Cielo River-os mis aventuras sexuales con viejos 7




Cielo River-os mis aventuras sexuales con viejos 7

Cielo Riveros continua las aventuras de nuestra heroína, esta vez es forzada por un mecánico de la feria...un viejo despreciable pero a ella le gusto.
Por fin, después demuchos empujones, llegaron las nenas a un puesto donde vendían bebidaspreparadas y cerveza en vasos desechables de unicel, éste era atendido por 3chicos de unos 26 años que estaban haciendo preparados algo atareados y pormomentos se daban un descanso, ya que por lapsos de unos 5 minutos se quedabansin clientes, estaban en uno de esos momentos de breve descanso cuando uno deellos notó a las dos beldades que se acercaban a su puesto, poniendo cara deasombro al notar a las dos hermosas adolescentes.
Uno de ellos no estabaen ese momento, había ido al baño, y el tercero estaba apurado con unpica-hielo haciendo trozos más pequeños.
–-Buenas noches, dijoClaudia al llegar a la barra dándole una media sonrisa coqueta al primero delos cantineros, haciendo que este se pusiera nervioso al tener ante él a dosesculturales nenas, que al estar de frente a él podía apreciar los grandesescotazos de sus vestimentas, dejando los dos pares de redondos senos a tansolo un metro de donde él estaba al otro lado de la barra.
Los ojos le bailaronde un lado a otro, por una parte, no quería ser muy obvio en su mirada derecreársela en esos dos pares de redondos senos, pero era imposible no perderseen esos escotazos, que parecía que luchaban por no permitir que escaparan desus dominios los dos pares de mamables pechos de las chicas.
–-Buu buu eenaass noo noochee cheess see see ñoo ri ri taass, tartamudeó el cantinero, quien era unchico con unos kilos de más, de lentes de aumento y no muy experto encuestiones de chicas hermosas.
Tratando de disimularsu nerviosismo y su mirada a los escotes de las nenas les dijo:
–-Quéé quéé vaaa vaaaan a too too maar sees see ño ñoriítas.
Viéndolas a los ojos,pero no pudo sostenerle la mirada a la traviesa Claudia que lo miraba fijamenteponiéndolo mas nervioso, al mismo tiempo que él con un trapo hacía como quelimpiaba la barra no percatándose de que había un vaso desechable que alguienhabía dejado ahí con la mitad de cerveza y por la rapidez con que se apuraba alimpiar botó el contenido de ésta, yendo a parar el líquido a un señor queestaba con su esposa sentados en unos bancos frente a la barra platicando.
El chico, al notar loque había hecho, se llenaba en disculpas tartamudeando aún más con el señor ydiciéndole que no pagara nada que la cuenta corría por el, y todo rojo de lacara por su torpeza.
Claudia no pudoreprimir una risita divertida volteando a ver a Cielo Riveros y llevándose lamano a la boca para sofocar la risa al ver al cantinero tan nervioso y rojo dela cara.
–-Ya Clau no te rías,no ves que ya se dio cuenta el muchacho y lo pones más nervioso, él estátrabajando ya no te rías.
 Pero a la Claule había dado un ataque de risa que no podía parar y Cielo Riveros al verla queno salía de ese estado le dijo –-ahorita vengo voy a pedir dos refrescos a versi cuando venga ya te calmaste.
Cielo Riveros al seruna chica que no era burlona ni mala onda le dijo al muchacho, el cual teníauna cara como diciendo trágame tierra, –-por favor nos das dos refrescos decola
–-Si, si se se ñoñorita pe permíítatamee.
Y dirigiéndose eltorpe cantinero a su compañero que seguía picando hielo en cuclillas le dijo:–-oyee daa dame hieeelo en en estoos vasos.
–-Puta madre gordo¿qué no te puedes esperar a que lo ponga ya todo picado en la hielera?, lecontesto todo mal humorado por el pesado trabajo que estaba haciendo.
El gordo no lecontesto nada sólo le hizo señas con la cara, señalándole con movimientos decejas hacia las chicas.
Éste se levantó deestar encuclillado picando el hielo y lo primero que vio fue el angelical ybellísimo rostro de niña de Cielo Riveros, con esos grandes ojos verdes, paraenseguida notar los poderosos y redondos senos de la nena, posando su miradapor unos 5 o 6 segundos en esos dos maravillosos melones duros de la chica.
Ella tenía la vista delado y hacia arriba, tamborileando con los dedos de su mano sobre la barraesperando las bebidas, el segundo cantinero se acercó secándose las manos conuna franela y al ver que la nena tenía la vista hacia arriba y de lado volvió abajar la mirada de nuevo a sus exuberantes melones, deleitándose mientras seterminaba de secar las manos.
Ella en un rápidomovimiento volteó y lo agarró viéndole su escote con la mirada perdida en sussenos, para enseguida volver la vista arriba de nuevo y pensó en sus adentrosel por qué siempre atraía a estas clases de gente, acosadores, manoseadores ytodo tipo de degenerados (obvia mamacita si te vistes como te vistes y estastan buena y rica es normal que los machos andarán detrás de ti como moscas a lamiel).
En eso sintió queClaudia se ponía a su lado y le preguntaba por las bebidas, diciéndole ella queya estaban pedidas que ahorita se las servían.
–-Qué andan haciendotan lindas chicas y tan solas por esta feria, les dijo el segundo cantinero alas dos nenas.
–-Paseando, le dijoClaudia o qué ¿no podemos?
–-Claro preciosas yosolo preguntaba porque es muy raro ver a dos hermosas señoritas solas en esteparaje lleno de lobos (machos).
–-No estamos solas mihermano y mi primo están allá esperándonos, dijo claudia mintiéndole al chico.
Y a continuación lepreguntó, sonriéndole sensualmente –- ¿ya están nuestras bebidas?
–- ¿Las bebidas? dijoel chico –-ah si las sodas… apúrate pinché gordo con las bebidas de lasseñoritas.
