La madre de Pedro y el bully 15

-Pedrito! Hijito mío, como estas?
La madre de Pedro y el bully 15
Pedro notó como estaba su madre, vestida con sólo una bata como si hubiera salido de la ducha pero su cabello no estaba mojado y asta lograba ver sus pezones parados a través de lo que tenía encima, ósea casi nada. Eso lo puso incómodo.
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-Mamá, porque tardaste tanto en abrir?
-Lo siento hijo, me quedé dormida.
-Dormida?
-Si, si, de todos modos ve a tu cuarto y relájate, yo recojo a tu hermanito y hago el almuerzo ok?
-Que? Todavía no recogiste a Jonás?
-Pedro, haz como te digo!
Pedro obedece ya que nunca su madre le alzaba la voz así de la nada.
Apenas su hijo cierra la puerta de su cuarto Teresa corre a sacar a Marcelo de su casa el cual todavía no había terminado de vestirse. Ella logró cambiarse lo más rápido que podía primero de encender el auto y correr a la escuela de su hijito.
Como si no fuera suficiente, Teresa pensó que su prioridad en ese momento fuera dejar al bully frente a su casa y solo después ir a la escuela de su hijo. Obviamente fue lo más rápido que podía sin importarle de los semáforos o límites de velocidad pero la situación era una emergencia.
Intentó llamar a la escuela pero nadie respondía. Su corazón estaba lleno de miedo por las consecuencias de su acto “Que habrá pasado? Porque no responden? Y si llamaron a la policía? A mi marido? O si le pasó algo a mi hijito?” Su miedo era tanto que casi no sentía el dolor de su culo destruido por la verga de Marcelo. Finalmente llegó a la escuela pero la vista del auto de su marido fue como un golpe en el estómago. Que podía decir? Que podía hacer?
Felipe estaba justo saliendo de la escuela con el pequeño Jonás en sus brazos. Como era obvio se armó una tremenda discusión afuera de la escuela que llamó la atención de algunos pasantes y profesores que veían de la ventana. Teresa trataba de explicar o mejor inventar algo para justificarse pero Felipe no la dejaba hablar porque no paraba de gritarle lo terrible que se comportó; todo eso mientras Jonás seguía llorando.
Felipe se dio cuenta que su hijo no tenía que presenciar a la discusión y lo dejó con su madre para que lo llevara a casa mientras él regresó a su trabajo ya que se había ido justo cuando estaba en una importante reunión.
Teresa en su auto pensaba que no había manera de salvarse de esto pero su hijo a su lado le acariciaba el cabello tratando de consolarla. A casa se puso a acomodar su cuarto cancelando cada posible prueba de su traición y después sirvió el almuerzo para sus hijos.
Por suerte para Teresa, Felipe tuvo que quedarse a trabajar asta noche lo que le dio tiempo de inventar una historia que la salvaría aunque fuera difícil de creer, ella tenía que intentarlo.
La noche vio las luces del auto de su esposo y supo que había llegado el momento pero ella no lograba todavía sentarse por el dolor que sentía.
Felipe no quería hablarle…
-En la casa? POR ESO NO RESPONDIAS AL CELULAR? POR ESO TE OLVIDASTE DE NUESTRO HIJO?
Ella podía ver la rabia y la desesperación en los ojos y en el tono de voz de su esposo; ella sabia lo que estaba pensando.
-Felipe, Felipe…deja que te explique…
pero después de insistir al final Teresa logró contar su mentira llenándola de detalles tan originales que al pobre hombre le parecía estar ahí viendo todo.
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Así comienza el cuento de Teresa que la ve víctima de una terrible desgracia: un asalto. Ella contó que después de haber dejado a los chicos a la escuela, como una madre y esposa ejemplar, fue al mercado a hacer compras, lugar donde un hombre malo, alto, fuerte y violento le había robado su dinero y su bolsa.
