La Tetona ( . )( . ) mujer de mi amigo😈8

Pasaron unos segundos y ella, por inercia, seguía tocándose el coño.

- No has acabado - dije.
- No - dijo ella.

Me incorporé, me limpié con una servilleta que había en la mesa baja y dije poniéndome de pie:

- Vamos a acabarte...
¿Qué? - dijo ella sacando la mano de las mallas...


- Lo que oyes, tienes que correrte.
- Ah, es que ese no era el trato ¿no? - dijo sorprendida.
- Ven aquí.

Y me acerqué donde ella estaba.

- ¿Qué haces? - preguntó mientras la cogía por las axilas y la atraía hacia mí en el sofá.

Yo todavía tenía la polla algo dura, cabeceaba con Eva frente a mí. Y más viendo cómo se balanceaban sus tetas a un palmo de distancia. Me puse de pie frente al sofá y la puse en el filo del mismo.


La Tetona ( . )( . ) mujer de mi amigo😈8

- Quédate sentada, no hagas nada más. No te preocupes que será rápido.

Me miró sin saber qué hacer o decir. Estaba descolocada. Entonces me coloqué detrás de ella. Es decir, estaba ella sentada en el filo, echada adelante, tal y como yo la había colocado, y yo me encajé detrás, inclinado ligeramente hacia delante, tras su espalda. Acerqué mi boca a su nuca, y con su oído a unos centímetros, como en la barra de aquel pub, le dije:

- Quédate quieta que te voy a acabar.
- Pero qué...? - empezó a decir muy bajo.

Entonces con mi mano izquierda le sujeté parte del pelo, y la derecha bajó hasta sus mallas. Al principio se asustó un poco, sorprendida.

- Chiissssst - le susurré-. Quieeetaaaa.

Con mis dedos de la derecha levanté un poco las mallas a la altura de su ombligo y de un tirón metí la mano buscando su coño. Lo toqué rápidamente y la mano se me empapó de flujo. Estaba ardiendo. Además le rocé las tetas con el brazo, ella intentaba apartarlas con sus manos, pero era imposible que yo no rozase esos dos fenomenales pechos. La polla comenzó a endurecerse de nuevo. Ella dijo mi nombre al menos tres veces, en señal de que parase probablemente. Pero yo ya tenía mis dedos en su coño, jugando con sus labios menores y mayores. Era excitante, no veía su coño, pero lo palpaba que daba gusto. Miraba hacia abajo desde mi punto de vista y veía sus dos tetazas levantándose por su respiración agitada, comenzó a gemir y aproveché para recrearme en su clítoris.



tetona



 Así me gusta, te vas a correr con mis dedos en tu coño, Eva - le susurré.

Ella ladeó la cabeza hacia el otro lado donde yo tenía mi boca y le metí los labios en su cuello, saqué mi lengua y relamí.

- Qué coño tienes... este es el coño que tiene abandonado mi amigo, no? Pues te vas a correr rápido. Ahora verás.

Y empecé a mover los dedos de forma vertiginosa. Yo había tocado la guitarra de adolescente, y lo había dejado ya, pero conservaba la agilidad en el movimiento y en la rapidez, jeje. Así que pronto tuve a Eva agarrándose con las manos a mis brazos y diciendo: Rober, Rober... no, no.

Y yo le decía que sí, que tenía que correrse, que no había vuelta atrás, y que cuando se corriera me iba a llevar mis dedos a mi boca para probar su coño, y luego a la suya.

Empezó a gemir con fuerza. Yo aproveché para asomarme un poco por encima de sus hombros y le solté un salivazo en el canalillo de las tetas, ella ni se dio cuenta, con los ojos cerrados estaba. Quería apretarle las tetas, pero preferí dejarlo para otra ocasión, quería que esta zorra se fuera corrida pero con ganas de más. Quería romper la barrera infranqueable que me había puesto desde hace meses, sólo eso. Y tenerla a mi merced para la próxima semana.

