Niña de quince años

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NIÑA DE QUINCE AÑOS


Estuve muchísimo tiempo distanciada de Euge, mi mejor amiga, esa amiga confidente, hermana de la vida, al punto de no dirigirnos la palabra. Yo no lo quise ver en ese momento, le había pedido su opinión sobre un tema en particular y su respuesta no fue la que me hubiera gustado escuchar, esperaba una piadosa mentira a una cruda realidad.
En ese momento no pude digerirlo, solo me decía lo que yo ya sabía, pero Euge era mi amiga! se suponía que no debía juzgarme como sentí que me estaba juzgando. Ahora ya hicimos las paces, le pedí perdón como correspondía, pero tuve que tragar mucha saliva antes de hacerlo.
Estábamos en un bar, después de escucharme atentamente ella disparó

'Pero vos sos o te haces? ya no sos una niña de quince años, de verdad te creíste todo ese jueguito de la nenita? no me vengas con temas de la inocencia, o el amor, o cosas por el estilo. Sos una boluda, te portaste como una puta, conoces a los hombres, que esperabas?'

Me lastimó en ese momento, pero era cierto, había pasado los treinta y estaba grande para príncipes y princesas...


Estaba saliendo de una relación de pareja tortuosa, con demasiadas dificultades, me sentía vulnerable, en esos tiempos que aun duele el corazón y una empieza a replantearse muchas cosas, era ese momento en que una mujer se pone nuevamente en vidriera, en exposición, cuando sale de la zona de confort que le da una relación estable. Estaba en esos días en que una se mira al espejo como nunca antes se había mirado, cuando se cambia el corte de cabellos, el color, cuando empieza a tomar sol, cuando cambia su forma de vestir y se interna en el gimnasio más próximo. Y eran tiempos de empezar a conocer nuevamente todos los boliches y pubs de moda, de intentar que te presenten cada muchacho lindo que se cruce en tu camino. Quería dejar mi pasado atrás, quería blindarme contra el dolor, superarme y justamente dar la imagen de mujer superada.

Y entre tantos cambios tomé caminos equivocados, dejé de lado a mis verdaderas amistades, entre ellas a Euge, solo porque no daban en mi nuevo target, ese que pretendía mostrar, o al que pretendía pertenecer. Entre tantos cambios me asocié a un club demasiado costoso para mi bolsillo, pero necesitaba subirme a las burbujas del champagne, y ahí nació mi nuevo y falso círculo de amigas.
Era un club sobre la margen de la laguna que rodea mi pueblo, para gente con muchísimo dinero, yo trataba de sobresalir haciéndome la superada, con trajes de baños por demás de osados, teniendo treinta quería competir con la frescura de las de veinte y con el nivel de las de cuarenta, pero solo era una estúpida tratando de impresionar.

Reynaldo era uno de los tantos solterones acaudalados, ese tipo de plata al que muchas tontas como yo querían atrapar, aparentaba cuarenta, pisaba los cincuenta, empresario acaudalado, con uno de los yates más grandes y lujosos de los que había amarrados en el embarcadero, tenía su cuerpo muy trabajado y muy cuidado, prolijo, bronceado, siempre con gafas de sol, y sus cabellos con rubios artificiales sueltos al viento. Era un bohemio, un lobo solitario, un par de veces me insinué a sus ojos, pero yo no estaba en su radar, ni siquiera me registraba, ni mis curvas pulposas en un diminuto traje de baño fueron un anzuelo para semejante Poseidón

Pero me las arreglé para meterme en su mundo, tal vez por mi manía de pensar que las cosas siempre serían a mi manera y empecinarme en forzarlas.
Entre idas y vueltas, una mañana de verano, 'Rey', como lo llamaría, acortando su nombre original y dándole un motivo más para que creciera su ego, me invitaría a pasear en su majestuoso yate, solo él, solo yo.
Navegamos por toda la laguna de punta a punta, de un lado a otro, una vez, otra vez, fue muy rico, hasta romántico y bebimos champagne cuando caía el sol por el horizonte.
Hicimos el amor, desde mi punto de vista, y me había pegado una buena cogida desde el suyo.
Cuando el cielo estaba embebido en un negro profundo, con miles de puntos brillantes titilando por sobre nuestras cabezas, amarramos en la ladera del club, todo había terminado, pero solo se cerraba el primero de muchos capítulos.

