Mis vecinas. Capítulo 6

Mis vecinas. Capítulo 6

Esta es la historia de Juan Manuel, un hombre que descubre que la vida sexual de sus vecinas es sumamente activa y disfruta viéndolas mientras ellas viven excitantes momentos junto a diferentes compañeros. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

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Capítulo 6: La ventana perfecta
   - ¡Ay sim! ¡Que rico! ¡Delicia!- Gritaba Yanela mientras yo me la cogía como bestia sobre su cama.
   Esa tarde el encuentro fue planeado, bajé por escalera para no encontrarme a nadie en el ascensor y ella me espero semi desnuda con el aire acondicionado prendido. Lo único que no cambió fue la calentura que me generó el verla en ropa interior y el que me chupara la pija ni bien entrar a su casa. Era una pendeja muy calentona y que sin dudas tenía muchas ganas de que me la cogiera y yo no iba a desaprovechar la oportunidad. Ese segundo encuentro se dio tan solo tres días después del primero y parecía que iba a ser el segundo de muchos.
   Estos encuentros que se empezaron a dar con bastante frecuencia hicieron que el sexo con Antonella se viera reducido nuevamente. A pesar de que no llegamos al punto de no hacerlo por varias semanas, pasamos de tener sexo casi todos los días a hacerlo cada cinco o seis días, algo que a ella le llamó la atención. “Obvio que me calentás mucho mi amor. Pero el calor me deja muerto y estoy laburando mucho últimamente” le mentí un viernes a la noche pues ese día Yanela me había cabalgado como loca durante diez minutos hasta sacarme toda la leche. Mi novia me seguía gustando mucho y la amaba como a nadie en el mundo, pero la experiencia de hacerle lo que sea a la chica brasileña de veinte años era algo que no iba a desaprovechar.
   Desde entonces dejó de importarme cruzármela en el solárium o en el palier del edificio y de hecho comencé a disfrutar dichos encuentros. La primera vez que nos encontramos los dos con Anto en el ascensor ella apreció ponerse incómoda, sin embargo yo le sonreí y a pesar de que el viaje fue de solo tres pisos, no dejé de mirarla en ningún momento. En la pileta ella seguía provocándome con sus prendas hermosas que dejaban ver mucha piel y yo aprovechaba para deslumbrarme con su cuerpo perfecto. Pero lo que más esperaba era el mensajito de ella que me indicaba que ya estaba en su casa y que quería que fuera para cogérmela como loco.
   Cuando arrancó Marzo Yanela comenzó la cursada de materias y nuestros horarios dejaron de coincidir. Subir al solárium ya no era un programa tan atractivo por lo que dejamos de cruzarnos tan seguido y nuestros encuentros amorosos se convirtieron en algo de una vez cada diez días como mucho. “Tengo muchas ganas de que me vuelvas a coger” me escribió por Instagram un martes a la tarde que yo estaba en el trabajo. Es que además de todos esos inconvenientes, uno de mis compañeros de trabajo se había ido y ahora tenía el doble de cosas que hacer, por lo que el tiempo escaseaba.