- Córrete, córrete como una auténtica puta - le solté mientras veía cómo mi saliva le corría teta abajo...
Entonces empezó a estremecerse y a apretar los muslos y mi mano. Yo tiré un poco más fuerte de su pelo y acerqué mi boca a su cara y le mordí con los labios en el cachete, que se lo dejé mojado de saliva también.

Mientras se corría de forma intensa y en silencio y me apretaba la mano en su coño le solté en un susurro.

- Así me gusta, así me gusta... - y le lamí todo el cachete con la lengua.

Me fui apartando hacia atrás, poco a poco, le solté el pelo y saqué mi mano de las mallas, me recosté en el respaldo del sofá. Ella se quedó sentada, gimiendo aún, recuperando la respiración. Cuando giró un poco el cuello para mirarme tenía los ojos entrecerrados, como si acabara de despertar. Aproveché para meterme los cuatro dedos de mi mano derecha en la boca y saborear su coño.

- Qué bueno sabe tu coño.
Y le acerqué la mano a la boca, ella no la abrió pero yo le restregué los dedos por ella.

- Ahora vístete y vete - le dije mirandola serio.

Ella se levantó y empezó a vestirse sin decir nada. Estaría confundida de nuevo. Yo me puse los pantalones y ella entró un momento en el baño para arreglarse el pelo y estar decente para su vuelta a casa, jeje.

- Adiós - dijo mientras se dirigía a la puerta.
- Espera - dije mientras me acercaba-. Ahora otra vez me debes una. No sabes lo burro que me pones cada vez que te corres.

Se giró, abrió la puerta y se fue. Al día siguiente nos veríamos. Había quedado para cenar en su casa.



Pasé el domingo haciendo cosas en casa y descansando de la corrida que me pegué frente a Eva, jeje, recuperándome. A veces, por la noche, me llevaba la mano a la cara y me olía a su coño. No me había duchado en todo el día del domingo, así que seguí rememorando el olor de su coño mientras me llevaba los dedos a la nariz. Me duché media hora antes de salir para su casa.

A eso de las ocho de la tarde llamé. Me abrió Raúl y nos saludamos efusivamente. Por un momento llegué a sentirme un poco... no culpable, pero sí extraño por lo que había pasado con su mujer el día anterior. VOlví en mí cuando entré y él me ofreció una cerveza.

Nos sentamos en el sofá y volvió a decirme que la cosa estaba muy mal en su empresa y que pronto tendría que ir a no recuerdo donde a trabajar, quizás en Enero, con lo que conllevaría venir quizás solo algunos fines de semana.
Lo lamenté, pero por dentro, en cierto modo, eso me daba más cancha para tratar a Eva. Como no veía a Eva ni al peque por ningún lado le pregunté por ellos.

- Eva está en el cuarto del niño, estará jugando con él y leyendo el libro ese.
- Qué libro?
- Ese, el de Grey, que se lo ha dejado una hermana.

SOnreí y le dije a Raúl que ese libro había cambiado el modo de ver y degustar el sexo de muchas tías. No lo he leído pero eso me habían contado. Así que le comenté que sería una buena opción que Eva se empapara de eso, de los jueguecitos que salían en el libro ese...

- Todavía no has podido terminar en...? - empecé a preguntarle.
- Qué va, tío - me dijo-. A este paso me corro antes en la boca de Susana que en la de ella - dijo muy bajito.

Susana, os recuerdo, era su compañera de trabajo.

- Ea, pues así practicas, jaja - solté.

Él rió.

