Placer 2.0. Capítulo 8

Placer 2.0. Capítulo 8

Esta es la historia de Ailín, una chica católica de un pueblo con sueños y ambiciones de progresar para poder casarse con su novio, que va a descubrir un mundo nuevo en la ciudad, lleno de deseos y fantasías que van a poner su vida perfecta en jaque. Esta historia es ficción, eso no quiere decir que algunos hechos no sean reales…

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Capítulo 8: Desesperada
   A esa altura dudaba seriamente si mi relación con Gabriel no era más importante que mi relación con Gastón. Nos veíamos muy de vez en cuando y solo por computadora, pero cuando lo hacíamos conectábamos de una manera increíble. Obviamente era una conexión netamente sexual y virtual, pero era mucho más agradable que la que tenía con mi novio en ese momento, con quien me peleaba todo el tiempo. A finales de Junio la discusión fue clara cuando después de hablar por casi una hora le confesé que quería tener sexo.
   - Ya hablamos de esto Aili. Sabés lo que pienso yo al respecto.- Me dijo él tratando de hacerse el ofendido por video llamada.
   Pero poco le sirvió, yo estaba mucho más enojada que él y a pesar de que traté de explicarle que podíamos tener sexo porque ya sabíamos que nos íbamos a casar en un futuro, él seguía plantado en su posición y sin ganas de entender. Pero tras unos minutos de conversación se quebró y me admitió que no tendría problema en que nos tocáramos u otras cosas. Enseguida le dije que para las vacaciones de invierno iba a volver al pueblo y quería que experimentáramos algo de eso y él me dijo que sí, prometiéndome que me iba a tocar todo lo que yo quisiera.

   Antes de las vacaciones teníamos los exámenes y eso significaba tardes y noches largas de estudio, poco tiempo para pensar en otras cosas y apuntes por doquier. Para hacer lugar en la mesa terminé guardando la computadora en el placar lo que significaba que no la iba a volver a usar por más de que tenía muchas ganas. Desde mi último encuentro con Gabriel me moría por volver a tener otro igual. “Lo que hicimos la otra vez no fue ni parecido a lo del maestro y la aprendiza pero me encantó. Ya vamos a hacerlo bien y vas a ver cómo te va a gustar” me había escrito él un día y yo le contesté que me moría de ganas de hacer lo que él me proponía. Con la intención de tener una buena noche de calentura con mi amante virtual, yo hacía lo que me decía.
   La última semana de parciales nos juntamos con Josefina, Martina, Valerio y Agustín a estudiar y este último aprovechó cada oportunidad que tenía para hablarme, acercarse a mí o establecer algún tipo de contacto. “Te tiene las re ganas” me dijo Josefina a pesar de que yo me negaba y decía que solo éramos amigos. Pero tenía razón. Para festejar que habíamos terminado de rendir y que empezábamos las vacaciones nos juntamos en la casa de Valerio y después salimos a bailar y en medio del boliche Agus me sacó a bailar y me tiró la boca en dos oportunidades a pesar de que yo se la corrí.
   Sin embargo siguió insistiendo y cuando nos volvíamos en auto él se sentó atrás conmigo, me abrazó y me quiso besar el cuello a pesar de que yo no lo dejaba. Cuando Valerio me dejó en mi casa, él no me quiso soltar la mano y amenazó con bajarse ahí a menos que yo le diera un beso en el cachete. Cuando por fin acepté en dárselo Agustín amagó a correr la cara en dos oportunidades y al final tuve que sujetarlo para que no se moviera y darle el beso en el cachete que tanto quería. Recién ahí me dejó ir. “Ya me vas a dar ese beso” me escribió por mensaje segundos más tarde y yo le respondí con altura: “Seguí soñando”.
   Entré a mi casa y dejé el celular arriba de la mesada de la cocina. Tomé un vaso con agua y me senté en una silla mirando alrededor. La casa estaba completamente desordenada, sobre todo por la cantidad de apuntes que había en todos lados. Sin poder contenerme empecé a apilarlos y guardarlos en un mueble donde tenía cosas exclusivas de la facultad. Una vez que la mesa del comedor estuvo despejada saqué la computadora y casi en automático la prendí. Me quedé mirando la pantalla unos segundos hasta que reaccioné y abrí el skype. Sabía que no iba a encontrármelo a esa hora, pero quería saber si me había escrito algo.