–-Aquí tienen hermosasdamas sus refrescos, no se preocupen no es nada la casa paga, para nosotros esun honor que nos vengan a consumir a nuestro negocio.
–-Gracias, graciasdijeron las dos chicas y con su cadencioso andar se fueron adentrando de nuevoen el barullo de la feria bebiendo sus refrescos.
El cantinero le dijo asu amigo el gordo, viendo a las dos nenas y el delicioso meneo de sus cortasfaldas: –-Gordo no cabe duda, quien inventó la minifalda merece que le demosuna medalla universal al mérito!
Mientras tanto en otrolugar de la feria, no muy lejos de donde andaban las ricas nenas, se oía la vozaguardentosa del cojo Juan.
–-Pero quéculoooooo…qué buen culo mamita!!, le decía a unas adolescentes que tuvieron lamala suerte de pasar cerca de donde estaba el degenerado, que andaba dandovueltas junto con el maestro Tulio viendo la multitud de muchachas que había enla feria.
¡Las nenas, enrespuesta al vulgar y sucio piropo, le dirigieron una mirada mezcla de temor,asco y desprecio, acelerando el paso para alejarse del par de viejospervertidos, alcanzando éstos a oír que una le gritaba al cojo Juan –-viejocerdo, seboso, repugnante!!, causando la risa de los dos viejos pervertidos.
–- Desgraciado Juan,qué putañero eres con las chamacas, yo nada más me conformo con verlas yrecrearme la vista, estas lindas chamacas están muy lejos de nuestro alcance.
–-Si maestro lo se,pero qué más da decirles lo ricas que están si ya se también que estas pulgasno brincan en nuestro petate, somos demasiados viejos para estas linduras.
–-Así es pinché Juan,ven vamos a mear que ya tanta cerveza me lleno la vejiga, ya siento que me vana reventar los huevos jajajajaja.
–-Qué padre esta todoel ambiente! ¿ya ves tonta? y tú que no querías venir, poniendo a tu mama depretexto, de lo que te ibas a perder.
Cielo Riveros pensabaen sus adentros "si de lo que me iba a perder, primero la manoseada que medieron en la fila, luego el viejo de los boletos casi haciéndome unaproposición indecorosa y para rematar el espectáculo que les dimos a loscargadores en el puente, si de haber sabido que pasaría todo esto mejor me quedoen mi casa"(y lo que falta todavía preciosa que eso no es todo).
-"Pero bueno yaestoy aquí y ahora al mal tiempo buena cara, ¡arriba ese ánimo Cielo Riveros ydiviértete que estás en una feria, no en un velorio!"… se dijo a ellamisma, tratando de olvidar los malos ratos y tratando de divertirse de ahí enadelante.
–-Heyy qué te pasa?¿Por qué te quedas callada?
–-No, por nada, es quepensaba que tienes razón amiga, ya estamos aquí hay que divertirnos qué caraysólo se es joven una vez.
–-Así se habla nena!ya era hora de que despertaras de ese letargo de monja que era un obstáculo entu vida, mira déjame ir al wc que ya me anda, espérame allá en donde estánmontando el toro mecánico y regreso en unos 10 minutos.
–-Ok Clau allá teespero, no te tardes.
–-Ufff que alivio!, ¡dijoel profesor Tulio saliendo del baño de varones, qué descanso!, pinché Juan ¿túno vas a mear?
---No maestro, yotodavía no tengo ganas.
–-‘Ta bueno Juan, miravamos por otras chelas que la noche apenas empieza.
–-Oiga maestro y elinspector Vicente ¿no nos estará buscando?
–-No lo creo Juan esepinché viejo depravado está más entretenido con las chamacas que están baile ybaile arriba de la tarima, ni se acuerda de nosotros, además cualquier cosa queme llamé al celular y listo tú no te preocupes Juan, vamos por las chelas.
Así llegaron a uno delos varios puestos donde vendían cerveza y licor preparado, mientras elprofesor Tulio hacía fila para pagar en la caja, el cojo Juan le daba un sorboa la cerveza y veía todo el barullo de la multitud de gente de todas las edadesque iban y venían.
Cuando de pronto lavio y los ojos se le abrieron como dos platos al degenerado por la sorpresa, sequedó como absorto viéndola como a unos 15 metros de él, la nena caminaba conla cabeza agachada como viendo hacia el suelo, esto por que los machos con losque se cruzaba le decían majadería y media y ella trataba de poner oídos sordosa toda las peladeces que le decían, algunos se acercaban a su cara tanto queparecía que le iban a dar un beso, pero no, sólo era para decirle piropospegados a su oreja subidos de tono.
El cojo Juan alcanzó averla por un breve lapso de unos 4 segundos por que de nuevo la nena se volvióa perder en la multitud, lento como era para reaccionar se quedó unos 10segundos pensando si sería ella o era una visión, no estaba muy seguro porquesólo la había visto de perfil por unos breves segundos y porque la nena llevabala cara agachada, haciendo más difícil identificarla.
Volvió la mirada haciadonde pensó que iría, calculando por el paso que llevaba, dejó el vaso decerveza en el piso, agarró una silla y la jaló junto a unas cajas de madera quecontenían partes de los juegos mecánicos y que no las habían retirado de ahí,con dificultad se subió primero a la silla y después a gatas se subió a lascajas de madera, cuando se incorporó tenía una vista más panorámica a unos 2metros del nivel del suelo más lo que él tenía de estatura al pararse sobre suspies, enseguida la alcanzó a ver ya unos 6 metros más adelante de donde la habíavisto primero, porque a la chica se le dificultaba también avanzar por tantagente, sólo que ahora la vio de espaldas.
 El cojo se llevóambas manos a los ojos y como no creyendo lo que sus ojos veían se los tallabacon las manos, para enseguida dirigir la mirada a donde caminaba Cielo Riveros quien,con un cadencioso andar de caderas, movía las soberbias nalgotas y pensaba elviejo ya emocionado:
–- Tiene que ser ella,esas nalgotas yo las conozco, tiene que ser ella, se volvía a repetir; nunca nien sus más remotos sueños hubiese imaginado que la vería ahí en la feria y alparecer, para su buena suerte, creía que andaba sola, el viejo sentía que esedía la suerte estaba de su lado.