- Hay algo nuevo con ella? - le pregunté.
- Nada, pero después del puente de diciembre... seguro que me tengo que quedar de nuevo hasta tarde... y ella igual.
- Vaya... - sonreí -, a ver qué pasa entonces, me lo tienes que contar.
- Por una parte, ya sabes, no quiero que pase nada - dijo de nuevo bajando la voz-, pero por otra...
- Ya, estás que te mueres de ganas.
- Eso.
- Te entiendo - le dije - a todos nos gusta el morbo.
- Oye, Rober - me dijo-. Lo que pasó el otro día...
- Ya, ya - le dije-. Estábamos borrachos, ya lo hablamos por teléfono. No te preocupes. Mira - y me acerqué a él poniendo el MODO Confesión - lo que tú y Eva queráis hacer no es cosa mía, pero si alguna vez, quieres que participe en la medida que quieras en algo vuestro... dímelo, somos amigos.
- Qué dices? - preguntó asombrado.
- Joder, Raúl, me refiero a que el otro día Eva estaba dispuesta a hacerte lo que sea delante mía. Y yo sólo iba a miraros. Y tú también estabas excitado. Me refiero a eso.
- Ah - dijo un poco sorprendido y pegandole un trago a la cerveza.
- Ya lo sabes.
- Bien, lo tendré en cuenta, jaja, nunca se sabe lo que puede provocar el alcohol, jaja.

Sólo ese comentario suyo me puso cachondo, pensar que alguna vez podría contárselo a Eva, o proponerle que yo les viera hacerlo, o a ella chupándole la polla... Era una puerta que no quería cerrar en absoluto mientras yo tenía lo mío con Eva...

- Y después de esto... voy a saludar a tu mujer - me levanté y entré pasillo abajo.

Llegué a la habitación del peque, que se había quedado dormido. Y Eva, echada en un lado de la cama, leía las 50 sombras de Grey.

- Hola - dije bajito.
- Ah, hola - dijo ella.
- Qué lees?
Y me mostró la portada.
- uuuhhh, ese libro pone, no?
- La verdad... es que sí - dijo sonriendo.
- Igual aprendes cosas...
- No sé yo, pero da... seguridad en el sexo, creo.
- Y juegos.
- Sí - dijo ella.
- Me encantan los juegos - dije mirándola a los ojos.

Ella levantó la vista y se cruzó con mi mirada.

- A mí seguro que empiezan a gustarme.
- Eso está bien...
- Ya vamos a cenar?
- Estamos bebiendo cerveza. Te traigo una?
- No, ahora voy, acabo este párrafo y voy.
- Vale.

No quise hablarle de nada del día anterior, además Raúl estaba cerca. Parecía como si no hubiera sucedido, al menos no noté nada raro en ella. Igual se estaba acostumbrando a lo que yo le daba, y a cómo se lo daba.
Luego seguimos charlando los tres, de la posible marcha laboral de Raúl y algunas cosas del día a día, además de películas, música y temas así.

Al acabar de cenar pasamos al sofá, y cuando íbamos a poner una peli Raúl dijo que le había venido su momento all bran y que iba al baño, jeje. Me senté en mi sitio y Eva a mi izquierda. Aproveché para hablarle en voz baja:
- Hoy no has bebido.
- No - dijo cogiendo el libro de grey, se lo había traído al sofá y estaba enganchada.
- Estás satisfecha de lo de ayer.
- Tú crees? - dijo mirándome y poniéndome una cara de guarra tremenda.
- Es posible que no entonces.
- La verdad - dijo apartando el libro e inclinándose sobre mi cara- es que estoy muy cachonda. Este libro me pone cachonda, y desinhibe mas que el alcohol, o casi lo mismo. Así que voy a seguir leyéndolo, y luego la segunda parte, y la tercera...
- Me parece genial - le solté acercando un poco mi boca a la suya.
Ella se alejó un poco para que nuestros labios no se tocaran.
- Y sabes qué? igual luego le pido a tu amigo que me folle como hacen en este libro.

No dije nada.
Se oyó la cisterna en el baño, Raúl estaría a punto de salir. Entonces cuando cesó el ruido de la cisterna Eva añadió:

- O igual te pido a ti que me hagas algo, quién sabe... todavía te debo que te corras como tú me pajeaste ayer... - añadió mirándome para luego apartar la vista y hundirse en su lectura.





trola




Continuará...

4 comentarios - La Tetona ( . )( . ) mujer de mi amigo😈8

sebisexx +1
Que rico post bb, te pasaste me dejaste con la verga bien dura amor, +10 y toda mi leche
gust7387 +1
muy bien como va aflojando poco a poco
Si-Nombre
Excelente muy bueno gracias por compartir