   Durante ese mes también creció nuestra relación con Guillermina y Patricio, nuestros vecinos del quito piso. Solíamos hacer al menos un encuentro de parejas una vez por semana aprovechando que vivíamos en el mismo edificio y enseguida entablamos una excelente relación. Él seguía siendo más bien callado, silencioso y reservado, mientras que Guillermina te abrazaba y te tocaba en cada oportunidad. De golpe empecé a verla con otros ojos y a pesar de que era algo que solo vivía en mi mente, el hecho de que comenzara a calentarme me preocupó. “¿Qué onda con mis vecinas que están todas buenas?” pensé y después me reconforté al recordar que al menos seguía viviendo en el edificio la señora Fernández de noventa años.
   - ¡Ay! ¡Estás yendo al gimnasio!- Me dijo Guillermina luego de rozar mi brazo y darse vuelta para agarrarlo y comprobar que mi bíceps estaba entrenado.
   Obviamente su comentario y su mano me agarraron de sorpresa por lo que ni bien vi que Patricio entró en la habitación, me alejé de ella. “No te hagas problema, abraza y toca a todo el mundo” me dijo él sonriendo al ver mi cara de susto cuando lo vi detrás de mí. Su novia salió de la cocina y yo me quedé con él preparando la comida y entonces me dijo algo que nunca pensé que alguien con esa personalidad me iba a decir. “Cuando estamos solos es igual, pero ahí soy yo el que le digo donde tiene que tocar” me confesó lanzándome un comentario que claramente tenía doble sentido.
   Ni bien le conté a Antonella lo que había pasado ella me dijo que estaba más convencida que antes de que en la intimidad, Patricio era el dominante. “¿Te imaginas que sean una pareja exhibicionista y quieren que los veamos cogiendo?” me dijo ella riendo y por alguna razón la idea me encantó. Le pregunté a mi novia que haría en caso de que eso sucediera y ella me contestó sin dudarlo que los vería teniendo sexo, que no tendría problema. Pero entonces recordé que en ese edificio ya vivía una exhibicionista y que era muy poco probable de que otras dos personas lo fueran. Aunque la idea de ver a Patricio cogerse con ganas a Guillermina me encantó.
   Hablando de Clara, no tuve la oportunidad de volver a verla teniendo sexo con alguno de sus amantes por la ventana. En realidad había dejado de mirar, pues mi cabeza pensaba más que nada en Yanela. Pero cuando me acordé de ella después de esa conversación con Anto, decidí volver a mirar por la ventana al día siguiente para desilusionarme al comprobar que esta estaba cerrada. Sin embargo, por alguna razón el destino estaba de mi lado, pues a los pocos días me la crucé a Clara en el ascensor y ella se ve que también había pensado en nuestro secreto.
   - Hace mucho que no te veo por la ventana.- Me dijo ni bien se cerró la puerta.- Se ve que estás entretenido.
   - No coincidimos.- Le respondí yo evadiendo su comentario.- Tengo muchas ganas de verte.
   - Mañana a la noche viene Rodrigo.- Me dijo ella refiriéndose a mi amante.- Llega a eso de las diez más o menos.
   - Mirá que justo. Mañana a la noche Anto sale a comer con unas amigas.- Le respondí yo sonriendo.
   - Entonces me voy a asegurar de dejar la ventana abierta.- Me dijo y se bajó del ascensor.

