La mujer del portero

Esto que les voy a relatar sucedió a mediados de los 80, donde no era tan fácil ponerla y había otras conductas sexuales.


Había comenzado la universidad y mis padres me habían alquilado un departamento en un edificio bastante viejo, pero cercano a la facultad donde concurriría.
Yo habitaba el segundo piso (no había ascensor en ese edificio) y pegado a las escaleras estaba la casa del portero de nombre Manuel, un tipo de más de 60 años que apenas podía moverse, quien vivía junto a su esposa -Carmen- de algunos pocos años menos... por lógica, cada vez que alguien subía hacia algún departamento, el portero o su esposa se enteraban.

Llevaba casi 3 meses viviendo allí y un viernes se me ocurrió juntarnos en casa con algunos compañeros de curso, por lo que estuvimos hasta bastante pasadas las 4 de la madrugada.
El sábado, cerca del mediodía, bajé para ir al supermercado, y cuando estaba por abrir la puerta de la recepción, doña Carmen me chistó, haciéndome señas que pasase a su casa.
Ni bien entré, cerró la puerta con llave y me indicó que me sentara.
Acercó una silla y se ubicó frente a mí.
empezó diciendo que si iba a organizar una juntada tenía que avisarles a ellos antes de hacerla, para que notificaran a los demás vecinos.
Su mano empezó a acariciar mi pierna mientras me decía que como yo vivía solo era mejor que no llevase chicas al departamento, para que no se interpretara mal... todo ésto mientras no dejaba de tocarme.
Mi pija había empezado a tomar nota, y a mis 18 años poco importaba a quién tenía enfrente.
hasta que su mano llegó a mi pija.
Me miraba fijamente sin hablar, su mano acariciaba y apretaba.
Me pidió que me bajase los pantalones.
Se acercó un poco más y comenzó a pajearme ...lo hacía muy lentamente.
Podía sentir su respiración algo agitada mientras no dejaba de pajearme.
Con su otra mano rozaba mis huevos.
Corría la piel bien hasta abajo, haciéndome doler.
Aumentaba el ritmo y se detenía de golpe para repetir el movimiento de descubrir la cabeza haciéndome doler.
Se lo dije.
-"... a vos te gusta ..es dolor y placer..." me contestó mirándome fijamente en todo momento.
Siguió con esa manera de pajearme por unos 10 minutos más.
Me agarré fuerte de la silla y notó que estaba por acabar. Tiró hacia abajo la piel y dejó que saltara el primer chorro de leche, para comenzar despacio la paja y hacerme terminar.
Se levantó a buscar un servilleta de papel y me limpió la pija.
Me dijo que me vistiese y que ya sabía que no podía llevar chicas al departamento.
Me despidió en la puerta y me fui al supermercado, todavía confuso por lo que había pasado.

Pasaron unos días y una tarde que volvía de clases me la encontré a doña Carmen.
Me saludó y me hizo señas que pasase a su casa... intuía lo que iba a pasar, pero nunca dudé en seguirla.
Volvió a pedirme que me siente y que me bajase el pantalón ...mi pija ya estaba dura.
Se sentó enfrente mío y la agarró, observándola y acariciándola de norte a sur.
Comenzó a jugar con mis huevos mientras bajaba y subía la piel sobre el tronco, con ese jueguito tan particular de tirármela hacia abajo provocándome dolor.
En 5 minutos ya me tenía listo ...esta vez tomé dominio de la situación y parándome frente a ella, le puse la pija cerca de su boca.
Doña Carmen lamió y besó mi pija ... puso sus labios apoyándolos sobre mi cabeza mientras no dejaba de pajearme.
El primer chorro quedó en la comisura, los otros fueron directos a su garganta.
Me ayudó a limpiarme, me vestí y me fui.

El Domingo volvía de una fiesta cerca de las 8 de la mañana y al entrar me crucé con Manuel, me dijo que se iba a misa y que después pasaba por la casa del hijo porque hacía rato que no o veía.
Esperé unos segundos y toque timbre en lo de doña Carmen. Tardó en atender, estaba acostada.
Entré sin pedir permiso y cerré la puerta con llave.
La vieja me miraba sorprendida, tenía puesto un vestido amplio, floreado ...
La tomé del brazo y la llevé la baño.
La giré y apoyó sus manos en el lavatorio, quedando de frente al espejo.
La abracé por detrás apretando sus tetas mientras le apoyaba la pija.
Agarró mi mano y la metió en su entrepierna, no tenía ropa interior.
Estaba totalmente mojada, era un río.
Levanté su vestido y empecé a refregarla la pija por todo el culo.
Me agaché un poco y metí mi pija de una ...se deslizó hasta el fondo.
Mis manos seguían estrujando sus tetas mientras la bombeaba sin pausa, doña Carmen jadeaba y daba pequeños grititos, mientras se miraba en el espejo.
Saqué la pija y empecé a pasársela por el culo, buscando su agujerito.
-"..por el culo no, por el culo no !!..."- gritó pero no muy convencida.
Me agaché un poco más y sentí que la apoyaba en su entrada, así que empujé y calzó la cabeza.
La vieja se paró en puntas de pie... afirmado en sus pechos volví a empujar, y entró por completo.
La cogí un buen rato y ella no paraba de mirarse al espejo mientras una de sus manos acariciaba mi cara.
Acabé un montón ...chorros y chorros.
La saqué y me limpié.
Doña Carmen se quedó quieta, con sus manos en el lavatorio y el vestido levantado en su cintura.

Durante la semana cogimos un par de veces, siempre en el baño y frente al espejo.
De vez en cuando, doña Carmen me visitaba en mi departamento, sobre todo a la siesta, cuando su marido descansaba.
El año que duró el contrato de alquiler fue el término de esa relación.
Nunca más volví al edificio.

3 comentarios - La mujer del portero

Akuma32
Golosa la vieja....