   “Que ganas de que te conectes hoy así nos calentamos un ratito” me escribió a los dos días de tener nuestra última conversación. “Te mando un videíto que estoy seguro que te va a gustar. Tengo muchas ganas de alguna fotito tuya” decía el segundo mensaje a los 5 días y después había enviado un mensaje en el que se veía primero su cara y me mandaba un saludo para después mostrarme su pija bien dura y como se tocaba por unos segundos. “Mi aprendiz, me voy de viaje una semanita a Córdoba con mis amigos, cuando pasemos por Rosario voy a pensar en vos. Te mando un beso bien grande y espero verte pronto” escribía por última vez hacía exactamente unas horas, por lo que en ese momento debía estar durmiendo para levantarse al otro día para viajar.
   No pude contenerme, quería calentarme con él una última vez ya que en las vacaciones la computadora se quedaba en la ciudad y sabía que no iba a poder hacerlo. Estaba desesperada por volvernos locos nuevamente. “Si todavía no te fuiste de viaje, avísame si te podés conectar así nos despedimos antes de tu viaje” le escribí a las 5:30 de la mañana pensando que no iba a ver ese mensaje hasta dentro de algunas horas. Para mi sorpresa, Gabriel lo vio a los pocos segundos y mandó un audio. Sin dudarlo, lo escuché: “Que lindo recibir ese mensajito tan temprano hermosa. En una hora me pasan a buscar, si querés podemos hacer algo rapidito” decía y le puse que sí y él enseguida se conectó.
   “Cómo le va a mi rosarina favorita?” me escribió y enseguida le aclaré que no era rosarina. Él se rió y me preguntó que hacía despierta tan temprano y le dije que había salido a bailar con unas amigas y que volví con ganas de jugar un ratito. “Sos increíble” me escribió él y me preguntó que tenía puesto. Esa vez no le mentí y le confesé que tenía una calza muy apretada con una bombachita azul oscuro abajo y una remerita color celeste encima que me resaltaba mucho las tetas. “Como me encantan tus tetas. No sé qué me gusta más, si tu cola o tus tetas” puso Gabriel y entonces decidí mandarle una foto de cada una de mis partes para que se decidiera. Las fotos eran de la vez anterior, pero tuvieron el mismo efecto.
   “Qué cosa preciosa que sos mi amor. Me encantaría poder encontrarme con vos alguna vez y cogerte como nos cogemos por acá” escribió y para desviar un poco el tema le pregunté si lo habían puesto durito las fotos. Él me confesó que su pija se había despertado al ver mi mensaje y que se había puesto como loca después de recibir esas fotos. “Me imagino acostándome encima de tu cuerpo así como en esa foto que me enviaste. Besándote todo el cuerpo y dándote mis caricias” me escribió y enseguida me di cuenta que me estaba tocando pensando en él. Mi mano se había metido automáticamente adentro de mi calza y me daba pequeños masajes por encima de mi bombacha.
   “Me encantaría poder besarte las espalda mientras te voy rosando el cuerpo con mis dedos hasta llegar a tu cola y agarrarla con mucha fuerza” escribió Gabriel y enseguida sentí el calor de mi cuerpo incrementarse con sus palabras. No había video esta vez, el maestro decidió no mostrarse sin embargo las imágenes de él tocándose el cuerpo completamente desnudo y acariciándose su hermosa pija recorrían mi mente. “Te comería la cola con unas ganas tremenda, dándote muchos besos y pequeños mordiscones dejándote la marca de mis dientes” me dijo y lancé un risita tonta. Le envié una nueva foto de mi cola y él la alabó como a las demás y confirmó sus ganas de comérmela toda.