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La mentirosa observaba atentamente la cara de su marido para ver su reacción y para revisar si en él había alguna sospecha que estuviese mintiendo.
-Dios mío Teresa, lo siento, lo siento mucho…pero porque… porque no me lo dijiste primero?
-Trate de hacerlo tesoro pero no querías escucharme.
-Lo siento, lo siento, perdóname, perdóname…es que…
-Que cosa?
-Nada nomas jaja, nomas me había puesto a pensar a cosas…
-Que cosas?
-Bueno, amm… Creí…creí que podías estar con…
-Con?
-Con alguien.
-Oh Felipe, como puedes pensar eso? A caso te fallé alguna vez para que insinúes algo así?
-No, no, claro que no.
-Hice o dije algo para que pienses tan bajo de mi?
-No tesoro mío, nunca…Perdóname…sabes con lo que me pasó cuando era niño y… nomas me puso paranoico.
-Te perdono Felipe pero nunca más me acuses de algo así y sobretodo no me hables de esa manera…me asustaste mucho.
-Lo siento Teresa, nunca más, lo prometo.
Los dos se abrazan y se reconcilian y se paran para ir a dormir.
-Cambiaste mi almohada?
-Oh si, lo siento tesoro. Fíjate que cuando llegué y me tomé ese calmante para el dolor junto a un refresco me quedé dormida de inmediato yyy ensucié toda la cama…en especial tu almohada, con el refresco…obvio.
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-No era suficiente lavarla?
-No tesoro, ese tipo de manchas se quedan para siempre.
-Oh ok. Pero mañana como primera cosa vamos a la policía… No puedo creer que no hayas echo eso por primera cosa.
-Ya te dije tesoro. Estaba trastornada, confundida. Nunca me había pasado algo así, sabes. Además esa experiencia me lleno todo el cuerpo dee… miedo. Quería solo regresar a casa.
Los dos durmieron juntos en esa misma cama sobre sábanas nuevas y con Felipe abrazándola por detrás como si tuviera miedo de perderla; un gesto que tiempo atrás a ella le hubiera parecido romántico y dulce pero ahora le hacía pensar “patético”.
Un cruel pensamiento que quiso rápidamente quitar de su cabeza.
Felipe se despertó primero que todos y llevó el desayuno a la cama para su amada esposa la cual dormía como una roca. “Que hermosa que es? Que cosa aria si la perdiera?” pensó el pobre hombre.
Intentó levantar a Teresa pero ella no quería saber de abrir los ojos; al parecer estaba teniendo el mejor sueño de su vida por la sonrisa que tenía.
-Tesoro, levántate.
-Mmm
-Teresa, mi amor, te traje el desayuno.
La primera cosa que Teresa vio al despertar fue la cara de su esposo que pero le quitó esa sonrisa de su boca.
-Buen día Felipe.
Después del desayuno marido y mujer van a la policía para hacer la denuncia pero por todo el viaje Teresa parecía estar en otro mundo. Para el retratista y el oficial de policía fue difícil escuchar su historia sin que sospecharan algo raro. No era el echo que su cuento tuviera fallas de lógica o símil, Teresa se había demostrado muy hábil en mentir, pero el modo en que ella describía su agresor ósea sus músculos, su manera de agarrar su cuerpo y de manejarla como muñeca hicieron que los que recogían la deposición se miraran en silencio varias veces como para decir “estas pensando lo mismo que yo?”. Obviamente ella estaba sola en ese momento pero si su esposo la hubiera escuchado seguramente hubiera surgido una sospecha. De todos modos Teresa describió perfectamente el cuerpo, la voz, la fuerza y la rudeza de su agresor pero lo único que no logró describir suficientemente fue su rostro.
Su marido pasó con ella todo el día pero su esposa parecía muy distante y él creía de saber porque. Solo algunas veces la vio sonreír pero sólo cuando veía su celular.
Ese día también, después haberlo evitado por tanto tiempo, conversó al teléfono con Kimiko la mujer que le habían presentado en la iglesia.