El viejo reaccionócuando el profesor Tulio lo saco de sus pensamientos diciéndole:
–-Y ahora… ¿quéquieres trabajar de chango en un circo pinché Juan? ¿qué madres haces alláarriba? te vas a caer, más con la pata chueca que tienes.
El cojo, reaccionando,se bajó todo apresurado bufando por el esfuerzo que tenía que hacer por suobesidad y por la cojera, se acabó de bajar y le dijo al profesor Tulio todoemocionado:
–-Ufffff… ufffffffff.. ma… ma… maestro, no me va a creer a quien acabo de ver que pasó y solita.
–-A quien pinché Juanya suéltala no la hagas cardiaca.
–-A la… Cielo Riveros …maestro, la vi que pasó sola caminando dirigiéndose hacia allá, señalándole conla mano la dirección,
–-¿Quéééé? ¿estásseguro pinché Juan? no chingues!! ¿y cómo anda vestida?
–-Pues trae una blusaazul celeste, una mini-falda blanca muy cortita y anda con unas botas hasta larodilla, fue lo que le alcance a ver maestro.
–-Espérame aquí, y elviejo Tulio salió corriendo apresurado hacia donde le había dicho Juan, estabatan ansioso por volver a ver a la nena que por el solo hecho de saber que ellaestaba ahí y solita sentía una emoción como hacia tiempo no había sentido estedegenerado, a sabiendas que, si era cierto y se encontraba con ella, comoestaban fuera de la escuela y con su tremenda labia ya se la imaginabaconvenciéndola para llevarla a un motel y cogérsela.
El viejo se pasabaentre la gente sin pedir permiso, casi empujando a las personas, los que loveían pensaban que a lo mejor le habían llamado por el celular para decirle deuna emergencia en su casa.
El viejo por más queapresuraba el paso y veía con ansiedad hacia delante de él, no veía a nadie conlas ropas que le había dicho el cojo Juan y ya dudando un pocopensaba…"¿no será que este hijo de la chingada me agarró de pendejo?, sies así lo voy a mandar a la chingada y no le vuelvo a invitar otra pinchécerveza más".
Ya un poco cansado serecargo en un poste para agarrar aire, en eso vio una escalera de unos 3 metrosque estaba recargada hacia arriba en la pared de un local encadenada eiluminándosele una idea se subió para tener un mejor panorama y pensaba…"si ya no la veo me regreso y mando a la chingada al pinché cojo poragarrarme de pendejo".
Se subió y sí tenía ungran panorama de la feria desde esa altura, se agarraba con una mano de laescalera y la otra mano se la llevaba a la frente tapándose los ojos paraevitar el reflejo de la luz del poste que tenía cerca.
Pero por más quebuscaba con la mirada, con la esperanza de verla, no la veía y sentía pordentro un sentimiento de frustración al sentir que la palomita se le iba de susgarras como el agua se escapa de las manos.
Y peor aún, había ungran carro alegórico al que varios hombres iban empujando, pero se habíaatorado en un desnivel que había en el suelo y los trabajadores hacían grandesesfuerzos para sacarlo y moverlo de ahí a su lugar donde quedaría guardado, sumolestia era que le robaba gran parte de la visión de la feria y no sabía si lanena estaba del otro lado.
Cuando ya estaba apunto de bajarse y mandar a la chingada todo, vio que los trabajadores por finmovían el armatoste y se dijo –-"si no está del otro lado me regreso y depuro coraje me pongo hasta la madre con cerveza".
Lentamente el carroalegórico se fue moviendo y como si viera el viejo una visión celestial por finla localizo, la jovencita estaba pagando a un vendedor de fresas con crema, susbellos ojos veían con alegría el rico postre que había comprado, el viejo leleyó los labios cuando dio las gracias al vendedor y le regalo una sonrisa conesos carnosos labios y lentamente se dirigió con su rico movimiento cadenciosode nalgas hacia donde estaba el toro mecánico, lugar donde había quedado deverse con Claudia que había ido al baño.
El viejo Tulio estabacautivado viendo ese culazo que, al retirarse su dueña, lo movía en formabastante provocativa, como incitando a que los machos se lo tocaran, con esaredondez perfecta de su cola, haciendo la jovencita, perder la cabeza a más deuno en la feria, incluyendo al viejo Tulio.
Éste, como si fuera acobrar una herencia, se bajó rapidísimo para dirigirse hacia donde iba lajovencita e interceptarla, llegando al suelo el viejo iba emocionado, en sulujuriosa mente ya se veía en el motel con la deliciosa jovencita metiéndole laverga por todos lados.
Sintió que como en dospasos llegó a donde estaba el vendedor de las fresas con crema y, con elcorazón casi saliéndose del pecho, el caliente viejo se dirigió hacia dondeella se había encaminado, la vio delante de él a unos 10 metros y apresuró másel paso al alcanzar a divisar cada vez más cerca el vaivén de sus caderas y elsube-baja de los cachetes del culo al andar, era sencillamente de infarto.
En eso se le acerca alviejo un vendedor de billetes de lotería que se le planto de frente diciéndole–-ándele patrón llévese un cachito, juega para hoy en la noche y bla bla bla…ya saben cómo son de insistentes estos pinches vendedores de lotería…Deteniendoal caliente viejo un momento en la persecución de su presa
–-No joven, ahorita nopor favor, déjeme pasar que llevo prisa.
Pero el molestosovendedor insistía en sus argumentos de que le comprara un cachito, de que eseera su día de suerte, que no le diera la espalda a la fortuna, etc. etc.
El viejo caliente, alno poderse deshacer del molestoso vendedor, se canteaba de lado no queriendoperder de vista a la nena, veía con angustia creciente cómo poco a poco sealejaban más esas apetitosas nalgas que prometían, a quien las tuviera, unmundo infinito de placer y lujuria.
