El cornudo paga la renta 4


Continuación de los relatos:
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Pao no era de las mujeres más hermosas con las que estuve, pero toda esta situación de infidelidad y combinado con una mujer casada pero que en muchos aspectos parecía una adolescente descubriendo el sexo me tenía a mil y ese último orgasmo en su dormitorio me había dejado las piernas flojas. Aun así, de cansado tenía ganas de seguir dándole pija. Dudaba si volver o no. Eso de hacerla probar mi pija por la cola me fue un desafío que también me motivaba. Traté de hacer otras cosas. Almorcé. Pero cada vez que veía la casa trataba de adivinar a donde había ido Edgar, a qué hora volvería. Las ganas me indujeron a ponerme a analizar los pros y contras de ir otra vez y que llegue el marido. En primer lugar, el alfeñique ese a mí no me podía tocar un pelo y, en segundo lugar, si se ofendía y dejaban de alquilarme, sinceramente no me afectaba en nada en lo económico. Visto eso, me puse a considerar el lado de Pao, los problemas que podría tener si nos descubrían y lo que descarté casi por completo de entrada era algún tipo de violencia hacia ella; en esa relación si había alguna posible víctima de violencia física era Edgar. Si me equivocaba, y Edgar quería reaccionar contra ella en el momento yo estaría allí para detenerlo. Y luego, pasado el impacto del descubrimiento, estaba convencido que él, Edgar, era consciente que Pao era mucha mujer para él, asi que la perdonaría convencido de ello o simplemente porque no le quedaba otra. Es decir, en resumen, ni Pao ni su matrimonio estaban en riesgo si su marido nos descubría, más allá de un mal rato para ella de solo un corto tiempo. Considerado todo eso me decidí a ir a deslecharme en ella otra vez. Al abrir la puerta vi el auto de Edgar llegando. Maldije. Si bien había concluido que si él se enteraba de sus cuernos no habría grandes consecuencias tampoco consideré ir a tratar de cogerme la esposa con el marido presente. De muy mal humor me di la vuelta y volví a mi casa. Estaba dudando si aprovechar el día de piscina o ir a sacarme la calentura entrenando o tratar de buscar alguna otra amiga para desahogarme. Me dirigía a mi dormitorio y al pasar por mi estudio me acordé de las cámaras que había dejado en la casa de los vecinos de cuando estaba sin arrendar. El morbo y cierto enojo con Edgar que llegó justo cuando me quería coger a su esposa, me arrastraron a prender la PC, abrir el soft de las cámaras y ver qué pasaba en mi más reciente putita y su marido. Cuando "entre" a través de las cámaras en la casa de Edgar y Pao, él estaba sentado en el sillón mirando la tele, pero se lo notaba inquieto. Movía la cabeza de un lado a otro y luego el movimiento implicaba ya un giro de todo su torso. Me di cuenta que hablaba (esas cámaras no tienen audio). Se levantó, fue al patio, a la cocina, se asomó al comedor y de ahí tomó las escaleras a la planta alta y fue derecho a su dormitorio. La cámara de esa habitación la puse enfocando el ventanal y apenas capta una parte de la puerta. Pero se notó que se asomó a su dormitorio y vio lo mismo que estaba viendo yo: su mujer desnuda (garchada) en la cama, medio de costado, medio boca abajo. Pasan unos minutos y lo veo a él desnudo dirigirse a la cama. La besa. Ella le responde primero efusivamente y luego como que lo calma. Lo acaricia y trata de abrazarlo. El insiste, le besa el cuello, baja a sus tetas. Ella lo deja Él vuelve a subir a su boca. Se levanta y busca algo en la mesa de luz. Ella se apoya sobre los codos y mira a un lado. Me doy cuenta que él se está poniendo un preservativo. Vuelve sobre ella. Se vuelven a besar y ella lo hace bajar. Cuando él llega con su boca a la concha, ella se desploma otra vez en la cama y creo que cierra los ojos. Se toca las tetas. En un momento, con una de sus manos agarras las sábanas y tira sobre ella. con la otra lo toma de los cabellos a él y lo sujeta entre sus piernas que se levantan y clava los talones en la espalda de él. Se la nota como jadea y se despatarra en la cama. El sube y parece que la penetra. Ella le apoya una mano - la del lado donde él entierra la cara entre el hombro y el cuello - en la espalda superior, cerca de la nuca. El mueve su culito de arriba abajo. Ella está quieta. Se mueve un poco como para decirle algo al oído y luego lo dirige para que él se arrodille en la cama. Para mi sorpresa, porque pensé que se la iba a coger en cuatro, ella se pone detrás de él, también de rodillas; lo abraza desde atrás y lleva las sus manos el sexo de él. Quedan así unos minutos, parecen inmóviles, pero se nota algún movimiento. Él tira la cabeza hacia atrás y poco después ella saca las manos de entre las piernas de él con el forro en forma de bolsita. Le da un beso en la mejilla y él cae en la cama. Ella se levanta y se va al baño de esa habitación. Él se queda en la cama. Yo salgo para ahí. Toco timbre. Pasa un rato y me atiende ella. Yo estaba entre excitado y enojado. Ella entre asustada y sorprendida. Admito que lo dije con maldad y para probarla a ella: "¿llego el cornudo?". Ella mira por sobre su hombro hacia la escalera y responde "está arriba, no le digas asi ¿qué queres?".