Tendí mis redes, intenté atraparlo, le di todo para conseguirlo, demasiado. Reynaldo era contador y abogado, trabajaba en la Bolsa de Comercio y ganaba más billetes de lo que podía gastar, era un solterón que había tenido todas las mujeres que había querido tener y no quise ver que no habría un solo motivo por el cual él quisiera entablar una relación seria conmigo.
Sin embargo, estábamos juntos mucho tiempo, y solían vernos casi en pareja, me metí en medio de amistades y a todos él le decía que yo era su novia, era una mentira, él era así, solo se quería a sí mismo y lo peor de la historia, fue que yo misma me creí su mentira, preferí ese tonto juego de palabras a vivir la cruda realidad.

Poco después de las primeras salidas la relación pareció enfriarse, en el entorno de amistades todo eran sonrisas, pero en la cama ya le había dado todo lo que una mujer le podía dar, así que empecé a jugar con distintos disfraces y el de 'la nenita' fue el que mejor se me daba, a él le gustaba y me pedía que me disfrazara de nenita, que me hiciera dos colas en mis negros cabellos, que me hiciera la tontita, la inocente, y volvió a funcionar por un tiempo, él me tomaba fotos y yo hacía todas las poses que él me pidiera que hiciese.

Las cosas empezarían a torcerse poco después, cuando ese día subimos tres al yate, no me parecieron del todo normales, pero sabía que Marcelo era uno de sus tantos amigos y no supuse inconveniente alguno.
Después de navegar un rato, ellos estaban muy en cosas de hombres, hablando de negocios, de historias pasadas y de cosas en las cuales no me sentía partícipe, fui entonces a tomar un poco de sol sobre la cubierta del yate, casi desnuda, me gustaba mostrarme como pavo real y fingí ignorarlos.
Ellos tomaban algunas cervezas, y todo parecía ir bastante normal

En un punto perdido del lago Rey detuvo la marcha y largó ancla, el sol estaba muy arriba y era hora de comer algo, los vi escabullirse a ambos hacia el camarote inferior, suponiendo que prepararían el almuerzo.
Poco después sentí la vos de mi novio llamándome, bajé la escalerilla y al llegar al dormitorio donde ellos estaban, no pensé encontrarme con lo que me encontraría

Rey estaba sentado a un lado, bebiendo una cerveza en lata, sonriente, expectante, Marcelo, desnudo sobre la cama miraba con ansias todas las fotos que Rey me había tomado, con la verga dura, no entendí

Rey me dijo entonces que él compartía todo con sus amigos y que así era la situación, Marcelo siempre le decía que quería cogerme estaba enloquecido con mis fotos de nenita, y esta era la oportunidad.
Como una puta paga solo sonreí mientras me quitaba el traje de baño, ante la atenta mirada de ambos, Rey bebía un trago de cerveza, Marcelo me esperaba sobre la cama sobándose su rica verga.
Fui por él, nos besamos, apasionados, lo hacía sin perder el cuadro visual con mi amor, porque todo lo hacía para y por él
Rey me pidió que se la chupara, entonces me escabullí hacia abajo, entre sus piernas, su pija estaba dura, con una marcada curvatura hacia arriba y un glande rosado y circunciso.