Si no hubieseaparecido ese vendedor ya casi la hubiese alcanzado, pero no, ahí estaba sin podersedeshacer del billetero y la distancia que ya le había recortado lentamente sevolvía a separar cada segundo más de él.
Su angustia creciócuando vio que la nena daba vuelta a una esquina y desaparecía de su campovisual, eso lo desquicio y dándole un empujón al billetero le dijo:
–-¡Te dije que nocabrón, déjame de estar chingando pendejo!
Y acelerando el pasode nuevo trató de darle alcance, pero su buena suerte hasta ahí había llegado;poco antes de llegar a la esquina donde dio vuelta la nena se topó con una granmultitud de gente que venían en sentido contrario, no dándole ningún resquiciopor donde pudiera pasar para seguir su persecución.
Era la gente que salíadel palenque musical el cual, por haberse presentado un famoso cantante, sehabía abarrotado, engrosando toda esa multitud el, ya de por sí hasta el topede gente, recinto ferial.
Por más que pedíapermiso el lujurioso viejo, era más que imposible seguir por ese camino, fuedemasiado para él y pateando el suelo se fue rumiando su derrota, regresando adonde había empezado su loca persecución, viendo al cojo Juan sentado en unaingiriendo cerveza esperándolo.
–-¿Qué pasó mimaestro? ¿por qué esa cara que tiene, que se lo lleva el demonio?
El viejo Tuliodirigiéndose al mesero le dijo:
–-Hey tú, tráeme unacorona bien fría.
–-Tenías razón… vi ala hembrita pinché Juan, no era una visión la que viste, y no mames está másbuenota la condenada… estoy con lo que me platicaste que te la cojiste, y alverla hoy vestida con esa poca ropa enseñando casi las nalgas y las tetas, meentraron unas ganas de meterle la verga hasta por las orejas, pero cuando casila alcanzaba se me perdió y estoy que me lleva la chingada Juan.
–-Calma… calmaprofesor, a esa pollita la vamos a rastrear en toda la pinché feria y la vamosa encontrar, así sea lo último que hagamos.
–-Salud Juan, ahoritanos tomamos esta cerveza y nos vamos a buscarla hasta por debajo de laspiedras.
Mientras tanto nuestrahermosa protagonista estaba parada en donde el toro mecánico, que, hacia lasdelicias de chicos y grandes, esperando a su amiga; el toro mecánico teníaalrededor un colchón para amortiguar el golpe de los que caían y tenía unbarandal que rodeaba para que nadie se quisiera subir sin pagar.
Cielo Riveros se pusoa esperar a Claudia sintiendo que ya había tardado más de los 10 minutos que lehabía dicho, veía su reloj y le inquietaba el ver que, de su amiga ni susluces, volteaba a ver a otro fulano que tiraba el toro mecánico divertidacuando en eso sonó su móvil, sacándolo apresurada de su bolsa de mano viendoque era Claudia, quien le dijo que iba tardar un poco por que el baño eran nadamas tres retretes y había una larga fila para poder pasar a usarlos, que no sedesesperara.
Acabó de comerse susfresas con crema y volteando hacia todos lados buscó un bote de basura paradepositar la caja y unas servilletas que usó, no divisó ningún bote, en eso viofrente a ella un letrero que decía "deposite su basura aquí" y sedirigió allá, pero para su desconcierto no había nada, sólo el letrero.
Con una mano en sumentón la nena pensaba "bueno y en dónde están los botes de basura",ella por su pulcra limpieza y educación era incapaz de dejar la basura al pisoy acercándose a una señora que tenía un carrito de venta de dulces le preguntópor los depósitos de basura.
–-Pues…en la tardevinieron los de la limpieza niña y se los llevaron para vaciarlos porque yaestaban llenos y desde esa hora no los han traído.
–-¿Y en dónde habráuno para echar esta basura señora?
–-Allá muchacha endonde están esos andamios desarmados, señalándole la señora, hay una vereda ycomo a unos 30 metros está un depósito general.
–-Gracias señora, muyamable; y hacia allá se dirigió la confiada chica, notando según se adentraba aesa zona que le dijo la señora, que el lugar estaba casi en penumbras y quecasi no pasaba nadie por ahí, por el camino notó que estaban estacionadosvarios campers, o como les dicen aquí en México casa rodante, de los empleadosde la feria distribuidos por todo el terreno.
Sólo pasaban por ahí,muy de vez en cuando, trabajadores de la feria y uno que otro que, al notar queen esa zona casi no había gente y estaba un poco en penumbras, aprovechaba paraorinar y no ir a hacer fila a los atestados baños.
La preciosa jovencita,al notar que ese lugar estaba un poco solitario y tranquilo, se quedó ahí,quería por un momento tener un poco de tranquilidad y olvidarse de todo elbarullo de la feria mientras regresaba Claudia, además de que tenía una buenavista desde esa zona del toro mecánico y podría ver a Claudia cuando llegara eir a su encuentro, esto porque donde se puso estaba unos 30 metros atrás deltoro mecánico.
El sonido de losgrillos y las ranas la relajaban, reconfortándola envuelta en esa paz de lanaturaleza.
Al estar casi enpenumbras esa zona donde se había quedado la jovencita, no podía serdistinguida por alguien que estuviera en la zona del toro mecánico, sivolteaban a ver esa parte sólo verían oscuridad y penumbras, ya que la pocailuminación que había donde estaba Cielo Riveros llegaba del reflejo de lasluces de la feria, lo que no pensó la chica fue en lo peligroso de ese lugarpara una nena tan buenota como ella, porque no sólo no la podrían ver si lepasara algo, sino que tampoco oírla si gritaba, por el estridente música de dondeestaba el toro mecánico, que amenizaba el ambiente.
Sus hermosos ojosverdes poco a poco se habituaron a la oscuridad y unos dos minutos después yadistinguía más, apareciendo poco a poco ante sus ojos cosas que cuando llegó nolas veía, el sonido de los grillos la llenaba de paz y tranquilidad.
