¡Mi madre me graba mientras me follo a la vecina!

¡Mi madre me graba mientras me follo a la vecina!


Dicen que las madres son abnegadas y no lo niego, ya queconvencía a la mía para que me grabase mientras me follaba a la vecina…
Mi madre me descubrió follándome a la hija de la vecina yclaro, se escandalizó. Y lo que no sospechaba es que terminaría follándome, nosolo a la hija sino también a la madre. Pero para que todo quedase en casa, sehizo miga de mis vecinas y lo que yo no sospechaba es que acabaría follándose,¡ella a la madre y yo a la hija!
Pero ahí no acabarían las sorpresas pues…
No podía creerlo, Elisa recibió una llamada de su empresapor un asunto importante que requería su atención, así que nos propuso que nosquedásemos con Luisa durante un par de días hasta que ella volviese. Yo ya meimaginaba durmiendo y follando con ella en aquellas cálidas noches.
El primer día estuvimos en la piscina y por la tardeechamos la siesta. Me lo tomé en plan tranquilo y dejé el sexo para la noche.
Durante la cena mi madre estuvo charlando muy animada,tal vez demasiado, pues se tomó algunos vasos de tinto con casera y creo que sele debió subir a la cabeza.
–        Bueno Ismael, esta noche donde va dormirLuisa. Yo había pensado que se viniese a mi cama ya que es de matrimonio, peroclaro no se si tú vas a querer “jugar con ella antes” -me dijo con una sonrisapicarona mientras sujetaba su vaso de vino y tomaba un sorbo más.
–        No sé mamá, lo cierto es que esperaba estarcon ella un ratito antes de acostarnos. Tal vez podríamos echar el colchón enel balcón como a veces hacemos tú y yo. ¿No te importa verdad? -le sugerí yocon naturalidad.
–        Oye, buena idea, así estaréis fresquitos,pero vas a ser “chico malo con ella”, ¿no? -me preguntó con descaro.
–        Pues claro que sí mamá, ya lo sabes -respondíyo sin pensar.
–        ¡Oh claro cariño, qué tonta soy! -exclamóella haciéndose la despistada-. No me explico cómo puedes tener vitalidad parahacerlo todos los días.
–        Bueno pues, no sé, me apetece y tengo queaprovechar mientras esté ella aquí, recuerdas, tú misma me lo dijiste.
–        Sí es verdad.
Un silencio se abrió entre nosotros mientras mi madrejugaba con su dedo acariciando el filo del vaso de vino con casera.
–        ¿Oye Ismael, tú tendrías inconveniente en osobservara un ratito mientras lo hacéis? Como su madre también lo hizo y no teimportó, yo pensé que tal vez... no sé -me propuso para mi asombro.
–        ¿Quieres mirar? -pregunté yo incrédulo.
–        Bueno no... digo sí, sólo un poco, prometo nomolestaros.
–        Está bien, por mi de acuerdo, pero ahora quelo pienso. Si te dejo mirar qué saco yo a cambio -protesté yo aprovechando lasituación podría sacar tajada, quién sabe.
–        ¿Sacar? ¿Es que quieres algo? -interpeló ellasorprendida por mi ocurrencia.
–        No sé, no se me ocurre nada ahora la verdad,¿podríamos dejarlo en que me debes un favor?
–        Está bien, te debo un favor.
Entonces una idea pasó por mi cabeza, como una estrellafugaz se me encendió la bombilla y no dudé en proponérselo a mi madre. Le pedíque nos grabase en vídeo mientras lo hacíamos. Ella se echó las manos a lacabeza y me espetó que: ¡vaya una ocurrencia! Pero eso fue sólo la primeraimpresión, luego accedió.
Busqué la vieja cámara y la enchufé directamente a unaregleta pues las batería estaba inservible, hice una prueba con mi madre yLuisa y... ¡Funcionó!
Mi madre comenzó la grabación, desnudé a Luisa y la paseédelante del objetivo para dejar constancia de su bello cuerpo. Luego me desnudéyo y también lucí palmito. Le comí el coño un rato para calentarla, al tiempoque me masturbaba para entrar yo en faena. Y comenzamos a follar, mi madreestaba muy callada, sentada en una silla mientras Luisa y yo lo hacíamos encimadel sofá, estaba muy metida en su papel de cámara.
