Chica de ciudad: Tercer año. Capítulo 8

Chica de ciudad: Tercer año. Capítulo 8

No leíste la primera o la segunda parte de "Chica de ciudad"? En total son 25 capítulos super calientes y te van a encantar! Acá te dejo el link para que entres y te deleites:
PRIMER AÑO. CAPITULO 1
SEGUNDO AÑO. CAPITULO 1


Esta es la historia de Celeste, una pueblerina que a los 20 años sigue viviendo su experiencia como chica de la gran ciudad y se va entrelazando con distintas personas con el sexo como único fin tras un año lleno de fracasos amorosos. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

CAPITULO 1

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Capítulo 8: Por la cola
   Tomás me puso violentamente en cuatro y abrió mis cachetes para meter su lengua rápidamente en mi culito. La otra vez que lo había hecho había sido increíble y en esta ocasión era aun mejor. Sentía como todos los nervios de mi cuerpo se concentraban en la zona y daban pequeños choques que recorrían cada parte de mi cuerpo para volverme cada vez más loca. Su boca me mojaba toda la cola mientras que sus dedos seguían jugueteando con mi conchita. Pero un dedito atrevido se animó a subir hasta mi colita y empezó a dibujar pequeños círculos tal lo habíamos hecho hacía unos días. “¡Mmm que lindo! ¿Querés cogerme la colita?” le pregunté yo gozando de su mano y de su lengua a la vez. “¡Sí!” respondió él convencido y entonces le di autorización para que metiera su pija adentro de mi cola.
   Pero no pudo hacerlo. Intentó abrirla primero con su verga, pero mi cola no cedía. Después siguió jugando con sus dedos y por más que estos entraban sin ningún inconveniente, cuando quería intentarlo con su pija, mi culito se cerraba por completo y por más fuerza que él hacía, no había chances. A medida que pasaban los intentos él se frustraba más y lo hacía con más violencia, causando que tras el cuarto intento mi cola empezara a doler y tuviera que dar por terminada la noche.
   Él se enojó y se terminó acostando al lado mío como si yo fuese la culpable de eso y por más que intenté razonar con él lo sucedido, no hubo manera. Nos terminamos quedando dormidos y al día siguiente nos despertamos como si nada hubiese pasado y tuvimos sexo para sacarnos las ganas que nos habían quedado de la noche anterior. “Ya se va a dar” dijo él tratando de sacarle importancia al tema cuando intenté hablar de lo del sexo anal.
   Desde que tuvimos nuestra noche de profesora exigente y alumno ejemplar, Tomás estaba algo obsesionado con hacerlo por atrás. En la semana siguiente tuvimos sexo todos los días y en todas las ocasiones me había pasado la lengua por la cola y había jugado con sus dedos sobre ella. Obviamente yo no tenía problema en entregársela y me encantaba lo que él hacía para ganársela, pero cuando intentamos la noche del viernes 23 de junio, fue imposible. El día siguiente a pesar de haber tenido sexo a la mañana nos volvimos a juntar a la noche después del boliche y tratamos de que se diera una nueva oportunidad, pero otra vez lo mismo, con la diferencia de que en esta ocasión él intentó una sola vez y después abandonó para no terminar de mal humor como el día anterior.

   El resto de las cosas seguían su rumbo sin muchas diferencias. Con Maipi, Guille y Marti seguíamos igual de amigas de siempre, nos juntábamos muy seguido (a pesar de que a veces me escapaba para estar con Tomás) y aprovechábamos los trabajos prácticos y los estudios para charlar y ponernos al día. Sin dudas la que más novedades tenía era Guillermina que al parecer tenía bastante onda con Lorenzo quien no paraba de escribirle. Cuando estaban juntos se bromeaban todo el tiempo y constantemente hacían cosas para llamar la atención del otro. Sin dudas entre él y ella iba a pasar algo dentro de muy poco.
   No me puse celosa en lo más mínimo, a pesar de que yo había estado con él hacía un tiempo. Lo que sí, me di cuenta que no podía soportar mucho estar con ellos dos, por lo que a veces los evitaba y Martina se dio cuenta de ello. No me dijo nada, pues estaba convencida que entre él y yo había pasado algo, sin embargo ninguna de las dos sacó el tema. Con Marti, Vanina y Azul estábamos cada vez más amigas. Obviamente Azul se había enterado de todo nuestro pasado y lo que había sucedido con Facundo, pero en vez de hablar de ello tratábamos de sacarle mano a Laura y a Florencia quienes ahora eran inseparables e iban a todos lados juntos. Las dos habían decidido sacar a Vanina de sus vidas cuando ella se volvió a hablar conmigo y al parecer Vanina no tenía ningún inconveniente con eso.
   - No entiendo como Lautaro volvió a ponerse de novio con ella.- Nos decía mientras miraba a Laura con odio.- Y mucho menos entiendo como Facundo se las banca cuando Laura y Florencia siempre me decían que Facundo era lo peor para mí. ¡Hipócritas!- Despotricó.
   Pero a mí me encantaba volver a tener a Vanina al lado mío, era un persona muy divertida, que siempre decía lo que pensaba y quien trataba de alegrar el momento. También, a diferencia de lo que Facundo me había dicho el año anterior, Vanina no era ninguna frígida o fría en la cama. En ese momento se encontraba saliendo con un chico que había conocido en un boliche y cuando nos contaba todo lo que hacían, Azul, Martina y yo nos quedábamos con la boca abierta de la sorpresa.
   Otra de las cuestiones que me costaba procesar a pesar de estar teniendo sexo todos los días con Tomás, era ver a Luciano con muchísima frecuencia. Parecía que el destino quería que me lo cruzase por todos lados, en la puerta de la facultad, en los pasillos, en la parada de colectivo, en todos lados. Sentía una rara sensación cada vez que nos mirábamos, pero me daba mucha alegría saber de que él seguía pensando en mi mientras que yo pensaba en cómo me iba a coger esa tarde a mi alumno. Era muy gracioso saber que yo había sido alumna de Luciano y había estado con él y ahora yo estaba con un alumno mío. “La alumna superó al maestro” pensaba al recordar que él había esperado a terminar el año y yo no.