Ya más relajada lasensual jovencita, descansando sus oídos del escándalo de la feria y delbarullo de la gente, viendo que no le quedaba otra cosa que hacer más queesperar, se recargó en una rústica y pesada de madera que al parecer era de losmecánicos de la feria y servia para darle mantenimiento a las máquinas; lanena, poniendo sus brazos sobre la estructura, inclinó su cuerpo en escuadra ysu cabeza sobre sus manos subiendo una de sus piernas sobre una piedra queestaba en el piso, haciendo que la mini se le subiera un poco dejando ver esatorneada piernota un poco mas arriba, a continuación al descansar su cabeza ysus hombros sobre la parte superior de la , arqueó la espalda sobresaliendo aúnmás ese gran trasero, marcando aún más la curvatura de sus firmes y redondosglúteos lo que la hacía ver muy deseable.
Todo esto confiadaporque pensó que nadie la veía en ese solitario lugar, sólo que estabaequivocada, 4 pares de ojos que estaban ya habituados a la oscuridad detrás deella a unos 8 metros, en la parte todavía más oscura, ocultos, la mirabanatentamente, casi sin parpadear, con lujuria y deseo.
 La confiada nenabostezó y cerró sus ojos queriendo darse un pequeño descanso a tanto ajetreo,no percatándose de que estaban esos 4 pares de ojos que la veían atentamente enla oscuridad, libidinosamente viendo a esa hermosa criatura que tenía esedelicioso culo respingado y al tener su cuerpo en escuadra y sus piernas sinflexionar, la de por si muy corta mini se alzó un poco más, dejando a la vistade esos ojos que la escudriñaban en la oscuridad la descubierta parte baja desus redondas nalgas, y los dueños de esos ojos se recreaban la vista con eldelicioso espectáculo de la curvilínea chavita.
La nena de repente se levantóde su posición estirando los brazos hacia arriba y bostezando, volteando a vera sus espaldas, dando un grito de espanto al ver a 4 asquerosos y desarrapadosviejos muy cerca de ella a tan solo un metro, todos ellos con una edad promediono menos de 58 años, barrigones, arrugados y todos andrajosos y sucios porcomún denominador, la chica retrocedió unos pasos alertada por la presencia delos cuatro viejos.
–-Hay Dios mió peroque susto me acaban de dar, no los oí acercarse- dijo la jovencita a los viejosque estaban fascinados con ese par de nalgas de concurso y veían con lujuriacomo se traslucía el sexy bikini de la nena.
Estos viejos estabanvestidos con ese tipo de overoles de mezclilla que son pantalón abajo y arribasólo unos tirantes al hombro con el logotipo de la feria "atraccionesPegaso" llenos de grasa y playera también embarrada y oliendo muy fuerte asudor, estos señores eran mecánicos que se encargaban de armar los juegos de laferia y al estar todo funcionando bien se dedicaban a dar vueltas en la feria ya beber cerveza en cantidades industriales.
Había uno que alparecer era el jefe de todos ellos porque cargaba un radio de comunicaciónwalki talkie enganchado a su sebosa cintura, desde donde se oían lastransmisiones de la gente de la feria.
–-Ramírez…. Ramírez…Repórtatea base central cambio…. biiiiii
–-Aquí…. Ramírez……enterado ahorita voy para allá cambio"-….biiiii
El viejo le bajo elvolumen al radio mientras la curvilínea chiquilla notó que era un viejo muyhorrible, traía los tirantes del overol amarrados a su sebosa cintura, llevabauna playera sin mangas que dejaba apreciar unos grandes tatuajes de dragones alo largo de los peludos y sudados brazos, el cuello se veía claramente cómoestaba perlado de unas asquerosas verrugas y sobresalía del pecho una mata decanosos pelos.
Llevaba la camisa todatraspirada de sudor, su cara toda llena de arrugas, unas horribles y gruesaspatillas canosas que se juntaban con la abundante barba y los bigotes,haciéndolo ver más siniestro, la boca le sonrió a la curvilínea chiquillanotando ella la inexistencia de dientes y con partes de la encía de unrepulsivo color negro como si tuviera podrida esas zonas de la boca.
Y para terminar ladescripción de este lujurioso viejo, una alborotada mata de pelos sucios ycanosos en su cabeza, el viejo se acariciaba asquerosamente la peluda barrigapues tenía la playera a media barriga levantada, haciendo que Cielo Riveros lediera le diera un poco de asco al verlo tan cerca de ella y llegándole el tufoa sudor, ella sentía que ese sucio hombre le provocara rechazo y deducía que lomás seguro es que llevaba sin ducharse al menos cuatro días
Todo lo opuesto de CieloRiveros que era una chavita con una imagen limpia, fina, delicada, joven y muyhermosa, sin el más mínimo asomo de vulgaridad, además de noble y de buenossentimientos de ella emanaba siempre un agradable olor a pulcra limpieza.
Contrastabanenormemente era como querer comparar un cristalino rió de aguas limpias ypuras, con un caudal de aguas negras de un drenaje definitivamente nada quever.
A Cielo Riveros leresultaba un hombre repugnante de aspecto pero no dejo ver su rechazo hacia losviejos, disimuló el asco que le daban, el viejo no le contesto a la jovencita,estaba extasiado viendo el despampanante y juvenil cuerpo de la colegiala, larecorría de arriba abajo con la mirada y no disimulaba su morbo, deteniendo suvista en el escote del pecho donde se mostraban obscenamente sus manoseablespechos que parecían desbordarse por el generoso escote, firmes, redondos comounos melones y con unos delicados pezones que se marcaban claramente sobre ladelgada tela de la blusa, y las piernotas de la chica que sobre salían pordebajo de la corta minifalda, Cielo Riveros se había dado vuelta y estaba defrente a ellos.
Y después de unsilencio que a la colegiala se le hizo eterno por fin hablo el viejo con unavoz aguardentosa le dijo.
