Aprovechándome de la Infidelidad de mi Esposa

Un viernes por la noche Jake está sentado mirando la televisión, muy concentrado en el programa en apariencia, pero en realidad esta recordando con mucha repugnancia aquel momento vivido el día anterior.

Jake tiene 34 años, trabaja como contador público en una importante empresa, es un hombre alto, de piel blanca, de cabello lacio y negro, sin barba, un poco llenito pero no obeso, bastante velludo y una verga de tamaño promedio pero gruesa como para tener satisfecha a su mujer, o al menos eso pensaba él.

El día anterior por cosas del destino se tuvo que salir temprano de su trabajo, pensó en avisarle a Eliza su esposa, pero prefirió darle la sorpresa. Él la había conocido 14 años atrás, en una fiesta organizada por sus amigos, en ese entonces Jake se quedó prendado de ella.

Era una rubia espectacular, con un cuerpo bastante atractivo, grandes senos, un culito levantado y sin nada de sobrepeso. En ese entonces Jake, estaba en su mejor apariencia, era delgado con su cabello lacio y negro, y su verga era un tamaño promedio pero se paraba con mucha facilidad cuando tenía ante sus ojos a una mujer muy guapa.

Duraron tres años de novios, se casaron y tuvieron 1 hijo (niña), hoy ella tiene 11.

María ya de 30 años, aunque también un poco más llenita, sigue teniendo esos atractivos senos que tanto excitaban a su marido, esos ojos con pestañas enchinadas que la mostraban más atractiva y con un aire inocente, su cabello seguía siendo largo y abundante y su coñito lo suficientemente peludito y sabroso como para darle una buena mamada.

Jake ama profundamente a su mujer, nunca le había sido infiel con nadie, aunque algunas veces asistía a despedidas de soltero de algunos compañeros de trabajo, jamás tuvo ningún contacto con esas chicas, más que deleitarse la pupila y una que otra erección que se marcaba en su ajustado pantalón de mezclilla pero que desaparecía con una buena paja o al volver a casa y hacer el amor con su mujer.

Pero ahora todo había cambiado, esa tarde llegó a casa de manera silenciosa, llevaba un ramo grande de rosas rojas para su mujer, acompañado de una tarjeta que decía:

"TE AMO ELIZA, SIEMPRE TUYO JAKE" ya que él solía darle pequeños detalles muy a menudo para conservar vivo el romanticismo en su matrimonio y demostrarle que ella era la única mujer que realmente había amado en toda su vida.

Caminó por la sala, la cocina, la lavandería e incluso el patio trasero (haber si estaba en la piscina), buscando a su mujer sin llamarla, hasta que cayó en la cuenta de que probablemente estaría tomando la siesta en la recámara matrimonial.

"Voy a entrar de manera silenciosa, colocaré las flores con la tarjeta en la mesita de noche, le daré un suave beso en sus bellos labios y le prepararé su platillo favorito para tenérselo listo en cuanto despierte".

Pensó para sí mismo, imaginando lo contenta que se pondría su mujer y como después de aquella comida, se irían ambos a la cama a descargar toda la pasión contenida, ella le daría una buena mamada en su rica verga y él la penetraría tanto por su húmedo coñito.

Al aproximarse a la habitación, miró la puerta entreabierta y comenzó a escuchar unos leves gemidos, Jake desconcertado se asoma disimuladamente, lo que llega a mirar lo dejó helado del espanto, se retira sorprendido y maldiciendo a su mujer y la hora en que se mostró tan complaciente, romántico y caballeroso con ella.

"Es algo que le excita a tantos machos" pensaba para sí esa noche frente al televisor.

"Muchos de mis compañeros de trabajo ven porno de esas y se la jalan mirándolas, es más reconozco que en circunstancias diferentes y si hubiera sido otra persona probablemente si se me habría parado la verga… ¡pero es mi mujer y yo que tanto la amo! ¡Como pudo hacerme esto!"

Volviendo a la noche frente al televisor "Mi amor ¿qué tienes?" le comenta Eliza a su esposo al mirarlo frente al televisor, éste sigue con la mirada pérdida, voltea a ver a su mujer, desea reclamarle su conducta, pero se contiene.

