El Campamento de Colonias III

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Autor Carles.
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- Ya duchados en el comedor, mientras desayunábamos, me fijé en los nuevos grupos que se habían formado. Ana, Lucia, Eduardo y Enrique habían congeniado y estaban juntos, en otra mesa con Ana la monitora estaban Astrid, Sonia, Amanda, Sandra, Manuel y Emilio (No pude evitar pensar que Manuel tenía muchísimos agujeros por rellenar, incluido el de Emilio), Javier estaba sentado con Juani y Marga (las dos mamonas de la tapia del baño), también estaban con él Miguel y Ramis, dos muchachos de 17 años y con caritas angelicales, casi parecían niñas, eran los dos rubitos, altos y con unos ojos preciosos.
- - En otra mesa estaba Juan, mi ex, estaba con Carla y un grupo de chicos que aquel día ya volvían a casa, (una parte estaba de viernes a domingo, y otro grupo se quedaba hasta el martes). - -
En mi mesa estaban Carlos y Pedro, dos chicas de 19 muy desarrolladas, Carmen y Marta, y dos chicos, Juanito de 17 y Ramón de 19, estos cuatro estaban castigados pues no habían dormido en las cabañas. Habían aparecido por la mañana, imaginaos qué habían estado haciendo.
- - Pasó el día entre juegos y risas, sobre las seis se fue el autocar con los chicos que volvían a casa, 10 campistas junto con Juan y Carla se fueron, antes de partir Juan me vino a decir adiós, me dio un beso en la mejilla y se despidió hasta que nos viéramos en la ciudad, no le dije nada pero después de lo que estaba aprendiendo aquellos días no creía que volviera con él, ¡con las pollas que había sueltas y lo bien que sabían usarlas sus propietarios!. - -
Decidimos reubicar las cabañas, la nuestra quedó formada: Pedro, Ana, Lucia, Enrique y yo, en otra Javier con Juani, Marga, Miguel y Ramis. En la tercera Ana con Astrid, Sonia, Amanda, Sandra, Carmen y Marta. Y en la cuarta al cargo de Carlos con Manuel, Emilio, Juanito, Ramón y "gordi" (Eduardo pidió el traslado para estar junto a Carlos, me dijo que su culo lo encontraba a faltar, jejeje). - -
Ya había anochecido, cogimos bocadillos y fuimos al bosque con la intención de cantar y contar historias propias de este tipo de excursiones. En fila caminamos unos 10 Km., llegamos a un claro del bosque donde hicimos un fuego y cenamos, después de cantar un rato Javier propuso un juego al que todos nos apuntamos (ya vi la noche anterior que le gustaban los juegos).
- - Formó 4 grupos, según estábamos ubicados en las cabañas, dio una bandera a cada grupo tenían que defenderlas y evitar que otro grupo la consiguiera, propuso que cada grupo caminara 50 pasos en cada dirección, y a partir de aquel momento, todo valía, cuando un miembro de algún grupo consiguiera las 4 banderas volvería al claro del bosque y tocaría el silbato indicando que el juego se había acabado. Empezamos, nosotros le dimos la bandera a Pedro que eras el más fuerte de nosotros y el que tenía más posibilidades.
El juego comenzó cuando Javier había caminado los 50 pasos e hizo sonar su silbato. Durante un rato se oían las risas y carreras de los chicos, decidimos separarnos para que fuera más difícil localizar quién llevaba la bandera, el grupo de Ana, que eran todo chicas fue el primero en caer, las cogió por sorpresa el grupo de Carlos,
se abalanzaron sobre ellas entre risas y gritos, pero en un momento estaban todas atadas con los cinturones a los árboles y con los pantalones abajo, los gritos se convirtieron en gemidos de placer cuando los chicos (incluido "gordi") comenzaron a meterles sus aparatos por todos sitios sin piedad,
Carlos tenía a Sandra contra un árbol y podía ver claramente cómo su polla entraba alternativamente en su culito y su rasurado coño haciéndole dar aullidos de gusto,
Eduardo junto a él y sin quitarle la vista de la polla se follaba a la monitora que lo tenía abrazado con sus piernas, a Carmen y Marta (las dos más desarrolladas) las ataron una contra la otra y Ramón detrás de ella metía la polla en alguno de los 4 agujeros que le ofrecían mientras las dos chupaban a la vez la polla de Juanito,
Emilio atendía las necesidades de Sonia mientras Manuel clavaba su polla en el culo de Astrid que estaba de rodillas en el suelo y comía el coñito de Amanda de pie a su lado.
