Sometida 4P

Sometida 4P

Había ganado la apuesta, y eso, además de los billetes, incluía ser el primero que iba a tener a mi puta para él solo, el tiempo que quisiera, en un cuarto.

La desató, y la alzó como si fuese un costal, poniéndola sobre su hombro.

Junto a su cara quedó el culo abierto, destrozado de mi sumisa.

El marginal hizo fuckyou y dio un giro, mostrándoles su dedo a todos.

Luego fue a uno de los dormitorios, y cerró la puerta de una patada.

Estuvo más de una hora a puertas cerradas con ella.

No podía imaginar lo que un sádico como él podía hacerle, teniendo todo el control, con ella casi inconsciente y tan debilitada.

Yo intentaba escuchar algo, pero habían puesto música a todo volumen, y hablaban a los gritos.

Luego de casi una eternidad, se abrió la puerta y salió el maleante.

-“Ahí les dejo la puta, bien cogida! Como se merece!” “Usen los restos que les dejo!”

Yo aproveché para escabullirme dentro del cuarto.

Ella estaba en el medio de la cama, boca abajo.

Parecía estar sin conocimiento.

Cuando dije su nombre, se movió intentando verme.

Me acerqué y toqué su hombro.

- “Me reventó el culo, el hijo de puta!”, dijo.

- “Me cogió solamente por el culo!!” “Me acabó dos veces, pero me dio tan duro, que sentí que me estaba perforando!” “Sentía la punta de su chota en el estómago!”

Me moví para mirar su cola, tomé sus nalgas y las separé despacio.

Su ano estaba rojo, estirado, inflamado. Un hilo de semen salía y caía sobre las sábanas.

En eso entraron dos, me empujaron y me tiraron al piso.

Subieron a la cama y uno le metió la verga en la boca. El otro la levantó de las caderas para ponerla en 4, y le metió la verga en la concha.



Ella gimió, pero seguro agradeció que no se la cojan otra vez por el culo.

La cojieron rápido, sin pausa, se cambiaron de lugar, y la iguieron cogiendo en esa posición hasta que le acabaron.

Primero el de la concha, que se salió, le dio una nalgada fuerte, y salió de la habitación.

El otro siguió cogiéndole la boca, hasta que eyaculó sosteniendo su cabeza, con la verga en su garganta.
Ella se ahogó y tosió, haciendo arcadas. El bruto la abofeteó y se fue.

Casi corriendo entró otro. Saltó sobre la cama, y sin preámbulos, se le subió como un perro y le metió la verga en el culo.

La cogió rápido, con violencia.

Ella hundió su cara entre las sábanas y gritaba, gemía y lloraba.

Eso lo ponía más salvaje. Siguió moviéndose rápido y acabó empujando su verga en su maltratado culo.

Cayeron los dos de lado. Y él se quedó con su pija adentro de su ano, apretándola contra su cuerpo.

Cuando su verga se achicó, salió y el ano quedó abierto chorreando.

Él la abrazó y la tocó toda, besándole la espalda y los hombros.

Agarraba sus tetas con toda la mano y besaba el centro de su espalda.

“Ya está!” “Salí, puto!”, le gritaron desde afuera.

Se levantó y salió. Entró otro.

Así de a uno o dos, fueron entrando durante casi toda la noche.

Varios entraron dos o tres veces, aveces solos, o de a dos o tres.

Se la cogían por el culo, la vagina o la boca.

Le acababan adentro o sobre las tetas.

La acostaban boca arriba, dejaban su cabeza colgando, y le metían la verga hasta la garganta.

Conté más de 50 acabadas.

Ya amaneciendo no entraron más y la dejaron ahí tirada, enlechada con olor al sudor de sus violadores.

Dormí en el piso, al lado de la cama.

Cerca del mediodía, vinieron y nos dejaron comida en el piso. Para ella, un plato de perro, con trozos de carne del tamaño de un bocado.

A mí un hueso con algo de carne y grasa, que tuve que comer con la mano.

Ella despertó. Le puse el plato sobre la cama, para que pudiera comer.

Esta vez usó sus manos. Comió lentamente. Y luego me pidió que la lleve al baño.

La ayudé a levantarse y fuimos a los arbustos.

Nuevamente todos estaban esperando, para verla defecar.

Expulsó heces grandes, con algo de sangre.

Al ver el tamaño de las heces, aplaudían y gritaban.

- “Qué culo destrozado el de la puta!”

- “Bien abierta te dejamos, puta!”

La llevé al galpón y la bañé en la tina.

Y yo también me bañé.

La acosté en el colchón tirado en el piso y yo me acosté a su lado.

Nos dormimos hasta que anocheció.

