Dotado

Cuando tenía 21 años descubrí que tenía la pija realmente grande, de veintitres centímetros de largo por casi seis de diámetro. Para ese entonces había tenido sexo solo con dos mujeres, mi primera novia Celina y la segunda: Liliana. Ambas eran vírgenes, sabía que les había dolido la primera vez pero consideraba eso normal.
Para la época en que esto sucedía el internet todavía no se había masificado (yo iba al cyber todavía) y nunca fui una persona muy aficionada a la pornografía, tampoco había visto muchas vergas en mi vida, pero todas las que había visto eran más chicas que la mía.
Siempre para coger había tenido que ponerme de novio por que por otros medios nunca tuve suerte con las mujeres, en cambio, buscando conexiones emocionales me iba mejor. Sentía que podía enamorarlas y ahí es cuando prácticamente ellas me cogían a mí, por más vírgenes que fueran. Siempre me empujaron a tener sexo mis novias porque yo era bastante tímido y no me atrevía a dar el primer paso.
Buscar sexo de otro modo me era imposible, me rechazaban sin ningún esfuerzo aparente, nunca fui feo, pero tampoco era el estereotipo de lo que las mujeres desean. En las décadas del 2000 y 2010 que es cuando yo tenía entre 14 y 23 años, la edad donde más frecuente se hace tener una vida sexual activa, las mujeres tenían como modelo a los tipos altos, carilindos, sugerentemente bien vestidos y yo nunca tuve dinero, ni facha, era un tipo normal, con altura normal, con pocas luces más allá de ser un tipo sensible, amante de los animales, comprometido con el mundo a mi modo, buen amigo, buen hijo, buen hermano y por consiguiente gran novio, pero creo que la mayoría de las chicas prefieren prescindir de ese tipo de virtudes por otras más superficiales, pero no las culpo, nunca me resentí porque no me eligieran, siempre pensé que todos queríamos cogernos el cuerpo más estético que tengamos a mano. Además sé que hay impulsos biológicos e instintos animales que nos inclinan a sentir mayor apetito sexual por determinados ejemplares. La vida es un gran National Geographic.
Celina, mi primera novia me había dejado por que era bastante posesivo, y muchas veces amenazaba con terminar la relación cada vez que la veía con otros hombres, o salía a bailar, actividades típicas de adolescentes de 16 años como teníamos. Pero no me sentía lo suficientemente hombre como para estar seguro de la relación. Si bien nunca fui violento, ni nada por el estilo, ni siquiera tenía personalidad para serlo, sólo amenazaba con dejarla, hasta que ella se cansó y me terminó dejando a mí. A mediados de los dos mil no teníamos tanta información acerca de lo que era una relación tóxica, pero a mi me hubiese venido bien ir a terapia y tratar mis miedos e inseguridades aunque luego se fueron resolviendo por las malas y a los golpes, como aprendemos a veces en la vida en momentos en que no tenemos a nadie, y a decir verdad, nunca tuve mucha compañía ni una guía fiable que me acompañara, dado que mi padre había fallecido en mi infancia temprana y mi madre se ocupaba de mantener la casa y a la vez traer sustento. Hoy somos amigos con Celi, como hermanos, es mi primera novia, con la que tuve mi primera vez y siempre la voy a recordar con cariño, ella se ríe mucho de los celos que tenía por ese entonces.
Con Liliana en cambio, las cosas fueron distintas, yo tenía 24 para ese entonces y estaba terminando la carrera de ciencias económicas, pero para poder costear los gastos trabajaba en un aserradero, Liliana sentía que tener un novio que cortaba madera para ganarse un salario magro no era suficiente. Me acusaba de tener pocas expectativas en la vida y me dejó. Nunca corté del todo el contacto con ella, pero no la recuerdo con tanto afecto, era una mina fría y manipuladora que buscaba satisfaces sus standares y hubiese entregado a sus padres con tal de tener bienes materiales.
En mis largos veintitrés (años, no centímetros) me pasaron dos cosas que cambiaron para siempre mi percepción de mi mismo y de mi mismo respecto de las mujeres.
El primer desencadenante aconteció jugando un partido de fútbol con mis compañeros de la facu en un torneo inter universitario. Al finalizar el partido en el vestuario me empezaron a “gastar” porque decían que tenía una manguera entre las piernas, que era un burro, que me la tenía que atar para poder jugar y que no me rompa la rodilla y todo ese tipo de gracejos. En su momento no supe responder, me dio bastante pudor y me arrepentí de haberme dejado ver. La timidez que siempre había sido inherente a mi personalidad aún seguía ahí.