Los cambios de posición y de parejas fueron continuos, mientras yo escondida con Lucia veía la escena y dejaba que esta metiera su mano por el lado del pantaloncito corto y clavara sus dedos dentro mío.
En un rincón distinguí a Enrique, arrastrándose se acercó hasta donde estaba la camisa de Carlos con las dos banderas, la cogió y se retiró con gran sigilo, aunque Carlos no lo hubiera visto aunque hubiera ido andando, estirado en el suelo y con Ana la monitora sentada en su cara le comía el conejo a la vez que "gordi" sentado sobre él se empalaba con su polla.
Hice una señal a Enrique y vino donde estábamos Lucia y yo, ya teníamos tres banderas, nos alejamos sin hacer ruido, los gemidos se fueron apagando a medida que nos alejábamos, ahora había que buscar a Pedro y a Ana.
- - Andamos un rato, oímos un ruido y nos acercamos con cuidado, era Javier, completamente desnudo sentado en una piedra tenía a Ana entre las piernas, se la estaba mamando, no veíamos a Pedro ni al resto del equipo de Javier, tampoco estaba la ropa de ninguno de los dos, nos acercamos por detrás y abstraído con la chupada de Ana, cuando se quiso dar cuenta estábamos los tres encima de el y lo atamos con los cinturones a un árbol.
- - - Hola Ana - Hola, habéis llegado demasiado pronto, todavía no he acabado con él -dijo riendo - Tranquila, aquí atado lo tienes todo para ti -dijo Lucia algo celosa - ¿Dónde esta Pedro? - Me utilizó de cebo, cuando el grupo de Javier me encontró aquí desnuda se entretuvieron conmigo, y en un descuido salió de la espesura cogió la bandera y salió corriendo -contestó - Y ¿el resto del equipo de Javier? -pregunté - Salieron corriendo tras de él - Pues venga - dijo Enrique- Lucia y tú, Ana quedaros aquí con Javier mientras Lily y yo intentamos encontrarles - ¡Siii! -dijeron las dos - Así acabaremos lo que ha empezado Ana -dijo Lucia
- - Enrique y yo seguimos el rastro de Pedro, las dos chicas se peleaban por chupar su espléndida polla y no nos dijeron ni adiós.
Caminamos unos minutos y encontramos el primer rastro, Juani yacía en el suelo, atada y con los pantalones en las rodillas, el rastro de semen de su culo indicaba claramente lo que había pasado, la dejamos allí no sin prometerle que volveríamos a buscarla, mirando entre los arbustos encontramos a Ramis,
había corrido la misma suerte que Juani, seguimos y por fin vimos a Pedro, tenía a Marga ensartada sobre él, la muchacha gemía de gusto cada vez que la polla de Pedro entraba hasta dentro, sus pequeñas tetitas con los pezones bien duros bailaban al ritmo de las acometidas de Pedro, llegamos al lado de los dos. - -
- Hola chicos -dijo Pedro sin parar de meterla - Te has propuesto "joder" a todo el equipo de Javier - Pues sí, Enrique, pero se me ha escapado uno - Hemos encontrado a dos por el camino con los culitos destrozados -dije - Pensaba recogerlos a la vuelta, pero no os engañéis, no eran vírgenes precisamente, Javier ya se ha encargado de abrirles todos los agujeros - Acaba pues, que hemos ganado, ya tenemos todas las banderas - Lastima que se me haya escapado Miguel, tiene un cuerpo precioso
- - Mientras hablábamos seguía follándose a Marga, tuvo un par de orgasmos delante nuestro pero supongo que avergonzada por tener espectadores se retuvo de exteriorizarlos demasiado, pero no pudo evitar en grito de placer cuando Pedro se vació dentro de ella, el notar el liquido caliente entrando dentro fue demasiado y ya sin ningún reparo jadeó hasta quedar extasiada.
