…- Me miró
El terror se había presentado ante ella.
Uff…
Que no se regale, pensé…
MAM: Por casualidad, vos sos ¿cómo se dice? ¿influyente?.- Preguntó para descolocar.
¿Eh?
¿Qué cosa?
ALI: ¿Cómo?
MAM: Sí, eso… Que hablan, suben videos, hablan de todo… ¿Sos influyente?
Con Alina nos miramos y empezamos a morirnos de risa.
No lo pudimos aguantar.
MAM: ¿Qué? ¿De qué se ríen?
ALI: ¿Influyente? Jaja
MAM: ¿Qué dije?.- Se rió.
ALI: ¡Influencer!
MAM: ¡Sí, exacto! ¡Eso! ¿Qué dije yo?.- Se reía.
YO: Mortal… Fue mortal… Anotala esa, Ali… Influyente…
ALI: Técnicamente, es eso jaja
Me reí.
Se pasó…
YO: Es verdad…
ALI: Influencer… No, mah… No soy influencer… Pero bueno… Como soy hermosa… Puedo publicitar algún producto y obtener dinero extra jaja
Mi vieja sonrió.
MAM: Ah, claro, claro… Por eso la cámara… Bueno… Sí, no me cabe duda lo preciosa que sos…-
Alina se hacía la linda, con gestos.
Yo me reía.
Cómo habíamos zafado…
Mi madre salió de la habitación, dejando la puerta abierta.
No sé si llegó a pensar en la posibilidad de que Alina no tuviese ropa en la parte inferior de su cuerpo.
Quizá ni cuenta se dio…
Lo único real de todo eso, fue la risa cómplice que ella puso en su rostro en ese momento. Como si pensara “¡por poco!”.
Pero a decir verdad, ninguno de los dos podía negar la satisfacción que nos provocaba esa mirada de nuestra vieja.
Admiración, tranquilidad, orgullo…
¿Cómo fallarle?
No, imposible…
Caminé hacia la cama para devolverle la notebook.
Ella se reía, tentada y toda colorada.
YO: Sin palabras jaja
ALI: Boludo… Jaja…
YO: Zafamos…
ALI: Ahora bajo a ayudarte con la comida… Sos el mejor…
Le pasé la computadora e hice el gesto de irme pero ella me tomó del brazo.
La miré, algo sorprendido.
ALI: Lo sos… Posta…- Exclamó con sus ojos azules a flor de piel y rompiendo cada fibra de mi voluntad.
Encima de todo, era tan dulce…
YO: Vos también…
Ya cuando me estaba yendo, me volvió a mirar.
ALI: Shhh…- Hizo por lo bajo, llevándose el dedo a la boca, para apoyarlo en sus labios.
¿Nuestro secreto?
Ja…
Por supuesto que sí…
Le guiñé el ojo y salí de la habitación.
Una vez afuera, respiré aliviado, como si descargara un gran peso adherido a mí.
No había sido un día más…
No…
Tuvo de todo. Una mezcla de sensaciones tremenda.
Y esa noche, la cocina se convirtió en el corazón palpitante de nuestro hogar. Entre risas y charlas, improvisamos una cena con lo que encontramos. Un poco de esto, algo de aquello…
Y como suele pasar con lo inesperado, el resultado fue mágico. El aroma de la comida casera llenaba el ambiente, cálido, real. Como si cada bocado tuviera el sabor de esos momentos que quedan grabados en el alma.
Mi madre, con esa sonrisa que solo aparece cuando se siente plena, saboreaba cada instante más que el plato frente a ella. Mi hermana y yo la acompañábamos, compartiendo miradas cómplices, cargadas de un secreto que era solo nuestro.
Ese secreto… Nuestro pacto silencioso, era la fuerza que empujaba sus días y la luz que le devolvía el brillo a los ojos.
¿Y qué podía ser mejor que eso? Nada. Porque ver a mamá feliz, sentir su risa sincera y ser parte de esa pequeña burbuja de amor y sencillez, era la verdadera recompensa.
Sí, también estaba el hecho del goce que me generaba compartir esos momentos indescriptibles con Alina. El placer…
Sin embargo, observar el panorama completo, hacía que no hubiese nada más que pedir…
Ya a última hora, me hallaba en mi habitación.
Pensaba…
Estaba acostado en mi cama, mirando el techo mientras el sonido lejano de la ciudad llegaba amortiguado por la ventana entreabierta.
Los últimos días habían sido una sucesión de momentos desconcertantes, como si todo lo que conocía se hubiese trastocado, como si hubiera cruzado una frontera invisible donde las reglas eran distintas.
Sin embargo, en medio de la incertidumbre y el caos cada vez más adictivo, algo dentro de él permanecía firme: la meta estaba al alcance.
Los eventos, tan atípicos e impredecibles, parecían tejer una suerte de destino que nos llevaba, paso a paso, hacia los 10 mil dólares. Nadie lo sabía, pero yo sentía que cada decisión, cada acción, nos acercaba un poco más al objetivo.
Aunque la situación era peligrosa y las piezas del rompecabezas se movían con rapidez, algo en mi interior me decía que ya no había marcha atrás. La noche seguía su curso por fuera del cristal empañado, ajena a mi mundo, a mis pensamientos.
