Con mi Hermano 3

Relato de la RED




Como os dije, estaba en el suelo, sobre el césped, sentada, medio tumbada y totalmente desnuda, Marta había desaparecido y mi hermano, de pié en la entrada de la piscina al salón de la casa, vestido, con los brazos cruzados, riéndose de la escena, pero con un enorme bulto en el pantalón, al menos, se había puesto caliente al vernos a Marta y a mí, haciendo el amor. Me levanté cabreada, cogí la hamaca, la puse bien y me dirigí hacia la casa. Al pasar junto a mi hermano, lo miré «con mala leche» y le solté:
– Ya ves lo que estás haciendo de mí, ¡ya soy bisexual, espero te guste porque lo he hecho por ti!.
Mi hermano se rió y me dijo:
– Pero ¿te ha gustado o no?.
– Naturalmente que me ha gustado, pero tu presencia me ha dejado insatisfecha. Nos has cortado en lo mejor.
– ¿Quién era ella?.
– Marta, la chica que anoche me calentó para ti.
– ¿Y ahora te vas a quedar a medias hermanita?. ¿Qué vas a hacer esta tarde sin Marta?.
Esa frase de mi hermano y sobre todo el cómo me la dijo, impidió que entrase yo a mi dormitorio, me quede junto a la puerta y le pregunté:
– Por cierto Juan ¿no tenias esta tarde un polvo con una tía, qué haces aquí?.
Mi hermano, tardó unos segundos en contestar y cuando lo hizo, me dijo:
– He pensado que me gustaría follarte de nuevo a ti. Por eso he vuelto, por ti. No sé que me pasa hermanita, pero te deseo como nunca he deseado a nadie, ninguna mujer me ha dejado, como tu me estas poniendo, te necesito y deseo hacer contigo, todo lo que siempre he deseado hacer con una mujer, el sexo total.
Todo esto, mientras me lo decía mi hermano, me estaba poniendo a tope, me excitaba como nunca lo había estado y pensaba que ese día, iba a ser el día más importante de mi vida. Y así ha sido. Totalmente mojada, con los pezones durísimos por la excitación y los ojos humedecidos por la emoción, le dije a mi hermano:
– Tú deseas que lo nuestro sea sexo y solo sexo, por esa razón llamé a Marta, para ser bisexual y poder aprender cosas que luego pensaba hacer contigo, al entregarme a ti. Si mi hermano, yo también deseo hacer contigo todo lo que nunca he pensado y que iré pensando hacer y que iré aprendiendo. Así, que aquí me tienes, ¿me tomas?.
Y mi hermano, me tomó……………. Vino hacia a mí quitándose la camisa, recogió un paquete en el lateral de la escalera que yo no había visto al subir y llegó a mi altura. Me abrazó con su brazo izquierdo y me beso………. me besó como nadie lo había hecho antes, con verdadera pasión, con lujuria, con intensidad, sorbía mi lengua como si tuviese una ventosa………… y me entregué a él. Y sigo entregada en cuerpo y alma. Es mi vida, mi amor, mi hombre, mi macho.
– Vamos a la cama de los papás, es más grande.
Y yo me fui con él, andando, a su lado, a esa cama de nuestros padres, la cama en la que nuestros padres nos «fabricaron», ya que los dos nacimos en esa casa y esa fue siempre su habitación y su cama. Donde nuestros padres gozaron al «fabricarnos», allí íbamos a gozar nosotros en nuestra nueva vida. Mi hermano se quitó el pantalón y su slip y yo me tumbé boca arriba, mirando como aparecía su miembro, ligeramente curvado, con ese glande largo, marrón oscuro y maravillosamente duro, era una verga magnífica y ¡era mía!. Mi hermano me cogió de las piernas y me arrastró hasta el borde de la cama y al adivinar que me iba a penetrar así, le dije:
– Espera mi amor, deja que sea yo quien te abra mi coño.
