Las aventuras de mi madre “Morena

Las aventuras de mi madre “Morena


Es mi primer relato por lo que comenzaré contándoles sobre mi familia, esta compuesta por mi padre de 50 años de edad un gerente y hombre de negocios, mi madre es odontóloga pero dado que el sueldazo que ganaba papá nos alcanzaba para vivir más bien, se dedicó a la casa y al cuidado de sus retoños, mi hermanito pequeño de 1 año y yo 10 años, vivíamos en una comuna de clase media-alta en Santiago de Chile.

Los que le vengo a contar es como mi mamá le fue infiel a mi padre, mi madre es muy guapa conocida como “Morena” por su piel, ella siembre está de muy buen humor y sonriente, lo que produce que muchos la piropeen y le digan cosas, algunas bastantes verdes, lo que provocaba el enojo de mami, sobre todo si andaba conmigo de la mano, aunque para ser precisos los comentarios que le hacen no es solamente por el color de su piel y su sonrisa Kolynos, sino más bien que su metro setenta de altura está lleno de curvas y voluptuosidades, se mire por donde se mire, cintura fina, vientre plano, caderas anchas y grandes senos, todo natural, gracias a los genes y mantenido con una sana alimentación y una rutina de ejercicios varias veces a la semana. Y si a esto le sumamos que le gustaba vestir muy sexi con prendas ajustadas y cortas, obtenemos un resultado letal para el hombre que se le cruce en su camino.




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Bueno como les decía vivíamos en la zona de Providencia, para que se ubiquen muy cerca de la Universidad de San Sebatián, porque mi papá nació en esa comuna y cuando se casó con mi mamá no quiso mudarse a otra zona y alejarse de sus afectos, en ese tiempo mi Benjamín, mejor amigo, con el que nos pasábamos el tiempo juntos, pertenecía a una familia adinerada de Las Condes, sus padres eran unos reconocidos médicos, residían frente del Club de Golf Los Leones, pero lamentablemente esa hermosa familia tenía una oveja negra que hacía poco tiempo que había salido de la cárcel por un tema de drogas, y era tío de mi amigo, o sea hermano de su padre, se llamaba Mateo, era una persona alta de 1.85, 39 años, cuerpo marcado con músculos, muchos tatuajes, tenía una notoria cicatriz corte en el pómulo izquierdo, pelo corto y rubio, a pesar de la cara de malo era muy amable y siempre me hacía reír, siempre fumaba o andaba con una cerveza en la mano, jugaba con nosotros play station, a la pelota, tenis, nos llevaba a correr con él y hasta nos enseñaba ejercicios para fortalecer nuestro físico, como no querían en su familia que se juntase nuevamente con su banda de amigos, por miedo a que vuelva a caer en malos hábitos, era solitario y se distraía acompañándonos, parecíamos un trío pues íbamos a todos lados juntos. Mi mamá no lo conocía, pero si había escuchado rumores de él en el barrio, nunca faltan las vecinas chusmas que crean historias fantasiosas exagerando todo, tanto lo bueno como lo malo, por miedo me preguntaba seguido por él y me pedía encarecidamente que no nos alejemos de Mateo, que él no era un chico de nuestra edad para jugar y que era peligroso, yo le contaba que no era verdad eso, que de malo tenía la cara solamente, que era buena persona y que además de jugar con Benja y conmigo, ayudaba a los abuelitos a cruzar la calle y le daba de comer a los perritos abandonados... entre nosotros, esto último fue una mentirita que le hice a mami para que me dejase seguir yendo a la casa de mi mejor amigo.

