Colisión leve, cogida impensada.

Ya relaté nuestro primer intercambio.
Fue en el hotel Tryp Cayo Coco, en Cuba con una pareja italiana: Marisa y Livio.
Una delicia, como dije en ese relato:
Novedad + prohibición + mar caribe + pareja europea = ¡Un cóctel impagable!

En esta ocasión fue:
Accidente de tránsito +Amistad con la afectada + Cena en casa = ¡Un recreo exquisito!

Al llegar a un coche detenido, en un semáforo en rojo, calculé mal la frenada y llegué a impactar el paragolpes trasero del auto que me precedía.
Descendió del mismo una mujer joven, con cara de “¿qué me hiciste, bestia?”
Era una mujer que, a pesar de la irritación, lucía rasgos de una belleza poco común: ojos azules iridiscentes muy intensos y expresivos, boca, sugestiva, con labios dibujados, cabello rubio ligeramente en desorden, más de 1,70 mts de estatura, sin tacos como corresponde para el manejo, físico más que atractivo.
¡Vení mirá como me dejaste el paragolpes!-
Bajé del auto para constatar el daño, no era gran cosa, pero era evidente.
Después de una breve discusión, tensa pero sin arrogancia ni insultos:
-Voy a buscar papel y lapicera, para anotar tus datos de tu seguro- dijo amagando abrir la puerta delantera de su auto.
Le expliqué que el titular del auto era mi esposo, que él tenía la tarjeta con los datos de la póliza, que se encontraba en mi casa, que distaba poco más de mil metros de donde nos encontrábamos.
Aceptó seguirme.
Estacionados ambos vehículos la invité a entrar, sin imaginar la sorpresa que me/la esteraba.
Apenas se vieron, Exclamaron “¡Belén!!!” mi marido, “¡Carlos!!!” ella. Se saludaron, abrazaron y se dieron un piquito en la boca.
Aclararon que habían sido colegas de trabajo.
Carlos, preparó café, tranquilizó a Belén en lo referente a los daños de su auto.
Cuando quedamos solos, Carlos, se sinceró: que habían sido amigovios (colegas con derecho a magreo) y, que pronto ella volvería con su esposo, para una parrillada a cuatro. Me agarró desprevenida.
Intuí que carnes calientes, no iba a haber sólo en la parrilla.
El sábado siguiente, compró carne, achuras, leña y, a la tarde, llevó a los nenes a la casa de sus padres, y prendió el fuego.
Belén llegó con Lucas.
El rostro es lo primero que “chequeamos” en quien se conoce por primera vez. El suyo, para trastornar el orden y concierto. Cabello castaño ondulado, ojos azules, cejas de espesor medio, nariz delgada, recta, labios ni delgados ni gruesos, mentón ovalado ligeramente prominente.
Debajo del cuello, impecable con su elegante camisa negra entallada, con un par de botones desabrochados, para exhibir músculos y pelambre de su torso, elegante pantalón de jean tan adherente que resalta su culo redondo y que pone de relieve el bulto en el entrepiernas.
Sonriente me tiende la mano.
-Mucho gusto...-
Tan pronto toca mis dedos, una sacudida de placer invade mi cuerpo.
-Encantada..-
El efecto es el de siempre: pezones duros y calzón mojado.

Belén y Carlos se había abrazado y besado en la boca. Que duda había sobre el encuentro.

