Satisfaciendo a la curiosa amiga de mi hermana

Ruby había ido a pasar el fin de semana a casa de su mejor amiga. Allí conoció, por fin, a Johnny su hermano, que recién divorciado, había vuelto a la casa familiar. Él, de primeras, no le hizo ningún caso. Ruby había oído que Johnny se gastaba un buen aparato y, por la noche, mientras su amiguita dormía, fue a hacerle una visita a su habitación. Él quiso echarla de allí, pero Ruby insistió en preguntarle sobre cómo hacer que su novio durase más en la cama, una cosa llevó a la otra y él no pudo resistirse a ese tierno chochito mulato, a satisfacer su curiosidad por saber si podría metersela enterita.