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Ella era muy formal y gentil pero Teresa no estaba interesada en nada de lo que decía; se esforzaba de serlo pero no lograba. Habló mucho de su familia, sus padres, su esposo y su hijo y de cuánto los amaba pero a causa de los problemas en su matrimonio la habían completamente alejado. Cualquier persona con un poco de corazón hubiera estado pendiente de lo que decía Kimiko pero no Teresa, ella no paraba de pensar en…
-Señora Teresa? Me escucha?
-Que?...Oh si, Kimiko, claro que si, disculpa que no dormí muy bien esta noche y estoy un poco cansada.
-Oh, entiendo señora Teresa. El sueño es muy importante para la salud, por favor cuide su salud, si?
-Oh si Kimiko, muchas gracias, tu también.
-Si me permite señora…usted como yo también tiene pesadillas?
-Pesadillas? Amm si, eso es y son muyy fuertes y vividas, asta en este momento trató de sacarlas de mi cabeza.
LAS PESADILLAS DE LA NOCHE PASADA
Era uno de los días más lindos de su vida para Teresa, el día de su matrimonio. Todo era perfecto, ella tenía puesto el vestido blanco que siempre había soñado, su esposo estaba sonriente y feliz como lo recordaba y todos los invitados también sonrían al ver lo bellísima que era y cuanto era feliz.
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Padre Eugenio estaba oficializando la ceremonia y ella recordaba muy bien dentro de sí esa sensación de felicidad que tenía, la emoción de casarse con el amor de su vida pero de repente siente unos pasos muy pesados que se acercaban como los de un gigante. El sonido era muy lejos pero lo escuchaba claramente pero cada ves se acercaba. Un gran miedo comenzó a llenar su cuerpo a cada TUM…TUM…TUM que escuchaba.
Los invitados ahora le parecían estar más cerca a ella siempre sonriendo, entre ellos notó muy bien la cara de su padre y su madre pero también el rostro de sus dos bellísimas hijos. Ellos no tenían que estar ahí.
TUUM…TUUM…TUUM y los pasos del gigante se acercaban pero al mismo tiempo la voz de Padre Eugenio se hacía más suave como quitarle el volumen a la televisión.
El gigante estaba cerca, ella podía sentirlo con sus orejas y con su corazón. Al miedo se juntó un sentimiento de culpa que ella no lograba explicarse como si hubiera pasado algo terrible o estuviera para pasar.
Las enormes puertas de la iglesia se abren de golpe y Marcelo aparece vestido como estaba vestido Felipe. Padre Eugenio hablaba pero de su boca no salía ni un sonido mientras los pasos de Marcelo eran cada vez más fuertes.
Él la miraba directamente a los ojos y ella no podía dejar de hacer lo mismo. Ahora estaba frente a ella, al lado de su Felipe. En un momento de pánico sin saber que hacer mira a su esposo, el estaba sonriendo y mirándola como si nada.
Busca ayuda entre los enviados pero ni sus padres paran de sonreír. Solo uno era diferente…Pedro. Pedrito seguía sonriendo pero ella podía ver claramente que de sus ojos caían lágrimas y después también pasa lo mismo con Jonás.
-Teresa.
Vuelve la mirado a su esposo.
-Te amo Teresa.
También el no paraba de sonreír pero lo mismo las lágrimas bajaban. Marcelo pero ya no estaba delante de ella.
-Aquí linda.
Teresa se gira y el bully estaba ahí, justo detrás de ella.
-Dime Teresa, que es lo que quieres?
-Que?
-Que es lo que quieres?
Marcelo apunta a Felipe y ella se pone a verlo. Un hombre romántico y dulce, sensible, amoroso, comprensivo, un padre ejemplar y un esposo perfecto.
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Podía ver claramente que con el su vida sería una vida perfecta junto a sus dos hijos. El miedo desaparece y su cuerpo comienza a calentarse, su corazón late más fuerte y su vagina comienza a mojarse. Teresa sabe que eso no es debido a Felipe si no a la presencia de él hombre detrás de ella.