–        ¿Está saliendo bien mamá? -pregunté yo paraintentar romper la tensa situación.
–        ¡Oh sí, yo creo que graba bien! -exclamó ellaapartando la mirada unos instantes de viejo visor para el ojo.
–        ¿Te gusta cómo lo hago? -me atrevía apreguntarle.
–        Pues sí, lo haces bien, se ve que a Luisa legusta mucho Ismael -afirmó mi madre tratando de mantener la naturalidad en todomomento.
–        Voy a cambiar de postura, ahora lo haremos acuatro patas, dale a la pausa.
Mi madre obedeció, entonces me quité de encima de Luisa yla puse a cuatro patas en el sofá. Le pedí a mi madre que le sacara un primerplano de su culo y de su coño, ella se escandalizó y me lo volvió a echar encara. Yo le repliqué que ella estaba mirando porque yo la había dejado y quepor eso yo era quien decía lo que tenía que grabar. Zanjada la polémica le hizounos planos del coño mientras yo se lo abría y le mostraba su interior acámara.
 Como el díaanterior comencé a follarla por detrás y en un momento dado la penetré con midedo en su ojete.
–        ¡Pero hijo! ¿Estás haciendo lo que creo queestás haciendo? -preguntó mi madre escandalizada de nuevo.
–        Tranquila mamá que ya verás como esto legusta -le dije yo y agregué- confía en mi.
Seguimos follando un rato, yo me lo tomé con calma estavez y lo hacía despacio para no correr el riesgo de correrme rápidamente.Miraba a mi madre y ella parecía interesada por la grabación que estabarealizando y tal vez un poco avergonzada.
–        Mamá, ¿te gustaría masturbarte mientras nosmiras? Por mi puedes hacerlo.
–        ¿Cómo? ¡Oh no hijo, puedo esperar! -seapresuró a afirmar ella.
–        Verás, se te ve muy interesada en lagrabación, tal vez con una mano podrías acariciarte y llegar tu también alorgasmo, ¡vamos no seas tonta! ¡No te apures por nosotros!
Ella se lo pensó un poco más, entonces dejé de follar aLuisa y con mi rabo en erección me fui para donde estaba sentada.
–        Vamos mamá, no seas tímida le dije haciendoque se levantase.
–        ¿Pero hijo qué pretendes? -interpeló ellaalejándose de mi.
–        No seas tonta, que no pasa nada. Tú me estásviendo follar y yo quiero ver cómo te masturbas, este es el favor que te voy apedir a cambio de que nos mires, ¿vale? -le dije yo atreviéndome a levantarlela falda y tirando de sus braguitas por sus muslos.
–        ¡Pero Ismael, no! -dijo ella más risueña queenfadada.
Seguí remangándole la falda y tirándole de sus bragashasta que conseguí ponérselas en las rodillas. Inmediatamente eché un ojo a suchochito y descubrí que se lo había depilado.
–        Vaya, pero mamá, qué moderna eres, ¿no?
–        ¡Ismael, no seas grosero hijo, que soy tumadre! -protestó ella.
ese a sus protestas tiré de sus bragas hasta que laobligué a levantar una pierna y luego otra para sacárselas por los pies.
–        Bueno y ahora podemos seguir, quiero que tútambién disfrutes del espectáculo y te masturbes, ¿me oyes? -le advertí.
–        ¡Bueno, bueno! Lo haré un ratito hijo.
Seguimos follando, aunque a partir de ese momento admitoque perdí interés por Luisa y mi mirada se centró en la concha de mi madre.Sentada en la silla, con las piernas abiertas, sus dedos ensortijados sefrotaban los labios mayores y menores, excitándose, poniéndose gordo su botónsecreto.
–        ¡Oh Ismael, esto es tan excitante! -admitiópor fin.
–        Te lo dije, no debes tener vergüenza mami,será nuestro secreto.