   “Pero lo que más me gustaría hacer es lamerte toda la conchita. Pasarte la lengüita por el clítoris hasta dejártela bien húmeda y después colarte un dedito” escribió el maestro y enseguida sentí como mi mano hacía presión por encima de mi bombachita. Él comenzó a describir con detalles todos los lugares por los que pasaría su lengua hasta dejarme completamente mojada y yo me excitaba muchísimo con solo leerlo. “Te agarraría bien fuerte de las piernas para no dejarte escapar y te succionaría el clítoris hasta que empieces a moverte como loca de placer” me dijo y mis piernas empezaron a temblar un poco. Siempre me había mostrado por video como haría las cosas que me iba diciendo, pero ahora no había video, por lo que yo tenía que imaginármelo y era tan excitante como antes.
   “Me calentás tanto!” le escribí yo de golpe al sentir que estaba completamente empapada. Él pareció emocionarse y me pidió que entonces le devolviera el favor. “Me encantaría acostarte en la cama, abrirte de piernas y bajar besándote todo el pecho hermoso hasta llegar a tu cintura” comencé escribiéndole y pude verlo recostado sobre mi cama. La tenía tan dura como siempre, completamente parada y esperando que yo me la metiera en la boca. “Te lamería toda la pija, desde la base hasta la punta. Después me la metería en la boca y comenzaría a chupártela mientras que con mis manos no dejo de tocarte” continué relatándole lo que haría con él y entonces me di cuenta que eso me calentaba muchísimo a mi también. “Que rico como me chupás la poronga hermosa. Tu boquita es tan perfecta” me respondió él y yo me sentí tan excitada que me terminé llevando un dedo a la boca para lamerlo como si fuese parte de su cuerpo. Yo seguí diciéndole las miles de cosas que le haría y en ese momento me di cuenta que Gabriel era un excelente maestro, ya que me había enseñado a la perfección el arte del sexo virtual.
   Pero él no podía aguantarse mucho tiempo, tenía esa actitud de dominante impregnada en sí y enseguida comenzó a describirme como me cogería como una bestia. “Me calentas tanto que no me puedo contener mi amor. Te pondría en cuatro bien a lo brusco y te la metería tan a fondo por la conchita que te haría gritar de dolor” puso él y simulando sus movimientos metí adentro de mi cuerpo un dedo. “Te cogería tan fuerte y tan duro que levantaríamos a todos los vecinos con tus gritos. Pero vos me pedirías más y más porque sé que te encanta mi verga” escribió Gabriel y yo enseguida le respondí “Sí, cógeme! Cogeme!”. “Yo te agarraría bien fuerte de la cintura mientras que te bombeo la poronga hasta el fondo. Y de vez en cuando te meto un chirlo en esa cola hermosa que tenés” siguió relatando y mi dedo se movía cada vez más rápido.
   “No podría contenerme y te levantaría de golpe para acomodarte contra el borde de la cama y yo pararme al lado tuyo. Te la meto bien adentro y mirándote a los ojos te empiezo a coger para ver tu carita de placer” escribió minutos después él y yo no podía más de la calentura. Gabriel estaba completamente inspirado, sin dudas era él quien describía la totalidad de la escena y yo solo emitía leves comentarios en los que indicaban lo mucho que me gustaba lo que estábamos haciendo. “Si cógeme!”, “Así bien duro” o “Dale métemela toda” era básicamente lo que yo escribía mientras él seguía calentándome con sus palabras. “Te la metería bien a fondo para hacerte gritar y hoy quiero que grites bien fuerte, quiero que te escuchen todos los vecinos” volvió a decir y entonces abrí la boca y comencé a exhalar leves gemidos de placer que con el correr de los minutos se irían haciendo cada vez más audibles.
   Después Gabriel volvió a indicarme que me pusiera en cuatro para cogerme nuevamente de esa manera. “Me encanta verte el culito mientras te cojo la conchita con fuerza. Te lo llenaría de sopapos hasta dejártelo completamente rojo y hasta marcarte el contorno de mi manos” siguió escribiendo. Nuestras conversaciones se convertían cada vez en algo más morboso y atrevido, algo que nunca pensé que podía llegar a pasarme. Durante el día yo era una santa, una puritana, pero de noche me convertía en una zorra desesperada por la calentura de seguir siendo virgen y me ponía como loca frente a sus comentarios. Me dejaba llevar por todo lo que mi maestro me decía, aceptaba todas sus propuestas y me prendía fuego de solo saber que estaba a punto de hablar con él. Estaba completamente anonadada por él.