Y: Vengan a la pileta, antes que te lo cojas
P: No, hoy no
Y: ¿Que pasa? ¿No te alcanza con esto? - y me agarre la pija media hinchada por encima del pantalón
P. Basta, no seas asi.
Volvió a mirar para atrás. Se acercó, me puso una mano en el hombro para bajarme a su altura y decirme al oído.
P: Córtala, culpa de esto - y me manoteó la chota - no puedo ni coger con mi marido. Toda rota me tenes. Deja de...
Y la tome de los cabella y el que habló al oido fuí yo
Y: Si queres mas de eso que tenes en la mano, anda calmándote, que el que da las ordenes aca soy yo. Me voy a calmar cuando te rompa el culo. Y ¿sabes que? ese proyecto de hombre que tenés de marido no se merece disfrutar de una mujer como vos, creo que ni de una mujer cualquiera. Cógetelo si querés, pero me quita las ganas de garcharme una mina que se conforma con tan poco, que valora tan poco su concha.
En la puerta de la casa, ella aún con una mano en mi hombro, yo sujetándola de los pelos para hablarle al oído; como una estatua
P: Dejame pelotudo, ¿no te diste cuenta como gozo con vos? Es mi marido ¿Que querés que haga?
La solté a tiempo porque me pareció que alguien venía y era él. Algo vió.
E (Edgar): ¿Todo bien?
P: Si, si no sé qué me pasó que me doble el tobillo de la nada. No sé, como si al bajar corriendo la escalera y detenerme rápido en la puerta me hizo desestabilizar.
Yo la miraba sorprendido. No me esperaba tanta rapidez para mentir con tanta seguridad. Ella quedó con una mano en mi pecho, un poco más levantada de como yo la tenía, pero aún agachada y se agarraba el tobillo. Con su pose y ubicación lograba que el bulto de mi pantalón no quede a la viste de su marido. Todo eso salió bien, excepto que mi cabeza empezó a imaginar y recordar situaciones que en vez de bajarme la pija me la estaba poniendo más dura. Como la situación se complicaba, la tomé a ella como ayudándola a caminar y usándola de pantalla la ayudé a llegar al sillón donde luego de sentarla, me senté yo y crucé las piernas
Y: Como hace tanto calor los venía a invitar a la piscina otra vez. Yo me levanté tarde y voy a comprar algo para comer si quieren compartir. E
: Huuu gracias por la invitación pero yo acabo de llegar de lo de mi familia donde fui a almorzar y Pao no se sentía bien, por eso se quedó, no sé cómo se sentirá para almorzar.
Hubo un cruce de miradas que se hizo eterno por lo que lo interrumpí con un "bueno, yo estoy en la pileta, si quieren ir el portón está abierto". Me estaba por ir de una pero la maldad me ganó y antes de cerrar la puerta dije con doble sentido "tienen pinta que les gusta piletear a ustedes... ¿no Edgar?" y le guiñé un ojo "o sino los espero a tomar la leche a la tarde, yo no tengo nada que hacer... bha, nunca tengo nada que hacer jajaja". Y me fuí.
