Chica de ciudad: Tercer año. Capítulo 12

Chica de ciudad: Tercer año. Capítulo 12

No leíste la primera o la segunda parte de "Chica de ciudad"? En total son 25 capítulos super calientes y te van a encantar! Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PRIMER AÑO. CAPITULO 1
SEGUNDO AÑO. CAPITULO 1


Esta es la historia de Celeste, una pueblerina que a los 20 años sigue viviendo su experiencia como chica de la gran ciudad y se va entrelazando con distintas personas con el sexo como único fin tras un año lleno de fracasos amorosos. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 12: Los amantes
   Con Nicolás no tuvimos la conversación que deberíamos haber tenido tras reencontrarnos desnudos en una cálida noche de Octubre. Sin embargo los dos supusimos lo mismo y por ende no fue necesario que dijéramos lo que estábamos pensando. No íbamos a contarle a nadie de eso, iba a ser nuestro pequeño secreto y lo íbamos a mantener hasta que los dos decidiéramos decirle a alguien. Después de todo él recién se animó a los pocos días a contarles a los demás que había roto con Daniela y no era prudente decirle que ahora se estaba acostando conmigo. Seguramente hubiese sido lo mejor decirle que yo no quería por el momento una relación con él, sino que más bien quería solo sexo, pero por su mente pasaba algo similar y comprendí que él debía de querer lo mismo.
   Los días que quedaron del mes de Octubre nos volvieron a reencontrar dos veces desnudos. La primera en mi departamento, una noche de jueves que me pidió de hablar y después de confesarme algunos secretos de su noviazgo terminado, lo hicimos de manera mucho más intensa que la vez anterior. El segundo reencuentro de dio en su departamento, después de una tarde de estudio con Maipi y Mateo, que terminó en sexo bastante violento sobre la mesa del comedor y se repitió unas horas después en su cama. Sin embargo durante la semana la cosa seguía como antes, como si nada raro estuviese pasando. Yo continuaba mis días con las chicas, mientras que él se la pasaba estudiando con Mateo y Lorenzo sin que nadie sospechara de que algo sucedía entre nosotros dos.
   La noche del miércoles 1ro de Noviembre nos encontró desnudos una vez más. Nicolás estaba sentado sobre la cama con sus piernas estiradas en el colchón y yo me había sentado sobre él envolviéndolo con mis piernas y mis brazos al mismo tiempo que nuestros labios se besaban. Hacía un rato largo que veníamos cogiendo y el placer se había incrementado a un punto en el que parecía no poder aumentar más. Sin embargo él llevó sus manos hasta mi cola y ayudándome a moverme hacía arriba y hacia abajo, me lo fui cogiendo hasta que sentí como iba largando su semen adentro mío y entonces comencé a acabar lanzando yo mi orgasmo al mismo tiempo que el suyo.
   - ¡Me encanta cuando acabás de esa manera!- Me dijo él una vez que nos recostamos sobre la cama con el pecho agitado y la respiración acelerada.
   - ¡A mí me encanta que me hagas acabar de esa manera!- Le respondí riéndome y tomé mi celular para ver el mensaje que me había llegado y que había sonado mientras lo hacíamos.
   Entonces me llevé una sorpresa enorme al ver que era Facundo quien me escribía. “Hola hermosa. Cuando nos volvemos a ver?” decía su mensaje y como no supe que responder en ese instante, lo dejé y seguí hablando con Nicolás que parecía querer una segunda vuelta a pesar de ser más de la una de la mañana. Pero los mensajes de Facundo no pararon. Al día siguiente después de cursármelo en la facultad me escribió para preguntarme si quería que nos juntemos el finde, a lo que yo le respondí que no podía ese fin de semana. Pero las excusas se me agotaron enseguida, cuando él me insistió tanto y solo se me ocurrió decirle que no sabía si quería volver a estar con él. “Entonces eso significa que alguna posibilidad tengo” dijo y dejó la puerta de la relación entreabierta.
   Enseguida le conté a Vanina, teniendo en cuenta el pasado que tenía esa relación y el hecho de que ella ya sabía que yo me lo había cogido, le mostré sin editar la conversación para que ella me dijera que pensaba. “Ya fue, boluda. Cogetelo si tenés ganas” me dijo y yo me llevé tal sorpresa que tuve que preguntarle si no era una especie de prueba o algo por el estilo.
   - Facundo es un pelotudo, no vale la pena como hombre pero coge bien. Si tenés ganas de cogértelo para pasar un buen rato, ya fue.- Me dijo dándome sus explicaciones del caso.- Ahora, no seas tan estúpida de engancharte con él.
   Pero yo obviamente no me iba a enganchar y tampoco necesitaba alguien para coger, después de todo tenía a Nicolás que se moría por hacerlo conmigo. Por lo que le dije que no se preocupara y que no iba a pasar nada con su ex novio. “Está bien” me dijo ella no muy convencida de mis palabras y después agregó “Lo único que te pido es que me avises si pasó algo”. Como si nada, volvimos a hablar de la facultad y de otros temas.