Una vez, a la salida del colegio y volviendo a casa, me encontré en el parque a Mateo con unos tipos que deberían ser sus amigos, bebiendo cervezas y riendo, como esos hombres que lo acompañaban me inspiraban terror hice como que no lo había visto, pero él al reconocerme me llamó inmediatamente, al acercarme todos me saludaron afectuosamente, de cerca esos sujetos tenían una cara de facinerosos que daban ganas de salir corriendo sin mirar atrás. Al tío de Benja le dije que me tenía que ir a casa porque había quedado con su sobrino jugar a la play online más tarde, ese fue el peor error que cometí, porque dejando a sus secuaces me acompañó hasta el frente de mi edificio y en lugar de irse, decidió subir hasta mi departamento para cerciorarse de dejarme bien, ya en casa me encontré con una nota de mamá que decía que volvería enseguida y que tenía comida en el microondas, él me la calentó y preparó la mesa mientras yo me cambiaba, mientras yo comía Mateo se sentó a mi lado a mirar televisión, al rato apareció mi mamá, volvía del supermercado, ella vestía un top ajustado blanco de mangas largas, que dejaba sus hombros al descubierto y unas calzas de lycra color café que se le adhería como una segunda piel, sin dejar nada por conocer, además lucía unos zapatos negros de taco aguja con una cartera haciendo juego, su cabellera recogida y rostro maquillado suavemente, también llevaba unos aros grandes dorados tipo argollas que resaltaban sus hermosas facciones.



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Ella se sorprendió al verme junto a otra persona, luego que los presentara ella le estiró su mano derecha para saludarlo y él saliendo de su asombro por ver semejante hembra parada enfrente, le respondió el saludo pero tiró su brazo acercándola hacia su cuerpo musculoso para darle un beso en le mejilla, ella entre incomoda y sorprendida nos pregunta si queremos algo más para comer.

-Yo: No mami.

-Mateo: Si es tan amable una cerveza helada, estoy transpirando… (dijo con sus ojos recorriendo el sensual cuerpo de mami).

-Mi madre: ¿Estás acalorado? Qué raro porque el aire acondicionado está prendido y la sala esta fresca.

-Mateo: Es que al verte quedé prendido en llamas jajaja…

Ella sacó del refrigerador una botellita de Kunstmann Torobayo, se la sirvió en un vaso y luego fue un momento a su habitación, instante que aprovechó él para preguntarme:

-Mateo: ¿Por qué no me la habías presentado antes?

-Yo: No se dio la ocasión, ahora la conoces.

-Mateo: ¿Y tu papá?

-Yo: Mi padre está trabajando en Valparaíso, es gerente de una sucursal del Banco de Chile, en ocasiones viene por las noches y la mayoría de las veces los fines de semana, se la pasa trabajando, esta semana ya avisó que viene el sábado porque se acercan los balances de libros, pero si no es una cosa es la otra, siempre estamos solos con mi madre y mi hermanito.

-Mateo: Creo que a partir de ahora vendré más seguido, alguien debe proteger de ustedes cuando tu padre no esté, seré un compañero de juegos para ti, estaré más cerca de tu madre para darle… darle mi compañía así no se siente tan solita, sobre todo por las noches, seré como un marido suplente para ella y cuidaré de su cuerpo como si fuera mío… y lo será (esto último lo expresó entre dientes).

-Yo: Siiiiiiii… (dije inocentemente).

En los días siguientes, sin faltar nunca Mateo iba a buscarme al colegio y me llevaba a casa, de poco se hizo amigo de mamá, ganando su confianza, ya compartían conversaciones a la tarde bebiendo café mientras yo hacía la tarea en mi cuarto o jugaba online con Benja. A pesar de haber estado varios años preso tenía una personalidad entradora, a base de carisma fue tejiendo una telaraña alrededor de mami, envolviéndola con su simpatía, alegría, haciéndola reír y sobre todo escuchándola.

Una tarde él la ayudó a pintar la cocina, cuando terminaron se pusieron a beber en la sala una cerveza fría a modo de premio, mientras mirábamos una película, estaban sentados en el amplio sofá y yo me acomodé en medio de ellos. Cayó la noche, papá telefoneó avisando que lo veríamos recién el fin de semana, mami entristeció con la noticia y Mateo al verla dijo:

-Pongamos música, para levantar el ánimo… y tú campeón si quieres ve a tu habitación con tu hermanito a calentar la play, que en un rato voy y nos echamos unas partiditas.