–-¿qué anda haciendouna nena tan rica por aquí solita?
Ella tratando dedominar su incomodidad por las descaradas miradas dijo:
–-Discúlpeme señorestoy esperando a mi compañera que fue al baño.
Cielo Riveros tratandode no dejar ver su creciente nerviosismo se agarraba su lacio y sedoso cabelloque le caía de lado tapándole permanentemente muy sensualmente uno de susbellos ojos verdes y se lo hacía para arriba solo para que en un momentovolviera a caer de nuevo en su ojo izquierdo.
Su voz sonó para losviejos dulce e inocente y lo que le gusto al viejo es ese trato de"usted" signo inequívoco de temor y respeto sin duda la cosa iba porbuen camino.
Don Pedro notaba quela colegiala tenía ese angelical y hermoso rostro de niña inocente ya que no leembarnecía su faz todavía, pero su cuerpo mostraba los atributos y lasredondeces de una exuberante mujer y pensaba -mira nada más qué chamaquita tansabrosa me vino a caer.
El viejo tomando lascosas con calma tomo su lata de cerveza que llevaba en la mano le dio un tragoy tiro la lata vacía al piso dando al mismo tiempo un asqueroso eructo yllevándose la percudida camisa a la boca para limpiársela.
Cielo Riveros hizo ungran esfuerzo para reprimir las arcadas de asco que le venían, todo erademasiado asqueroso para su pulcra educación y limpieza.
A continuación, elviejo destapando otra lata le pregunto.
–-Cómo te llamasricura.
–-Cof...cof… CieloRiveros señor… Cielo Riveros, tosía la nena tratando de reprimir las arcadas deasco que le venían.
–-Uumm, bonito nombrepara una nena tan rica, yo soy Pedro Ventura mamita.
Extendiéndole el sucioviejo su sudada mano, dudando un par de segundos la jovencita en darle la suyao no y al final cedió porque ante todo ella era una chica educada.
Casi se desmaya delasco al sentir sobre su fina y bien cuidada mano con una delicada manicure lapiel de las palmas de las mano del viejo toda pelada como si tuviese hongospero enseguida la retiro.
Los otros viejosestaban a unos 3 o 4 metros dejando que su jefe hiciera su lucha con laescultural jovencita y esperando que también les tocara algo.
–-¿Quiénes son ustedes?Preguntó un tanto temerosa Cielo Riveros al viejo, tratando de visualizar biende quiénes se trataba.
El viejo queriéndoselucir con la chamaca le dijo alardeando.
–-Somos los técnicosencargados de los aparatos de la feria mi reina, si no es por nosotros nadafuncionaría y no habría feria mamacita ¿cómo ves?
La nena aparte delasco que le daba ese asqueroso viejo, sentía una gran antipatía al ver sutosquedad, su prepotencia y su machismo que mostraba ese decrepito viejo.
Cielo Riveros sentíaque el ambiente se volvía cada ves más pesado y queriéndose despedir y salir deahí le dijo al viejo.
–-Buuuenoo don Pedrofue un placer conocerle, me tengo que ir a buscar a mi amiga.
Pero el viejo noestaba dispuesto a dejarla ir así de fácil nada más, con su enorme experienciaen mujeres ya había detectado en Cielo Riveros a una nenita ingenua, inocenteuna presa que no iba a dejar escapar así de fácil nada más y máxime que llevabameses sin tocar a una mujer, esto porque era un viejo feo, asqueroso y muyprepotente y todas las muchachas lo rechazaban.
 -De estasmamazotas no me caen todo los días tengo que llevármela allá atrás y meterle laverga, a esta chamaca que esta que se cae de buenota, pensaba el viejo.
Y mientras la chica sevolteo para tomar su bolso y retirarse, el viejo movió su seboso cuerpocerrándole el paso a la chica y diciéndole.
–-Por que te vasricura si la noche es joven y podemos pasarla bien divirtiéndonos, conozco unlugar donde se ve una vista espectacular de la ciudad halla detrás de loscampers si quieres vamos y lo compruebas por ti misma mi reina.
Ante las miradamorbosa de don Pedro que no apartaba la vista de las redondeces de esemanoseable cuerpo que a estas alturas sentía como lo enardecía de deseo soloque se contenía por que quería ir a la segura, llevar a la chamaca a un parajemas alejado y solitario y hacer de las suyas.
La veía esperandoansioso su respuesta y como también la brisa nocturna le revolvía el cabellohaciéndola ver más sensual.
La nena se quedo unossegundos callada con la vista hacia el suelo meditando su situación, ahíestaban esos viejos con no sabia que negras intenciones con ella, queriéndolallevar hasta atrás de los campers un lugar muy alejado y apartado, pero tambiénse dio cuenta que su situación no era muy segura que digamos.
Estaba en un lugar queaun que tenia a la vista la zona del toro mecánico que era lo ultimo de laferia, esos viejos si querían se la podrían llevar arrastras hacia lo profundodel terreno a una zona mas oscura y sin nadie que pudiera ayudarla.
Aquí por lo menospuedo salir corriendo hacia el toro mecánico y pedir ayuda si intentan hacermealgo pensaba, y es que también se sentía intimidada por ese viejo y tenia muchomiedo contrariarlo y a saber como reaccionaria.
En eso se oyó por laradio del viejo.
–- …… … reportarsecambio.
–-Aquí base cambio.
–-Necesitamos uno detus muchachos que vaya a reportarse con el contador Eduardo Medina en lagerencia.
–-Ok ahorita lo mandocambio y fuera.
El viejo dirigiéndosea sus subalternos dijo con voz autoritaria que intimido todavía más a la nena.
–-A ver tú, pinchéconcho.
–-Si señor dígame.
–-Vete para lagerencia, ya oíste y cuidadito con hacer una pendejada por que ya sabes cómo melas gasto.
Cielo Riveros veíatoda la escena y pensaba.