   Tomás también reapareció a principios de noviembre, convencido de que iba a recuperarme. “Por favor Celeste, quiero estar con vos” me dijo un día en medio del pasillo de la facultad y tuve que callarlo de un golpe y llevarlo hasta la otra cuadra para poder hablar tranquilos. Casi desesperado, me manifestó que se moría por estar conmigo y que quería que lo perdone. “Vos lo único que querés es coger conmigo” le dije sin tener muchos argumentos para expresar eso más que mi enojo, a lo que él me respondió que no era verdad y que él me quería.
   - Celeste por favor, la pasábamos re bien juntos, nos divertíamos mucho, más allá del sexo. Aunque sea hablémoslo.- Insistió.
   - No le hubieses contado a Ramiro si tanto te importaba estar conmigo. Sabés que si él abre la boca a mi me pueden suspender.- Le dije enojada recordando que ese era el argumento inicial de la pelea.- Ya bastante con que Paulina y Santiago sabían de lo nuestro.
   - Pero Ramiro no le iba a contar nada a nadie.- Me dijo él pero ya era demasiado tardo, yo me alejaba caminando en silencio.

   Ese año mi cumpleaños caía lunes, pero empecé festejándolo el sábado 11, una semana antes. Con Maipi, Guille y Marti salimos a bailar y a nuestra salida se sumaron Mateo y Lorenzo. Nicolás por su parte se había vuelto a su pueblo, ya que el fin de semana siguiente se quedaba para celebrar mi cumpleaños y a pesar de que me gustaba la idea de pasar el siguiente fin de semana con él, no podía negar que me molestaba un poco no tenerlo ahí para mí. Sin embargo las chicas me compraron tantos tragos que me terminé olvidando de él enseguida y me puse a transar con un chico que me sacó a bailar unas canciones y a primera vista parecía lindo.
   Pero de golpe alguien me alejó de ese chico, lo empujó con algunos comentarios ofensivos y mientras este se alejaba, esta persona se pegó a mi cuerpo y me empezó a besar. Me costó mucho reaccionar, ya que no entendía muy bien que había pasado y teniendo en cuenta que el alcohol era bastante efectivo en mi cerebro, pero cuando reaccioné me alejé de él. “¿Facundo?” dije sin entender que pasaba. Él enseguida me empezó a decir cosas que me costó procesar y volvió a besarme hasta que nuevamente me di cuenta de lo que estaba pasando y lo alejé de mí. Sin embargo él no se rindió y a pesar de mi (pobre) intento de alejarme de él, Facundo no me soltaba por un segundo.
   Entonces miré alrededor, estábamos rodeados de gente desconocida, no había nadie ahí que pudiera juzgarme por eso… Lo besé yo a él y enseguida me devolvió el beso metiendo su lengua adentro de mi boca. Seguimos chapando de manera bien zarpada en medio de la pista y enseguida nos empezamos a ir de las manos. Después de todo, si la iba a hacer mal, la iba a hacer bien mal. Metí mi mano adentro de su pantalón y cuando llegué a su bóxer apreté por encima de él y Facundo se separó de mi cuerpo mirándome sorprendido.
   - ¿Vamos?- Preguntó.