Al tiempo que me paraba contento, tomando de la mano a mi hermano y caminábamos con rumbo a mi cuarto, mamá encendió el equipo de audio y sintonizó una radio FM que pasaban reggaeton. Como a mi hermanito le dio por dormir, jugué un rato largo en línea con Benja hasta que sentí hambre y fui por un bocadillo, al salir de mi habitación los vi bailando con sus cuerpos pegados como si fuera un tema lento en lugar de Limbo de Daddy Yankee, él le hablaba al oído y ella sonreía al escucharlo enseñando sus perlados dientes, Cuando el tío de mi amigo advirtió mi presencia inmediatamente soltó a su compañera de baile y vino hasta mí invitándome a bailar, ellos me rodearon con sus brazos y de manera juguetona me hicieron mover al son de la música, en la mesa ratona vi varias latas de cervezas vacías y sentí el aliento alcohol de ambos, en especial de mamá.

Como a la media hora me cansé y fui a mi cuarto para ver si mi hermanito continuaba durmiendo, ya que nuestra madre se había olvidado de él, cuando estaba por salir Benja me mandó un mensaje pidiéndome la revancha del PES Barcelona vs Real Madrid que jugamos y le gané por goleada, por supuesto que se la di y volví a ganarle pero esta vez con un marcador menos abultado, como buen perdedor mi amigo se despidió de mi y me mencionó que se iba a cenar, recién ahí me di cuenta de la hora, volví a la sala, al llegar ya no se escuchaban risas, tampoco estaban bailando, Mateo estaba sentado en el sofá, como el respaldo daba al pasillo él no me veía pero yo sí, se encontraba moviendo su cabeza en círculos, como no vi a mamá pensé que ella había ido a la cocina a preparar la cena, fui hasta allá pero no la encontré, al volver como el sofá tiene dos sillones a sus lados formando una “U”, tampoco él advirtió mi presencia, estaba por preguntarle por mami cuando de repente para mi asombro mueve el brazo para arriba y veo que con su mano agarraba la cabeza de mi madre por los pelos.

-Mateo: ¡¡¡Ohh!!! Sii chupa... chupaa... tragatelooh... eres la mejor haciendo esto… dale putaaaa…

Mi madre solo emitía sonidos guturales como: “argg, chup-chup, ahh, glup-glup, mmm”, cada tanto hacía arcadas como si fuera a vomitar.

-Que verga grande y rica que tienes papi… siiiii, dámela que te la como entera...

Yo estaba parado a un costado de un sillón y no podía creer lo que estaba viendo y escuchando, mi propia madre le estaba chupando la pija a ese sujeto, a mi edad no entendía mucho lo que ellos decían, pero comprendí que se trataba de sexo. Me quedé congelado, no sabía que hacer, si dejarlos solos o hablarles para que pararan de hacer eso, confié en el tío de mi mejor amigo y me pagó enterrándole su grandota verga en la garganta de mi mami.

No sé cuánto tiempo permanecí rígido como una estatua siendo espectador de ese acto de adulterio, hasta que me decidí, volví a la cocina y ahí hice un ruido como si se me cayera un plato sobre la mesada, esperé uno minutos y a mí regreso ellos estaban sentados en el sofá, él con una cerveza en la mano mirando la tele y mamá notablemente asustada, con la respiración agitada, los ojos rojos y abundante saliva en su mentón, miraba para abajo, no tenía valor para verme a la cara.

-Mateo: ¿Qué pasó campeón? ¿Se te cayó algo, necesitas ayuda?

El sínico preguntó con una amplia sonrisa en su cara, como si no hubiera hecho nada, cuando se paró, la entrepierna de su jeans le marcaba un enorme bulto cilíndrico que se extendía hasta la parte superior de uno de sus muslos, en el pantalón había manchas húmedas que seguramente se hicieron con la baba de mi madre. Ya después no volví a dejarlos solos, por lo que él un rato después se despidió.

-Mateo: Morena vuelvo mañana para terminar lo que empezamos… al no acabar me voy con dolor…

-Yo: ¿Para qué vas a regresar si ya la cocina está pintada?

-Mi madre: Fue un error... mejor no vuelvas, adiós. (dijo pegando un fuerte portazo).

-Yo: ¿Qué cosa fue un error? (pregunté para incomodarla).

-Mi Madre: El color que eligió, parecía bien pero ahora viendo con más claridad me doy cuenta que no…

Ella con un marcado estado de ebriedad limpió todo el desorden, mientras yo permanecía sentado en un sillón observando la saliva en uno de los almohadones del sofá y en la alfombra, cuando se dio cuenta de eso, con un paño sacó todo rastro, después me hizo ir por mi hermanito, ella recalentó algo de comida que había sobrado y cenamos los tres en silencio.