Y le cogí la polla, la acaricié y la introduje un par de centímetros y le dije:
– Ahora, mi hermano, mi amor, ya soy toda tuya. ¡Haz lo que quieras!.
Y mi hermano Juan, me penetró de un solo empujón, me cogía de las piernas y me taladraba con todas sus fuerzas, me vencí, me entregué, su verga entraba y salía con fuerza, abriénd
ome totalmente, no tenía piedad alguna, sus huevos chocaban contra mis glúteos, mi vagina estaba superdilatada, mis caderas abiertas, sus manos igual estaban en mis piernas, que en mis caderas o apretando mis tetas con fuerza, con dolor y con placer, lo hacía con todas sus fuerzas y yo me iba corriendo, de repente me mareé, perdí un poco la conciencia y me quedé como una muñeca rota, sin fuerzas, hasta que de repente, mi hermano gritó no se qué y se corrió y al hacerlo la sacó rápidamente y llenó mi cuerpo desnudo con su esperma. Al verme como estaba yo, salió al baño y volvió con una toalla mojada que me aplicó en la frente, pero yo, al ver su polla ya casi fláccida, mojada con mis jugos y con su esperma, se la cogí y me la llevé a la boca, se la limpié y ese doble sabor, de sus jugos y el mío, me gustó como nunca. Y le pregunté:
– ¿Crees hermanito, que seré una buena puta para ti?.
Y él me contestó:
– Ya eres una puta amor, desde hoy, ya no serás la misma y tú lo sabes. Yo solo tendré que indicarte lo que haces mal, pero me parece que lo vas a hacer todo bien. Al menos, a mí me gusta como lo haces, por ahora.
Y nos reímos fuertemente los dos. Tomó el paquete que cogió en la escalera al subir y lo destapó. Sacó de él una especie de pequeño consolador y me dijo:
– Esto te lo acabo de comprar para ti, es un dilatador. Siempre que puedas te lo pones, sobre todo en el ano y por las noches, duermes con El puesto. Te dilatará el ano antes de lo que imaginas sin romperte el anillo anal y así podrás meterte todo lo que desees. Y ahora lo vas a probar.
Y me dio la vuelta, me volvió a untar con la misma crema que me puso por la mañana en el ano y me lo introdujo. De repente notaba que se hinchaba y le pregunté:
– ¿Qué es eso que se está hinchando?.
– No te preocupes hermanita, nadie quiere tu culo más que yo. Este aparato, tiene una pequeña rueda, que hace que las paredes puedan ensancharse, así tal y como te vayas dilatando, subes la rueda para mayor dilatación ¿comprendido, hermosa?. No te dolerá nada, solo notarás una pequeña molestia, pero a la larga, aprovecharás muy bien sus efectos dilatadores, ¡hasta un pony podría penetrarte y solo sentirías placer!.
La verdad, es que me estaba subiendo un calor enorme, sentía ese instrumento en mi ano, sin dolor, con calor, con placer, como se iba dilatando y pensé en la polla de un pony penetrándome y empecé a acariciarme la entrepierna, mi hermano me vio, se sonrió una vez más y me ofreció su fláccida verga para mi boca y yo me la introduje y de repente………. noté un intenso sabor a meado y mi boca llena de líquido ¡mi hermano se estaba meando dentro de mi boca!, al principio pensé en tirarlo todo, pero viéndole sonreir, comprendí que………. era un nuevo placer, así que empecé a sorber todo su pis. Entraba a presión y chocaba contra el fondo de mi garganta, era cálido y sabía………. a meado, así que por primera vez, probaba el orín, no era tan malo. Pensando en estas cosas, me lo bebí todo y de repente…….. erupté ¡menudo sabor! Y como ya no le quedaba más, pues empecé a mamársela y a ponérsela dura. Le estaba haciendo una buena mamada, lo notaba no solo en la dureza de su polla, sino en sus gemidos y de repente, me llenó de semen la garganta y empecé a tragármelo todo, se la limpié como una buena hermana y me levanté para hacerle un nuevo favor………. ir a la cocina y preparar una cena para los dos ¡qué mujer no prepararía una buena cena para su hombre, para su macho, para su entrenador!.
