Tenía año y medio espiando ésas trancas hermosas, espiando a esos tipos cojudos y rústicos cogiendo, desnudos, pajeandose...







Les conocía la verga, los huevos, la forma de coger; el ritmo...



Sabía muy bien como tratar ésas vergas negras, chotas rústicas, gruesas y bravas pero a la vez delicadas y deliciosas.







Tener el placer de ser poseído por cada uno de esos tipos generaba en mi cabeza un torbellino de sensaciones rabiosas de placenteras, lujuriosas e incestuosas a la vez; mientras le mamaba con devoción la pija a mis tíos, en mi mente; cada una de esas pijas era como la de mi viejo.













De cada una de esas pijas quería sentir el sabor y el olor a huevos peludos, las mamaba sintiendo dentro de mi cómo un fuego abrazador me recorría todo el cuerpo, dandome un impulso que me hacía retorcer y jadear mientras la boca se me inundaba de saliva liviana y caliente que babeaba todo el órgano sexual poderoso de esos adultos mayores hermosos de chotas negras y cabezudas.









Les lamía la verga con mucha saliva caliente y lujuria, le hacía el amor a cada una de esas pijas que necesitaban dedicación.







Les conocía la verga, los huevos, la forma de coger; el ritmo...



Sabía muy bien como tratar ésas vergas negras, chotas rústicas, gruesas y bravas pero a la vez delicadas y deliciosas.







Tener el placer de ser poseído por cada uno de esos tipos generaba en mi cabeza un torbellino de sensaciones rabiosas de placenteras, lujuriosas e incestuosas a la vez; mientras le mamaba con devoción la pija a mis tíos, en mi mente; cada una de esas pijas era como la de mi viejo.













De cada una de esas pijas quería sentir el sabor y el olor a huevos peludos, las mamaba sintiendo dentro de mi cómo un fuego abrazador me recorría todo el cuerpo, dandome un impulso que me hacía retorcer y jadear mientras la boca se me inundaba de saliva liviana y caliente que babeaba todo el órgano sexual poderoso de esos adultos mayores hermosos de chotas negras y cabezudas.









Les lamía la verga con mucha saliva caliente y lujuria, le hacía el amor a cada una de esas pijas que necesitaban dedicación.
1 comentarios - "Sabor a mí", Delicadeza Pampa