Laburando: Gladis

Después de esa ocasión, coger con Luciana se hizo algo casi habitual, pero no por eso empezó a aburrir sino todo lo contrario.

Estaba sacando un lado de mí que creí que nunca iba a ver, me estaba atreviéndo a hacer cosas con las que fantaseaba desde hace tiempo. Como hacerlo en la plaza cercana cuando estaba casi vacía, en una obra de construcción cercana, y en el baño del laburo, que se hizo un lugar de encuentro habitual, hasta que un mes después alguien sopló que nos vieron juntos por ahí y la muy hija de puta de Gladis hizo que la trasladaran a otra sucursal del mismo supermercado. Y trajo un sujeto bastante inútil en su remplazo, esto hizo que le tomara bronca tanto a ella como al nuevo, por lo cual me decidí a tomar venganza al respecto.

Estaba pensando en cuál, algo se me iba a ocurrir, todavía no sabía qué, pero algo. A Luciana no le conté nada, tenía miedo de que me mandara al frente a decir verdad.

Los días pasaron, seguía cogiendo con Luciana de vez en cuando y creo que Gladis sabía esto, después de todo se puso el triple de hija de puta conmigo, hasta el punto de humillarme frente a los clientes, por lo cual las ganas de una buena venganza se hacían cada día más grandes, ya iba a llegar e iba a ser grande.

Una tarde a fines de febrero soy llamado a su oficina, estaba de horario intermedio y casi me iba.

-Necesito que te quedes hasta las 22:30.- instantáneamente ordenó Gladis apenas había entrado.

-¿Qué? ¿Vásquez no puede?.- pregunté entre cansado y molesto, pues esta no era la primera vez que salía con esto.

-Vásquez es un pelotudo, y vos y yo lo sabemos bien.-

-Pero eso no es culpa mía, yo vivo haciendo extras, casi vivo acá adentro, además los supervisores ya me dijeron que no pagan más extra hasta resolver el tema de los pagos que faltaron.-

Pensé que iba a amenazar con despedirme o alguna cosa así, no es tan raro de ella, era más raro que no lo hiciera.

-Vos déjame esa parte a mí, voy a pasarle tu número al gerente para que arregle él directamente con la empresa.-

-Dale, dale.-

Ella no tenía el teléfono de nadie, por lo cual yo no iba a ser una excepción. Sacó su celular y me lo dio para anotar mi número.

En ese momento 4 notificaciones seguidas hicieron ruido en el teléfono, llegué a leer algo de Facebook parejas, Badoo y Tinder.

En ese momento, ella avergonzada y roja como un huevo recién rascado me quita el teléfono de las manos.

-Mejor dictalo y después me encargo del resto.-

-Eh, está bien.-

Después de esa secuencia volví al trabajo hasta el horario de cierre, con la cabeza más en las ganas de irme que en lo que acababa de ver.

De todas formas a medida que pasaba el tiempo sentado en el puesto de entrada y salida se me iba ocurriendo una idea, la cual decidí poner en marcha antes de arrepentirme.

Armé un perfil de Badoo y me dispuse a buscarla, lo cual de hecho fue más fácil de lo que esperaba.

Usé otro nombre y decidí usar una foto del mentón hacia abajo que resaltaba mi cuello y pecho.

Supuse que el plan iba a ser un fracaso de entrada a decir verdad, hasta que de repente me llega la notificación de que Gladis me había dado like. Esto iba a ser divertido.

Me dispuse a hablarle y su contestación fue bastante rápida, decidí mentir un poco y dejar algunas verdades más a la vista. Mi edad, mi ciudad de procedencia, mis aficiones, mi descripción física, el resto fue un poco de chamuyo.
Las siguientes horas que debía hacer en ese puesto las hice charlando con Gladis, que se encontraba en su oficina sin imaginar (o tal vez sí) que el pendejo con el que estaba hablando era yo.

A eso de las 21:30 dejó de hablarme diciéndome que tenía unos asuntos que atender y que podíamos hablar luego si yo quería, a lo que dije que sí.

El cierre de turno, del super y demás fue como cada día. 22:15 me encontraba esperando a irme a la mierda apoyado en la pared del puesto, hasta que una vibración me hizo mirar el celular.

Era Gladis, con una foto, era ella con la clásica camisa de trabajo ligeramente desabotonada y sonriendo. Me dijo algo como que estaba super estresada y que necesitaba algo para relajar.

Podría haber terminado la venganza ahí, podría haberle dicho de coger esa misma noche, podría haber hecho o dicho mil cosas. Pero esto tenía que ser más divertido y costar un poco más de trabajo. Tenía que tenerla donde quería.

Decidí encenderla de a poco, comencé diciendo que a mí me gustaría que haya algunos botones más desabrochados, a lo que se río y seguimos con las preguntas de rutina de cuando conoces a alguien, lo cual siguió hasta llegar a mi casa cerca de 23:30.