Mamá me prohibió acercarme a él sin dar ninguna explicación, pasaron los días hasta que volví a encontrarlo en el parque a la salida de mi colegio, estaba con esos malandras de la vez pasada bebiendo cerveza, a los que dejó al instante y corriendo vino hasta mí.

-¿Ey, socio qué pasa que ya no juegas conmigo? Te estuve buscando y no te encontré, ¿Estabas perdido?, Te acompaño a tu casa así recuperamos el tiempo perdido.

Sin esperar respuesta a esas preguntas, me tomó de uno de mis hombros y caminamos juntos, durante el trayecto no encontré la forma de sacármelo de encima, como lo hacía siempre me acompaño hasta el departamento, cuando quise cerrar la puerta rápido para dejarlo del lado de afuera, se coló a la sala, nadie aparecía a la vista, la busqué rezando que haya llevado a mi hermano al cine, dejé su habitación para el final y cuando por fin abrí esa puerta, ella efectivamente estaba con mi hermanito y para sorpresa mía y sobre todo de Mateo, ella estaba acostada boca abajo leyéndole un cuento a su hijo menor, vistiendo un baby doll color carne, por lo que a primera vista parecía que estaba desnuda, la parte baja de esa prenda terminaba en una diminuta pieza de tela que quedaba atrapada y oculta entre los dos portentosos glúteos, a ambos costados de la fina espalda asomaban una buena porción de los senos que la ropa interior no daba abasto a cubrir, sus piernas estaban elevadas y cruzadas, en sus bellos pies de uñas pintadas de blanco, tenía unas sandalias marrón claro con tiras alrededor de los tobillos.

-Mateo: Hola bombón… ¿Me echaste de menos?, ¿No querés que me acueste a tu lado y con mi ensalivado dedo te pase las páginas?




Al escucharlo, pegó un salto, volteó su cara por sobre un hombro y con asombro le pidió que se fuera mientras se tapaba.

-Mateo: Tranquila que ya me conoces y muy bien, soy yo, Mateo… relax, seguí como estabas que te veías preciosa.

Cerré la puerta y le pedí a ese tipo que esperemos en la sala, como a los 15 minutos apareció mamá muy nerviosa, se había cambiado y ahora usaba un traje de baño enterizo, del baño tomó una bata de toalla para cubrirse.

-Mi madre: Hijo con tu hermanito te esperamos abajo, en la piscina, por favor ni bien acompañes a la calle al tío de tu amigo, únete a nosotros.

-Mateo: Ya que estoy acá, los acompaño, me vendría bien un chapuzón con este calor.

-Mi madre: Lo lamento, pero solo es para uso exclusivo de residentes.

-Mi hermano: Pero mami déjalo entrar así jugamos todos, acordate que podemos invitar hasta dos personas.

-Mi madre: Es que… no tiene traje de baño, no va a poder entrar…

-Mi hermano: Dale uno de papi.

Acorralada no le quedó otra que aceptar que se nos uniera. La alberca era muy grande y estaba dividida en dos partes, una pequeña de baja profundidad para niños y la otra para adultos, en donde la parte más profunda llegaba a los 2 metros. Ya instalados, mamá estaba con mi hermanito en la piscina infantil, Mateo se le acercó y comenzó a hablarle, como a la media hora logró sacarle una sonrisa, mientras yo me bañaba en la grande, no los perdía de vista. Cuando él intentó abrazarla y besarla, ella lo apartó de un empujón, salió del agua, me entregó a mi hermanito y me pregunto si tenía hambre, le respondí que sí, entonces dijo que subía a preparar unos sándwiches. Jugamos en la parte baja de la de adultos que no llegaba al metro, a Mateó se lo notaba inquieto y por cierto el bañador de mi padre nunca estuvo tan relleno, era descomunal el bulto.