Realmente ese día hizo calor y fueron más tarde a mi casa. Como yo no los esperaba había invitado a algunos amigos y amigas del gimnasio asi que se fueron juntando muchas personas en el lugar lo que derivó en un asado. Todo esto me impidió garcharla a Pao o a mi otra amiga con derecho que había invitado a tal fin. Pero no me iba a resignar a que termine la noche sin sacarme la leche que había acumulado. Con Pao nos cruzamos algunas miradas, algunas señas y sonrisas. Por lo visto la putita estaba igual que yo ya que en un momento en que me voy a la cava a sacar un vino la veo a ella que me había seguido haciéndose la disimulada. La llamé. Miró para todos lados y entró. Empujé la puerta y la arrinconé contra una de esas mesas angostas y altas, que estaba dentro para la degustación de vinos. Un par de copas cayeron al suelo y se rompieron en el momento en que nos empezábamos a besar. Ella vestía su bikini tapado con un pareo (esos pañuelos largos que se ponen las mujeres en la cintura sobre su traje de baño). Yo le saqué las tetas y ella la chota. Se quiso hincar a mamármela, pero yo ya estaba más que caliente así que le levanté el pañuelo y corrí parte de abajo del bikini con un dedo. No dejaba de sorprenderme cómo se mojaba la mujer esa. Le froté la cabeza de la pija contra la concha y ella parecía intentar violarme la boca con su lengua. La levanté en brazos, sus ojotas cayeron al suelo y ella guio la verga a su concha que se la tragó hasta los huevos sin ningún problema. El único signo que le llegue al fondo fueron sus uñas en mi espalda y sus dientes en mi cuello, en el trapecio derecho. "Que ganas te tenía papi" me dijo al oído. La empecé a bombear y de a poco sus gemidos ahogados entre sus labios y mi hombro se fueron descontrolando hasta ser exhalaciones ruidosas y lo único en secreto era las cosas que me decía al oído totalmente desaforada. Giré un poco para poder hacer que apoye una de sus piernas en la mesa así liberé un poco el brazo de ese lado, lo estiré un poco más para sujetarla de las nalgas. Avancé más con esa mano, lubriqué un dedo con lo que salía de su concha ensartada y luego lo dirigí a su ano. Me mordió el lóbulo de la oreja y me preguntó "¿te gusta mi colita papi?" a lo que le respondí "me gusta como disfrutas cuando te abro el orto". Le metí la primera falange de mi dedo índice y ella empujó arqueó la espalda empujando su cadera contra mi cuerpo haciendo que mi pija le haga tope en su interior una vez más lo que en un acto reflejo le hizo retroceder otra vez con la cadera y solita comerse una falange más de mi dedo con su culo. Tembló y luego se quedó quieta con los ojos cerrados. Los abrió lentamente y me dijo "me gusta, solo con vos me gusta. No sé qué me haces, pero las cosas que no me gustan con vos me gustan" y empujo su cola hacia atrás y todo el índice se alojó en su recto. Nuevamente al odio me insulto "como te odio hijo de puta, estoy todo el día caliente por tu culpa". Yo no le decía nada porque el placer que me provocaba tenerla tan emputacida me superaba. Lo estaba disfrutando. Le empecé a mover yo, haciendo que pija y dedo se muevan dentro de ella. En un momento me empezó a palmear o mejor dicho a darme chirlos en la espalda y luego le sumó "llename otra vez, quiero toda tu leche". En ese preciso momento empujan la puerta que no había terminado de cerrar. Suelto la pierna de Pao que aún la sostenía por debajo de la rodilla haciendo que todo su peso quede suspendido en mi pija en su concha y mi dedo en su orto, y sostengo la puerta antes que se termine de abrir. Me asomo con Pao pendiendo de mi pija y ¡me encuentro con Edgar!. "La viste a Pao" - Me pregunta. Para que se vaya le digo una verdad a medias "Ya voy Edgar, me estoy clavando una minita, ya salgo". Veo que mira al piso y descubro que estaban las ojotas de Pao. No ahondé en explicaciones y le cerré la puerta. Pao me miraba espantada. Paralizada. Entonces empujé con un segundo dedo en su culo. "Ay no, no para, para me voy" pero ya tenía la punta de dos dedos en el orto. "¿Y qué hago con mi leche?" le pregunté mientras le removía los dedos. "Me está buscando mi marido" me dijo con los ojos cerrados. "Aca ya buscó, sabe que me estoy clavando una putita" y empujé mis dedos que entraron casi por completo cuando volví a levantar su cuerpo en el aire y ella tiraba su cabeza hacia atrás. "Te odio hijo de puta, como te odioooooo". Sus tetas me llamaban chuparlas