Las hermanas del pueblo. Intervención 7

Las hermanas del pueblo. Intervención 7

Esta es la historia de Naiara, Rocío y Valeria, tres hermanas que viven en un pueblo en el cual sus vidas van cambiando a medida que diferentes personas se involucran con ellas, ayudándolas a descubrir nuevos límites y llevándolas por diferentes caminos de placer. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Intervención 7: Vecinas (Joaquín)
   Son las mejores vecinas del mundo y la principal razón es que están las tres buenísimas. Desde pendejo que las miro a través de la ventana y la medianera y siempre me vuelvo loco con ellas. Me calientan muchísimo y pareciera como si ellas estuvieran al tanto de ello, ya que con el correr de los años las cosas se volvieron más y más ardientes. Como vecino de las hermanas más lindas del pueblo, conozco varias intimidades y secretos que no todos conocen y estoy al tanto de algunas locuras que hicieron a lo largo de su vida. Pero en vez de divulgarlas y atraer la atención con esas intimidades, me las guardo para mí, las disfruto una y otra vez y las revivo en mi mente siempre que haga falta.
   Me llamo Joaquín, tengo 18 años y son vecino de Naiara, Rocío y Valeria desde que tengo memoria. Conozco todo de ellas y se muchas cosas de su vida ya que mis padres y los suyos siempre tuvieron relación. De chiquitos solíamos jugar con Vale, ya que tiene mi misma edad y en más de una oportunidad me invitaban a su casa para poder disfrutar de la pileta teniendo en cuenta que no teníamos en casa. A medida que los años iban pasando, nos seguíamos viendo y relacionando, pero las cosas cambiaban y las tres chicas que eran mis vecinas fueron experimentando cosas nuevas y yo fui testigo de varias de ellas.
   Tengo la suerte de que mi habitación es la única que está en el piso de arriba de mi casa y desde ella puedo ver directamente hacia lo que en su momento fue la habitación de Naiara. Ella era de las que vivían despreocupada y dejaba la cortina abierta todo el tiempo, por lo que ni bien cumplí diez años y empecé a curiosear, pude ver como se paseaba en tetas por la habitación todo el tiempo. Por miedo a que me descubriera yo mantenía las cortinas cerradas de mi habitación, pero observaba desde el borde de la ventana y me estimulaba viendo a la chica de 18 años pavoneándose desnuda sin preocupaciones.
   Cuando se puso de novia la cosa mejoró y Andrés empezó a aparecer en escena. Una noche los descubrí cogiendo con la luz prendida y me quedé observando toda la escena mientras que ella disfrutaba en silencio y él controlaba por acabar y estirar al máximo el momento. Los encontré in fraganti nuevamente en varias oportunidades y cada vez que lo hacía, me quedaba viéndolos y disfrutaba del momento. También pude ver como algunas de sus amigas tenían sexo allí en algunas noches que hacían fiestas en la casa. Los padres salían, las hermanas se iban a lo de algunas amigas y ella invitaba a varias chicas y chicos y yo apreciaba todo desde mi ventana.
   Cuando Naiara se mudó a la ciudad, la pieza pasó a ser de Rochi, que antes compartía habitación con Vale. La cosa cambió bastante, ya que Rochi no solía tener las cortinas abiertas todo el tiempo y era apenas dos años más grande que yo, por lo que no hacía tantas cosas. A pesar de eso, me gustaba ver como se juntaba con las amigas en el patio, como tomaban sol en malla y como se metían a la pileta para refrescarse. A veces, aunque muy de vez en cuando, conseguía que la madre de las chicas me invitara a su casa cuando invitaba a mi madre y podía meterme a la pileta con ellas y abusar de mi inocencia de niño para jugar con las chicas.
   Javier apareció en escena cuando Rochi creció y empezaron a besarse en todos lados. A veces lo hacían en la puerta de la casa y yo me los cruzaba de vez en cuando, pero también lo hacían en el patio, en la cocina o en su misma habitación. No tuve tanta suerte como con la hermana mayor, pero a veces podía ver algunas escenas cuando los encontraba muy calientes y sin tiempo para cerrar la cortina. Se notaba que era muy distinta a lo que recordaba de su hermana, pero yo había crecido y la idea del sexo era diferente en mí. Me calentaba muchísimo y me excitaba verla semidesnuda en su habitación o cogiendo con su novio.
