Cuarentena con mi amiga (Parte 4)

Cuarentena con mi amiga (Parte 4)
I

No lo podía creer, ¿Estaba soñando o realmente me dijo que me quería chupar la pija? 
Ahora yo estaba paralizado, sin poder comprender la situación que estaba viviendo. 
Yo- ¿E-e-en serio? 
María- En serio. 
Lenta y sensualmente se acercó hacia mi cama. Se subió a la cama y gateo unos pasos. 
María- Viendotela así me dan ganitas de comertela. 
Paró un segundo para apreciar mi verga, mordiendose el labio. Dio unos pasitos más y llegó a mi nivel, dejando su boca a centímetros de mi oreja. 
María- Además... Te tengo que mostrar de dónde salió esa fama de petera. 
Impresionante. 
Con una sonrisa de oreja a oreja acepté su propuesta y sellé el trato con una amasadita de cola. 
María- primera vez que me tocas el culo... ¿Qué tal? 
Yo- Estoy en el cielo divina. 
Pensé que me iba a besar, pero para mi sorpresa sus labios fueron directo a mi cuello, el cual comenzó a chuponear con lujuria. Estuvo así unos segundos y luego bajó a mi pecho, al cual le regaló un trato similar. 
María- Hace tiempo que no como pija, me estaba empezando a dar hambre. 
Bajó nuevamente, ahora besando más cerca de mi ombligo. 
María- Así que hoy te toca a vos alimentar a esta perrita. 
Continuó bajando, besando la zona de mi pelvis, acercándose cada vez más a mi verga. 
María- Gozalo...
Y ahí llegué al paraíso. 
Sentí por fin la calidez de su boca envolviendome la pija, enfocándose en la cabezita y haciendo círculos deliciosos con la lengua. 
Después de aquella mítica mamada de despedida de Inés no creí que nadie en esta vida me iba a petear como ella, pero tampoco creía que algún día me estaría cabezeando la preciosidad de María. 
La chupaba con una devoción inigualable, cerraba los ojos y succionaba el glande con una cara de satisfacción que me hacía derretir...y cada tanto alzaba la mirada para encontrarse con la mía, sabiendo perfectamente que yo no perdía un momento de esa imagen y aprovechando nuestro contacto visual para tragarsela por completo y gemir como la mejor puta que vas a tener en tu vida. 
María- ¿Hace cuánto que no te comen la poronga? 
Seguí gimiendo por su trabajo. 
Yo- ¿Querés saber en serio? 
Cabeceó rápido un par de veces y se la volvió a sacar, hilitos de saliva conectaban mi pija a sus carnosos labios. 
María- Quiero saber cuanto se desperdicio esta carne. 
Yo- Bueno... La verdad no hace tanto tanto... ¿Te acordás cuando me dejó Inés? 
María- Me acuerdo, ¡no me digas que garcharon antes! 
Yo- Hmmm, bueno... No. Después de cortarme el rostro se apiado de mi alma y me hizo un pete. 
Mientras decía esto ella me succionaba la pija con maestría, y cuando escuchó eso último pareció subir la velocidad y esmerarse más. 
María- ¡No jodas! Te la chupó como ex novia. 
Yo- Me regaló una lustrada de pija descomunal... Nunca me la había chupado así. 
María- ¿Ah si? ¿Y este pete qué tal? ¿Soy linda chupapijas? 
Se la tragó completita y alcanzó a lamerme los huevos, me estaba dejando la verga baboseada con amor. 
Yo- Sos un sueño hecho realidad putita. 
Con eso bajó la intensidad y comenzó una sesión de lamidas por todo el largo del mástil, cada una culminando en un húmedo beso en la puntita. 
Un beso. 
María- Y me imagino que se tragó la leche - otro beso - seguro queres que yo también me tome toda. 
Yo- Sí por favor - entre gemidos - dame el gusto.
María- disfrutalo ganador. 
Comenzó su acto final. Chupadas al glande cortitas y veloces acompañadas de un experto movimiento de mano que pretendía hacerme explotar. 
Para ese momento mi cara estaba completamente desfigurada por el placer, intentando en vano estirarlo lo más que pude, pero esa boquita era más poderosa que yo y tras unos segundos no pude resistir el extasis del orgasmo. 
Sin nunca despegarse de mi verga cada chorro fue a terminar en su garganta junto a un gemidito delicioso que solo alimentaba las ganas de repetir. 
Exhausto caí rendido en mi cama, mientras María (que aún saboreaba un poco de semen) se levantaba para irse. 
María- Hasta la próxima. ;) 