Logra sentirlo respirar, logra sentir su deseo y su maldad.
-Que quieres Teresa?
Lo dice con la voz más tentadora posible y ella se da la vuelta otra vez. Ahora Marcelo ya no estaba vestido como su esposo, ahora estaba desnudo con su verga al aire a la vista de todos pero nadie reaccionaba.
-Yo…Yo
-Te amo Teresa.
Del otro lado su esposo le proclamaba su amor pero ahora estaba junto a sus hijos.
-Por aquí perra.
Marcelo del otro lado la llamaba sonriendo como un villano de película.
Los pies de Teresa se movían solos y se dirigían ande el bully. A cada pasó la culpa se hacía más grande pero también su calentura y sobretodo el vergon de Marcelo crecía más y se endurecía. La boca de Teresa comenzaba a salivar y al rededor la iglesia se oscurecía. Parecía que había un terremoto, el piso temblaba y las paredes se hacían pedazos revelando sólo oscuridad detrás de ellas.
-Te amo Teresa
-No nos dejes mamá.
Decían su marido y sus hijos pero ella seguía caminando hacia Marcelo. Finalmente estaba delante de el pero ahora movía sus manos poniéndolas sobre su cuerpo musculoso. Lo acariciaba y lo sentía con sus manos como si estuviera delante una escultura de un dios. Sus manos bajan asta llegar a su erecto y grandísimo pene el cual le parecía divino en ese momento. No veía la hora de meterlo en su boca.
Marcelo con fuerza la rompe su bellísimo vestido que siempre había soñado y le deja las tetas al aire pero a ella no le molestaba.
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La madre de Pedro y el bully 15
Las voces de sus amados se hacían más fuertes pero ella no los miraba. El bully la pone sus manos sobre los hombros y la hace arrodillar delante de el teniendo esa preciosa verga delante a sus ojos lujuriosos.
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Ella estaba a punto de tomarla en la boca pero Marcelo la para.
-Que quieres Teresa?
Teresa da un vistazo a la gente al rededor, todos ahora estaban muy cerca a solo un metro de distancia. Entre ellos sus padres seguían sonriendo y llorando pero lo más terrible era que todos tenían cadenas a los pies que los inmovilizaban al piso. Se giró ande sus amados y también ellos estaban encadenados.
El piso comienza a abrirse y los invitados lloran aún más.
-Es esto que quieres Teresa?
Dice Padre Eugenio en tono serio y mirándole tan profundo asta el alma.
-Si, esto quiero.
Dice Teresa con toda la seguridad del mundo y se gira para besar con amor a la verga de Marcelo.
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La oscuridad los abraza más cada vez que las paredes caen y el piso también. Los invitados de uno a uno del más lejos al más cerca caen encadenados al piso a la más profunda oscuridad gritando mientras pasaba.
Gritó tras gritó Teresa seguía atendiendo la verga del bully; la besaba, la lamía, la saboreaba y la chupaba como si no existiera nada más.
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-Jajajaja así me gusta perra.
Reía Marcelo como el más malvado de los hombres. Teresa sintió algo, una sensación en su corazón. No lo veía pero se dio cuenta que su familia estaba para irse, como todos los otros, en esa oscuridad, ella lo percibía. Teresa cerró los ojos y continuó a chupar con aún más energía y los últimos gritos cayeron y cayeron en la oscuridad asta que no se les escuchó más.
Quedaban solo Marcelo y Teresa follando como endemoniados en medio del nada pero no les importaba.
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Asta que…
-Tesoro levántate.
Continua…

1 comentario - La madre de Pedro y el bully 15

Rg95 +3
Las buenas perras, siempre escogen al que se las folla mejor. Y opino también que Marcelo tiene que hacerse amigo de la familia, para que haya más humillación. 😈