   Vale también tenía lo suyo y a pesar de que no podía ver lo que sucedía en su cuarto, me enteraba de todo y veía algunas otras cosas. En una fiesta que hizo en su casa, se animó a coger con uno de sus compañeros del colegio en la pileta mientras el resto dormía adentro de la casa. También pude verla a través de la ventana de la cocina cogiendo arriba de la mesada y en otra oportunidad chupándosela a un chico. Su reputación era conocida y yo pude atestiguar algunos de esos momentos de una forma increíble. Nos conocíamos, sabíamos del otro ya que éramos de la misma generación y los rumores de lo que había hecho en Bariloche llegaron a mis oídos para hacerme aún más la cabeza.
   Cuando Naiara volvió al pueblo pensé que iba a recuperar su habitación y que iba a poder verla en su esplendor. Ahora yo tenía 18 años e iba a poder disfrutar de ello de otra manera, pero lamentablemente la habitación continuó perteneciendo a Rochi. Pero la vuelta de su hermana pareció afectar en su vida que empezó a olvidarse de cerrar las ventanas y pude ver como cogía con Javier cuando este volvía de la ciudad y eso me encantaba. Sin embargo, la mayor sorpresa me la llevé una tarde en la que descubrí que estaba engañando a su novio con otra chica. Se trataba de Carolina, una de sus amigas que se estaba bastante buena. Pude ver con lujo de detalles como las dos cogían en la habitación de Rochi y como esta gozaba que la otra chica le chupara la concha. ¡Increíble!
   Pero no fue a la única a la que vi en este último tiempo. Vale estaba desquiciada y fuera de sí tras volver de Bariloche y a pesar de que decían que se había puesto de novia con Mateo nuevamente, los celos de saber que su amante Gian Franco y su amiga Luciana estaban salieron fueron tan fuertes que terminó invitando al chico y cogiéndoselo en el patio a plena luz del día. La casa estaba vacía, por lo que podrían haber ido a la habitación, pero por alguna razón eligió coger con Gian Franco en el patio, tal vez para recordarle de aquella oportunidad en la que le chupó la pija entre los arbustos para que los demás no los vieran.
   Naiara no se quedaba atrás y un día pude ver como invitaba a su ex novio a la casa para que este le chupara la concha mientras ella se sentaba en una reposera. No sé por qué las atraía tanto coger en el patio, pero yo disfrutaba cada uno de esos encuentros que ellas tenían y lo grababa en mi mente para revivirlo en los momentos necesarios. En esa oportunidad consiguió que Andrés la llevara al punto máximo de placer mientras ella lo grababa y después se despidió de él dejándolo bien caliente. Era obvio que lo hacía para vengarse de la esposa de Andrés, a quien yo había tenido que salir a calmar esa misma mañana porque estaba gritando como loca desde la casa.

   Fue entonces cuando la curiosidad se apoderó de mí e hice una estupidez muy grande. La casa estaba vacía, los padres habían salido y sabía que no iban a volver hasta tarde, Rochi había viajado a la ciudad a visitar a su novio y Naiara hacía días que no aparecía por ahí. Vale debía de estar en lo de una amiga o cogiéndose al cornudo de su novio, por lo que salté la pared que separa mi casa de la de ellas y entré por la puerta de atrás, la que siempre dejaban abierta. No era la primera vez que estaba en esa casa, por lo que no tuve problema en subir hasta la habitación de Vale y empezar a revisar sus cosas. La pendeja me volaba la cabeza y el rumor de que en su habitación tenía consoladores y otro tipo de juguetes me hizo empezar a revisar entre sus cosas.
   Estaba tan concentrado en encontrar algo ahí que no escuché cuando alguien empezó a subir la escalera. Sin pensarlo, me metí en el placar y arrimé la puerta lo más que pude justo a tiempo de que Vale y un chico entraban a la habitación. Fueron directo a la cama y se empezaron a besar aceleradamente mientras mi corazón latía a toda velocidad. Estaba a punto de salir del placer corriendo y escaparme de la casa como pudiera, con suerte no se daban cuenta de quien se trataba. Pero entonces el chico se levantó y pude ver su cara a través del pequeño espacio que la puerta del placar dejaba.
   ¡Lo conocía! Sabía quién era. Se trataba del chico al que todo el pueblo trataba de nerd y solían molestar a pesar de que él era bastante tranquilo. Hacía poco lo había visto por la ventana, la noche en la que Vale hizo una fiesta y él se acostó con Naiara. Desde ese día empezó a correr un rumor de que el chico era una especie de amante voraz, que podía satisfacer a las mujeres de una manera única, diferente a los otros chicos de 18 años. Me costaba creer que ese chico con cara de niño y con el pelo prolijamente arreglado había logrado acostarse con una de las hermanas y ahora estaba a punto de hacerlo con otra. ¿Cómo era su nombre?