"Anda vente a cenar" se inclina la mujer y le planta un suave beso en la boca a su marido, éste siente repugnancia al recibirlo, solo le dice:

"Ya voy ahora" en el fondo piensa:

"Pinche vieja puta, ¡es una hipócrita la cabrona! ¡pero ya me las pagará la mendiga! No le voy a reprochar su acción por ahora ¡pero me vengaré de ella! ¡esa perra sabrá lo que se siente ser vilmente humillado!".

Sus palabras están llenas de un rencor inmenso. Aún recuerda vívidamente lo que observó.

Su mujer estaba acostada boca abajo, enseñando su atractivo trasero, mientras encima de ella estaba otra mujer, como de su misma edad metiéndole un consolador en su culito, Jake alcanzó a escuchar lo que su mujer murmuraba, más le hubiera válido quedarse callada.

"Oooh síiii Adriana! ¡Aaahhhh amor mío! ¡Chiquita hermosa! Me encanta que tu me des lo que no dejo que mi marido de"

Las palabras de Eliza denotaban un enorme placer y excitación, Jake sentía como le hervía la sangre y deseaba que la tierra se lo tragara, Eliza siempre se negaba de plano a experimentar el sexo anal.

"¡Adriana!" Jake cayó en la cuenta de que esa mujer es la amiga íntima de su esposa, ambas se conocen desde que estudiaban en la preparatoria y siempre han ido juntas a muchas reuniones, fiestas y demás eventos.

"No sabía que las pendejas eran tan intimas ¡pinches putas!" piensa Jake lleno de una rabia inmensa hacia su mujer y la amante de ella, mientras saca su celular para grabar lo que esta viendo.

Ahora ambas mujeres están fundidas en un largo y profundo beso, frotándose mutuamente sus senos, de repente Adriana detiene los apasionados besos que le regala a Eliza y comienza a darle una buena mamada al húmedo coñito de ésta.

"¡Oooh Síiii Adriana! ¡Aaaahhh mamita! Tu mamas mucho mejor mi coñito que Jake, nada me da más placer que otra mujer me chupe mi clítoris, solo tú mi mujercita, solo tú que eres del sexo femenino sabes verdaderamente como excitar a una mujer, mi marido como es hombre jamás entenderá de lleno ese placer"

Jake siente que se enciende de la ira.

"¡Mendiga puta!"

Piensa para sí mismo lleno de indignación, tiene el impulso de entrar y correr a esa mujer lesbiana e infiel de su casa, pero se contiene, un sentimiento extraño de excitación lo invade y su verga tiene una erección, y con sus ojos llenos de coraje no pueden dejar de mirar aquello.

Ahora es Eliza quien comienza a chuparle el coñito a Adriana, ésta suelta gemidos de éxtasis y ambas están súper excitadas, juntas gozan de las mieles del lesbianismo a todo lo que da, después Eliza se acuesta junto a su amante y apoya su cabeza en sus senos, ella le acaricia sus largos cabellos y le pregunta.

"Chiquita, ¿no habrá peligro de que tu marido o tu hija algún día nos descubran?"

"No mi Adriana, Jake anda trabajando, no creo que llegue hasta las siete y mi hija siempre va a la casa de su mejor amiga con otras compañeritas" comenta María, Adriana suspira de alivio.

"Menos mal mi chiquita, porque tú sabes que no soporto al anticuado y poco hombre de tu marido, estoy segura que con él no disfrutas del sexo como conmigo mamacita hermosa, además me dijiste que te casaste con él por pura conveniencia y porque no querías que tus padres se enteraran de tu bisexualidad o más bien lesbianismo".

Eliza escucha el comentario de su amada Adriana, no se imagina para nada que su marido está espiándolas y lo que es peor, escuchando cada uno de sus comentarios, así que dice:

"Ese Jake es tan cursi y tan anticuado, parece más mujer que yo el méndigo, mira que darme flores y tarjetitas por favor, y según él presume siempre de que su pito me vuelve loca en la cama, pero lo que no sabe es que las mujeres podemos fingir un orgasmo y el que grite tanto no significa que realmente me haya hecho sentir satisfecha y cachonda"

Después de ese comentario ambas comienzan a besarse con mucha pasión de nueva cuenta, ahora metiéndose los dedos en el coñito mientras sus lenguas comienzan a degustarse mutuamente y juntan de manera sensual sus senos.