Empecé a lamerla con cadencia, para que uno y otro me miraran como lo hacía, tratando de engullir su miembro, acariciando y besado sus bolas, era muy rico, sentí mojarme con la situación, mi Rey me quemaba con la mirada y se notaba en él una profunda erección
Fui por más, fui a cabalgar a Marcelo, pero dándole la espalda, con todo mi frente y mi concha abierta a los ojos de mi amor. Tomé esa pija entre mis dedos y me la metí profundo, acariciándome el clítoris mientras mi amante de turno llenaba sus manos con mis pechos, sentí morirme en hermosos orgasmos

Marcelo tomo la iniciativa y me tiró sobre el colchón boca abajo, siempre de manera de que mi rostro apuntara directo a Rey, se acomodó sobre mis nalgas y el muy bastardo me la metió por el culo, me mordí los labios, dolió un poco, pero entró sin mayores problemas, y gozaba con toda la situación, uno me rompía el trasero, el otro observaba y yo era la reina privilegiada del lugar
Me sodomizó por unos buenos minutos, el placer me embriagaba, me hacía gemir y me costaba poder mirar a mi amor, es que era demasiado rico y solo me dejaba llevar, Rey, a un metro de donde estábamos se había desnudado y se masturbaba muy rico y solo hacía que deseara su verga.

Marcelo salió de repente, aun yo estaba en cuatro, el vino por mi espalda, me tomó los cabellos con una mano y me obligó a girar la cabeza, como apuntando el techo, muy cerca mío, estaba su verga dura y el terminaba de masturbarse con su mano libe, a escasos centímetros de mi rostro.
Abrí la boca para recibirlo, su líquido blanco y pegajoso empezó a chorrear por efecto de la gravedad, recibí una buena cantidad en mi boca, en mis labios, pero también regó mis pómulos, mi nariz, mis cabellos, y parte fua sobre las sábanas.

Rey dejó su postura pasiva, vino a mi lado, me recostó boca arriba y enterró su verga entre mis tetas, usé mis manos para cerrar mis pechos, envolviendo su miembro duro, empezó a moverse, mirándome fijo, noté que lo excitaba demasiado mi rostro embebido en semen, cada vez que avanzaba estiraba mi boca para lamerle el glande.
Estaba tan caliente por todo lo visto que no tardó en venirse, fue como un tornado de leche, ensuciado mis pechos, mi cuello, mi rostro, mis labios, al punto de no poder evitar tentarme de risa, es que solo me ametrallaba una y otra vez

Luego, después de todo lo rico, vendrían las alarmas de la situación que me negaba a asumir, ellos, volvieron a cubierta, desentendidos, hablando de cualquier cosa menos de lo que habíamos vivido, y me quedé sola limpiándome, me sentí como un preservativo usado que ya no era útil.
Pero eso no sería todo, por la tarde, Marcelo, con la complicidad de Rey, me volvería a coger en dos veces diferentes, a su entero placer, solo que, en esas dos oportunidades, mi Rey se desentendió de todo el asunto, como si nada le importara de lo que hiciera su amigo conmigo.

Cuando tocamos tierra preferí acomodar las cosas en mi cabeza a mi conveniencia, tal vez así fuera el amor de mi Rey, tal vez...

Las cosas iban cambiando más rápido de lo que podía digerir, la historia secreta de ese día no fue tan secreta, Rey y Marcelo se encargaron de divulgarla en todo su entorno de amistades, con lujo de detalles, y pronto vieron en mi la putita que era fácil llevarse a la cama, y yo no hacía nada por cambiar el curso de la historia, por el contrario, me seguía mostrando puta, me vestía como puta, me insinuaba como puta, y si yo no era la primera en respetarme no podía exigir que terceros me respeten.