II

Una semana más pasó sin mucha actividad. De la misma forma en que no se mencionó el incidente en que la vi hermosamente jugando con su conchita parecería que María tampoco quería que se hable mucho del incidente en que se prestó para comerme devotamente la pija. Atribuyendolo a una simple calentura de su parte en el correr de los días no me animé a nada, ni siquiera a darle una linda agarrada de culo, aunque su constante paseo semidesnuda me hacía añorar el tacto de esa manzanita todos los días. 
Un día, mientras María se encargaba de las compras de la casa, terminé de limpiar la cocina y me senté a relajarme en el sillón. Luego de buscar y buscar entre la selección de Netflix me cansé de perder el tiempo y elegí aquella Evil Dead que tanto había recomendado María; en un principio los logos del comienzo me trajeron un recuerdo de esa paja frustrante que me proporcionó María aquella vez, ya que ahí habíamos pausado la película, y con el recuerdo no pudo evitar hacerse presente la calentura. 
Casi como un regalo de los dioses, en ese instante apareció mi amiga en la puerta. 
María- ¡Llegué!
Se escuchaba el sonido de las bolsas moverse. 
María- ¿Qué andas Haciendo? 
Se acercó y revisó la pantalla de la tele. 
María- ¡owww! Que lindo, estas mirando la que te dije... Y owww, ¿Qué tenés ahí? 
Preguntó señalando a mi entrepierna. 
No me dejó responder y continuó. 
María- ¿Estabas pensando en algo rico? 
Yo- Jajaja - respondía nervioso - supongo que la película me recuerda algunas cosas. 
Ella se acercó con sensualidad tras dejar las bolsas a un lado 
María- ¿Si? ¿Te recuerda a mi cuerpito desnudo? 
Yo- Exactamente. 
El bulto en mi pantalón crecía mientras más se acercaba esta pendeja putita. 
María- Pero seguro no te gustó como te dejé ese día... Igual ya te diste el gusto con esta petera... ¿O todavía querés más? 
Decía mientras su mano subía por mi pierna, llegando a tocar mi verga por encima del pantalón. 
Yo- Q-quiero más por favor... 
Al escuchar esto se levantó de un salto y comenzó a reír, yendo con un bailecito alegre hacia las bolsas que había dejado inatendidas. 
María- ¡Perfecto picarón! Porque hoy tenía planeado algo muy rico. 
Revolvió entre las bolsas un ratito y de una sacó algo que no distinguí. Se volteo para enfrentarme nuevamente pero escondió sus manos tras su espalda. 
María- Hoy haciendo las compras me desvíe un poquito porque se me ocurrió hacerte un regalito... 
Entonces reveló el contenido de sus manos, una bombachita roja diminuta. 
María- ¡Ta-Da! Pensé que hoy me podría poner esto y sentarme a chupartela todo el día... 
No pudo haber dicho eso, ¿Qué pasó desde el momento en que Inés me dejó desnoviado que mi suerte cambió tan para bien? Sea lo que sea no había forma de que me queje. 
María tomó mi sonrisa como confirmación y se cambió ahí mismo. Primero reveló una imagen a la que ya estaba acostumbrado, sus piernas desnuditas y su conchita cubierta por la tela negra de la tanga, pero luego dio la vuelta y comenzó a desprenderse del resto, meneando deliciosamente la cola y haciéndome querer mandarme de lleno entre esas nalgas. 
