Maritssh. 18/08/17

Bruna Fontana



Bruna Prado


Había tenido que llegar al hospital por problemasintestinales. Yo tenía desde hacía tiempo fantasías sexuales con mujereshermosas que tuvieran verga, jamás imaginé que esto se pudiera dar a un costadode mi cama de hospital.
La enfermera que me atendió por la noche resultó una hermosadama con atributo masculino. No lo podía creer, la vi cuando pasó a revisarmelos signos vitales, su uniforme entallado blanco dejaba ver un bulto justo enla entrepierna, con sus medias blancas tuve que concentrarme para convencermeque no era un sueño.
Se acercó a mí y pude corroborar que en cuestión de busto,no era algo significativo, digamos que sus pechos eran los de una adolescente,mi mente empezó a imaginarse mil cosas, todas referentes a cómo decirle lo quequería, esas ganas incontrolables de que fuera la primera que me poseyera, queme dejara mamarle su verga, que fuera la primera que me perforara mi cola…
Tomé valor y le pregunté su nombre, Roxana, contestó. Parahacer plática le pregunte cómo me encontraba y, tratando de halagarla, queestaba muy bonita (en realidad lo era). Su cercanía me estaba provocando unaerección, la cual traté de ocultar bajo las sabanas. Élla lo noto ydisimuladamente se acercó a mí para acomodar mi almohada, creo que ya se habíadado cuenta de mi excitación. Sin pensarlo dirigí mi mano hacia su bulto, sealejó como disgustada para después otra vez acercarse. No lo podía creer, sinpalabras ya estaba tomando la iniciativa, hizo a un lado las sabanas y se sentóa mi lado, tomó mi mano y, alzándose la falda me dejó ver su verga, no llevabanada bajo la falda, comenzé a frotarle su verga para que despertara y semostrara en su verdadero tamaño y grosor…