Mientras hablábamos no contaba con el orgasmo de Luisa yme sorprendió. Comenzó a tener espasmos y a gemir más fuertemente que antes. Yola dejé apurar sus últimas gotas de placer y seguí follándola despacito. Cuandoterminó...
–        Se ha corrido hijo, ¿verdad hijo? -meinterrogó mi madre.
–        Eso creo mamá -respondí yo mientas sacaba mifalo de su vagina.
Viendo a mi madre espatarrada en la silla, con su almejaabierta, no lo dudé, me encaminé hasta ella.
–        ¿Qué quieres ahora Ismael? -me reclamó mimadre.
–        Nada mamá, sólo es que -dije yo mientras mearrodillaba ante ella-, te quiero comer el coño, ¿me dejas? Venga déjame, ¿sí?
–        ¡No hijo no tienes que hacerlo! -seescandalizó ella intentando levantarse.
La sujeté por los muslos e impedí su huida. Mientrasestaba con la cámara en la mano acerqué mi boca a su monte de Venus, que estabaprotegido con la otra tapándoselo. La besé encima de la mano, luego la besé enel interior de un muslo, luego en el otro, escurrí mi lengua por los flancos desus ingles bordeando su mano, tratando de alcanzar aquel dulce néctar que ellame negaba.
Con mis manos aparté la suya y liberé su chocho bajoella. Enterré mi cara entre sus muslos y sentí el calor de sus columnascarnosas en mis orejas, saboreé su néctar y bebí sus jugos hasta saciar mi sed.Pero quería más, y ella debía rendirse a mis deseos, ya en parte lo había hechoal dejarme apartar su mano de su dulce flor.
La tomé de la mano y la llevé a su cama, Luisa se quedódormida en el sofá tras el orgasmo, estaba exhausta. La eché en su cama y lacubrí como un macho debe cubrir a una hembra. Encima de ella mi cuerpo sequedaba pequeño, pues mi madre tenia carnes generosas, degusté sus pechosabriéndole el escote de su liviano vestido de verano. Ella gimió mientras mecogía la cabeza. Mi polla buscó su raja, no fue difícil localizarla pues teníaun chochazo fenomenal, la penetré, mi rabo desapareció entre el abrazo de suslabios vaginales. Empujé con fuerza, no me contuve, quería gozar, queríafollarla hasta meterme todo dentro de su cuerpo. Ella me abrazaba, nuestroscuerpos sudorosos se agitaban, el sudor mutuo destilaba los aromas de la pasióndesbocada.
Tanta pasión fue incontenible, no pude aguantar mucho,creo que fueron apenas unos minutos pero no pude contenerme, no quise hacerlo,fue una follada pasional. Lo entregue todo y me corrí hasta vaciarme en suvagina, hoy llevaba mi condón pues me lo puse tras follar a Luisa, por lo quemi semen quedó recogido en su interior. Mi madre se agitó debajo de mi momentosdespués de que yo cayese sobre sus pechos, rendido, vencido, entregado al cienpor cien a ella. Sentí las contracciones de sus poderosos labios vaginales,sobre mi polla, que ahora estaba en franca recesión tras el orgasmo.
Nos quedamos abrazados, yo encima de ella, ella debajomío, semidormidos, pasaron segundos, minutos, no sé, no fui capaz de contarlos.Noté como se giraba y me depositaba a su lado mientras yo pasaba el umbral delos dominios de Morfeo y me adentraba en un profundo sueño.
(...)
Y así fue cómo terminé follándome a mi propia madre… peroeste fragmento de Caluroso Verano no llegó a publicarse “tal cual”. En larevisión decidí rebajar el tono incestuoso y hacerlo más sutil que en escritooriginal aunque manteniendo la complicidad madre e hijo y todo lo demás de lahistoria. De modo que habéis podido disfrutar de un capítulo inédito de dichomanuscrito.
Por cierto, ¿alguien sabría decirme el nombre de la madredel prota? Ya os digo que no lo encontraréis, ya toda la historia se cuenta enprimera persona y su nombre nunca llega a aparecer, siempre me refiero a ellacomo: “mi madre”… ¿A que os ha sorprendido este detalle? Igual si la leísteisen su momento ni os disteis cuenta.
Ismael.

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