Después del pequeño striptease se colocó la nueva bombachita y caminó hacia mi, y acomodandose a mi lado en el sillón de rodillas sacando culo posó su cara en mis piernas. 
María- Sé que te gusta la idea... Así que la otra sorpresa te va a encantar... 
Yo- ¿Qué otra sorpresa mi vida? 
María- Shhh, todo a su tiempo casanova, ahora es hora del pete. 
Me bajó el cierre y descubrió mi pija. 
María- Mmm, esto es lo que quería ver. 
Sacó mis huevos por completo y les pasó la lengua, continuó la lamida por el tronco y antes de llegar a la punta cambió de dirección, dando una, dos, tres vueltas arriba y abajo por mi pene hasta que finalmente dio atención al glande. Dio unas vueltitas alrededor de la cabeza con su lengua y se la metió entera. 
Yo- ¡Ay dios, que rico la puta madre! 
Dejó la enteridad de mi verga adentro y rozando su garganta, acumulando mucha saliva que se sentía calentita recorriendome la hombría. Estuvo unos segundos más aguantando y se la sacó en un suspiro, goteando babita por toda la parte baja de su cara. 
María- Ponete cómodo, mira la tele o algo, porque hablo en serio que hoy te peteo hasta la noche... Quiero mucha lechita. 
Le sonreí y bajé su cabeza hacia mi pija para seguir gozando. 
Así estuvimos una horita, ella cabezeando con devoción y yo buscando algo para mirar (si no podía encontrar algo antes menos ahora que tenía una pendeja goloza pegada a la poronga). Disfrutábamos de la compañía del otro en silencio pero minutos después de esa primera hora mi putita volvió a hablar. 
María- Me puse esta bombachita para que te deleites con mi colita, hoy es toda tuya y la podes tocar si queres... 
Tenía muchísimas ganas de agarrarle bien el culo desde que se sacó el pantalón, pero por alguna razón no me atrevía a jugar con ella sin su permiso. 
Ahora estaba toda a mi disposición y no iba a perder esa oportunidad. 
Yo- comé putita que te gusta. 
Llevé su boquita de nuevo a mi verga y comencé a guiarla con mi mano derecha. Con la que sobraba me gocé amasando el culito hermoso que tenía frente mis ojos, un minutito le daba mimos a la nalga derecha y otro minutito a la nalga izquierda, culminando cada minuto con una sonora nalgadas. 
Que puta deliciosa. 
Continuó esta faena hasta la noche, pete, nalgadas y apretujadas de cola, con un que otro minuto que se me permitió cojerme esa boquita con ganas. Pero como lo bueno, el día debía terminar.
María- ¿Estás listo para darme de comer? 
Yo- Aprontate divina... 
Me masturbé en su carita y en unas sacudidas comencé a descargar. Cuando notó el clímax se volvió a meter la cabecita en la boca y tomó como una beba. 
Un ratito quedamos rendidos, con ella descansando sobre mi verga babeada. 
Que perra que se veía. 
María- Muy rica otra vez. 
Me besó la pija. 
Yo- Bo... ¿Y qué era la otra sorpresa? 
Ella sonrió. 
María- decidí que voy a ser tu peterita de cuarentena. :) 