   - ¡Ahí Gabriel! ¡En el escritorio!- Le dijo Vale y señaló el mueble.
   El chico fue corriendo y buscó entre los cajones una caja de preservativos. Ya con uno en la mano volvió a la cama y se acostó de nuevo arriba de Vale para seguir besándose con ella. No podía creer lo que estaba viendo. Desde mi lugar tenía una vista perfecta de lo que sucedía en la cama y eso hacía que no quisiera moverme de donde estaba. Corrí un poco la ropa de Vale que colgaba alrededor mío y me relajé para seguir disfrutando de lo que sucedía. Ella estaba como loca, le revolvía el pelo a su amante, le sacaba la ropa y lo besaba desaforadamente. El muy suertudo iba a acostarse con otra de las hermanas del pueblo.
   Una vez que estuvo desnudo, se acostó boca arriba y pude ver su pija bien grande y dura parada como un mástil. Vale se acomodó entre sus piernas y su culo quedó en primer plano para mí. No podía ver lo que estaba haciendo con su boca, pero era claro que le estaba chupando la pija y que él lo estaba disfrutando. El pibe no decía nada estaba en silencio gozando de como ella usaba su boca para darle placer. Yo podía escuchar los sonidos que ella emitía, mientras miraba como la tanga se le metía en los cachetes de la cola. Era perfecta, increíble y estaba toda mojada. Sabía que era muy suertudo de poder estar viendo eso en primera persona, pero más suerte tenía el pibe que en ese momento le estaban haciendo tremendo pete.
   Cambiaron de posición. Ella se colocó boca arriba y él se acostó entre sus piernas. Nuevamente mi visión estaba limitada, pero gracias a que él se colocó al ras de la cama, pude ver como Vale se mordía los labios y se agarraba las tetitas mientras que él la hacía disfrutar. “¡Ay sí!” gimió de golpe y se levantó y se apoyó sobre los codos para ver fijo a los ojos de su amante. Él pibe siguió chupándosela y al parecer lo hacía muy bien, pues ella enseguida tiró la cabeza hacia atrás y volvió a lanzar un gemido que rebotó en la habitación. Lo envidiaba sanamente y lo admiraba por lo que estaba haciendo en ese momento.
   - ¡Vení! ¡Cogeme!- Le dijo ella y Gabriel rápidamente subió por el cuerpo y se colocó encima de ella.
   De una forma acelerada, se puso el forro, le metió la pija en la concha y se la empezó a coger a lo loco. De un momento para el otro la cama rechinaba y se movía mientras que el pibe subía y bajaba su cintura metiéndosela bien a fondo a mi vecina. No me pude aguantar. No me pude contener. Veía en primer plano la pija del pibe entrando y saliendo en la conchita de Vale y sin dudarlo metí mi mano en mi pantalón y me empecé a tocar. Ella lo abrazaba con fuerza, se aferraba a su amante y gemía por lo bajo mientras que él se la cogía como loco.
   No tardaron en cambiar de posición y cuando lo hicieron fue increíble. Gabriel se volvió a acostar en la cama y ella se montó sobre su cuerpo dándole la espalda y colocándose de frente al placar. Empezó a moverse hacia adelante y hacia atrás mientras se tocaba todo el cuerpo y yo podía ver con lujo de detalles todo lo que hacía. Me moví un poco más hacia mi derecha y la vista mejoró mucho más, ahora tenía un panorama completo de lo que sucedía. “¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Sí!” gemía ella al mismo tiempo que se tocaba los pezones y que él le agarraba la cola con fuerza. Tenía los ojos cerrados, se mordía los labios y su cuerpo se bamboleaba en todas direcciones. Era un espectáculo increíble.
   Volvieron a cambiar de posición. Vale se colocó en cuatro contra el borde de la cama y él se bajó y se paró detrás de ella. Era como si de una película se tratase, pues podía ver de costado todo lo que pasaba. Nuevamente, de forma acelerada el pibe le metió la pija a mi vecina y se la empezó a coger a lo bestia, dándole con todas sus ganas. Sus manos fueron a parar a la cintura de ella, la sujetaba con fuerza, la movía a su gusto y le hacía de todo. “¡Ay sí! ¡Dale! ¡Cogeme!” le pedía ella con ganas y de vez en cuando giraba la cabeza para ver a su amante a los ojos.