   Terminé de comer y apagué las luces para después sentarme frente a la computadora y esperar que llegara la hora pactada. Sabía que no iba a ser exacto, pues esas cosas no se pueden programar, pero decidí esperar el show de Clara y su amante reviviendo algún que otro viejo video de Anabella. La actriz porno que sin dudas se parecía a ella tenía la misma actitud salvaje y me calentaba de una manera increíble. En esa oportunidad el video era de ella con un chico algo más joven que supuestamente era su alumno y ella como buena profesora le enseñaba como complacer a una mujer. Sentada arriba del escritorio y con las piernas abiertas, recibía el oral de su alumno que a pesar de ser un supuesto inexperto, parecía tener muy buena práctica.
   Con la pija entre las manos y con el cuerpo caliente, decidí mirar por la ventana para darme cuenta que Clara y Rodrigo ya se encontraban recostados en el sillón y el show ya había comenzado. Ella estaba boca abajo, con la cabeza hacia mi lado y él se ubicaba sobre su cuerpo. El rostro de mi vecina apareció de golpe mientras que él le lamía el cuello y al comprobar que yo la estaba observando, me regaló una sonrisa para después volver a besar a su amante.
   La escena se fue poniendo cada vez más caliente a medida que el tiempo pasaba. El calor de finales de Marzo todavía seguía siendo fuerte y se notaba la transpiración de sus cuerpos que rozaban con cada movimiento. Ella se desprendió de la remera de él y se notó ese físico trabajado que tanto le gustaba a Clara y que justificaban el tener un amante. Rodrigo fue bajando con sus labios por el cuerpo de ella hasta casi desaparecer de la escena a excepción de su cabeza que apenas llegué a observar entre las piernas de ella. Clara aprovechó para sacarse la remera y el corpiño y apretarse con ganas las tetas mientras me miraba fijo a los ojos y se relamía. Rodrigo se deshizo de la tanguita de su chica y bajó la cabeza para darle placer con su lengua.
   Era evidente que a ella le encantaba como él la complacía con su boca y sus labios pues en cuestión de segundos cerró los ojos, se mordió los labios y se empezó a mover de manera eléctrica. Sus manos seguían firmemente sobre sus tetas pero las apretaban con mucha más fuerza y su cintura se elevaba y se bajaba a cada segundo. No podía ver con claridad lo que él hacía, dado el ángulo de mi visión, pero se notaba que a ella le fascinaba y que le daba muchísimo placer. Clara entreabrió los labios y lanzó dos grandes suspiros que a pesar de que no pude oír por la distancia, me los imaginé en mi cabeza.
   Rodrigo se levantó y fue subiendo por el cuerpo de ella, chupándole por varios segundos las tetas y llegando nuevamente a su boca. Clara lo besó y pensar en ese beso bien baboso y salado hizo que la pija me latiera de lo dura que estaba. “¡Mirá como te gusta el sabor de tu conchita!” pensé con una sonrisa mientras seguía viendo como ella le comía la boca con su mano en la nuca. Él se levantó del sillón y se paró frente a este bien contra la venta y Clara se arrodilló adelante suyo permitiéndome ver todo.
   La muy golosa agarró la pija bien grande y dura de su amante con la mano y se la metió directo en la boca. Comenzó a mover su cabeza hacia adelante y hacia atrás haciéndole un hermoso pete y él se dedicó a disfrutarlo parado y con una mano apoyada sobre la cabeza de ella. Clara se comía toda la verga de Rodrigo para después escupirla, pajearlo, lamerle la cabeza y volvérsela a meter en la boca y seguir saboreándola. Lo hacía de una manera increíble y se notaba su fascinación por la pija, algo que me encantaba.
   Minutos más tarde Clara se paró y le dijo algo a su amante al oído que él apreció aceptar pues sonrió. Entonces ella se acercó aún más a la ventana de frente y agachándose levemente apoyó los brazos contra el borde mientras que Rodrigo se paraba detrás de ella. La muy putita iba a coger bien de frente a mí, para que pudiera verla por completo y para que pudiera apreciar cada detalle. Elevó la vista y me miró nuevamente a los ojos mientras que su amante le metía su enorme pija en la conchita que debía de estar empapada.
   Rodrigo la tomó por la cintura y se la empezó a coger con ganas, haciendo movimientos más bien lentos pero intensos hacia adelante y hacia atrás. Su cuerpo chocaba contra las nalgas de Clara haciendo un ruido seco el cual parecía encantarle pues su cara era de placer total. La trolita me miraba todo el tiempo, sin separar sus ojos de los míos y con la boca entreabierta que lanzaba algún que otro gemido que llegaba a escuchar. Su amante aceleró el ritmo y entonces ella no se pudo aguantar la calentura, estiró una mano hacia atrás y la pasó el pecho de marcado de Rodrigo y bajó la cabeza cortando así nuestra conexión visual.