III

Conforme continuaba la cuarentena se hacía evidente la monotonía de la casa, claro que era muy divertido convivir con María todo este tiempo, pero comenzaba a hacerse notar el deseo de salir. 
Por esto una noche decidimos salir un poco en la clandestinidad a dar un paseito nocturno por la playa. 
La brisa y la desolación pandemica creaba un ambiente bastante romántico entre nosotros. 
Luego de caminar unas cuadras, alejándonos de nuestra bajada, nos sentamos en las dunas a observar el movimiento del océano. 
Yo- Bo... No quiero sonar como un degenerado, ¿pero cómo va a funcionar esto de la peterita de cuarentena? 
Me miró y reímos. 
María- No te hagas ilusiones, acá no es que me llamas y yo me agacho eh... Cuando a mi me de ganitas yo te aviso y te como la pija, ¿te sirve eso? 
Yo- ¿y vos qué crees? Jajaja 
Seguimos conversando un poquito más, de las mismas boludeces de las que hablábamos cuando la perrita no estaba saciando su sed de semen. 
María- Bo, ahora que te comí la verga, me viste desnuda, me amasaste todo el culo... Asumo que tenemos una confianza bastante buena ¿no? 
Yo- Y obvio que si, sos tremenda amiga para mi... 
María- Entonces concédeme esta y curame la curiosidad... ¿Qué fue lo que pasó con Inés? 
No podía estar preguntándome esto, pero bueno, creo que ya no habría mucho problema con confesar. 
Yo- Jajaja, ¿querés saber en serio? Bueno... Inés estaba muerta de celos desde que apareciste vos boluda. 
María- ¡No jodas! ¿Tenía que ver conmigo esto? 
Yo- Sí, la mina estaba segura de que estábamos en algo nosotros... Y bueh...alguna vez me cachó mirándote un poquito. 
María- Jajajaja, así que fue culpa mía que te quedarás sin novia... 
Yo- Y... Más o menos jajaja. 
Nos quedamos callados. 
María- Creo que te mereces una chupadita... 
Yo- ¿Acá en la playa? 
Comenzó a desabrochar mi pantalón. 
María- Algo especial te tengo que dar ahora que me decís eso. 
Tomó mi pene y lo masturbó unos segundos, mi hombría no tardó en responder teniendo sus palabras rebosando en mi mente. 
Cuando endureció por completo bajó a chupar, la babita de María se sentía hermosa al contacto del viento, y esto sumado a estar sentado en la playa mirando las olas creaba un momento en mi vida que nunca olvidaría en la vida. 
El sueño del pibe, un pete en la playa... Y por una pendeja absolutamente increíble como María. 
María- Recostate, te tengo una sorpresita. 
Me empujó hasta que comprobó que todo mi cuerpo estaba apoyado en la arena. Cuando lo logró se levantó un segundo y se quitó la calza y la tanga. 
María- Te voy a dar el gusto de sentarme en tu cara. 
Dios mio. 
Preparé mi rostro para pasar por las puertas del paraíso, cuando posó sus piernas a cada lado de mi cabeza no me contuve y la tomé de las nalgas, para atraer su jugosa conchita a mi cara. 
Por fin estaba degustando a mi putilla compañera, y realmente era un sueño hecho realidad, pero cuando no creí que se pondría mejor, mi amiguita volvió a prenderse a mi pija. 
Yo- ¡Por dios como me encantas putita! 
Estuvimos un momento disfrutando de un 69 indescriptible, yo desesperado por los jugos de su cuevita y ella degustando mi poronga como solo ella sabía. 
Cuando repentinamente dejó su tarea y habló entre jadeos. 
María- ¡Que rico dios mio! - gimió - ¡llévame a casa! 
Yo- pero acá estamos bien mamita... 
María- ¡Llévame a casa que me quiero sentar en esta! 

4 comentarios - Cuarentena con mi amiga (Parte 4)

Pitujaro
Espero la continuacion con ansias bb
SanchoPanza1234
Sirven pah algo los regalos?
Pitujaro
@SanchoPanza1234 la berdad no se bb
crear_1
+10..!!!
Se pone muy bueno...
Llevala nennneeeee... llevalaaaaaaa...!!!
leloir2010
Te va a dar lo que tanto pedias, cojerla.Exelente post y segui contando
SanchoPanza1234
Gracias! Ahora en un rato continúa 😎
Dr-Dalessio
Esta excelente esta saga hasta ahora dejé 10 en todos buenísimos