   “Mi amor, en quince minutos me pasan a buscar y yo todavía no terminé el bolso. Qué te parece si te tragás mi lechita?” me escribió él y enseguida le dije que sí y Gabriel prendió la cámara. Pero esta vez no era fija, no era de la computadora, él me estaba hablando por el skype desde su celular, por lo que la cámara se movía junto con él. “Hola hermosa” me saludó al ver su imagen y nuevamente me mojé toda de solo poder observar su rostro hermoso. Fue hasta una silla y estirando su brazo posicionó la cámara entre sus piernas y su pija quedó en primer plano. “Como te la comería toda” le escribí y él me dijo que se estaba imaginando mi boquita divina en frente suyo al mismo tiempo que se empezó a pajear bien rápido.
   Gabriel acabó enseguida, largando leche en todas direcciones, llenándose de su propio semen su panza y sus piernas, algo que me calentó muchísimo al punto de comenzar a tocarme cada vez más rápido. Enseguida le pedí una foto de él, así de sucio con toda su leche y el maestro obedeció mandándome una imagen en la que se veía su sonrisa y todo su cuerpo cubierto de semen. “Te chuparía todo” le escribí pero él alegó que tenía que irse y después de saludarme rápido, se desconectó. Pero yo seguía caliente, no había logrado acabar por más que la conversación me había parecido terriblemente excitante.
   Fue entonces cuando tomé mi celular, descargué la imagen que me acababa de mandar y fue hasta mi pieza, me desnudé, me metí en la cama y me tapé entre las sábanas para comenzar a tocarme de una manera única. La foto de Gabriel sentado en la silla, con su pija entre su mano, su cuerpo lleno de su propio semen y su cara enviándome una sonrisa única, era algo que me prendía por completo. Los dos dedos que estaban adentro de mi cuerpo se movían a toda velocidad y sabía que estaba por llegar. Abrí levemente la boca y le empecé a pedir más, por más que sabía que era una foto lo que estaba viendo. “¡Sí Gabirel! ¡Cogeme! ¡Sí Gabriel! ¡Sí!” grité y de golpe sentí ese orgasmo hermoso invadir mi cuerpo para lanzarme una descarga eléctrica por todo el cuerpo. La sonrisa llegó enseguida a mi rostro.
   Me quedé rendida, completamente mojada y con una mano entre mis piernas. Con la otra todavía sujetaba el celular mientras continuaba observando la imagen de él totalmente desnudo y manchado con su propio semen. Por alguna razón esa imagen me volvía loca, me excitaba por completo. Acababa de tener un orgasmo increíble y los gritos se debían de haber sentido en varios pisos ya que no me había importado en absoluto disimularlos. De a poco me fui quedando dormida, mientras que mi mente seguía fantaseando con su pija, con sus abdominales, con su carita hermosa y con su semen.


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5 comentarios - Placer 2.0. Capítulo 8

CjC12 +1
Hasta yo tengo ganas de ir a Córdoba y pasar por Rosario...
HistoriasDe
Jajaja gracias por pasar!
masitasexxx +1
Muy caliente!!!! Quiero saber como sigue
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Muchas gracias! Ya falta poco
verdulero_audaz +1
woooooooooooooooooooooooooow que relato rochiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii jejeje😍😘
HistoriasDe +1
Gracias!!!
Morita015 +1
Ya quiero el próximo capitulo, llego muy mojada al final de cada uno siempre. Gracias!
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Ya llega, ya llega. Gracias por comentar!
BuenosAires2011 +1
Me gusto!! Quisiera que ella prenda la cámara de la compu..
HistoriasDe
La historia todavía no terminó y dentro de poquito sale la segunda parte!