"Lo que has de querer méndiga puta es que te hubiera regalado una caja de herramientas, pinche machorra, o tal vez unos pantalones aguados y una playera o unas vendas para esconder esos senos que me gustaban tanto y parezcas más hombre que nadie"

Piensa Jake lleno de coraje e indignación, de ningún modo le dará el divorcio, eso haría que ella viva a sus anchas con esa "mujer", lo mejor será vengarse, ¿pero de que modo? mientras deja de grabar y va retirando.

Jake no tiene nada en contra de las lesbianas en general, pero sí esta resentido con su mujer por haberlo engañado tan vilmente y hablar pestes de él con su querida amiga.

"Nunca supiste valorar todo lo que te di, todo el amor que te tenía, todos los detalles que te di, sabes que soy romántico, creí que por eso te habías enamorado de mí" reflexiona Jake lleno de una profunda tristeza y un sentimiento de odio inmenso hacia aquella ingrata mujer.

Sale a la calle tan silenciosamente como llegó, deposita en un enorme bote de basura las flores y la tarjeta; con el corazón roto y lleno de ira, después de ver como Adriana se cogía a su esposa se sentía aturdido, molesto, enojado, se sienta en la banca de un parque a pensar en como vengarse.

No sabía cómo reaccionaría al encontrarse con Eliza, si podría contener su furia, pensó que lo mejor era no ver a Eliza hasta que estuviera más calmado, por lo que no volvió a casa ese día, tenía mucho que pensar, decidió pasar la noche en un hotel y mando un mensaje a Eliza, que por asuntos de trabajo tuvo que viajar a otra ciudad y que ese día no llegaría a casa, que pasaría la noche en un hotel, recibió mensajes de Eliza que ni leyó.

Volviendo al viernes por la noche, durante la cena con su mujer y su hija Jake esta muy serio, Su hija cuenta emocionada que fue felicitada por trabajo que hizo bien, Eliza le sonríe a su hija y Jake solo le dice de manera no muy convincente.

"Felicidades princesa" y se retira a la habitación, ahí se hace el desentendido con su mujer que lo alcanzó minutos después, finge estar dormido y rehúye a sus caricias y palabras de falso amor.

Sábado por la mañana.

Esa mañana Jake se encuentra mucho mas tranquilo en casa descansando de la agitada semana de trabajo y pensando en la escena de su esposa con su amante, sentado en la sobras junto a la alberca de su residencia tomándose una bebida mientras observa el video de su esposa y Adriana en su celular.

De repente voltea hacia el jardín contiguo y mira como su esposa está agachada podando las plantas, se le queda mirando a su trasero que es bastante grande y redondo.

El hombre se siente extraño de tener estos pensamientos, desde que descubrió a su mujer con otra no ha dejado de obsesionarse con la idea de cómo podría hacerle pagar su hipocresía, sus engaños, su falta de amor y lealtad… ahora se siente extraño porque su verga a estado inquieta desde aquella terrible tarde y no deja marcar el bulto en su bermuda.

"Espera" comienza a reflexionar dentro de sí Jake "¿cómo es que mi pija se ha parado? no será por imaginar a Adriana humillada y sumisa ante mi, a mi nunca me ha excitado pensar en otra mujer ¿será por la idea de abusar de esa puta y mi mujer?

Jake sigue pensativo y de repente una loca idea invade su mente y sonríe maliciosamente ante ese pensamiento y lo más extraño de todo es que siente como su verga ha comenzado a soltar líquido preyaculatorio, se le esta antojando hacerse una paja, y sabe efectivamente que se debe a que su deseo de venganza es tan fuerte que ya se ha convertido en un motivo más de excitación sexual.

Pero en lugar de hacerse una paja propiamente, se frota con sus manos por encima de su pantalón corto su instrumento para que continué creciendo, esto lo hace mientras mira a su esposa, quien continua de espaldas a él concentrando en su labor, no para de deleitarse con su culo grande y redondo.

¿Y si yo le hago lo mismo? ¿Qué pasaría si esa zorra me descubriera cogiendo a su puta amante? Estoy seguro que le dolería en todo su ser, si viera a su amorcito sumisa y gozando de mi verga, recibiría una sopa de su propio chocolate la muy zorra"

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