Pasaron unos días, follábamos en cuanto estábamos solos y todas las noches, al acostarme, me introducía el dilatador en el culo y la verdad es que me asombraba del agujero que estaba consiguiendo (lo veía a través de un espejo) y yo estaba ya, de lleno en los exámenes y una noche, Marta se me acercó en la biblioteca y me dijo:
– Hola cariño, ¡has sido aceptada en nuestro grupo, pero tienes que pasar una prueba!, si deseas pasarla e integrarte con nosotras, ves pasado mañana a las 17 horas a esta dirección, es el chalet de Silvia y está cerca del tuyo. Sé puntual, la puntualidad es una norma imprescindible. Sinceramente me gustaría que entraras y hacer de nuevo el amor contigo y ahor
a, ya para siempre. Dime, María, ¿vendrás?.
– Claro que si Marta y no te fallaré. Ya veras como supero lo que sea y soy de las vuestras. Y te aseguro que no encontraréis mejor puta que yo. No me importa la prueba, solo ser una más de vosotras.
– De acuerdo, chao.
– ¿No me das al menos un beso?
Y Marta, se alejó riendo, sin dármelo.
Llegó el día señalado (creo que era jueves) y me preparé a conciencia. Bien duchada, perfumada, maquillada y dispuesta A TODO. No me importaba el qué, era mi prueba y la iba a superar, de eso no tenía ninguna duda. Me puse un top sugerente y abierto y unos bermudas, todo de color granate haciendo juego. Una tanga negra y unas sandalias de verano de 6 cms. de delgado tacón. Fui caminando, no habían más de 400 metros de distancia. Era un chalet pequeño, en una parcela mediana, con paredes altas y además, los cipreses lo eran más altos aún, así que sonreí y pensé ¡muy discreto!. Toqué el timbre y la voz de Marta preguntó quien era y me abrió la puerta del muro. Entré y oí la voz de Marta que me decía:
– Cierra la puerta y ven al interior.
Así que cerré la puerta y miré a los dos grandes perros que ladraban y estaban atados, sin mas importancia y entré al interior de la casa. Marta estaba allí, totalmente desnuda esperándome, se me acercó, me dio un ligero beso en los labios y me dijo:
– Eres puntual y estás divina. Deseo follarte con todas mis fuerzas, ven.
Y atravesando la vivienda, nos fuimos a la parte posterior, donde estaba la piscina. Desde la puerta pude ver 5 mujeres, totalmente desnudas y una de ellas, se me acercó. No era lo que llamaríamos guapa, pero tenía una cara agradable y expresaba simpatía, pero………… toda ella era puro músculo, pensé que sería Silvia y no me equivoqué. Supe después que tenía 32 años y me dijo:
– Vaya, vaya, con que tú, eres María. Ya te conocía antes, pero hace mas de un año que te perdí de vista y sinceramente, estás muy potable. Me han hablado mucho de ti y me han dicho que te sientes puta y deseas serlo. Ser una de las nuestras exige que toda tu, en cuerpo y sentimientos, te entregues al sexo. En nuestro diccionario no existe la palabra NO, para quien te quiera follar, sea hombre o mujer. Nuestro lema es «entrégate y disfruta, haciendo lo que quieran», ¿estás segura de desearlo y de comprenderlo?.
– Por supuesto Silvia, aquí estoy, dime que quieres que haga.
– De momento desnúdate y toma el baño y el sol, con nosotras.
Así que me fui quitando muy lentamente el top, mirándola a los ojos, luego el bermudas y al quitarme el tanga……….. empezaron a reirse.
– ¡Tiene vello en el coño!.