Impaciente el ex presidiario me dijo que nos quedáramos ahí que él iba ayudar a mi madre. Permanecimos los dos solitos, bastante tiempo, que mami no regresara me daba mala espina, para mi suerte Doña Palmira, la vecina de arriba de nuestro departamento, una señora de unos 85 años y que la queríamos como si fuera nuestra abuela, apareció y se acomodó en una de las tumbonas para tomar sol, le encomendé a mi hermanito un momento y ella aceptó encantada, paso seguido subí a nuestro departamento.

Entré despacio, sin hacer el menor ruido, en la sala no había nadie, cuando me dirigía a la cocina escuché unos sonidos raros, como los que había oído la otra noche, a medida que me acercaba, esos sonidos se eran más evidentes, cuando estaba por tomar el picaporte unos gemidos femeninos me helaron la sangre, con miedo abrí la puerta lentamente y con sigilo apenas me asomé, ellos estaban parados enfrentados, desnudos, desde mi posición los observaba de perfil, Mateo chupaba fuertemente las redondas tetas mientras estrujaba con sus poderosas manos las exuberantes nalgas morenas, las apretaba y bofeteaba, marcándolas, hacía lo que quería con ellas.

-Mi madre: Nooo… para por favor, el otro día fue un error, el alcohol nos jugó una mala pasada, pero esto ya es una equivocación… aghhhhh.

-Mateo: No te engañes, pasó eso y está ocurriendo esto porque lo quieres, estás necesitada de una buena verga que saque la perra que llevas dentro, por eso te vistes provocativa, para atraer a un macho pijudo que te de vuelta la concha… no te soltaré jamás, ya eres mía, ambos lo sabemos y deseamos.

Mi madre lejos de huir y/o apartarlo, le agarra la cabeza y la hundía sobre sus tetas de pezones erectos como fresas, que eran devorados por la cruel boca de él, mordiéndolos suavemente arrancándole gemidos similares a alaridos que se escucharían en todo el edificio, de tanta saliva derramada los pechos brillaban, se veían espléndidos, la verga estaba en toda su erección, venosa y palpitante, se apoyaba en el vientre de ella, que probablemente estaría sintiendo con su piel el calor que transmitiría ese monstruo.

Poco a poco mi madre se soltaba a los placeres que ese hombre le provocaba, de sus sensuales labios salió la frase apenas audible “solo esta vez”, luego de eso se besaron con una ardiente pasión, sus lenguas jugaban entrelazándose como si fueran dos serpientes apareándose, hilos de saliva caían por las comisuras de las bocas, mojando las enhiestas tetas de pitones duros, desafiantes. Como un flash en mi mente pasó por un segundo la imagen de ella dándole de mamar a mi hermanito cuando era bebé y esa postal de ternura se hacía añicos con la lujuriosa escena actual, esos pezones que tiempo atrás emanaban leche para alimentar a mi hermano, ahora escurrían la baba de un hombre que la trataba como a una puta. De pronto los musculosos brazos obligaron a que mi madre descendiera hasta esa verga blanca y dura, de temibles dimensiones, con una cabeza descomunal, mediría cerca de los 25 centímetros.
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-Mi madre: Ay… a plena luz parece más grande que la otra noche, es enorme… es… es… es hermosaaaa…

-Mateo: Por ti crece… tratala bien con la lenguita, aprovecha para darle muchos besitos que ahora no está el inoportuno de tu hijo para molestarnos…

Lentamente ella fue abriendo la boca y abrazándola con sus gruesos labios, con una mano la tomó por la empuñadura y su cara empezó a moverse hacia delante y atrás, una y otra vez, por momentos la sacaba para lamerla como si fuera un helado, cubría el glande con sensuales besos y dejaba caer abundante baba sobre él, la mamada era digna de una profesional, con la mano libre acariciaba los peludos testículos, a un ritmo pausado fue metiéndosela hasta que las pelotas chocaron con la pera haciendo tope, luego se la sacó y mirándolo le guiño un ojo, se cacheteó la cara con esa rígida barra de carne y prosiguió con la chupada pero esta vez con más fervor. En un momento con una mano levantó la pija y su boca hambrienta engulló los gordos huevos, primero uno y posteriormente el otro. Cuando continuó con la mamada lo hizo mirándolo a los ojos.

