Cuando me desperté olía a café, la cama estaba vacía y el lugar donde él había dormido estaba frío quizás se había levantado rato antes... me dirigí a la cocina... esperaba encontrarle allí, solo estaba la tetera sobre la estufa de gas, a fuego lento.
Sentí la ducha, y me dirigí a ella... ahí estaba él, podía verlo a través del vidrio opaco por el agua caliente... no se percató de mi presencia sino hasta unos segundos después, abrió la puerta de la ducha y me tomo de la mano para que entrara, dejó que el agua cayera sobre mi... pasó su mano por mi espalda bajándola hasta mi cadera... la llevo entre mis piernas… abriéndolas y acariciando suavemente... hundiendo sus dedos en mi; mientras su otra mano me apretaba contra su pecho... podía sentir su respiración en mi cuello; llevo su mano para mi pelvis mientras su miembro; ahora listo, se acercaba deslizándose detrás de mi para penetrar la calidez de mi ser... un suave gemido salió de mis labios mientras él hábilmente entraba y salía cada vez con mas fuerza... apoye mi manos en la pared doblando un poco mi cuerpo... quería más... quería que el estuviera en mi, en mi boca, en mis manos... en mi espalda...
Me dio la vuelta hacia el... me arrodillé... y posé mi cálida boca en su pene erecto... mi lengua lo rodeaba mientras mis manos lo tomaban entre ellas, me sujetaba del cabello mientras gemía... yendo y viniendo una y otra vez... queriendo entrar en mi hasta el alma... y entonces sentí como mi boca se llenaba de él... su semen tibio quedo en mi... y como él me tomaba con fuerza mientras su cuerpo se estremecía
Mirándome a los ojos me levantó; llevo su boca a mis senos... su lengua jugando con mis pezones... y mi mano entre las piernas... sus dedos jugueteando dentro de mi, después de unos minutos su pene nuevamente entraba, esta vez con mas fuerza; como queriendo llegar a mi corazón... por lo menos sabía que si no me enamoraba, un orgasmo tendría. Siguió mordiendo suavemente, mi mano cada vez mas rápido entre mis piernas... él entrando fuertemente... un ¡AHHHH! salió de mi boca... mientras mis músculos se contraían, mi cuerpo temblaba y me humedecía de placer... me abrazó con fuerza...
Nos duchamos, al salir tomamos un café... ambos en silencio, solo nuestros ojos estaban hablando, terminé mi taza y me vestí rápidamente; el trabajo me esperaba, era lunes en la mañana y la oficina generalmente era un caos... al llegar a la puerta me detuve y voltee hacia él –“¿puedes apagar el café cuando salgas?”- asintió con una sonrisa sin decir nada más... continuo vistiéndose... le miré –“¡ah, por cierto!... si algún día nos volvemos a ver... me llamo Izabelle! ¿Y tu?...”-.
Autora: MARIA ELIZA JARAMILLO GAVIRIA
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