–-Este viejo se ve quees de los que no les puede uno decir que no, están acostumbrados a mandar y serobedecidos-- y le entró mucho temor y más cuando el viejo se volvió hacia ellaesperando su respuesta.
–-¿Entonces qué mireina? ¿vamos allá donde te dije? vas a ver qué bonita se ve la ciudad.
Cielo Riveros notabaclaramente cómo el viejo hacía esfuerzos para mantener la compostura, ladesnudaba con la mirada y sentía como si la toqueteara con los ojos eldegenerado.
–-Eeesteeee no lo creoseeññorr, mi amiiigaa vendráá pronto poor mi y sii no me encuentra me buscaráácon la policía.
Toda nerviosa le dijoy esperando una reacción violenta del viejo, pero no, para su buena suerte nopasó nada, el viejo le dijo.
–-Ok reina si noquieres no, pero por lo menos brinda con nosotros y te vas, ¡no nos vas a despreciar!-- extendiéndole el viejo una lata de cerveza.
Cielo Riveros sesentía angustiada porque ella no tomaba bebidas embriagantes y era la segundavez que iba a dar la contra al intimidante viejo.
– Cielo Riveros -Haydon Pedro, qué pena con usted… pero… yo no bebo.
Y por segunda vez rogóal cielo que ese viejo no reaccionara violentamente, estaba muy tensa esperandola respuesta del horrible viejo.
–-Sólo una y te puedesir- insistió el viejo volviéndole a extender la lata de cerveza ya destapadaque echaba espuma por la boquilla.
Cielo Riveros sesentía muy intimidada y de haber estado en sus manos hubiera accedido a lo quele pedían, pero el tomar licor o cerveza era algo más allá de sus fuerzas,definitivamente era algo que no aceptaría nunca por voluntad propia.
Y toda nerviosa lecontestó al viejo.
–-Si yo tomara esasbebidas don Pedro no me negaría a la que me ofrece usted, pero no puedo, deverdad gracias.
–-Ok dijo el viejo nohay problema, ya vi que no quieres, no insistiré más mi reina.
Y agarrando la cervezase la empino dándole un gran sorbo quedándole la barba y el bigote puercamentechorreándole del espumoso líquido.
La ingenua nena,creyendo que ya había pasado el peligro, pensaba retirarse de ahí, sentía laabrumadora necesidad de irse, diciéndole al viejo con muy evidente temor.
 –-Bueno donPedro ahora si me retiro, muchas gracias por todo.
–-Pero porque insistesen irte mamacita no puedes ser tan descortés, nos hemos portado bien contigo,le decía el viejo con la cara muy seria y en un tono intimidatorio comoregañando a la escultural jovencita.
–-No de verdad, ya sonlas 9:10 y me tengo que ir, suplicaba la rica chamaca.
El degenerado viejo leclavaba la mirada morbosamente al generoso escote que dejaba a la vista más dedos terceras partes de esos redondos senos y cómo se marcaban perfectamente enla delgada tela sus dos pezones erizados, por los nervios de la situación en laque estaba y también por que había empezado a descender la temperaturaambiental abruptamente, afectando a la nena por ir muy destapada.
El degenerado sentíaun enorme deseo que apenas y podía contener, de saborear esas exuberantescarnes de la adolescente, de mamarle esos turgentes senos sin años encima, debesar esos gruesos y deliciosos labios, de acariciar esos muslos y el perfectoy redondo trasero de la jovencita.
Cielo Riveros sintiócomo si el viejo le estuviera haciendo una radiografía, como si ese cerdo se laestuviera imaginando ya desnuda, eso hizo que sintiera en la cara un calorcillode vergüenza y tuvo que bajar la mirada avergonzada.
La chica no seequivocaba en su percepción pues eso era precisamente lo que pasaba por lamente de don Pedro, eso y otros pensamientos de índole más sádica.
El viejo, viéndoledescaradamente y morbosamente los redondos senos, le dijo autoritariamente
–-De ninguna maneramamacita, nos tienes que acompañar hasta que se acabe la cerveza.
Ella, resignada,aceptó y pensaba nada más que acaben estos viejos la cerveza me voy de estesolitario y horrible lugar, la culpa la tengo yo, quién me manda a metermeaquí, si Claudia me dijo que la esperara allá en el toro.
Muy inquieta jugabacon su celular mientras los vejetes tomaban como sedientos, en eso le llego unmensaje de Clau que le decía que todavía la esperara otros 15 minutos por quese habían quedado sin agua los baños y estaba por llegar una pipa, según leshabían dicho, para echarle a los baños.
Guardando su móvil ensu bolsa contaba desesperada cuántas latas faltaban para que se acabaran e irsede ahí donde la retenían.
Al fondo oía como elanimador del toro mecánico invitaba a las parejas a pasar al centro a bailarmientras le daban mantenimiento a la bestia mecánica.
Y volviendo la vista ala pista veía con alegría como las parejas bailaban animadamente, olvidándosepor un momento de su precaria situación, volteándose y dándoles la espalda alos viejos, quienes se regodeaban con las redondas y duras nalgotas y cómo semarcaba por sobre la delgada tela de la mini blanca el sensual y muy femeninobikini negro de encajes entallado que se amoldaba perfectamente en esasprotuberantes y portentosas nalgas, con extraordinaria claridad se le traslucíatodo, su bien formado trasero era una verdadera invitación al pecado, losviejos miraban con insistente procacidad sus enormes y deliciosas nalgas.
La gente, al fondo,bailaba alegremente a ritmo de música duranguense, muy animadamente y quecontagiaba, a la nena le dieron muchas ganas de estar allá, más cerca de dondese sentía el ambiente muy padre.
Pero sólo fueron 2 ó 3canciones que se oyeron porque en eso el animador interrumpió la bailaderadiciendo.
–-Bueno amigos pues eneste momento mientras arreglan el toro, unas chicas me han reclamado que nohemos puesto, desde que abrimos, música romántica ya que ellas quieren bailarcon sus novios y como el cliente manda, ¡a bailar se ha dicho! ¡échale mi dj!.