Niña de quince años


Poco después asistiríamos a una fiesta, era una fiesta nocturna, esas con música, bebidas y por supuesto, sexo. Eso era muy normal en el ambiente de Reynaldo, Marcelo y sus otras amistades, ya había ido en otras ocasiones, solo un par de veces, pero lo suficiente para entender cuál era el formato, si bien, nunca había terminado en la cama, pues era normal que hubiera pasado

Esa noche estaba muy bonita, muy llamativa, con un vestido rojo muy ajustado, con la forma superior armada de manera que remarcaba mi busto, por la espalda tenía cientos de breteles cruzados que se me hacía casi imposible de acomodar, pero era muy erótico, por debajo se pegaba a mis caderas terminando en el nacimiento de mis glúteos, justo por donde empezaban mis piernas, que con el bronceado de verano se me antojó lucirlas sin medias, solo tenía una less diminuta, zapatos brillantes, negros, en estilo de botitas y un moño rojo adornando mis cabellos
Daba una imagen entre sensual, provocativa y puta al mismo tiempo

Ya en el lugar, trataba de no despegarme del brazo de Rey, sabía que las cosas no estaban bien y temía perderlo, hablábamos con unos y con otros, y cada vez que algún hombre me miraba el enredo con Marcelo se hacía presente en mi mente.
Eran cerca de las cuatro de la mañana, en esas palabras cómplices, entre copas y seducciones veladas, Marco y Gustavo se nos habían pegado, dos cincuentones ricachones amigos de Rey, que obviamente estaban al tanto de todo
Mi novio sería permisivo, y hasta noté que él me estaba sacando de su lado, me dejó saber que fuera un rato por ahí con los muchachos, cosas normales de una fiesta me dijo.

Fingí ser ingenua, pero en minutos estábamos los tres en una habitación, Gustavo, Marco y yo, no sabía cómo había llegado ahí, paro sabía cómo saldría.
Ellos hablaban con lujos de detalles de lo sucedido en el camarote esa tarde, sabían todo sobre Marcelo, sobre Rey y lo peor, sobre mí.
Me besaron profundo, uno, otro, y me dejé besar, me gustó me excité
Me recostaron sobre la cama, naturalmente mi vestido se levantó para que mi vagina apenas cubierta por la tanga queda expuesta, Marco fue entre ellas, la corrió y empezó a chupármela riquísimo, muy dulce, muy lento, sorbiendo mis jugos que todo estaban empapando, Gustavo me sorprendió al otro lado incrustando su verga en mi boca, profundo, muy profundo y, me derretía entre el sexo oral que recibía y el que daba, sentí orgasmos, sentí placer por doble partida.

Gustavo entonces terminó de desnudarse, se recostó a mi lado y esperó a que lo cabalgase, así lo hice, solo me levantaron el vestido a la cintura y haciendo la tanga a un lado me comí toda su rica verga, que diablos, no podía evitarlo!
Marco vino por detrás, algo comentó de lo puta que era, de Marcelo, de Reynaldo y me dejó saber que me la metería por el culo
Me quedé quieta, me dejé penetrar y su sexo caliente me invadió por detrás, uno por cada lado, muy rico, gemía como perra, entregada, aprisionada por ambos lados.
De repente reaccioné, no tenían preservativos, y no podía bajar de la habitación toda chorreada de leche, así que les pedí que lo hicieran en mi boca.

Uno a cada lado se pajearon, mientras yo, arrodillada en el piso esperaba el final
Marco se vino primero, envolví mis labios en su glande y sentí una catarata de semen bajando por mi garganta, luego fue el turno de Gustavo, son un sabor diferente, pero no menos potente.
Me incorporé, nos reímos, en verdad yo me reía por fuera, pero por dentro ya me sentía humillada y usada, y toda esa leche que terminaba de tragar empezaba a repugnarme
Me acomodé la tanga, me acomodé el vestido, el maquillaje y el peinado y empezaría el principio del fin

Al bajar de la planta alta, aun sentía el amargor meloso de mi boca, en mi esófago, y no podía quitármelo por más que tragara saliva. Rey estaba ajeno a mí, ignorándome, con una copa en una mano, y con una rubia tomada por la cintura con su otra mano, me quise morir, yo era linda, ella era hermosa, yo era alta, ella era muy alta, la perfección de mi vestido hacía que yo me viera bien, la perfección de sus curvas hacía que su vestido se viera bien.
Tragué saliva, trague mi orgullo, trague mi bronca.