Yo estaba aturdido, no sabía que hacer, bajé a ver a mi hermanito y regresé lo más rápido posible, ahora tenía la verga entre sus tetas, las cuales ella apretaba con sus manos y él con movimientos coitales de pelvis las cogía, estaba que volaba con la cubana. Desesperado la tomó de las axilas y la sentó en la mesada, le abrió las piernas y mientras frotaba la cabeza de esa vergota contra el clítoris le decía.

-Mateo: Desde que salí de la cárcel no estuve con ninguna mujer, llevo años sin coger… pero ahora veo que valió la pena, Morena prepárate porque voy a romperte los agujeros, hasta que quede desmayado no voy a dejarte ir…

Debía actuar inmediatamente, tenía que impedir que la follaran, corría hasta la puerta de entrada y grité:

-Yo: ¡¡¡Mamiiiiiiiii!!! Tenemos hambre…

Aguardé un ratito y fui a la cocina, entré y vi a mi madre parada mirando en dirección hacia la puerta, con una mano trataba de cubrirse el cuerpo mancillado con la bata blanca, la otra mano la tenía en su espalda, Mateo estaba parado detrás de ella y la sujetaba con sus manos inmovilizándola, mientras le mordía un hombro la penetraba por la vagina salvajemente, ella cerraba los ojos de placer moviendo su culo en forma circular, con los fuertes embates las tetas se movían como campanas de atrás a adelante, con cada pijazo él se recostaba un poco sobre ella obligándola a inclinar su torso hacia el frente, el bombeo era tan brutal que ella se paraba en punta de pie, parecía que en cualquier momento iba a ser levantada por la verga que tenía enterrada. Mamá parecía en trance, no era consciente que la estaban cogiendo delante de su hijo, Mateo dejó de sujetarla y llevó sus manos a las tetas, exprimiéndolas, ya los dos se movían rítmicamente, la cadera de mi madre iba hacía atrás buscando que la pija llegara lo más profundo en su interior, literalmente ella ayudaba a su empalamiento, el “Plaff-Plaff” que producían las tetas al rebotar y los dos cuerpos al chocar en la cogida, colmaba la habitación. De pronto él empezó a bramar en forma ahogada y ella despertando de su sopor le dijo:

-Por favor no me acabes dentro que estoy en mis días fértiles… ahhhh… haacelo fueraaaaaaa…

Mateo gimió más fuerte, llevó su cuerpo hacia atrás hasta que la pija salió de la concha y con un vehemente golpe de cintura, de atrás hacia delante y de abajo hacia arriba, hizo como si la volviera a clavar, pero esta vez la verga rozó el monte de venus y siguió su camino hasta pasar el ombligo de ella donde eyaculó abundantes chorros de semen que mojaron la panza de mamá y la parte de abajo de sus tetas, ella miraba el techo y se mordía el labio inferior tratando en vano de no gemir, su cuerpo era un asco, estaba llena de babas, grumos de esperma y su pelo todo revuelto. Los dos estaban locos de placer frente a mí, él la abrazaba desde atrás manoseándole los senos y la vagina maltrecha.

-Mi madre: Hijo por favor espérame afuera, ya salgo.

Dijo tratando de ponerse la bata y separándose de su amante que continuaba con su verga en erección, tratando que no siguiera estando con mami, para evitar que la siga poseyendo, pregunté:

-Yo: ¿Mateo no bajas a jugar con nosotros?

-Mateo: Si claro vamos, yo ya me divertí acá jugando con mami.

Se subió rápido la malla, tapado por mi madre, continuaba agitado y caminaba raro, me miraba y se reía.

-Mi Madre: ¡Ya vete de la cocina!

-Yo: Ok má, pero recuerda que tenemos hambre.