Y al ritmo del tema detitanic la pista las parejas de enamorados abrazados románticamente bailaban.
La chiquilla dio ungran suspiro y se acordó de su novio, anhelando en ese momento su presencia,cerrando sus ojos se imaginaba con él bailando románticamente esas baladas.
En eso oyó laaguardentosa voz del viejo diciéndole.
–-Mamita ven para acá,¿por qué no bailamos? - le propuso tendenciosamente don Pedro con cara deemoción.
Cielo Riveros sintióque el estómago le daba un vuelco del asco, de que ese viejo arrugado, feo,lleno de carnes flácidas y mal oliente quisiera bailar con ella y precisamentecuando las melodías eran baladas y tener que soportar su asquerosa cercanía, sumente y su cuerpo se negaban rotundamente acercarse a ese hombre en esascondiciones.
–-Yooo yooo don Pedrono noo puueedoo –toda nerviosa le contestó Cielo Riveros.
El viejo dándole unabocanada al cigarro que fumaba insistió.
–-¿Que pasó mi reina?si es sólo un baile, nada más- y presionándola le dijo tajantemente – miramuñequita he sido tolerante contigo, pero mi paciencia tiene límites y noquerrás conocerme encabronado.
Ella se acordó de queera la tercera vez que lo contradecía y al ver esa horrible cara con ese gestoduro y osco le infundió temor, no queriendo saber cómo reaccionaria si locontradecía por tercera vez.
Y terminó aceptando lainvitación, rogándole al cielo que pasara rápido el tiempo, pues ya queríasalir de ahí.
–-Estaa biiieeen donPedro bailaré con uusteed - dijo la nena toda tensa con la cara agachada yquedándose ahí parada esperando que el viejo tomara la iniciativa.
El rostro del horribleviejo no disimulaba el torbellino de pecaminosos deseos que le bullían en lamente –-je je je je vas a ver palomita qué rico lo pasaremos.
El viejo era deestatura media y Cielo Riveros al ser una chavita de una buena estatura, con1.60 más el tacón de sus botas, rebasaba los 1.65, para el viejo era excelenteporque él andaba por los 1.70, casi a su altura le quedaba la jovencita.
El viejo, no pudiendoesperar más para sentir ese cuerpo de infarto, tomó las manos de la nena y laspasó sobre sus hombros mientras que él dirigió sus manos a la desnuda, al airey sexy cintura de la colegiala; al poner las sucias y rasposas palmas de lasmanos sobre la suave piel de la chica sintió lo pequeña y perfecta que teníaesa parte de su anatomía, el tacto de sus manos directamente con su tersa ydesnuda piel de la jovencita hizo estragos en el degenerado, calentándolo aúnmás, pudo comprobar la suavidad y tersidad de su juvenil piel propia sólo deuna jovencita.
La atrajo contra sucuerpo toscamente, pegándola a él, la nena era un manojo de nervios, ladeliciosa proximidad de la niña produjo en él un efecto inmediato y su vergaempezó a levantarse.
Ella, con asco,comenzó a sentir en su entrepierna ese miembro duro y caliente y así pegadoscomo si fueran dos enamorados comenzaron a danzar suavemente al ritmo de laslentas baladas que se tocaban desde la zona del toro mecánico.
El viejo, sin dejar deverle descaradamente los redondos senos por tenerlos tan cerca, le pregunto.
–-¿y cuántos añostienes? mamacita.
–-18 señor, lerespondió con una voz temblorosa, esto porque el viejo sin ningún disimulo lerepellaba en su entrepierna su empalmada verga.
La bella adolescentese sentía muy incómoda por las descaradas repelladas del vejete a suentrepierna con esa empalmada verga, no sabía qué hacer ni cómo actuar antesemejante situación bochornosa, con una creciente timidez intentaba fingir queno se daba cuenta de la acción abusiva del vejete.
–-Pues si eres unajovencita muy hermosa y con un cuerpo muy sexy mamacita.
–-Graaaciiaassseeñoor—contestó Cielo Riveros toda nerviosa por el vulgar piropo, y sin poderlesostener la lujuriosa mirada bajaba sus ojos toda intimidada.
El viejo la observabacon lujuria contenida por las agradables sensaciones que sentía al tener esejuvenil y voluptuoso cuerpo de la curvilínea jovencita; estaba extasiado y noera para menos, ella veía con asco como le sonreía el asqueroso consatisfacción de tenerla en sus brazos.
–-¿Sabes? me parecesuna chica muy atractiva, estás buenísima, le dijo el viejo lujurioso.
 –-Gra….graciasdon Pedro, agradeciéndole al vejete el vulgar cumplido, sin atreverse a alzarla vista para verle a los ojos al viejo.
Por momentos el viejola apretujaba más contra él queriendo que esas embriagadoras sensaciones que lodesquiciaban no terminaran, su voz se hizo temblorosa y ronca, era evidente queapenas podía contener su emoción.
–-Qué rica estásmamacita, eres un forrazo como esas que salen en la tele- le decía, a la parque le daba una asquerosa lamida a la mejilla de la chiquilla.
La chica respondió aesto con una mueca de repugnancia a la vez que suplicaba.
–-Por favor… DonPedro, me ahoga, por favor… no me apriete tanto- pero el viejo lejos de hacercaso, la apretaba mas contra él mientras le acariciaba con esas manos peladasel breve talle de la nena, el viejo a pesar de la abrumadora calentura quesentía, tomaba las cosas con calma, disfrutando cada segundo de ese deliciosomomento y siguió con sus caricias en la cintura y la espalda desnuda, haciendoque a la chica le dieran cosquillitas en su sensible piel.

1 comentario - Cielo River-os mis aventuras sexuales con viejos 7

Dem_86
Se pone muy bueno, ya lo quiero seguir leyendo.
Una pregunta, el relato 5 y 6 son el mismo. Éste sería la parte 6 o falta uno? 🤔