   No me pude aguantar más. Me bajé el cierre del pantalón, dejé mi pija ya dura al aire y me empecé a pajear mientras observaba ese increíble espectáculo. Valen se retorcía de placer y él no dejaba de moverse hacia adelante y hacia atrás metiéndosela una y otra vez. Era sumamente excitante desde mi punto de vista. Veía plenamente como mi vecinita gozaba de estar cogiéndose a otro de sus compañeritos de colegio. Sin previo aviso, él levantó la mano y le pegó un chirlo que resonó en toda la habitación. “¡Ay sí! ¡Más!” pidió rogando ella y yo empecé a pajearme más rápido al mismo tiempo que Gabriel le hacía sonar la cola nuevamente.
   Vale giró una vez más y acostándose boca arriba contra el borde, llamó a su amante para que volviera a cogérsela. Se miraban a los ojos mientras lo hacían. Gabriel le tenía las piernas bien abiertas en el aire y le daba una y otra y otra vez. “¿Te gusta?” le preguntó él y al principio pensé que estaba inseguro de sus movimientos. Ella le respondió que sí y enseguida me di cuenta que no se trataba de una inseguridad, sino de un juego macabro que estaba pasando por su cabeza. “¿Te gusta más que el cornudo de tu novio?” le preguntó Gabriel y esa confianza y morbosidad me calentó al palo. La respuesta de vale siguió la misma línea.
   - Ya no es mi novio.- Le respondió entre gemidos y cuando pensé que era una respuesta algo decepcionante, agregó:- Pero nunca me cogió tan bien como vos ahora.
   El pibe se puso como loco. Empezó a darle más duro y a mover su cuerpo a toda velocidad. Podía ver como su pija entraba y salía de la conchita de Vale casi en su totalidad y como ella se aferraba de las sábanas con fuerza. Gemía como loca, gritaba de placer. Yo me pajeaba acelerado, sentía un calor inmenso en todo mi cuerpo. Transpiraba adentro de ese placar, pero no quería salir. “¡Ay sí! ¡Cogeme! ¡Cogeme!” le rogaba la muy puta y él no dejaba de meter su pija una y otra vez. Era una escena increíble, sumamente excitante y que me volaba la cabeza.
   Entonces, Gabriel le soltó las piernas a Vale, sacó su pija de adentro de ella, se deshizo del preservativo y se empezó a pajear como loca. Rápidamente ella se arrodilló delante suyo y abrió la boca para lo que se venía. Yo hice lo mismo, me imaginé que estaba en el lugar de Gabriel y empecé a tocarme a toda velocidad. Empezó a acabar y la imagen fue perfecta. La leche cayó sobre la cara y la boca de Vale y ella la recibió con una sonrisa en los labios y la lengua afuera. Sin poder aguantarme, terminé acabando adentro del placar, largando mi leche que cayó encima de unos zapatos de ella sobre los que estaba parado. Vale se relamió, se tragó toda la lechita que pudo y se limpió con las manos la que le había quedado en el rostro.
   Se quedaron unos segundos en esa posición, los tres nos quedamos. Cada uno disfrutaba del orgasmo que acababa de tener. Ellos se miraron y entonces mi vecina se levantó y le propuso a su nuevo amante si se quería bañar. Él asintió y salieron del cuarto para meterse en el baño. Me quedé unos segundos inmóvil, con la pija a medio parar en mi mano y casi aguantando la respiración. Cuando escuché que la puerta del baño se cerraba, salí del placar, respiré y miré la escena. La ropa del pibe tirada en el piso, su leche desparramada por todos lados, la cama completamente desordenada y la tanga mojada de Vale al alcance de mi mano. Miré al pasillo, la puerta del baño seguía cerrada. No dudé, agarré la tanguita y salí corriendo con la idea de escaparme de la casa cuanto antes.


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4 comentarios - Las hermanas del pueblo. Intervención 7

pacaaaa1 +1
EXTRAORDINARIO 👏 relato
HistoriasDe
Muchas gracias!
juuli88 +1
turbio!!! jajaja... pero que trofeo se llevó el mirón 😛
HistoriasDe +1
Jajaja son cosas que pueden pasar... no?
juuli88 +1
obvioo!! hay que saber estar en el momento y lugar indicados 😉
rom123lopz +1
Jajaja, tremenda la historia del pibe.
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Muchas gracias!
garcheskikpo +1
Que no se termine más esta historia, te lo pido por jebús
HistoriasDe
Jajaja gracias!