- - Le ayudamos a vestirse y volvimos a donde habíamos dejado a Javier, por el camino recogimos a Ramis y a Juani.
Allí estaban los tres, Javier se follaba a Ana mientras Lucia le besaba en la boca y le metía un par de dedos por detrás, llegamos justo cuando entre espasmos y rugidos se corría abundantemente sobre la espalda de Ana, momento en que Lucia aprovechaba para recogerlo todo con la lengua.
Ya antes había tenido Lucia su ración por lo que al llegar nosotros nos vestimos y nos dirigimos todos al claro, llegamos y ya estaban todos, las caras de satisfacción delataban que aunque habían perdido se lo habían pasado bien.
Era ya tarde y decidimos volver a las cabañas. Yo tenía muchas ganas de llegar y acostarme con Enrique, después de tanta jodienda que había visto estaba muy caliente y exceptuando los tocamientos de Julia no me había comido ni una rosca.
Otro que tampoco había tenido "trabajo" aquella noche había sido Miguel, por el camino me di cuenta que Javier le dedicaría un trato especial cuando llegaran.
- - En la cabaña nos acomodamos directamente, Lucia y Ana se acostaron juntas, Pedro se durmió enseguida y Enrique se metió en mi cama de manera que cuando salí del baño pasé junto a las dos chicas que no se dieron ni cuenta pues sus bocas ya juntas albergaban un juego de lenguas de lo más excitante, me metí en la cama y mi pierna rozó la polla ya parada de Enrique, me esperaba con ansia pues se estaba acostumbrando a mí.
- - Empezamos con tiernos besos y caricias, me susurraba palabras de amor al oído, todo esto me relajo bastante.
Me hizo pensar en la vorágine de sexo y experiencias que había vivido aquellos tres días, si me hubieran dicho que pasaría del polvete de un día a la semana al sexo total que vivía en aquellos días no me lo hubiera creído, pero allí estaba yo, con un chico de 17 años que me volvía loca y que además tenía la polla más imponente que había visto nunca (a parte de la de Javier), fui besando su cuerpo hasta llegar al vello púbico,
cogí con mis manos aquella verga que crecía por momentos y la besé, mi lengua le empezó a recorrer de abajo a arriba, me entretenía con los testículos y volvía a subir hasta el capullo, despacio, sin prisas , haciéndole notar cuán larga era.
La espalda de Enrique se arqueaba de vez en cuando en clara demostración de lo que estaba sintiendo. Sus manos asieron mi cabeza y guiándome hizo que su polla entrara en mi boca, cuando parecía que no podía entrar más, me presionaba y poco a poco sobrepasó la campanilla,
ahora sí que entraba a fondo, aguanté unas arcadas por no sacarla, la quería tener toda dentro, siguió entrando hasta que mis labios rozaron su pelvis, había entrado toda y la notaba que una parte de ella estaba alojada en mi garganta, comenzó un leve movimiento pero suficiente para darme el mayor placer que he sentido en mi vida con una polla en la boca.
No tardó en correrse y me envió la leche directa al estomago, a medida que la sacaba fui lamiéndola de manera que cuando la sacó del todo estaba completamente limpia, aún acerté a recoger una ultima gota que asomaba por su capullito.