   Las clases se me hacían más difíciles de dar. No podía mirar a Tomás a los ojos en ningún momento, por alguna extraña razón sentía que si lo hacía alguien iba a empezar a sospechar, ya sea la profesora o Ramiro, uno de los amigos de Tomás. Lo que nunca me imaginé era que Santino, quien compartía la ayudantía conmigo iba a ser el que sospechara algo. Todo se dio un día que Tomás llegó tarde a clases justo cuando era yo la que estaba explicando un tema y nuestras miradas se cruzaron un segundo cuando él entró por la puerta y de manera violenta volví a mirar al resto de la clase, ignorándolo por completo. Para todos eso debió de ser algo común, pero Santino enseguida se dio cuenta que algo pasaba. Esa misma tarde me preguntó si conocía al chico que había entrado tarde y en vez de decirle que sabía que se llamaba Tomás, le dije que ni siquiera me acordaba su nombre, algo que le levantó más sospechas.
   - ¿Qué querés que hiciera? Él sospecha que hay algo entre nosotros dos y yo no voy a arriesgarme a que me echen de la facultad o algo por el estilo.- Le dije a Tomás esa noche mientras estábamos cenando.
   Mi cabeza pensaba que debíamos dejar de vernos todos los días, que teníamos que calmar un poco nuestra calentura y que debíamos ponerle un poco de agua fría a nuestra relación. Pero mi cuerpo se oponía, quería estar con él, seguir viéndolo en cada momento posible y sobre todo deseaba tener sexo con él, algo que me generaba cada día más placer. El jueves 29 de Junio me propuse hablarle en serio tras una nueva insinuación de Santino acerca de mi relación con un alumno y Tomás comprendió mi preocupación y por más que no le gustaba la idea decidimos que vernos todos los días era arriesgado. La cena esa noche estuvo algo apagada, no estábamos terminando nuestra relación ni estábamos pensando en dejar de vernos, pero la idea de que esa situación diaria se iba a acabar nos generaba algo de tristeza.
   Pero cuando nos trasladamos a la cama todo eso cambió. Tomás volvió a tomarme como lo venía haciendo todas las noches desde mi “clase magistral hot” y me hizo gozar de una manera increíble con su boca mientras pasaba su lengua por todo mi cuerpo. Cuando me abrió de piernas y se dedicó a lamer mi clítoris y mi concha, no pude evitar gemir de placer y mover mi cintura en forma de círculos siguiendo el recorrido de su lengüita. “¡Mmm sí!” le decía apoyando la mano en su nuca mientras que él me daba más y más placer. Suavemente su lengua fue bajando por entre mis piernas hasta llegar una vez más a mi cola para llenarla de saliva y juguetear con sus dedos sobre ella. Esa noche me sentía mucho más relajada. Esa noche él iba a ser el dueño de mi cuerpo.
   Seguimos calentándonos con besos y caricias por todo el cuerpo y después me tocó a mí chuparle la pija y cuando lo hice traté de comportarme lo más puta posible. Mi lengua y mis labios recorrían todo su cuerpo, saboreaban su cabeza y rozaban sus bolas, mientras que con mi mano acariciaba su pecho y el resto de su piel. Él se calentaba cada vez más y más y el calor se hacía notar en la habitación por más que el frío helado de invierno pegaba afuera.
   Cuando empezamos a coger lo hicimos con mucha pasión. Tomás se colocó sobre mi cuerpo ya abriendo mis piernas con violencia me metió su pija adentro de la concha y comenzó a darme bien duro mientras que yo gritaba y gemía de manera muy desesperada. Después me tocó a mí tomar las riendas del asunto y lo hice cabalgando su verga bien dura de una manera increíble. Saltaba sobre su cuerpo y caía de forma muy zarpada, clavándome su pija en lo más profundo de mi cuerpo y gritando como loca mientras que él jugaba con mis tetas y acariciaba todo mi cuerpo. Por último me puso en cuatro y después de cogerme un buen rato sentí como su dedo se abría paso entre mis cachetes y se dedicaba a dilatar mi cola. Yo me relajé por completo y comencé a disfrutarlo, gozando plenamente el trabajo que su verga hacía sobre mi conchita y el de su dedo por encima de mi culito.