-Mateo: Acabo de darle de comer a tu mamita pero aún falta el postre…

Yo no lo entendí. Al rato salió mamá con unos improvisados emparedados y refrescos, se los entregó a él y le pidió que bajara y le diera de comer a mi hermanito, a mí me pidió que la esperara. Cuando Mateo bajó ella se dio una ducha rápida y envuelta en la bata vino hasta donde estaba y con una voz maternal que fingía calma me dijo:

-Lo que presenciaste no tendrías que haberlo visto, no sé si tienes edad de entenderlo, pero no puedo explicártelo porque eres niño todavía, Mateo no estaba haciéndome daño alguno, no temas por eso, nosotros solo estábamos jugando juegos de adultos, son parecidos a los que haces con Benja, pero estos se juegan entre un hombre y una mujer… yo suelo jugarlos con tu padre, pero él hace mucho que no lo hace conmigo, se la pasa trabajando… hay veces que estas aburrida y juegas por necesidad con quien no tienes que hacerlo… así como Mateo a ti y a su sobrino les enseña hacer gimnasia, él me estaba enseñando algunos ejercicios que se practican sin ropa porque se transpira mucho y da pena mojarla… no me pidas más detalles porque hasta acá puedo llegar… si tienes alguna duda pregúntamela y trataré como responderte.

-Yo: ¿Ya no vas a querer jugar con papá?

-Mi madre: Descuida, con tu padre vamos a seguir jugando, pero como te dije antes cada vez lo hacemos poco y nada… piensa en Mateo como un nuevo amiguito con quien tal vez algún día volvamos a jugar o no… no puedo asegurarte nada…

-Yo: No me gusta que juegues con el tío de Benja, me da celos…

-Mi madre: Ay mi coranzoncito, no tienes que tener celos, a nadie quiero más en este mundo que a ti y a tu hermano…

-Yo: ¿Y a papi?

-Mi madre: También, claro está… pero a él no le contés nada de lo que viste porque también se va a poner celoso que tengo un nuevo amiguito… guárdame el secreto, como cuando yo le dije a la mami de Benja que no podías ir a su casa porque estabas castigado y en realidad estabas jugando a la play con el niño del octavo piso… ahora bajemos que tienes que comer algo.

Luego de besarme por toda la cara, bajamos tomados de la mano, Mateo y mi hermanito estaban comiendo en una de las mesas redondas del jardín que bordeaba a la piscina, por suerte era una de las que contaba con palapa lo que nos permitió comer resguardados del sol, de un lado tenía a mi hermano sentado y del otro a mi mami, enfrente a Mateo. Mamá se levantó para quitarse la bata y nos quedamos boquiabiertos, se había puesto un bikini diminuto rosa, dos ínfimos triangulitos trataban de cubrir sus lolas y en su parte inferior la escueta tela con dos tiras que se anudaban a los costados de la cintura apenas tapaba su vagina y en la parte posterior una tirita desaparecía entre los cachetes del culo a medida que descendía.

Mientras comíamos, Mateo disimuladamente bajó una mano y no la volvió a subir, mi madre de a poco se puso inquieta y se sonrojaba, al tiempo que bebía un refresco, acomodó la bata sobre sus muslos y nos miraba a mi hermanito y a mí suspirando por lo bajo, más tarde emitió un gemido fuerte y se le cayó la bebida, entonces el Mateo levantó la mano y se chupó los dedos y diciendo “que rico juguitos derramaste”.

Cuando terminamos de almorzar, mi madre se levantó para agarrar a mi hermanito y dejó ver la tanga toda mojada, con algunas gotas escurriendo por sus muslos, yo me metí a la piscina y ella se acostó con su retoñito en un camastro que estaba bajo la sombra, al rato mi hermano se durmió. El ex reo continuaba sentado a la mesa, de lejos mi madre lo observaba, él se dio cuenta y le tiró un beso, lo que provocó que ella riera.

-Mateo: Morena subo al baño…

Le estaba haciendo una invitación a que fuera con él, ella permaneció acostada, entre mí rogaba que no fuera, mami verificó que mi hermanito durmiera y me miró, dándose cuenta que la estaba observando, bajó la vista, yo nadé un rato y ni bien salí del agua, ella ya no estaba. Como yo estaba empapado no podía entrar al pallier del edificio en ese estado, tuve que esperar a secarme, cosa que me pareció eterna, lograda la misión, fui directo al departamento, al entrar seguí el rastro de los gemido que me condujeron a la habitación de mis padres, sin hacer ruido entroné la puerta y vi que mamá estaba sentada en una punta de su cama con las piernas abiertas y él estaba agachado chupándole la concha lampiña, introducía su lengua en la húmeda gruta y con uno de sus pulgares frotaba el clítoris, haciéndola gemir como loca.