Una ligera sonrisa se asomó a mis labios mientras efectuaba algunos cálculos. La distancia entre nuestra vida cotidiana y la meta ya no parecía tan vasta, y por primera vez en mucho tiempo, la certeza me invadió. Estábamos a punto de lograrlo…
Suspiré profundamente mirando hacia afuera.
Fue entonces que ella se presentó ante mí como el destino inesperado.
La Luna llena se exhibía hermosa en el cielo y yo era un espectador de lujo, otra vez.
“Le tengo que sacar una foto a esa belleza…” pensé.
Encima, está ahí, brillando en lo alto, como una señal marítima en la oscuridad de la noche. No puedo dejar de mirarla, tan perfecta, tan enorme.
Decidí que voy a levantarme para capturarla.
Paso a paso, me deslizo de la cama, mis pies rozan el frío suelo, y el aire de la habitación tiene esa calma inquietante que se siente justo antes de que algo importante suceda.
Tomo mi cámara con cuidado, como si fuera un objeto sagrado. Bueno, últimamente lo viene siendo…
Al encenderla, espero que el lente capte la majestuosidad del cielo, que le haga justicia a ese tan necesitado satélite.
Pero lo que aparece en la pantalla no es lo que esperaba.
Algo… Algo no está bien.
Mi pulso se acelera mientras observo la última foto que aparece en el dispositivo.
La imagen está distorsionada, probablemente en mi mente y en ella, entre sombras, se distingue una figura borrosa que jamás había visto.
Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, y antes de que pueda procesar lo que está sucediendo, comienzo a convulsionar, como si la cámara misma me hubiera devuelto una imagen que no debería existir. ¿Qué es esto? me repito a mi mismo conforme intento de recobrar el sentido.
¿Quién es?
Es Alina…
Y está…
Está totalmente desnuda.
Siento un frío en todo mi cuerpo, como si me encontrara en el más crudo invierno, deambulando.
¿Cómo?
No entiendo…
Observo la fotografía. Soy yo el autor, claro.
Mientras mi corazón se acelera, no puedo quitar mis ojos de ahí…
Dios…
No puede ser…
Ella, de frente, muestra sus hermosas tetas a la cámara. A mí…
Apenas las junta con sus brazos.
Me relamo…
Estoy viendo en alta definición, la conformación de sus pezones. Rosados, divinos…
Segrego saliva cómo nunca al mismo tiempo que mi miembro crece y crece debajo de bóxer.
Ahora sí, sé cómo son sus tetas. Sus hermosas tetas…
No lo puedo creer. En verdad, no.
¿Nunca borró la foto?
¿Por qué?
¿Le pedí que lo hiciera?
No lo recuerdo…
Pero no todo termina ahí…
Mis ojos convertidos ya en secuaces, continúan bajando en la imagen.
Siento una punzada tremenda en el estómago y me agarro la cabeza.
Mis cabellos son testigos de primera mano del descontrol que poseen mis extremidades superiores.
¿Eso es su…?
Ufff…
Una pequeña mata de vellos cubre la zona más baja de su entrepierna, de su intimidad.
¿Estoy soñando?
No…
No lo creo…
Todo mi cuerpo vibra.
Es su vagina…
¿Cómo puede ser que la esté viendo?
La cabeza de mi verga me hace sentir dolor ya. Está apretada, doblada dentro de mi ropa interior. Quiere salir al mundo y ser…
Respiro profundo.
Finalmente, estoy viendo desnuda completamente a Alina.
Pero no es solo el hecho de verle las gomas o la concha lo que me rompe la cabeza. No…
Esa mirada que tiene…
Esa sonrisa pícara…
Estoy completamente fuera de eje, como si algo dentro de mí se hubiera tambaleado. Alina me mira, y no sé cómo describirlo, pero esa sonrisa que se dibuja en su rostro es algo… Único…
Es una sonrisa ratonera, pero hay algo más en ella, algo que me electrifica por completo. Una chispa excitante que no puedo ignorar, como si ella supiera que la estoy observando... Cada curva de su boca parece susurrarme secretos, mientras sus ojos brillan con una complicidad que me atraviesa. Es como si el tiempo se detuviera por un segundo, y yo, completamente consciente de lo que está ocurriendo, me doy cuenta de que esta imagen, esta expresión, es algo que jamás voy a poder olvidar.
Algo en su forma de mostrarse, tan desafiante y tan atrevida, me deja sin palabras. Es como si, en ese instante, todo lo que soy y todo lo que quiero se redujera a esa sonrisa, tan descarada como seductora. Y lo sé, lo tengo claro. Recordaré este momento, este rostro y este cuerpo, por siempre.
Comentarios Destacados
18 comentarios - Alina. Capítulo 18 - Importante
Nos volvemos a ver cuando te vaya mal el "negocio" y subas la historia gratis.
No es que no valore tu trabajo pero no da, lo hubieras echo pago desde el principio y ya está man
Son relatos muy buenos.
Segui publicando, lo bueno se hace esperar, y al que no le guste...que no te lea.
Esperamos ansiosos el 19, a no bajar los brazos