Atado, amordazado y deslechado

Es inevitable, me encanta, me fascina y me excita que me aten, me amordacen y me masturben.

Conocí a un tipo que le gusta la paja tanto como a mí,tenemos tanto en común así que era inevitable encontrarnos y compartir una paja.

Era una tarde de sábado cuando fui a su apartamento, me recibió cordialmente y nos pusimos a hablar de todo, hasta que al final llevamos el tema hacia la paja y lo rico que es.

Empezó a acariciar mi entrepierna, y al notar que mi pene se estaba endureciendo me desato el cinturón y el pantalón, mientras yo me quitaba la camiseta.

Me sacó los zapatos y las medias y el pantalón, solo dejándome con el bóxer puesto; A través de la tela del bóxer se notaba mi pene ya casi totalmente erecto.

Estaba muy excitado, se le notaba en la forma en que miraba mi cuerpo, sobre todo mi pene aun cubierto por el bóxer.

Saqué las esposas y la cinta de mi maleta y le sonreí mostrándoselas,así que nos fuimos a su cuarto, pero antes aseguro bien la puerta del apartamento con llave, en el cuarto corrió las cortinas, cerró la puerta y me tendió en la cama bocabajo.

Puso mis manos atrás de mí y me puso las esposas, ese sonido que hacen al cerrarse sobre mis muñecas siempre me ha parecido excitante; Después me puso bocarriba, me sentó en el borde de la cama y con la cinta me amordazo.

Me miro y me dijo: Ahora eres mío, mientras me acariciaba el pene por encima de la tela del bóxer.
Con su dedo pulgar acariciaba la cabecita de mi pene, eso me hizo soltar los primeros gemidos suaves de placer.

Me tendió nuevamente en la cama, se quito toda la ropa y me mostro su erecto pene, de tamaño promedio, depilado y con una hermosa cabecita.

Me quito lentamente el bóxer y lo dejo a un lado, en el piso, y mi pene por fin liberado de su prisión de tela se irguió en toda su extensión.

Empezó a acariciar despacio mi pene, y después empezó a aumentar el ritmo de lo que ya era una deliciosa paja que me estaba haciendo,mientras yo cerraba los ojos y me dejaba llevar.

Me abrió las piernas y se hizo encima de mí, mientras nuestros penes erectos se frotaban y él se movía como si estuviéramos haciéndolo,yo escuchaba sus jadeos en mi oído, mientras yo gemía a través de la mordaza,que rico se sentía su erecto pene frotándose con el mío.

Me masturbo de varias maneras, por detrás, de lado y en un momento me puso en cuatro y con su dedo masajeaba mi ano mientras con la otra mano me ordeñaba lentamente y yo soltaba más gemidos a través de la mordaza.

Un rato después se masturbaba mientras me tenia aun en cuatro y sentí la cabecita de su pene rozándome el ano, lentamente, sentí un corrientazo de placer y con mis gemidos se lo di a entender.

Me puso bocarriba y me hizo eyacular a chorros, el semen cayo en mi pecho y estomago mientras yo trataba de gemir lo mas duro posible,pidiendo que ese orgasmo no tuviera fin.

Después de mi corrida él también eyaculo sobre mi cuerpo, su semen vino a mezclarse con el mío, salieron varios chorros de esperma de su pene mientras gemía de placer.

Se acostó a mi lado y con sus dedos esparcía el semen por todo mi cuerpo, mientras nuestra respiración retomaba el ritmo normal.

Después de un rato de descanso empezó a acariciarme por completo, sin haberme limpiado de las corridas y mi pene otra vez estaba endureciéndose.

Otra vez me abrió las piernas y se hizo encima de mí,mientras frotaba su pene con el mío, se empapo con el semen que había en mi cuerpo.

Estuvimos un buen rato, yo cruce mis piernas alrededor de su cintura, hasta que no aguante y me vine de nuevo, y a continuación sentí como el no resistía y termino eyaculando sobre mi mientras gemíamos.

Después de un rato me desato, me quito la mordaza y nos bañamos para eliminar el rastro del semen en nuestro cuerpo.

Fue una placentera tarde de paja.

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