Y poco a poco me sentí más y más relegada, el brillo de los primeros días rápidamente se fue opacando, y ese día las cosas llegarían a un punto sin retorno.
Al llegar al embarcadero para salir a navegar, él no estaba solo, fue una sorpresa, sino que lo acompañaban tres doncellas, entre ellas, la rubia de la noche de la fiesta, la que tanto me había incomodado, y me quedé perpleja al verla en un traje de baño naranja flúo que se me hacía perfecto, todo era alegría, todo era festejo, y asumí que en la cabeza de Rey yo era una más, una de las tantas, un reemplazo.
Con cara de pocas amigas subí al yate y Rey puso destino a la nada misma, ellas pusieron música y a medida que nos alejábamos de la costa fueron subiendo el volumen.
El espectáculo resultaría tal cual lo había imaginado, en medio de la laguna, lejos del mundo, las tres perras bailaban muy juntas, muy putas, tocándose, riéndose, besándose entre ellas, compartiendo bebidas, todo show para Reynaldo.

La rubia en un momento, soltó la parte superior de su traje de baño, sus tetas eran envidiablemente perfectas, y además, eran naturales, ella tenía una botella de vodka y dejó correr la bebida por ellas, para que las otras dos se las chuparan, a izquierda y derecha.
Era obvio que ninguna de las tres eran lesbianas, solo eran putas que jugaban el juego que a Rey le gustaba que jugasen
Rey a todo esto, notó mi distanciamiento y que yo no era parte, vino por mí, me negué, pero el insistió y me llevó con las chicas, no quería, pero no podía resistirme y en minutos me encontré chupándole la concha a una y a otra, en especial a la rubia que tato odiaba, su concha gorda llena de vodka

Terminaría ebria, perdida, revolcándome en el camarote con Rey y las tres chicas, no sé, tengo recuerdos muy vagos, puesto que el alcohol me había hecho perder el control, estuvimos cogiendo por mucho tiempo, en algún momento le chupábamos la pija entre tres y el besaba a la cuarta, en algún momento fueron solo juegos entre chicas, en algún momento lamía un culito y la verga al mismo tiempo, en algún momento le hacía el culo a la rubia y yo esperaba mi turno para chupársela, en algún momento me filmaron con un celular, y en algún momento fue mi turno de filmar a todo ese puterío
Lo había disfrutado, era cierto, pero esa no era yo, o lo que pretendía ser.

Antes de tocar tierra, en algún momento ya de cordura, la rubia se me acercó, por cierto, se hacía llamar Nataly, aunque dudo que fuera su nombre real, me preguntó si 'yo era la nueva', puesto que así era la vida de Rey, todas chicas, todas putas, todas novias.

Y si, para él todas eran 'sus novias' y las cosas nunca cambiarían, discutimos tiempo después, volví a ser yo, abandoné el personaje de mujer superada y salió a la luz mi lado débil y herido, terminamos de la peor manera, yo lloraba como una chiquilla, el reía con sarcasmo, fue mi culpa de creerme un cuento de hadas que nunca existió

Cerré esa etapa de mi vida y volví a ser yo, la tonta, la estúpida. Agarré mi viaja agenda, la que tenía abandonada en algún rincón y empecé a leer al azar mis contactos, caí al pasar en el de mi mejor amiga, en mi hermana del alma, Eugenia, suspiré, la tenía que llamar, le tenía que pedir perdón, tenía tanto que contarle...


Si te gustó la historia puedes escribirme con título NIÑA DE QUINCE AÑOS a dulces.placeres@live.com

1 comentario - Niña de quince años

cargffa +1
Título engañoso pero me gustó la historia
dulces-placeres +1
Ja ja. Si la historia iba x otro lado no lo hubiera podido publicar
cargffa +1
@dulces-placeres que lastima me encantaría una historia prohibida,pásate x mis post y Lee la de Katy.