A las pocas semanas en los pasillos de la facultad me di cuenta que a pesar de ser un tipo normal, algunas compañeras de curso con las que había tenido mínimas charlas y un contacto bastante reticente, me empezaron a tratar con sumo respeto y hasta con cierta cuota no sé si de interés pero si de curiosidad.
El segundo hecho fue conocer a Raymundo, hasta ahora el mejor amigo que tuve jamás, nunca coincidimos en nada, yo era un estudiante con cierto aire progresista, gnóstico y odiaba toda actitud machista por que había sido criado por mujeres y tendía pronunciadamente a cuidar a sobreprotegerlas en cualquier ámbito y discusión, Ray era todo lo contrario, conservador, católico y machista y hasta misógino diría (en rigor de verdad), pero absolutamente con un tenor humorístico, el hubiese sido incapaz de lastimar a nadie. Ray falleció hace unos años, por eso cuento esto con cierta alegría, también para recordarlo con cierta nostalgia y cariño.
Supongo que lo que permitió nuestra amistad fue que ninguno de los dos tanto en lo político, religioso, moral éramos de ideas radicales, más bien éramos una oda a la moderación.
Nos habíamos conocido en el examen para sacar el carnet de conducir, hablamos un rato y nos hicimos amigos para siempre. Lo primero que dijo fue
─mirá el culo que tiene esa puta. Como se lo cogería, tiene una carita de que le gusta
─Si, linda chica.
Y así continuó la charla, Ray me decía que las mujeres eran todas putas en el fondo, y que todas o la gran mayoría lo que buscaba era que se las cogieran como putas. Todo lo demás venía por añadidura. Como ser buena pareja, llevarlas al cine, etc. El secreto era hacerles bien el culo y mostrarles quien manda.
Decía que con la pija que tenía no podía ser que no cogiera que el feo y pelado como era, nunca había tenido problemas porque también tenía una pija enorme.
Mi primera interacción luego de todas éstas lecciones divertidas de las cuales no estaba muy convencido se dio cuando hablaba con Mariana, una amiga del barrio por MSN Messenger que era lo que usábamos por ese entonces.
Ella se reía y me decía que su ex Daniel era “manicero” y que se hacía el macho pero que tenía “micropene”, en fin, todo era un monólogo acerca del tamaño del miembro de los pibes que le tiraban onda o habían salido con ella. Entonces me acordé lo que me había dicho Ray y le dije
─Bueno Mari, no todos pueden tenerla tan grande como yo.
No era de tirar éste tipo de indirectas, pero algo en mi interior me había animado. Sentía que me estaba transformando en otro. Mientras la veía por webcam noté que sus mejillas comenzaban a sonrojarse y de ser la chica más verborrágica del mundo se había quedado totalmente en silencio por varios segundos.
─ Jaja, que mentiroso que sos. Seguro la tenés chiquita igual que Dani.
─Naah, es grande. Si querés te la puedo mostrar cuando quieras.
─¿En serio? Pero no ahora, estoy en un cyber.
─Si Mari, ¿Qué sentido tendría mentirte? Te digo un número 26x6.
Entonces me dijo algo que fue totalmente inesperado y lo último que hubiese imaginado leer o escuchar de la boca de una chica que me había “friendzoneado” toda la vida.
─ No sé si es broma o qué, pero si es verdad, quiero. Quiero probar eso.
Hasta hoy, en mis treintas nunca se me borraron de la cabeza esas tres palabras: “quiero probar eso”.
A la semana quedamos en mi casa, todavía vivía con mi vieja pero ella laburaba y mis hermanas no estaban, nos tiramos en el sofá y pusimos en el dvd “El Retorno del Rey”. Mari se fue acercando de a poquito, y me puso la mano en el muslo, sin sacarla nunca de ahí.
Mientras la peli seguía reproduciéndose me empezó a sobar la pija adentro del pantalón. A medida que se fue poniendo dura se notaba que se iba convenciendo de que no le había mentido.
─ ¿La puedo sacar? ─me preguntó con una voz super femenina y delicada.
─Si Mari. ─le dije hecho un pelotudo, el shock que tenía me hacía sentir un mareo total que me enajenaba totalmente e impedía que diese cualquier respuesta coherente. Jamás hubiese imaginado que una escena tan porno se podía dar en la vida real.
Con mucha dulzura y cuidado me desprendió botón de la bermuda y bajó el cierre, tiró un poquito hacia abajo y quedó el pantalón en las rodillas. Después metió la mano por el bóxer y la agarró con mucha suavidad, se demoro tocándola con los dedos como si fuese un teclado intentando gozar el momento y alargarlo lo más posible. Finalmente la sacó y me miró y me dijo.