Y entonces me di cuenta, de que todas ellas estaban perfectamente rasuradas. Silvia dijo:
– Marta, vete al baño y tráeme las tijeras y la maquinilla, deprisa que se hace tarde.
No entendí lo de «tarde», pero supuse que esperaban a alguien más…….. y acerté. Vino Marta, con tijeras y navaja de afeitar y una chica, Tere, le dijo a Silvia:
– Déjame que la afeite yo.
Asi que dicho y hecho, empezó a cortarme el vello y a afeitarme. Mientras, yo veía que todas ellas tenían un piercing en el clítoris, dos de ellas en la nariz y 4 en el ombligo y todas ellas, incluido Silvia, tenían un tatuaje a color encima del coño, era una especie de mariposa, con las alas abiertas y Silvia dijo:
– Si superas la prueba, tú también lo tendrás, el piercing y el tatuaje, las alas abiertas, significa nuestra apertura radical al sexo, mientras Tere termina su trabajo, lámeme el coño. Y lo puso sobre mi, así que me dediqué con todas mis fuerzas a complacerla, sabía que me jugaba mi futuro sexual y quería entrar en su grupo………. a cualquier precio y debí hacerlo muy bien, porque se vino enseguida. Mientras bebía sus jugos, oí el timbre de la puerta y escuché sus voces diciendo:
– ¡Joder, que tarde se ha hecho, al menos ya está rasurada!.
Y me miré mi conejito………. y me pareció que estaba tan lindo como cuando tenía 8 años ¡ni un solo pelo, ni rastro de ellos!. Aunque claro, lo tenía bastante mas usado que entonces. De pronto, Marta, que había ido a abrir la puerta de entrada de la casa, dio una voz y dijo:
– ¡Ya está aquí, nue
stro invitado especial!.
Y detrás de ella…………… apareció mi hermano. Miré sorprendida a todo el mundo, especialmente a Silvia y naturalmente a mi hermano y entonces vi que ella y mi hermano se miraban fijamente y mi hermano empezó a sonreir y mirándome a mi, me dijo:
– Vaya hermanita, ¿vas a formar parte de este grupito?.
Y fue Silvia, quien le respondió de inmediato:
– Si pasa una prueba, sí. Esa es la voluntad de tu hermana. En cuanto a ti, María, debes saber que yo fui quien enseñó a follar a tu hermano. Yo fui quien le desvirgó, fui su amante durante 4 años, su maestra y lo he sido todo para él y él para mí y soy yo quien se separó de él, básicamente por la edad, pero también por miedo a destruirnos mutuamente, ya que los dos somos animales sexuales puros, sin límites.
Mi hermano se empezó a reír y dijo:
– Si, es cierto, somos puro sexo y por lo visto, también tu, mi inocente hermana, vas a caer en sus garras. No tienes ni idea de donde has ido a parar, pero si lo que deseas en la vida es sexo, lo vas a tener en cantidad y en vicio. Y bien Silvia, ¿cuál es esa maldita prueba, que vas a hacer a mi hermana?.
– Es muy sencilla y muy fácil Juan, tu hermana tiene que joder contigo, aquí, ahora y delante de todas. Estamos seguras de que ya habéis cometido incesto, así que no será muy duro para los dos, pero queremos veros follar. Esa es la prueba, ¿qué decides María?.
Miré a todos, un poco asombrada, pero algo, en mi interior, penetrante, salvaje, cálido, brutal, empezó a formarse. Miré a mi hermano y le vi serio, clavando sus ojos en mí, así que me levanté, caminé hacia él y notaba, por una parte, un silencio denso y por otra, una fuerza interior capaz de hacerme cometer todos los desvíos sexuales posibles. Al llegar a su altura, le bese suavemente en la boca y le dije:
– Juan ¿vas a dejarme mal, delante de mis nuevas amigas?, ¿Vas a ser incapaz, de follarte a tu propia hermana en público?. Anda hermanito, ¡hazlo por mí, hazme tu puta!.