   Cuando llegamos a mi departamento fuimos directamente a la cama sin ninguna escala. Ya en el auto nos habíamos toqueteado muchísimo y en el ascensor yo le había desprendido la camisa y le había besado todo el cuerpo. Los dos veníamos muy calientes después de tanto franeleo y tantos besos mojados. Mi celular sonaba con llamadas de las chicas que seguramente se debían preguntar dónde estaba, pero para que no me molestara lo puse en silencio y lo dejé en el comedor. Entramos a mi pieza y lo empujé bruscamente sobre la cama y después me tiré encima de él para seguir besándolo.
   Los efectos del alcohol seguían muy presentes en mí y me convertían en una chica muy zarpada. Besé a Facundo por todas partes mientras que él se desasía de mi ropa de manera bastante brusca y formaba una pila al lado de la cama. Cuando llegué a su pecho le pase la lengua por una tetilla y después por la otra y él se fue levemente recostando sobre el colchón mientras que mi boca seguía bajando. Le desabroché el pantalón a las apuradas y cuando la saqué me encontré con un bóxer que parecía a punto de estallar. Lo miré con una sonrisa malvada, se lo saqué de golpe y me dediqué a chupársela.
   Lo hacía de una forma bastante acelerada, mientras que con una mano sostenía su pija y lo masturbaba, con mis labios saboreaba cada centímetro de ella y con la otra mano acariciaba sus abdominales. Mi cabeza subía y bajaba a las apuradas gozando de esa verga tan rica y dura que tenía para mi solita. Me había olvidado lo grande que era (después de todo los últimos chicos con los que había estado no la tenían tan grande) y me costaba metérmela toda en la boca por más que lo intentaba. Le pasaba la lengua de arriba abajo con ganas y besaba su cabeza roja sin dejar de tocar su cuerpo. Facundo exhalaba leves suspiros de placer que me costaba oír ya que todavía tenía los oídos tapados por la música del boliche. Pero yo solo prestaba atención a su pija, a esa pija que chupaba cada vez con más ganas y que sin dudas me moría por seguir chupando.
   De golpe Facundo me agarra de los brazos y me eleva hasta quedar nuevamente recostada sobre su cuerpo y entre besos va bajando sus manos por mi espalda hasta mi cola y después mis muslos y abre violentamente mis piernas. Nos seguíamos besando y franeleando con todo el cuerpo mientras que sentía su verga rozar mi conchita húmeda que se moría por hacerla entrar. Estiré como pude un brazo hacia atrás hasta que logré tomarla con la mano y elevándome levemente la apoyé sobre mi cuerpo y fui moviendo mi cintura hasta que su pija comenzó a penetrarme.
   Una vez la tuve toda adentro me senté sobre su cintura y me dediqué a cabalgarlo como yo bien sabía hacerlo. A medida que mi cuerpo se movía el calor iba aumentando y la situación se iba tornando mucho más placentera. Facundo llevó sus manos a mi cintura y acompañó cada uno de mis movimientos mientras que yo saltaba sobre su cuerpo y sentía el placer de su pija penetrándome con cada golpe que daba. Apoyé mis manos en su pecho, acariciando sus pectorales, y me dediqué a moverme bien rápido para poder aumentar el placer. Aunque se sentían muy lejanos, eran mis gemidos los que se oían en la habitación y se incrementaban a medida que mi cuerpo se ponía más loco.
   Pero el sexo con Facundo es cambiar cada dos por tres de posición y minutos más tarde era él quien dominaba la situación cogiéndome encima de mí mientras que mis piernas y mis brazos se enredaban sobre su cuerpo. “¿Te gusta?” me preguntaba moviéndose hacia arriba y hacia abajo con todas sus fuerzas y penetrándome de manera bien violenta. “Sí” le decía yo entre suspiros y tratando de gozar al máximo del momento. Después me dio vuelta y pasó a cogerme en cuatro como a él más le gustaba. Le fascinaba tenerme así, poder tomarme fuertemente de la cintura y cogerme por detrás, dándome bien duro hasta sacarme gritos de placer. Mi cola se ponía más roja con cada cachetazo que me daba y de mis labios salían alaridos que debían de escucharse por toda la habitación.
   - ¿Te vas a tragar mi leche?- Me preguntó entonces disminuyendo la marcha pero cogiéndome aun de manera muy intensa.
   - Lo que quieras.- Le respondí yo sintiéndome muy puta.
   - ¡No!- Dijo el bruscamente y volvió a darme un golpe con su mano en mis cachetes dejándomelos calientes.- ¡Pedime la leche!- Me ordenó.
   Era un juego que ya habíamos jugado, en el que él me obligaba a pedirle que me acabe toda y obviamente yo siempre estaba dispuesta a jugarlo.
   - ¡Quiero tu leche!- Le rogué yo entonces.
   - ¿Sí? ¿Querés la lechita?- Insistió él cogiéndome nuevamente bien cortito y rápido.
   - ¡Sí la quiero toda!- Volví a decirle yo.
   - ¿Y dónde la querés?- Me preguntó él.
   - En la boquita.- Le respondí yo y antes de que él pudiera decir algo más agregué.- Me quiero tragar toda tu lechita.
   Esas palabras fueron demasiado para Facundo que rápidamente me dijo que me arrodillara sobre la cama y mientras él se paraba de manera algo complicada yo me acomodé dispuesta a recibir todo su regalito. Entonces se empezó a pajear bien rápido y cuando me lo ordenó, yo abrí la boca y saqué la lengua justo para que su semen calentito fuera a parar adentro mío. Una vez que terminó cerré la boca y me lo tragué como una niña obediente y después volví a chupársela para sacarle hasta la última gota.
   Facundo me dejó desnuda en la cama mientras se cambiaba y solo me habló para pedirme que le fuera a abrir la puerta. Cuando volví a mi departamento le mandé un mensaje a las chicas diciéndoles que me había ido a la casa de un chico y Martina me respondió enseguida primero insultándome por desaparecer y después deseándome que me fuera bien. Pero antes de dejar el celular e irme a dormir, le mandé un mensaje a Vanina que decía: “Volví a hacerlo. Por última vez”


SIGUIENTE


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