Durante la cena, con el acopio de copas, entre Carlos y Belén hubo largos momentos de dedicación exclusiva, pupilas en las pupilas y múltiples diálogos susurrados. Yo no me privé del disfrute de intercambiar miradas sugerentes con Lucas ni de las palabras y frases intencionadas, que me dedicó.
A la hora del café, el rumbo que había tomado la velada, no podía ser otro que las camas.
Ni falta hizo explicitarlo.
Carlos se encaminó hacia el pasillo compartido por dos dormitorios.
Yo me apuré a seguirlo para ir al baño. Meto las muñecas bajo agua fría para aliviar la calentura que me invade.
Por el espejo veo que se abre la puerta. Pienso que es Belén.
Me quedo petrificada cuando veo a Lucas ante mí
Inmóvil con el culo apoyado en la pileta, los brazos cruzados sobre las tetas para disimular mis pezones tensos.
-¡Ahhh estás aquí!... ¿Qué haces, escondiéndote?-
Con una sonrisa burlona y super sexy, cierra la puerta y se apoya contra ella.
-¿Estás loco? ¡Dejame salir!-
- Antes quiero que veas lo que lograste-
Me mira con lujuria, baja el cierre de su pantalón y, literalmente, saca a relucir su verga dura y las bolas hinchadas.
Me quedo estática. La imagen de ese hombre puerco y lindo, me excita terriblemente.
En el cuarto, ya desnudos, le chupo la pija y le lamo las bolas, un buen rato, después de cual, me acostó de espaldas. Abrí las piernas, de par en par, suponiendo que devolvería la gentileza. Pero no, en lugar del sexo oral, se puso de rodillas entre mis piernas, manoteó la verga y se puso a refregármela en la concha, amagando, de tanto en tanto, metérmela pero sólo me entraba el glande y volvía al jueguito de “sólo la cabecita”.
Así perseveró hasta provocarme el primer orgasmo de la noche.
Sin darme respiro, se acomodó sobre mí, con su boca en la mía, arrimó su “garrote”, para nada despreciable en tamaño y sin preservativo, a la concha, empujó y me empomó al “mango”
-¡Ahhhhhh!... ¡siiiiiiiii! ....... ¡cómo me llenás! – aprobé la embestida.
Enseguida nos abocamos a la cogida propiamente dicha que, se volvió porfía de pelvis, en el movimiento de entrada, él empujando la suya hacia abajo, yo respondiendo con parecida vehemencia con la mía hacia arriba. Parecía que ambos pretendíamos, con tenacidad, el logro de la penetración más extrema.
Fue un intensa “obertura”. El polvo siguió más calmado.
Le quise regalar un “bonus track”, el beso de Singapur que le encanta a mi marido.
Con su verga metida, fruncí y relajé la conchita, como cuando trato de aguantarme el pis. Le encantó
-¡Ahhhhyyyy Diosss que cosa más lindaaaa …. Diosaa…!
-…¡ haceme otro mimito de cachucha que me alucina! -
Me siguió dando, con un dedo comenzó a frotarme el clítoris “chillé” complacida, gemí, reí y estallé en varios orgasmos, con las uñas hundidas en la espalda de Lucas que no demoró en derramarme su semen en lo más hondo.
Recobrada la respiración normal, acostados lado a lado lo adulé:
- ¿De qué planeta venís? …. nunca me han cogido como vos, tanto en tan poco tiempo...... sos una bestia!!! –
Devolvió el cumplido.
-¡Estuviste gloriosa!!! ¡De no creer el delicioso polvo que me regalaste. –

Fui a higienizarme al baño. De regreso, oí, provenientes de otro cuarto, murmullos sin percibir lo que decían. Puesto que la puerta estaba abierta, la luz, baja, pero encendida y sabía que dentro estaba Belén, con Carlos, mi marido, no resistí a la impulsión de acercarme y escuchar:
-¡De no creer …. sos insaciable …. no te dije no a nada …. y ya querés otra vuelta…. estoy cansadaaaa …. cheee.-
-¡Es que vos estás re-buena …. uno más y….. descansamos largo y tendido …. Dale¡–
Murieron las palabras, reemplazadas por sonidos de besos, caricias, suspiros y aprontes para un nuevo cuerpo a cuerpo.

“Ya van por el segundo y….. no se cuantos más van a regalarse” pensé.
Yo no iba a ser menos, la noche era joven. No me equivoqué, Lucas es de largo aliento, también.



Colisión leve, cogida impensada.

3 comentarios - Colisión leve, cogida impensada.

Marianitog75
Q genia pensé q no ibas a subir más relatos en la cuarenta me leí todos👍 +10
Pervberto
Los choques que valen la pena.
leloir2010
Menos mal que se conocian Carlos y Belen, sino Belen se hubiera calentado con vos y no te perdonaria para amarte y disfrutar de ello. Van puntitos