   Él aceleró aún más el ritmo de sus movimientos y se podía oír claramente como sus cuerpos chocaban y se golpeaban. Clara gemía como loca y seguía con la cabeza agachada mientras que su mano permanecía en el cuerpo de su amante que no frenaba ni un segundo. La sujetaba por la cintura con ambas manos y se notaba como sus dedos se clavaban con fuerza en la piel de ella. Mientras veía todo eso, me pajeaba como loco, casi a la misma velocidad en la que se movía Rodrigo, imaginando que era mi pija la que entraba y salía del cuerpo de ella.
   Clara se dio vuelta y fue nuevamente en busca de los labios de su amante mientras lo sujetaba de la cara. Lo fue llevando hasta el sillón para terminar sentado encima suyo y con sus tetas a la altura del rostro de su amante. El pibe posó nuevamente las manos en la cintura de Clara mientras que ella comenzaba a moverse aceleradamente, disfrutando de la verga de Rodrigo que ahora debía de bailar en su conchita empapada. La escena me encantaba y me prendía fuego. Mi cuerpo transpiraba tanto como los suyos y mi mano se movía a toda velocidad, tratando de disfrutar del sexo de la misma manera que ellos lo hacían.
   Ella pegó su cuerpo contra el de él y el rostro del pibe quedó hundido en las tetas de ella. Fue en ese momento cuando Clara volvió a girar la cabeza hacia mi lado y nuestras miradas volvieron a conectarse, provocando que mi mente estallara. “¡Ay sí! ¡Ay sí! ¡Me encanta!” comenzó a decir ella en el oído de él pero bien fuerte para que yo pudiera escucharlo, todo sin dejar de mirarme. Era evidente que sus palabras no estaban solo dirigidas a él, sino que también me hablaba a mí, pues quería dejarme en claro que le fascinaba que la estuviera viendo en ese momento. Su cuerpo se movía a toda velocidad, saltando y brincando sobre el cuerpo de su amante que como loco movía su cabeza por encima de los pechos de Clara.
   Mi vecina volvió a pararse y rápidamente se recostó sobre el sillón mientras que él se acomodaba encima suyo entre sus piernas. No tardaron en volver a coger como bestias, moviéndose aceleradamente, gimiendo con locura y brindándome un espectáculo increíble. Ella de vez en cuando alzaba la mirada y se aseguraba de que yo aún siguiera asomado y disfrutando del show. Rodrigo se la cogía a toda velocidad, moviendo la cintura hacia arriba y hacia abajo sin tener idea de lo que estaba sucediendo entre ella y yo.
   El pibe se acercó a su oído y le dijo algo que no pude escuchar pero que me imaginé, pues la reacción de ella fue casi instantánea. Empujándolo con fuerza se sacó al pibe de encima y los dos se levantaron del sillón para ella arrodillarse nuevamente en el piso y él pararse frente a sus ojos. Otra vez volvía a ver todo lo que ocurría y me prendió por completo ver como Rodrigo se tomaba la pija con una mano y se empezaba a masturbar frente a su cuerpo para terminar acabando como loco encima de sus tetas. La imagen del semen saltando de su pija y cayendo sobre el pecho de Clara me dio tal satisfacción que hizo que mi verga latiera y escupiera la leche que venía aguantando desde hacía bastante tiempo.
   Rodrigo desapareció de la escena casi al instante y ella se levantó y volvió a acercarse a la ventana para mirarme. En su rostro se reflejaba una expresión de putita complacida con una sonrisa de oreja a oreja que me encantó. Clara llevó una de sus manos a su pecho y con sus dedos empezó a esparcir por sus tetas el semen de su amante sin dejar de mirarme. Entonces se mordió el labio, alzó la mano enchastrada y me saludo con ella para después correr la cortina y dejarme solo mirando a la ventana que sin dudas me trasladaba a un lugar perfecto donde todo era placer.


SIGUIENTE


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5 comentarios - Mis vecinas. Capítulo 6

bromito +1
cada vez más excitantes tus relatos.. +10 espero ansioso la continuación..👍👍👍👏👏👏👏
HistoriasDe +1
Muchas gracias por los puntos y el comentario!
bromito +1
@HistoriasDe ojalá mis vecinas fueran así.. mamáaaa..
sobralargo +1
Que perfecto relato...Que magnífica saga!!! Gracias!!
sobralargo +1
que manera de masturbarme mientras leo...ya me estas convenciendo de mudarme a un dpto en serio!! jaja
HistoriasDe +2
Jajaja en todos los edificios hay chicas traviesas 😉
sobralargo +1
ya llamo a mi inmobiliario jaja
lenguafacil +1
esperando los siguientes capitulos
HistoriasDe
Gracias! Ya van a llegar!