Buenas, gente. Debuto en la comunidad con unas líneas que me salieron del alma y de más abajo también. Me cansé de leer siempre lo mismo y decidí traerles algo con un poco más de saña y estilo. Esto es para los que disfrutan del morbo bien escrito. Pónganse cómodos, que este es solo el primero de muchos posteos que tengo en el tintero.
Dame un beso acá, justo en la punta de la verga… que sea el prefacio de un libro inconcluso, el puntapié inicial de un partido que ambos ganamos. Frunce tus labios y capaz, con un dejo de inocencia (puede que remotamente parecida a la misma que tenías cuando tuviste cerca de tu boca la primera pija) y deja que choquen con la cumbre de mi pito. Para darle más énfasis a tan inconcebible caricia, humedece antes tus labios, que ya ardientes de por sí, quemen y que dejen una huella imborrable en todo mi ser.
Deja que sea ese tierno beso, que no deja de ser fuego, manantial, cielo e infierno a la vez, el que de la señal de largada de todas las virguerías que aprendiste a hacer con cada nuevo miembro que pasó por tu boca. O puede que quieras cerrar el trato oral con el que me prodigas, sin prestarle atención al néctar masculino que emergió de mí, el broche de oro para una faena que no admite medias tintas. No te detengas ahora que el instinto manda; tragátelo todo como quien recupera un tesoro perdido, saboreando el espesor de mi entrega mientras tus ojos, fijos en los míos, confirman que no hay rastro de vergüenza, solo la voracidad de quien sabe que este es el único final digno. Que ese sabor amargo y glorioso sea el sello definitivo, la firma húmeda de un contrato que nos condena a buscarnos una y mil veces más en el mismo desenfreno…
Díganme en los comentarios cuál de todas las fotos les voló más la cabeza. No se olviden de puntuar y compartir si quieren que siga subiendo material de este calibre. ¡Estén atentos, que esto recién empieza!
Dame un beso acá, justo en la punta de la verga… que sea el prefacio de un libro inconcluso, el puntapié inicial de un partido que ambos ganamos. Frunce tus labios y capaz, con un dejo de inocencia (puede que remotamente parecida a la misma que tenías cuando tuviste cerca de tu boca la primera pija) y deja que choquen con la cumbre de mi pito. Para darle más énfasis a tan inconcebible caricia, humedece antes tus labios, que ya ardientes de por sí, quemen y que dejen una huella imborrable en todo mi ser.
Deja que sea ese tierno beso, que no deja de ser fuego, manantial, cielo e infierno a la vez, el que de la señal de largada de todas las virguerías que aprendiste a hacer con cada nuevo miembro que pasó por tu boca. O puede que quieras cerrar el trato oral con el que me prodigas, sin prestarle atención al néctar masculino que emergió de mí, el broche de oro para una faena que no admite medias tintas. No te detengas ahora que el instinto manda; tragátelo todo como quien recupera un tesoro perdido, saboreando el espesor de mi entrega mientras tus ojos, fijos en los míos, confirman que no hay rastro de vergüenza, solo la voracidad de quien sabe que este es el único final digno. Que ese sabor amargo y glorioso sea el sello definitivo, la firma húmeda de un contrato que nos condena a buscarnos una y mil veces más en el mismo desenfreno…
Díganme en los comentarios cuál de todas las fotos les voló más la cabeza. No se olviden de puntuar y compartir si quieren que siga subiendo material de este calibre. ¡Estén atentos, que esto recién empieza!
2 comentarios - Beso en la punta: El inicio de la faena