Luego le indicó que se acostara, se escupió la verga venosa y se la enterró hasta el útero, mamá gritó de placer, el bombeo fue como similar al de antes, salvaje, las manos de él amasaban las tetas con dureza, la excitación también me alcanzó y tuve una erección, quién diría que la primera vez que se me paró el pito fue presenciando como mi madre le era infiel a mi padre, no miento si digo que ella era masacrada por esa descomunal pija que no tuvo piedad de la lastimada y abierta concha, por la diferencia de tamaño de los cuerpos parecía imposible que ella pudiera albergar entre sus piernas semejante falo, él se la sacaba sin llegar a que saliera el glande de la vagina y se la mandaba a guardar fuerte hasta el fondo, mami cada tanto se masajeaba el capuchón y con sus dedos índice y medio separaba sus labios vaginales facilitando el coito, intercalaba insultos con sonoros gemidos, la cama rechinaba tanto que parecía romperse.

Al rato largo, sujetándola de la cintura la dio vuelta, quedando ella con su divino culo grande, moreno y sabroso levantado, por unos minutos él se agachó a besar las nalgas, como pidiéndole perdón por lo que iba hacer a continuación, inundó el esfínter anal con abundante saliva y dijo:

-Mateo: Es sin dudas el mejor culo de mi vida que voy a romper y el que sea de una casada con hijos lo hace mucho más excitante.

-Mi madre: Házmelo despacio hijo de puta, muy suave que tienes una verga que da miedo… uff… sé que me vas a romper toda pero la quiero dentro, la necesito… aghhhhh…

Mamá una mujer decente y de buena familia, casada con un profesional reconocido, diciendo esas cosas. Él hizo caso de las suplicas y la clavó despacio, pero una vez que entró toda, permaneció quieto un momento para que el intestino se acostumbrara al invasor y posteriormente, la culeó con violencia, golpeaba tan fuerte que el rebote de sus nalgas con la pelvis retumbaba en todo el cuarto, cacheteaba las nalgas como si él fuera un jinete que estaba domando a una yegua.

-Mateo: El cornudo te hizo parir por la concha dos hijos, yo te voy hacer engendrar por el culo… ahhhh… que nalgas putaaa… como tu ano me aprieta la pija mmm… parece que estoy desflorando a una quinceañera… si te pusiera a putear me harías rico….

Mamá lloraba, no sé muy bien si del dolor a del placer, tal vez una mezcla de ambas cosas, abría la boca como pez fuera del mar, respiraba agitadamente, con culpa comencé a deleitarme presenciando como esas enormes nalgas devoraban una verga monumental, las tetas iban y venían rozando con sus pezones la sábana aumentando el placer, verlos fue recordar al ovejero alemán del encargado del edificio cuando montó al caniche de la vieja del cuarto piso. Probablemente ella recordaría esa culeada durante semanas.

Con embates duros Mateo disfrutó de esas enormes nalgas mucho tiempo, con su bombeo fuerte disfrutando de esas grandes nalgas, hasta que le dijo que no aguantaba más, entonces se desplomó sobre ella eyaculando un montón de semen, fue tanto que cuando él se la quitó de la abertura anal escurrieron chorros de leche, Mateo respiraba como un toro cansado, hasta el día de hoy me asombra como pudo sacar tanta cantidad de leche en esos dos polvos, sin dudas desde hace años venía cargando los huevos se semen din poder descargarse. Dejándolos a los dos acostados descansando, regresé a la piscina para no ser visto.

Mi madre tardó como veinte minutos en bajar, la esperé dentro del agua tratando de enfriarme, al verla me acerqué a la orilla de piscina pensando en todo lo que había pasado, mamá me alcanzó una Coca-Cola como si nada hubiera pasado, llevaba puesto con un short corto y una remera, le pregunté por el tío de mi amigo y ella me respondió “que se había ido pero que otro día iba a venir a jugar”, luego ella levantó a mi hermanito y volvimos al departamento.

Así termino el día y este relato, espero no haberlos aburrido, si les gusta tengo muchas historias más que contar como mi madre siguió sus aventuras con Mateo… y otros más.
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