pero cuando lo intenté no llegué. Ella se dio cuenta y dejando de sostenerse con una mano levantó una de sus tetas para que llegue a mi boca. Chupe un poco su pezón pero no me resistí y lo mordí. Su ano se contrajo alrededor de mis dedos. Soltó su teta y se agarró con ambos brazos de mi cabeza y presionó su frente contra la mía. Una¿ par de espasmos en su concha precedieron a un montón de flujos que sentí como corrieron por el tronco de mi pija y pasaron por mis bolas detonando mi orgasmo que sumó caudal a ese desborde. Con su cara pegada a la mía sentía como el aire salía tembloroso de su boca. La fui bajando lentamente y ella se sostuvo de la mesa. "Cuidado los vidrios" le advertí mientras le pasaba sus ojotas. Muy lentamente se arreglaba la ropa y se ponía el calzado. "Salgo yo primero, dame uno o dos minutos que lo encuentro a tu marido, y lo entretengo para que vos llegues después". Mientras le decía esto ella se terminó de acomodar la ropa y se pasó la mano entre las piernas. La miró. "Boludo, estoy chorreando, no puedo salir asi". Me sonreí. "Te voy a hacer parir un morochito" le dije. Simuló que me daba una cachetada. "Esta es la última que terminas dentro.. hoy ya fue muy jugado". Sin darle importancia, miré por la puerta entreabierta y vi a Edgar merodeando. "¿No se cuidan de otra forma?" le pregunté sin mirarla. "Él se cuida" me respondió apoyándose en mi hombro tratando de espiar. La miré sobre mi hombro "está bien, mejor que se cuide él y ahora conmigo te cuidas vos" y me fui, lo tomé a Edgar del brazo y lo llevé al jardín. Él miraba para atrás a cada rato. Noté cierto recelo en él, lo que en vez de apiadarme me envalentonó más. "No sabes la mina que me estoy garchando, dice que no le gusta entregar el orto pero conmigo ya aprendió a disfrutar que la ortee, tengo que romperle el culo de una vez por toda". Vi como le brillaban los ojos y casi pude sentir que el sudor que le apareció súbitamente en la frente era frío. Tragó y luego me preguntó "¿Cuál es?" - "Se dice el pecado, no el pecador" le respondí y le guiñé un ojo. Justó apareció Pao e inmediatamente el marido le miró los pies. Vi que los dos quedaron un poco cortados asi que al rato volví, lo tomé a Edgar del brazo y le dije "te vi interesado cuando te dije lo de la mina que le quiero romper el culo, entre nos, como hombres, ¿Pao entrega?"
E: ¡Heee es mi mujer!¡¿cómo me vas a preguntar eso?!
Y: Dale, me parece que te morís por contar ¡queres que te cuente yo?
Dudó un rato
E: Si, me intriga, pero vos no me decis quien es, si yo te digo algo vos sabes que hablo de Pao
Busqué donde estaba mi "amiga con derecho" y le dije que era esa. Una parte no era mentira, pero mi amiga no tenía ningún problema en entregar el culo, era una orgullosa culo roto.
Dudó un rato y me dijo como con vergüenza, pero con una natural sumisión
E: Probamos algunas veces, pero ella dice que le duele, que le incomoda, al final yo no quiero que haga nada que no desee, por eso me llamó la atención que me digas que a alguna le gusta, yo pensé que lo hacían por nosotros
Y: ¡¿qué edad tenes Edgar?! Nunca estuviste con una mina que goce por el orto
Mi pregunta lo incomodó. Miró para todos lados.
Y: ¿le chupaste el culo alguna vez ?
Seguía sin responder
Y: Mirá, me parece que Pao estuvo tomando bastante. Llevala a la casa y atendela como reina. Acostala, besala, hacele un poco de sexo oral, te digo asi porque noto que sos muy formal, yo te diría que le chupes la concha, metele mucha lengua y andá bajando. Puerteale la cola con la lengua. Si sentis que se le abre, que se le afloja, dala vuelta, ponela boca abajo y dedicate a comerle la cola. Penetrala con la lengua por ahora, lo mas que puedas. Ayudala con tus manos en la concha. Si logras que acabe asi ya vas a haber dado un gran paso. Dale, andá que ya de solo contarte me dieron ganas otra vez, me voy a buscar a mi amiga. Le di una palmada medio empujón en el hombro. Cuando me estaba alejando necesité darle una estocada
Y: Esta buena Pao, lo que debe ser en la cama
Me daba un placer especial la cara que ponía, medio de perro desamparado pero también se lo notaba excitado. Me fuí ahora si a culear a mi amiga


P/D: Perdon por la extensión, voy tratando de encadenar los deseos del cornudo que me pidió los relatos.

1 comentario - El cornudo paga la renta 4

Si-Nombre +1
Excelente Post muy bueno gracias por compartir
locoporvos1974
gracias por comentar y por los puntos