Mi novia... Y su mamá.

Anabel fue una buena novia. Cuando yo le pedía sexo ella no se hacía la difícil. Fue a darme en la casa de la iglesia las veces que se pudo, y aún después de que el guardia le chismeó a la hermana Marita ella volvió a ir un par de veces. Me hacía mamadas sin quejarse, no tragaba, pero nadie es perfecto, y cuando le pedí la cola tampoco se hizo lío. Su único problema es que era muy celosa. Tenía celo a todas y hacía escándalo. Que yo había mirado a esa o aquella y no quería hablarme. Si se imaginaba que yo había cogido a su mamá seguro me castraba. 
Pero tuvimos buenos momentos. Poco antes de terminar la relación fuimos juntos a un parque acuático. Fue su regalo por mi cumple y su mamá nos dejó en la puerta con el auto. 
Estuvimos todo el día nadando y besándonos en las piscinas. En la tarde después de los kayaks fuimos a dar vueltas por el lugar y nos metimos a caminar en pleno bosque, ni camino había. Estábamos cachondos por los magreos en las piscinas y empezamos a besarnos detrás de un árbol. Se podía escuchar a las personas que pasaban por el camino, pero no nos podían ver. Fue allí que yo le dije que quería su cola de regalo de cumpleaños. Ella no se negó. 
Primero la puse a mamar y cuando estaba bien ensalivada se puso de pie y me dio la espalda. Como estaba de bikini yo solo jalé a un costado y empecé la faena, pero tuve que parar para abrirla con un dedo mientras nos besabamos. Antes de tratar de penetrarla otra vez le lamí el culo. 
Con mucho forcejeo logré meter un poquito, pero como le dolió mucho le dije que vuelva a chupar. Le dió cosita porque le había sacado del culo, pero insistí y ella se animó. Estuve a punto de venirme en su boca cuando la puse de pie nuevamente y ahora si le empujé hasta el tronco. 
Empujaba hasta el fondo y sacaba muy despacio. Anabel se tiró unos chillidos, pero aguantó. Me dijo que la sensación se sentía en su cabeza y en todo su cuerpo. Pero te gusta? Solo me dijo que siga. Yo quería que ella también disfrutara y la masturbé, pero cerca de venirme agarré su cintura con las dos manos y le di muy duro hasta llenarla de leche. 
Al terminar nos limpiamos un poco y volvimos a la piscina. Siempre me llamó la atención que ella no salía corriendo al baño después del sexo anal. Pero sí se sentía muy abierta. 
Aproximadamente un mes después de eso nosotros terminamos, pero aún cogimos algunas veces.
...

Dos semanas después de mí cumple, su mamá fue a llevar unas cajas a la iglesia y yo ayudé a descargar. Durante eso, como estábamos solos y yo cachondo, la empecé a piropear y a llamar para que entrara a mí cuarto. Después de lo que habíamos hecho en su quinta, yo le había perdido el miedo. Pero doña Valeria no se animaba a hacerlo allí en la casa de la iglesia. Era peligroso y había el guardia que solía chismear. 
Fuimos a su auto, yo mentí que quería un aventón, pero cuando ella me preguntó dónde quería ir yo le dije a un motel. 
A ver si te moderas que no voy a ir a ningún motel con vos. Todavía sos el novio de mi hija. Insistí un poquito, le puse la mano en su pierna, pero seguíamos delante de mí casa, y el guardia miraba todo. Después de un rato insistiendo, yo le prometí que solo serían un par de besos, que eso yo sabía que le gustaba. Entonces la hermana Valeria llevó su auto a una plazita oscura no muy lejos de allí y empezamos a besarnos. 
Aprovechando que los vidrios eran negros yo empecé a meterle mano y en un rato ya la estaba masturbando. Ella se puso cachonda y me dejó chupar sus tetas. Me encantaban aquellas tetas, cuanto las extrañé, eran grandes y duras, tenían unos pezones hermosos, todo natural. 
Doña Valeria no tardó en venirse en mis dedos y ya se quiso ir, pero yo le dije que no había venido. Y qué querés que haga? Pues una mamada doña Valeria. No, como pues? Acaso no le hacés a su marido? A él sí, a ti no. Insistí A hasta que ella accedió, no si antes prohibir que me venga en su boca. Nos acomodamos y ella empezó a chuparme por primera vez. Succionaba con maestría y yo me resistía para no terminar muy pronto, pero aquella mujer elegante, madre de mi novia, casada, empresaria, líder de la iglesia, chupaba la verga increíble, y justo a mí, un pobre estudiante, su yerno. No aguanté mucho y llené su boca de leche y lo mejor es que no le quedó otra que tragar.
Entonces me dijo que me baje del auto y esa fue la última vez que hicimos algo. A los pocos días yo me cambié de aquella casa a un departamento mejor, que compartía con dos amigos y me alejé de la iglesia. Terminé con Anabel, pero seguimos cogiendo y en un futuro también cogí a sus hermanas Katia y Lucía, pero eso quedará para otro relato.

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