Nos besamos y su lengua recorría mi boca buscando aún algún resto de su propio semen, me cogió por las caderas y me acercó a él, notaba su miembro, que no había perdido vigor después de correrse, cómo presionaba en la entrada de mi vagina, abrí mis piernas para recibirlo y no le costó demasiado empezar a perforar mi cueva, de fondo estaban los gemidos de las dos chicas que disfrutaban como locas de sus cuerpos y nos calentaban a nosotros más aún si cabe,
fue entrando lentamente, me gustaba notarla despacio, cómo poco a poco mi vagina se amoldaba al tamaño de su aparato, su lengua recorría mi cuello y mis orejas para acabar una y otra vez entre mis labios, pese a su juventud se estaba demostrando un amante excepcional,
toda mi piel se había convertido algo súper sensible que a cada roce de él me hacía vibrar y jadear, mis pezones aumentaron de tamaño y se pusieron duros como pequeños penes que él chupaba y lamía,
no tardé en tener un orgasmo tremendo y eso que su polla aún no había entrado del todo, el fuerte gemido que solté hizo que Lucia y Ana sonrieran y redoblaran sus esfuerzos para intentar disfrutar más que yo, pero no me pareció posible sentir más placer que el que sentía yo en aquel momento.
Rodamos sobre la cama, quedé yo encima, en aquella posición su verga entró hasta el fondo, noté cómo sus huevos chocaban contra mis nalgas, ahora era yo la que le besaba y lamía mientras me movía notando como una presión que me llegaba al estomago,
él cogido a mi culo lo abría y presionaba, dirigió unos de sus dedos al orificio anal y comenzó a meterlo lubrificándolo previamente con los jugos que rezumaban de mi almeja, un nuevo orgasmo hizo que una corriente eléctrica recorriera mi espalda, por unos segundos caí rendida sobre él completamente agotada y satisfecha, él acariciaba mi espalda tiernamente con una mano mientras su polla y su de dedo seguían dentro mío.
Quedamos quietos exceptuando su dedo que con unos movimientos circulares seguía jugando con mi entrada posterior, yo sabía perfectamente qué quería ahora, así que me incorporé y me puse a cuatro patas ofreciéndole mi culo, su lengua comenzó a lamer mi orificio mientras introducía sus dedos uno tras otro para dilatarme, mis pechos que con los movimientos que me imprimía Enrique pendulaban libremente, cogí uno de ellos y alargando al máximo la lengua y dado el tamaño que habían adquirido los pezones conseguí chupármelo, nunca lo había conseguido y me dio un gran placer aquella autosatisfacción.
Cerré los ojos disfrutando de aquel momento, los dedos fueron substituidos por su pene, primero el capullo y poco a poco el resto fue entrando, un pequeño dolor al principio me recordaba el tamaño de aquella hermosa polla, enseguida llegó el placer, un nuevo placer que había descubierto en aquella excursión.
Con sus manos en mis caderas comenzó a bombear dentro mío, a cada embestida entraba un poquito más y hacía salir de mi garganta jadeos cada vez más fuertes, la sacaba casi completamente para volverla a meter toda, me volvía loca notar aquel pedazo de carne partiendo en dos mi cuerpo.
En la ultima embestida hizo ceder mis brazos y quedé con la cara pegada a la cama mientras él se vaciaba dentro mío, su leche caliente y espesa me estaba llenando toda, ¡¡¡Qué placer!!!, en el mismo momento tuve mi tercer orgasmo que me hizo gritar poseída.
Quedó sobre mí, con la polla dentro, notaba su respiración entrecortada junto a mi cabeza, mientras daba los últimos movimientos acabando de vaciar del todo sus huevos, al cabo de unos minutos salió de mí, noté un vacío en mi culo, me hubiera gustado dormirme con su verga dentro, su leche comenzó a salir al dejar libre la entrada su polla.
Cerré los ojos y aunque mojada me dormí completamente satisfecha y exhausta abrazada a Enrique.
- - Continuará...

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