Te recuerdo, coreana hermosa…
Tu piel, como un secreto que la noche quiso guardar, aún vive en mis manos. Hay un fuego que no se apaga cuando pienso en ti, una corriente que me atraviesa el alma.
Tu voz me sigue, suave y peligrosa, como si susurrara mi nombre al oído del viento.
A veces cierro los ojos y siento tu aliento rozando mi cuello, esa cercanía que detenía el tiempo, ese instante suspendido entre el deseo y la rendición.

























Tu mirada tenía la fuerza de un verano infinito, y cuando me mirabas, todo lo demás desaparecía.
No era sólo atracción… era un llamado, una marea que me arrastraba sin querer resistirme.
Todavía sueño con ese roce leve, con esa chispa que encendía el aire cuando estabas cerca.
Tu piel, como un secreto que la noche quiso guardar, aún vive en mis manos. Hay un fuego que no se apaga cuando pienso en ti, una corriente que me atraviesa el alma.
Tu voz me sigue, suave y peligrosa, como si susurrara mi nombre al oído del viento.
A veces cierro los ojos y siento tu aliento rozando mi cuello, esa cercanía que detenía el tiempo, ese instante suspendido entre el deseo y la rendición.

























Tu mirada tenía la fuerza de un verano infinito, y cuando me mirabas, todo lo demás desaparecía.
No era sólo atracción… era un llamado, una marea que me arrastraba sin querer resistirme.
Todavía sueño con ese roce leve, con esa chispa que encendía el aire cuando estabas cerca.
3 comentarios - Te recuerdo, coreana hermosa.. Entre el deseo y el silencio