─Nunca había visto una pija tan grande. ¿Sos un caballo!. ¡¿Por que no me dijiste antes que tenías esto?!
─¿Te puedo pajear un poquito? Tenés la cabeza mojada.
─No preguntes, hacé lo quieras.
Me pajeo un par de minutos y después ligeramente se arrodilló se la metió adentro de la boca, estuvo un rato subiendo y bajando. Era todo muy porno, no había lamiditas, picos, ni nada parecido. Era un pete salvaje, de a ratos se ahogaba ella misma tragándosela y tosía pero me miraba y retomaba el trabajo.
Me agarraba la mano y la ponía atrás de su cabeza para que acompañara el vaivén, me miraba a los ojos y me preguntaba “si me gustaba hacerme chupar la pija”. Era obvio que por más que yo tuviera veinte y tantos tenía mentalidad de 14 dada mi poca experiencia sexual. Hoy creo que hubiese actuado distinto.
Después de un rato mamando y mamando, quizás más de quince minutos furiosos donde no se detuvo un solo segundo me pidió que le diera la leche, que se quería tomar todo. Esas palabras me excitaron tanto que no pude durar un momento mas y acabé todo adentro de su garganta, tragó los primeros chorros y con los últimos le fue imposible por la cantidad, era prácticamente un vaso descartable lleno de semen. Tanto que se le escapaba por la comisura de la boca. Pero en ese momento comenzó a juntar la leche con las manos y relamerse y chuparse los dedos. Después de que se limpió toda la cara relamiéndose como una gata y terminó de limpiarse los dedos sorbiendo todo el liquido vio que había semen en mi camisa y lo fue recogiendo. Lo más extremo que hizo fue lamer el piso donde habían un par de gotas.
─Disculpá es que a mí la lechita me encanta, y pierdo el sentido cuando me pongo en perra lechera.
En ese momento llegó mi vieja, mientras escuchábamos la llave me ponía la ropa y ella tomaba un vaso de agua. No le hizo falta una servilleta porque sencillamente no había leche que limpiar,toda estaba dentro de su panza.
Seguimos viendo la peli como si no hubiera pasado nada, después pedimos una pizza con agua tónica y cuando se hizo tarde la pasaron a buscar. El padre tocaba bocina en mi casa, entonces me miró y me dijo.
─Me tengo que ir. Gracias por la pizza, la peli y la leche. Estuvo todo muy bueno y rico. Nos estamos hablando.
Y ésta es la historia de cómo descubrí que aunque fuese un tipo normal y con pocas habilidades, habían muchísimas minas que sentían un magnetismo muy extraño por las pijas grandes. Y que tener una pija descomunal era un portal hacía una vida sexual mucho más divertida.
Sin auto, sin ropa cara y sin medir uno ochenta había logrado que una mina me chupara la pija de una forma tremendamente morbosa, que creo estar seguro no hubiese sucedido nunca del mismo modos con una pija promedio. Creo que la felicidad se construye de momentos, y ese fue un momento donde me sentí pleno como muy pocas veces en mi vida, y al mismo tiempo aprendí a valorar el presente y aceptarme genuinamente.

2 comentarios - Dotado

nobanp +2
Señor Pool yo también quiero vivir ese sueño 😔 lastima ser alguien del promedio
perroandante
Hola para no te desanimes, más allá de lo que cuenta él y está muy bueno xq no cuenta sexos cuenta la vida misma. Hay una moda que las mimas hablan de penes grandes y la verdad que muchas se asustan y te dejan en caliente y pajeandote.
perroandante +1
@christostoichkov ellas hablan de penes grandes y el resto no sirve y muchas veces se lo dicen al chico que queda averiado. Pero nadie les dice yo no tengo pene chico vos tenes vagina grande por eso no la sentis. Ojo chicos con eso.
christostoichkov
Gracias por comentar
metalchono
Qué buena reflexión. Había leído el título un par de días atrás y me llamó la atención el comienzo. Supongo que va en eso. También me he dado cuenta que algunas mujeres tienen complejos con papás y tu forma de ser al principio se acopla a eso.
christostoichkov
Gracias por comentar! No sé si entendí, vos decís que la fijación por las pijas grandes de las mujeres tiene que ver con complejos con los padres, o ausencias paternas y cosas por el estilo. Soy hombre por las dudas je
metalchono +1
@christostoichkov no me refería a eso. Alrededor de los 30, algunas mujeres desarrollan un complejo de papá que se parece a la personalidad de tipo bueno que decías al principio. Lo de la pija, eso es un bonus.
christostoichkov
ahh, claro, si coincido totalmente