Me arrodillé ante él y vi un enorme bulto en su pantalón, le desabroche la cremallera y le bajé el pantalón junto al slip, hasta los tobillos. Su polla estaba totalmente rígida, dura, agresiva y enorme, como siempre. Esto me hizo oir unos comentarios.
– ¡Fijaos, que polla………. la madre que lo parió, menudo pedazo de carne……… daría lo que fuese, por ser yo la follada…………….! y otras cosas así.
Mamé lentamente ese pedazo de verga y vi que mi hermano empezaba a quitarse la camisa, que tiró a mi lado y entonces me dijo:
– De acuerdo nena, te voy a follar………. este circo quiere un sacrificio y el animal sacrificado vas a ser tú……… porque te voy a follar por el culo, espero que ya esté bien dilatado, porque no voy a tener piedad contigo esta vez.
Así que me cogió, me dio la vuelta, me puso a cuatro patas y con un dedo puso solo un poco de saliva en la entrada de mi ano, se arrodilló detrás de mi, cogió con sus manos mis glúteos, los separó, puso su polla a la entrada………. y empujó con toda su fuerza. Tuve que morderme los labios para no gritar del dolor, de un solo empujón penetró todo su glande en mi culo y las lágrimas salían de mis ojos, levanté la cabeza y vi que todas, excepto Silvia, estaban masturbándose. Un nuevo empujón de mi hermano y penetró mas de media polla, empecé a sentirme maravillosamente ingrávida, estaba flotando entre las nubes, solo sentía placer y éxtasis, estaba siendo follada y a la vez sodomizada por mi propio hermano y en público.
Posiblemente esa misma noche, toda la Urbanización lo sabría……….. y no sentía nada excepto placer, un inmenso placer. Un nuevo empujón y penetró la polla en su totalidad, sentía mi culo dilatadísimo, sus huevos golpeaban mi coño y su pedazo de carne en mis intestinos, penetraba hasta el estómago y me daba un calor y una sensación nunca conocida. Empezó a meter y sacar, a moverla intensamente y de repente………. Silvia se arrodilló frente a mí y empezó a acariciarme, a besarme y a jugar con mis tetas y sobre todo, con mis endurecidos pezones, con la palma de mi mano, cogí su cara y devolví sus besos, con pasión y con intensidad, mientras nuestras lengua se atornillaban y nuestra saliva se mezclaba. Mi hermano me cogi&oac
ute; fuertemente de las caderas y supe que se iba a correr y le ayudé, moviendo mi culo para que se sintiera mejor, dio un grueso gemido y me llenó de su semen. Pero no paró, seguía empujando y lo fue haciendo cada vez más lentamente, hasta quedarse quieto, toqué entonces el coño de Silvia y estaba totalmente mojado. También yo estaba super mojada, no sabia cuantas veces me había corrido, ni me importaba. Mi hermano sacó su verga de mí y entonces me di la vuelta y se la miré, pringosa, restos de semen y de mi propia mierda, sacada de mi culo, se la cogí con todo mi cariño, me la llevé a la boca y se la limpié totalmente. Sabía a amor, a pasión y a sexo. Oí la voz de Silvia que decía:
– Bien María, habéis estado muy bien. De tu hermano no me extraña, sé todo lo que hay en él, pero nunca me imaginé tener una yegua tan caliente como tu, si lo deseas, ya eres del grupo. Te has hecho ganadora del piercing en tu clítoris y del tatuaje de la mariposa en el coño. ¿Deseas ser de nuestra pandilla y vivir toda tu vida, para el placer sexual?.
– ¿Quieres decir que he pasado la prueba?.
– Por supuesto cariño y con un sobresaliente.
– Pero Silvia (dije yo, riéndome) ¡no me ha follado, solo me ha dado por el culo!.
– Bueno, vale, es cierto, pero has superado la prueba ¿verdad que sí, chicas?.
Todas las demás chicas, riéndose, dijeron que sí.

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