Supuse que ella se iría a dormir temprano, pero como ustedes ya se habrán dado cuenta suponer no es mi fuerte.

Me llegó una foto de Gladis, solamente en corpiño, casi me explota la pija del puro morbo que esto me causaba.

Decidí jugar a su juego y enviarle una foto agarrándome la verga sobre el bóxer, la vieja se calentó mucho y no lo ocultaba.

Estuvimos toda la noche hablando, haciendo sexting y enviando fotos.
Decidí aprovechar la ocasión y le pedí una foto de su culo. Puedo jurar que nunca vi nada igual, era hermoso, llevaba la clásica ropa interior de una mujer de su edad, pero se le entangaba sola y dejaba bien a la vista sus nalgas firmes y grandes. Le envié una foto de mi pija al descubierto (no lo había hecho todavía, todas las fotos eran en ropa interior y sugestivas) y le pregunté si entraría ahí. "Nunca lo hice, me da miedo pero por esa verga me dejo hacer de todo." Fue lo que leí en su mensaje más próximo, seguido de una foto enseñando su cara y sus tetas al descubierto. Listo, ya teníamos algo pendiente.

Los días pasaron y Gladis cada día se prendía más y más, ya me enviaba cosas en el trabajo y sin que las pida, y yo no me quedaba atrás. Pero siempre cuidando los detalles para que no se de cuenta.

Una noche saliendo de trabajar, recibo un mensaje de Badoo, de Gladis "estoy en tu ciudad, querés pasar a tomar algo?", pensé en hacer la que le hizo Bart a Edna, dejarla plantada y mirar de lejos, pero no. Por un lado creí que no tendría sentido llegar hasta acá para hacer tan mediocre jugada, luego pensé en que una buena venganza sería tenerla en 4 rogando como buena putita su dosis de pija, y por último realmente me quería coger a Gladis.

Accedí, le ofrecí ir a un bar cercano al supermercado y le dije como estaría vestido para que me ubique más fácilmente.

No tardó mucho en llegar, con una vestimenta elegante como sabía yo era frecuente en ella, ¿Quién diría que detrás de tan refinada fachada se escondía semejante puta?, sin embargo, al verme, se sacó un poco de onda y se sentó en la barra, al instante me llegó un mensaje, "Quiero verte pero me gustaría que vayamos a otro lugar, tengo a uno de mis externos a cargo acá y no quiero que ande desparramando que me vio y con quien".

-Quédate tranquila, va a ser nuestro secreto.- le respondí en voz alta detrás de ella.

Se dio vuelta, se puso de todos los colores habidos y por haber, me tomó de la manga, me dijo "acá no" y me llevó casi a rastras a su auto.

-Subite.-

El auto en cuestión era un Logan blanco, nuevo prácticamente.

Al entrar no se hizo esperar la reprimenda.

-¿Me podés explicar de que me estoy perdiendo?.-

-¿En este momento? De lo que me estuviste pidiendo por chat todo este tiempo.-

Titubeó, se puso dubitativa, la tenía justo donde quería.

-Mirá Gladis -comencé rompiendo el silencio- somos dos adultos que se tienen ganas mutuamente, sí, laburamos juntos, ¿y qué?.-

-Que no me gustaría jugarme la carrera solamente por estar caliente.- noté al instante la falta de dureza en su voz, casi parecía miedo en parte.

-Mirá, llevamos un par de meses trabajando juntos, y es peligroso sí, pero ya somos lo suficientemente grandes como para jugar con fuego sin quemarnos, ¿No te parece?.-

-Sí, bueno, es que no s...- me cansé de excusas y la callé de un beso, no necesitábamos pensar, necesitábamos coger, y digo necesitábamos porque no tuvo problema en seguirmelo al instante y subir el volumen agarrándome del pelo (le había aclarado por chat que esto me calentaba de sobremanera).

Continué recorriendo su esbelta figura con mis manos, disfrutándola, tenía todos sus atributos más firmes que muchas veinteañeras con las que estuve, sin duda era muy atlética. Colé mis manos por el interior de su camisa y por la copa izquierda de su sostén, sus pechos eran demasiado suaves, mi verga parecía tener vida propia, cosa que Gladis notó y decidió comprobar por sí misma, tirando hacia abajo el cierre y el bóxer, sacando al instante mi verga, la cual comenzó a masturbar suavemente.

La realidad volvió a nosotros y recordamos que estábamos en un estacionamiento que daba a la calle.

-Vamos a un telo?.- propuse. 

-Ya que vamos a jugar vamos a hacerlo bien.- me dijo, dándole marcha al auto.

1 comentario - Laburando: Gladis

veteranodel60
Muy bueno, pinta joda de la buena, te dejo mis 10 puntos y espero que sigas contando