Despertamos cuando vinieron a buscarnos.

Nos llevaron a la cabaña que estaba a oscuras.

Había velas puestas sobre platos en varios lugares.

Agarraron a mi puta y le ataron las muñecas y la colgaron de la viga.

Esta vez no tan tirante.

Tenía los brazos levantados, pero podía pararse bien sobre sus pies.

La pusieron de frente. Ella miraba a todos, con los ojos grandes y respiraba con la boca entreabierta.

El sádico de la botella se le acercó. Tenía en su mano una vela grande, roja.

Se puso frente a ella y le chupó las tetas.

Estiró sus pezones mordisqueándolos.

Metió su mano por detrás y le agarró las nalgas y le dio una nalgada con la mano muy abierta.

- “Vamos a divertirnos!”, le dijo con una risa burlona. Y la besó en la boca, moriéndole el labio inferior.

Pasó su lengua por toda su mejilla y su axila.

Y puso su brazo rodeando su cintura, inmovilizándola.

-“No te asustes, no te voy a quemar. Pero sé buenita y disfrutá…”

Acercó la vela sobre su teta, la inclinó, y cayó un chorro de cera derretida en su teta derecha.

Ella dio un grito. Y se removió. Pero él la sujetaba con fuerza.

Mi puta respiraba agitada, y su rostro reflejaba el terror que le causaba la tortura.

El sádico repitió el movimiento, tirando otro chorro sobre la otra teta. Pero esta vez cayó la cera humeante sobre el pezón y le causó un dolor que la hizo saltar y gritar.

Él la castigó dándole una nalgada muy fuerte.

- “No te muevas, puta! Que así te cae en cualquier lado y es peor!”
Dejó la vela en el suelo, la giró poniéndola de espalda a la audiencia, y acomodó su cuerpo, para que quede con la cola estirada.

Por eso la cuerda no estaba tan tensa esta vez.

Para que ella pudiese aguantar esta posición.

Ella imaginaba lo que se venía y respiraba agitada.

Le temblaba todo el cuerpo.

Entonces él dijo, “Denle algo de tomar, así se calma”

Le trajeron una taza y le dieron varios tragos.

El líquido chorreó por la comisura de su boca. Y pareció más calmada.

- “Tranquila”, le dijo.
- “Esto te va a doler, pero no te va a lastimar”

Y lentamente torció la vela y un chorro de cera cayó sobre su nalga izquierda.

Ella volvió a gritar, y su cuerpo de estremeció.

Esa era la nalga que había soportado los chirlos y estaba roja, con la piel sensible.

Un chorro de cera rojo sangre, se iba enfriando en la redondez de su cola, y se endurecía.

Luego él le acarició la otra nalga.
La frotó por completo,como si quisiera dejarla pulida.
En realidad, buscaba sensibilizar la piel.

Y sin previo aviso volcó un abundante chorro, moviendo horizontalmente la vela, para que abarcara toda la nalga.

Ella volvió a gritar ahogadamente. Y pareció que se desvanecía.

El monstruo la sostuvo y le entregó la vela a otro.

Le desató las muñecas y la alzó, llevándola hacia la mesa y la acostó sobre la misma, boca abajo.

Estiró sus brazos y ordenó que le sujetaran las piernas y las muñecas.

Y repitió el proceso de sensibilizar la piel con su mano, pasándola apenas rozando la piel, y dejando caer chorros de cera de distintos colores sobre su espalda, sus nalgas y sus piernas.

Luego la puso boca arriba, y le volcó la cera en el abdomen y la parte delantera de sus piernas.

Ella gemía, ronca. Pero creo que más que dolor era por la situación, que le daba miedo.

Al final, quedó gran parte de su cuerpo cubierto con cera multicolor, que dibujaba surcos sobre su piel.

Evitó su cuello, sus axilas, su pelvis, su cara, sus pies y su pelo.

La levantaron y la hicieron pararse, para sacarle fotos. De frente y de espalda.
Sacaban planos más cercanos en sus tetas, sus nalgas y su vientre.

Las costras de cera seca, se desprendían y caían. La piel debajo estaba roja, pero ilesa.

Así la llevaron a la pieza, y la acostaron.

Esa noche volvieron a cojerla todos.

Pero pasaron una vez cada uno. Y fueron menos violentos.

Algunos inclusive, no lo hicieron.

Pasada la medianoche. Nos llevaron algo de comer y agua en una botella.

Cerraron la puerta y nos dejaron dormir.

Esa noche dormí a su lado, en la cama.

1 comentario - Sometida 4P

Rewez34 +1
Muy buen relato compa.
Saludos!
mitioJorge
Gracias por pasar! Continúa!