   - Cogeme la cola.- Le pedí en un susurro y él me preguntó que había dicho ya que no me había escuchado.- Hacémelo por la cola.- Insistí esta vez con una voz bien clara.
   Tomás no aguardó ni un segundo, sacó su pija de adentro de mi concha y la apoyó delicadamente en mi culito y comenzó a hacer presión. Yo me relajé por completo y sentí como mi cola se iba abriendo haciéndole lugar a su cuerpo y una vez que la tuve adentro me fue imposible contener una sonrisa que mezclaba felicidad y placer. Él apoyó sus manos en mi cintura y de manera muy suave me empezó a coger hasta que la tuve toda adentro. Movía su cuerpo hacia adelante y hacia atrás de manera muy delicada, mientras que sentía como mi cola se abría aun más y como se adaptaba a su pija que se sentía más placentera a medida que pasaban los segundos.
   De a poco fuimos dándole ritmo. En un principio empecé yo moviendo mi cintura hacia adelante y hacia atrás y sentía como sus manos se clavaban en mi cuerpo para que yo no pudiese escaparme. Pero enseguida fue él quien se puso a cogerme y lo hizo con una fuerza increíble. Su cuerpo chocaba contra mis nalgas generando un golpe muy fuerte y su pija entraba y salía de mi cola provocándome un placer inmenso que me ponía a gritar pidiéndole más y más. “¿Te gusta? ¿Te gusta por el culito?” me preguntaba él y yo le decía que sí, que me encantaba la manera en la que me estaba cogiendo. Hacía mucho tiempo que mi cola no sentía un placer tan grande y ahora me estaba volviendo loca.
   Él cada vez se ponía más acelerado y su cuerpo se movía frenéticamente hacia todos lados. Levantó una de sus piernas y abrió mis cachetes para penetrarme más a fondo y yo tuve que morder las sábanas para no gritar tan fuerte. Su cuerpo chocaba contra el mío y me hacía temblar, estaba envuelta en un torbellino de placer que iba en aumento y me volvía cada vez más loca. Sentía el orgasmo llegar a mi cuerpo y como pude metí una mano por debajo de mi pecho y la llevé hasta mi clítoris el que empecé tocar violentamente. Estaba totalmente excitada y Tomás me hacía gozar de una forma increíble.
   - ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!- Grité cuando sentí ese hermoso orgasmo llegar a mi cuerpo y cuando mi mano se mojó toda. A pesar de eso no la saqué de mi clítoris y lo seguí acariciando mientras que él cogía mi cola bien fuerte.
   - ¿Querés que te llene el culo de leche?- Me preguntó segundos más tarde y mi respuesta fue muy obvia.
   Tomás sacó su pija de adentro de mi cuerpo y se empezó a pajear mientras que yo me acomodaba y levantaba la colita. Tenía el corazón totalmente acelerado por el orgasmo que acababa de disfrutar y seguía disfrutando. Sentía como su respiración e agitaba más y más mientras que se tocaba y sabía que estaba a punto de acabar, lo que nunca me esperé fue la cantidad increíble de semen que largó desde su cuerpo y que cayó por todo el mío, manchando mi espalda, mi cintura, mis brazos y obviamente mi cola. Entonces una nueva sonrisa se dibujó en mi rostro y esta vez la felicidad fue inmensa.
   Sabía que tenía que calmar las cosas con Tomás y que teníamos que empezar a vernos más de vez en cuando. Sabía que estaban en riesgo mis estudios y que podían echarme de la facultad si me descubrían cogiendo con un alumno que asistía a la clase que yo era ayudante. Sabía que Santino sospechaba algo y que dentro de poco algunas otras personas iban a enterarse de lo sucedido. Es por eso que sabía que lo nuestro no iba a seguir siendo algo diario e iba a pasar a ser algo más de fines de semana o de vez en cuando. Sin embargo me iba a costar muchísimo acostumbrarme a no tenerlo todos los días para coger como lo veníamos haciendo.


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2 comentarios - Chica de ciudad: Tercer año. Capítulo 8

garcheskikpo +1
Que locura este capítulo! Cada vez se va poniendo mejor.
Van puntos
HistoriasDe
Muchas gracias!!